Partida Rol por web

En el grupo de tres camas están Jürgen en el medio, Matty Matt a su derecha y John a su izquierda.

En el grupo de dos, Alexandra cerca de la puerta y Victor al lado de la ventana.

John parecía estar ido. Farfullaba para sí mismo, como si estuviera recordando algo que le desagradaba, que no le gustaba para nada. Eso y que sus ojos le daban un aspecto abatido, hacían parecer al guionista un yonky acabado. Puede que hubiera tomado drogas en alguna ocasión, pero no había llegado aún a ese estado. Era este sitio lo que lo deprimía, y los mareos que sentía.

Mientras se limpiaba de la comisura de los labios restos de la vomitona entró un enfermero amable. A Stuart no le engañaría una bonita fachada, y el color de piel del enfermero no le tranquilizaba demasiado. No se consideraba racista, pero no se fiaba, por lo que él mismo llamaba, una sana precaución.

Joven, ¿para que son tantas pastillas? Si esto es para desintoxicarnos aquí hay pirulas sospechosas. Aunque si trae agua, me las tragaré aunque sea solo para saciar mi sed. Parece que... cof... no he bebido en semanas.

El guionista intentó incorporarse, aunque aún se sentía muy pesado. Así que fue el enfermero quien tuvo que levantarlo.

Joder, ahora voy a ser un lisiado que no puede ni levantarse solo.

Ross levanta de la cama a John con facilidad. Parece un muñeco que apenas puede moverse en manos del negro de amplia sonrisa y enormes manos.

- Puede beber todo el agua que quiera si se toma la pastilla. Ahora traeré la jarra.

El enfermeró depositó a John con delicadeza en una de las sillas y le tendió de nuevo el vaso de agua y la pastilla naranja.

- Tómesela, se sentirá mejor

Jürgen, sintiéndose cada vez mejor, alargó el brazo hasta el controlador de la cama y, jugueteando con él, lo llevó a la posición deseada, incorporado , viendo toda la habitación, a Alexandra y a Victor, en los que acababa de reparar.

Dándose cuenta de que no le cambiarían la habitación con sus gritos, decidió pasar a otra técnica.

Sinceramente... Ross? era Ross? si, sinceramente Ross... yo no debería estar en esta habitación con un payaso, un escritor de novelas para adolescentes, una barbi y un "artista", aunque eso sería si se puede llamar "arte" a defecar en la comida de tus invitados... ¿Podría hablar con su superior para solicitar un cambio de habitación?

Stuart Jr puso la boca en el vaso y se lo bebió de una. ¿Confiaba en el enfermero? Nada más lejos, pero tenía sed, y no le importaba tomar una pastilla para calmar su sed. Puede que el enfermero le intentara engañar, y hacerle tomar drogas para saber qué propósitos. Pero pensó que ya era tarde, si se hubieran querido aprovechar de él, ya lo habrían hecho. Además ya estaba encerrado y sedado, así que sería inútil resistecia de su parte.

¿Para qué son las pastillas? ¿Quién es el doctor? No es el mejor día para mi cabeza, está llena de lagunas.

 Una tremenda carcajada salió de mi ser, mientras contento cogía la pastilla tipo arcoiris y la introducía en el fondo de mi garganta. Casi sin necesitar agua, tragó el medicamento como si estuviese más que acostumbrado

- Pero mira que sois nenazas... con mis respetos hermosa - Dijo frotándose los ojos aún sin reconocer que tenía a su lado a la famosa señorita Di Natale. Poco después percibió como los vapores que desprendían los fluidos de uno de sus compañeros hizo que recordase porque amaba tanto su profesión. A pesar de encontrarse en una escena tan bizarra sentía que la inspiración flotaba en su mente

- Oh si, oh si, ganaría millones con esto, lo esto viendo "Fluidos personales, fatiga entre profesionales", ¿no os parece genial? si mezclamos los aromas de esta sala, tanto los corporales como los químicos del entorno, tendría una sinfonía... esto.. como decirlo... ¡ah si! ¡orgásmica para los sentidos!- Decía debidamente excitado mientras movía rapidamente los dedos de mis manos. Al ver al enfermero Ross tan sonriente, no hacía más que devolverle la sonrisa, el seguía encontrándose como si estuviera de excursión con vacaciones pagadas en un hotel exótico, en vez de en una clínica privada, a fin de cuentas recordaba vagamente que en el pasado andaba metido en algún que otro lío y esto le serviría para relajarse.

