Partida Rol por web

Veo a una chica que se acerca a dónde estoy, aunque no la conozco. Por lo que recuerdo, y como me confirma su insignia de color azulado, pertenece a Ravenclaw. Sonrío con un poco de timidez y asiento con la cabeza para indicarle que puede sentarse. Es raro, desde que he llegado aquí la gente me trata como a una más. No consigo acostumbrarme.

Me siento al lado de la chica de Griffyndor e intento entablar algo de conversación, siempre se le ve muy sola

Que tal, soy Helga -digo mientras le sonrío, quieres una rana de chocolate? le pregunto mientras saco un par de cajas de mi mochila.

Veo a Paul saludándome con la mano y le devuelvo el saludo con una gran sonrisa, luego me acercare a saludarles :)

Respondo con una sonrisa a Carol, cuando un chico aparece de improviso; y después aparecen otros uno por uno, hasta llegar a ser el grupo mas grande y diverso de los que pululan por allí. Por lo visto, todos son muy animados, y al escuchar preguntar a un chico por su libro perdido, me pregunto mentalmente ¿como serán las otras casas?. Tengo mi clan, mi tribu, y mi tótem. Pero la curiosidad es fuerte.

De entre mis mangas, el pequeño gato sale trepando hacia mis manos, y aunque lo acaricio mientras escucho, la curiosidad aflora. Y que sea el único Slyntherin, no va a opacar eso.

-Es curioso, aun que entiendo la mitad de lo que me dicen. Creo que no nos entendemos de todo. Mmm... ¿y si hacemos una demostración de lo que decimos?. Ya saben, de lo más fácil a lo más difícil.

Al ver que Billy comienza a hablar con Timmy y que a su vez una chica comienza a hablarle Paul se gira hacia ella y le saluda con una sonrisa.

- Hola Carol. Yo me llamo Paul y soy de Londres. Mi madre tiene una tienda de hierbas y pociones en el callejón Diagon y mi padre es auror.

Al ver que la chica se va quedando callada se extraña un poco. Será que no paro de hablar. Dejaré que hable ella ahora o me tomará por un plasta.

- Y tú, ¿de dónde eres?

Al ver que se acerca una chica pelirroja y saluda Paul hace lo propio con la mano.

- ¡Hola!

Miro desde la distancia como se han ido configurando los grupos, la verdad es que me gustaría hablar con ellos tan bien me aburro solo en este banco(y vuelvo a perderme en mis pensamientos)

Me fijo en el muchacho que está sentado solito( Bratt )y le sonrío con dulzura alzando la mano como saludo. Luego me acerco a el curiosa.

-¿Que haces aquí tan solito?-

Sonrio de oreja a oreja parece ser que hay gente mas que agradable en mi primer año.

-intentar no morir por el ridículo de antes supongo, digo algo sonrojado

-Yo... yo también soy de Londres- le digo a Paul, mientras me miro los zapatos unos segundos y hago acopio de valor para levantar la cabeza -Mi madre trabaja en el ministerio requisando objetos mágicos en el mundo muggle. Mi padre es cuentacuentos infantil. Trabaja con todo tipo de niños, enseñándole mediante historias- sonrío recordando a mi padre, es la persona a la que más quiero en este mundo -Ya ves, dos mundos opuestos, como son ellos. 

Mira hacia el grupito que hay formado y grita un poco para que se la oiga.

- ¡Con tanto ruído no te había entendido pero creo que te dirigías a mi! ¡Me llamo Emily Hornet encantada de conocerte chica de pelo moreno!- ( Dirigiendose a Caroline)

Lo mira curiosa ( A Bratt) y le sonríe

- ¿Por qué deberías morirte de vergüenza? ¿A caso has tropezado dos veces en el mismo sitio en menos de cinco minutos? ¿ Se te ha caído la caja de herramientas de tu papá sobre el trabajo manual que hacías? ¿O Te has caído desparramando todos los libros por el suelo delante de muchos chicos de cursos superiores?-

Le tiende la mano para que este se la coja

-La vida es demasiado corta como para morir por vergüenza, mejor vive de la risa que te provoca.-

Después de reír un poco lo mira y pone un dedo sobre sus labios pensativa

-¡Se me olvidaba! Me llamo Emily, Emily Hornet aunque lo he gritado antes así que supongo que ya lo sabes-

Ríe un poco mas. De repente una gata color negra le ronronea acariciandole el costado a Bratt

-¡Y esta es Pervinca, mi gatita!-

Mira a Emily anonadado, como rechazar la mano de alguien tan dulce? Casi por instinto extiende su mano para agarrar la de Emily, la nota suave y cálida y una sonrisa mezclada con rubor se refleja en su rostro, después de un rato mirando aquellos preciosos ojos verdes que lo miraban curiosos, se da cuenta que lleva un rato agarrando la mano de Emily, y sin decir nada¡¡¡¡, me pongo aun mas rojo pero no consigo apartar la mirada de sus ojos sin duda es una chica magnética, sonrio de nuevo torpemente y le digo:

-Tienes razón¡¡ me llamo Brat, acaricio con la otra mano a Pervinca y me dispongo a dejarme arrastrar por ese torbellino pelirrojo llamado Emily

- ¡Qué suerte tienes Carol! responde Paul mirando los zapatos de la chica para saber qué los hace tan interesantes. - Mis padres son ambos magos y siempre he vivido en el Londres mágico. Tú debes de saber un montón de cosas sobre los muggles, ¿verdad?

Tiene que ser genial tener un padre muggle. No es que no me gusten los míos, pero... sería interesante saberlo todo de ambos mundos. Paul no puede hacer otra cosa que darle la razón a la chica.