Lentamente me incorporé en la cama y fui hacia una de las sillas, no pude evitar aguantar la risa cuando reconocí a mi amigo Stuart Jr

- Eh camarada ¿quien iba a decir que el destino nos iba a reunir? quizás sea un buen momento para hacer un cine-forum sobre el gran "éxito" de tu remake-

Lo escuchaba todo... prefería no hablar entre el mareo que me estaba produciendo y las voces de esa panda de chupasangres con patéticas ocurrencias y chismes ineptos... Básicamente era fruto de las sustancias que aún recorrían su cuerpo y ese maldito síndrome.

¿Más pastillas, colega? -dije en tono despectivo al enfermero.... ¿que es esto? Olvidas donde trabajas, amigo.¿no esto una clínica de ...? Llévate esta cosa amarilla de mi vista...

Me alejé de la ventana... Ese tipo, el guionista... John... no se si me reconocía. Me senté en una de las sillas dispuestas en círculo.

Terapia... ¡Joder...! -pensaba...

Jürgen, negandose a levantarse de la cama, mira como aquellos parásitos de la sociedad se van tomando la pastilla y se sientan en su silla.

Son como gatitos amaestrados. 

Yo paso de terapia, Ross. Además, lo que fuera que me hayais dado para dormir aún sigue haciendo efecto.

No sabía muy bien porqué, pero tenía la corazonada de que no lo iba a pasar bien durante un tiempo.

El enfermero Ross abre bastante los ojos y se queda un momento indefenso ante las palabras de Jürgen.

- Ehm... - Ross se aclara la garganta y mira al resto - Si... si se encuentran mejor, vayan sentándose en las sillas. Avisaré al doctor Van Der Kolk.

Mira a Alexandra humedeciéndose los labios, algo incómodo - Señorita Di Natale, la pastilla no contiene nada... pernicioso. Al contrario, le ayudará a estar más despierta durante la sesión

Ross vuelve a lucir una gran sonrisa.

- Señor Jürgen, ¿quiere que le ayude a pasar a las sillas?

Alexandra, John y Victor están sentados en las sillas.

Jürgen y Matt continúan en las camas, Jürgen con el respaldo incorporado.

John y Victor han tomado la pastilla.

 Bueno, a la mierda.

Dice Jürgen con cara de profundo asco.

Sabiendo como sois los de los hospitales, seguro que si propongo quedarme en la cama, me traereis a dos orangutanes para levantarme. Prefiero conservar mi dignidad, aunque sea delante de otro tipo de primates, como estos.

Levantándose pesadamente de la cama, agarra con desgana el vaso y la pastilla y se los traga sin rechistar.

Confío en que esa pastilla llevará café, porque lo necesito ahora mismo. O por lo menos. necesito algo más de agua.

Jürgen camina arrastrando los pies hacia la silla más cercana y cae pesadamente sobre ella, apoya las manos en las rodillas y estira su achacoso cuerpo hacia atrás, buscando una posición cómoda donde colocarse.

Humillado por tener que haber sido cargado hasta la silla y haberse tomado una pastilla de la que no sabía sus efectos, John esperó la llegada del doctor o lo que fuera. Vivía una experiencia poco menos que surrealista y las personas que lo acompañaban eran, en su mayoría, unos imbéciles siendo benevolente en las descripciones. Una panda de fracasados que no desentonaban en una clínica para yonkis que han perdido el norte. Solo él y la chica, a la que conocía de antes, desentonaban un poco más, dentro de las excentricidades propias de ser artista, ellos eran normales.

Stuart Jr. intentó mover su cuerpo, que aún se resentía, para intentar cojer la mano de Alexandra. Dicen que en grupo es como mejor se afrontan las situaciones desagradables. Por eso el guionista buscaba pasar ese mal trago junto a alguien conocido, para darse fuerzas entre los dos. Vivir solos una locura como ésta no podía ser bueno, que los otros hicieran lo que les diera la real gana, él quería luchar. Y qué mejor que hacerlo al lado de un conocido.

Aún no sé lo que pasa, Alexandra. ¿Nos habremos pasado con las drogas? No recuerdo nunca haber llegado a tanto.

Contemplo la pastilla, sintíendome Galileo... casi noto el peso de la peluca y el calor de los focos sobre mi piel... delirios de yonkie.

- Bueno, amiguita... una pastillita blanca que me mira desde la palma de mi mano. Tantos momentos buenos vividos gracias a píldoras como tu, capaces de brindarme la felicidad... Según el enfermero, debería darme un subidón. Dice que nos despertará. Pero la pastilla de Alexandra es diferente. ¿Y si la mía es un calmante? Bueno, me lo puedo tomar como si fuera opio. También tiene su gracia, pero yo prefiero lo que me levanta a lo que me da bajón... Tomar o no tomar... esa es la cuestión...

Tras meditarlo detenidamente, meto la pastilla en mi boca y la trago con agua. Por una vez, beber algo que no sea whisky, café o café con whisky me sienta bien. ¿Quién me iba a decir que estaría bebiendo un vaso de agua en público? Si me ven mis fans, me arrancan de sus carpetas.

Luego me quedo mirando a John... cómo intenta agarrar la mano de Alexandra... cómo le habla con confianza... menudo galán...

- ¡Qué bonito! Tenemos a Hugh Grant con nosotros... ¡Ah, no! ¡Se me olvidaba que ése sólo era putero! Johnnie... Si quieres que Alexandra 'trabaje' para tí, no tienes más que escribirle un papel. Al fin y al cabo, ya has demostrado que eres el único capaz de poner en su boca palabras y pasión sin que suene mal.

Decepcionado de mí mismo, río a desgana con mi propio chiste malo. Esto va de mal en peor... ¿Qué se hizo de mi ingenio cortante como un bisturí? Me levanto con dificultad y me arrastro hasta una silla.

Ross acerca una de las cajoneras y deja encima una bandeja con una jarra de agua y vasos.

- Gracias a todos, avisaré al doctor para que venga - Ross os guiña un ojo

El enfermero sale de la habitación, cierra la puerta y da dos vueltas a la llave. Oís como sus pasos se alejan.

¿Te pagan por comentarios como esos? No creo que este sea buen momento para toda esa mierda.

Es lo único que dijo como réplica. Puesto que el maestro creador y artista, ignoraba las palabras personaje con menos gracia de los que estaban allí, el humorista. John no entendía por qué, tipos como ese querían intentar hacer gracietas malintecionadas solo para enemistarse con todos a su alrededor. No sabía si pretendían ganar algo con eso, no tenía sentido ir por la vida como un gilipollas con mala leche las 24 horas del día. Volvió a pensar en que tipos como ese, Jorguen, y el fotógrafo egocéntrico, estaban en su sitio aquí. Habían tocado fondo y nadie los quería, pero el guionista y la actriz no habían llegado a ese nivel, por lo que Stuart se preguntaba por qué ellos estaban allí, fuera de lugar.

Siguió intentando buscar a un aliado en este pozo cristalino y limpio en apariencia pero lleno de escoria, alguien que lo comprendiera. Buscó con la mirada a Alexandra, para ver si ella pensaba como él y se sentía como pez fuera del agua en este sitio. Y si necesitaba a alguien conocido cerca para no perder la cabeza.

Me río ante el comentario de John.

- Venga hombre... no te lo tomes tan a pecho. Si la cosa tiene su gracia, en el fondo... Nos conocemos todos; no somos lo que se dice la crema y nata de la sociedad, y nos encontramos en una situación absolutamente patética. Si no podemos reírnos de nosotros mismos... ¿Qué es lo que nos queda? Pero no hace falta que te levantes, Johnnie. Nadie te va a quitar tu premio esta noche.

Le guiño un ojo a Alexandra y luego busco complicidad en Victor. Cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo, dejo de mirar al director de fotografía y me quedo embobado con el suelo.

- ¿Buscar en este tipejo amistad o comprensión? Estás cayendo cada vez más bajo, Matty...