-Si bueno, es muy entretenido saber cosas sobre ambos mundos, aunque creo... que es un poco raro. Se mucho más del mundo muggle que del mágico porque mi madre nunca ha querido contarme mucho antes de entrar en Hogwarts para que intentara ser una niña normal.

Fui a colegios de muggle aunque mis dos padres son magos... si, se que es todo un poco lío. Yo tampoco lo entiendo muy bien- y le sonrío tímidamente sin saber si esto es muy bueno o muy malo. 

Seguro que va a pensar que soy un bicho raro... bueno, es que probablemente lo sea. 

Paul sonríe a punto de reir.

- ¿Y eso te parece raro? ¿Qué te parecería que tus dos padres, siendo magos, no te cuenten absolutamente nada de Hogwarts? - Paul hace gestos para indicar lo que es "absolutamente nada" y consigue que se le caiga el libro al suelo.

Rápidamente lo recoge y se levanta rojo como un tomate.

- Estooo... lo que te decía. - El chico comprueba ahora que eso de mirarse los zapatos puede ser realmente interesante en ocasiones. - No sabía nada del anden nueve y tres cuartos, de los botes para llegar al castillo, del sombrero, de la comida que sale sola... Para que la estás aburriendo. La verdad es que no sé por qué han hecho eso.

Y... oye - Paul pasa a abordar un tema que le extraña que no haya salido en ninguna conversación que él haya escuchado. - ¿te gusta el quidditch?

Me llevo una mano a la boca para intentar disimular mi sorpresa y luego río sin poder evitarlo. -Bueno, entonces no soy la única. Menos mal, ya empezaba a pensar que mis padres eran "raritos"- y entrecomillo la palabra con el índice y el corazón de ambas manos. Luego me doy cuenta de lo que he dicho e intento rectificar a toda prisa -Quiero decir... no raritos de malos, sino... bueno... es extraño pero me ha ido bien...- 

Ahora soy yo la que está roja de la cabeza a los pies. ¡Ohh Carol! Vamos, parece simpático, no metas así la pata... aunque da igual, ya no tiene arreglo. 

-¡Puuues si! Aunque nunca he podido ver un partido en directo... Le insistí mucho a mis padres, pero mi madre era muy severa con eso. Nada de mundiales ni de partidos hasta que no tuviera la edad adecuada... así que me entretenía jugando con la escoba en el jar...dín-  mira que le estoy contando idioteces. No me extraña que no tenga amigos. 

- ¿Y en qué posición juegas? Yo he jugado de cazador o de buscador. Un día... Un día ¿qué? Cabeza de chorlito. Ella pertenece a otra casa. ¡Jugaréis en equipos diferentes! Paul intenta disimular el abatimiento mirando de nuevo el suelo. Y eso si te escogen para jugar, que no veo por qué tendrían que hacerlo. ¿Y qué digo yo ahora?

Haciendo esfuerzos vuelve a mirarla a los ojos y sonríe.

-Vamos no temas!-

Arrastra a Bratt hacia el grupo pequeño de las dos chicas que están solitas. (Helga y Wilhelmina)

-Hola!¿Vamos juntos con el grupo y nos hacemos todos amigos? Creo que sería grandioso poder decir que la mayoría del primer curso es amigo. Por cierto me llamo Emily y este es mi amigo Bratt. ¿Queréis ser mis amigas?-

De verdad, aquella pequeña de apariencia de 7 años, bajita y delgaducha, con el pelo de fuego las pecas rondándole la cara y esos ojos verde esmeralda brillantes era todo un torbellino de energía positiva.

Hola yo soy yo Helga- digo sonriendo por la energía de Emily - y claro que quiero ser tu amiga- vaya energía tiene pienso, me cae bien , ademas me gustan sus florecillas en el pelo. Me hago a un lado para dejarles algo de espacio en el banco.

Veo a Paul algo apurado y sonrío intentando sostenerle la mirada, cosa prácticamente imposible dada mi imponente y omnipresente timidez. Cuento hasta tres, antes de fijar mis ojos en el gran tomo que tengo bajo el brazo derecho -Pues nunca he probado a jugar y no se si lo intentaré... soy demasiado torpe- señalo la rodilla magullada- mira... esto me lo he hecho esta mañana intentando leer este tocho de transformaciones- coloco una media sonrisa a modo de disculpa, no se si por la torpeza o por no saber apenas aguantarme sobre la escoba- pero sí, algún día podríamos acercarnos al campo. Me gusta mucho ver los partidos-. 

- No más torpe que yo - contesta al tiempo que recuerda la clase de vuelo. Ella también lo consiguió a la tercera. - Y sobre acercarnos al campo pues cuando quieras. Y no podemos conformarnos con ver los partidos desde el campo. He leído que los partidos de quidditch más emocionantes e interesantes han sido entre Gryffindor y Slytherin, que siempre se llevaban la copa.

Paul se acerca a Carol y la mira directamente a los ojos.

- Y creo que es hora de que eso cambie. ¿No te imaginas como capitana de Hufflepuff? Porque yo sí.

Miro a la chica con curiosidad cuando me ofrece la rana, sin embargo, antes de que pueda responder llega otra chica más. -Hufflepuff- pienso para mí. Sin embargo, su energía resulta demasiado para mí, al igual que la fuerza de su pregunta. Miro a un lado y a otro, ligeramente asustada, y me pongo en pie rapidamente, para apartarme unos pocos pasos del banco, mirándola fijamente. Trato de tranquilizarme recordando donde estoy, recordando que las cosas son diferentes. Pero realmente me cuesta. Sobretodo, ante una situación así, tan inesperada.