Partida Rol por web

El exterior es relajante.

La clínica tiene un parque privado muy acogedor. Se respira naturaleza y hay una leve brisa.

Hacia la izquierda hay algunos arbustos bajos, y a lo lejos se puede ver un pequeño monte. Bajando un poco por el parque hay unos columpios, donde podéis ver claramente y pese a la distancia, un hombre desnudo columpiándose.

De frente tenéis la fuente, con agua corriendo lentamente. Es un sonido tranquilizador.

Hacia la derecha hay una zona de árboles altos, donde hay una especie de poyete de piedra con una estatua.

Cuando sales al exterior, un peso tira de tu mano hacia abajo. Extrañada, notas que el tacto de la plastelina ha cambiado. Es más frío, como de metal. Contemplas incrédula que llevas un Oscar de verdad en la mano, dorado y todo.

Nada más salir notas que el tacto de la plastelina se vuelve... extraño, más rugoso. Miras atónito como la interrogación es ahora de papel. Son papeles enrollados que conforman la figura de la interrogación. Y están escritos.

El tacto de la plastelina se vuelve más... frío, y pesado. En tu mano tienes un revolver de verdad, con una bala de verdad.

Según sales al exterior, notas que el peso de la plastelina se va. ¿Alguien te ha quitado tu corona? Te llevas instintivamente la mano a la cabeza y tocas una corona de hojas de laurel, totalmente real.

Al salir, notas que el tacto de la plastelina se vuelve más duro... ¡y pesado! Contemplas atónito como sostienes en las manos tu cámara digital Nikon, tu favorita.

John recibe el aire fresco y la libertad de buena gana. Un paisaje bonito, amplio y lleno de cosas. Aunque había una cosa en concreto que sorprendió a Stuart. Un tío columpiándose en pelotas. Tuvo que mirar hacia atrás corriendo para ubicar a Victor, y cerciorarse de que aquel tipo desnudo no era el fotógrafo... la persona que suele hacer esa clase de cosas.

Pero a John no le dio tiempo a preguntarse nada más sobre el individuo, otra cosa llamó su atención. Casi obsesionado, el guionista comenzó a deshacer la interrogante que antes hizo con plastinina, como si buscara algo. De forma casi desesperada.

¿Qué cojones? ¿La plastilina se transforma en papel?

Con ese pensamiento unida a la sensación de que esas cosas no podían pasar en la vida real, Stuar Jr empieza a intentar desenrollar los papeles de lo que antes era plastilina, pero que ahora tenía cosas escritas. Lo hacía todo lo rápido que podía, como un maniaco, para ver las palabras del interior, para esclarecer algo que se arruga en su psique desde hace tiempo... buscando respuestas. Aun cuando creyera que todo lo que vivía ahora parecía más el producto de un sueño o de una alucinación que de algo real. Pero no le importaba, solo quería ver qué ponía en esos papeles.

Me quedo parado, extrañado. Tanta luz y tanto aire fresco no me sientan bien. Prefiero mi sombrío ático en Nueva York.

Pero no es eso lo que me extraña.

Levanto la mano con el revolver. Es sólido y real. Cargo mi única bala y giro el tambor. Miro a mis "compañeros" con una extraña mueca en mi rostro, a medio camino entre la risa y el estreñimiento.

 Me quedé parado, junto a la fuente, palpando mi trozo de plastilina que se había convertido en una cámara real, demasiado bueno para ser cierto. En vez de alegrarme, empecé a plantearme muchas cosas, si todo esto se trataba de las drogas, si realmente me encontraba vivo, muchas cosas pasaban por mi cabeza. Miré a mis compañeros, cada uno había vivido lo mismo que yo, todos sus bloques convertidos en objetos reales ¡hasta el arma!. Tenía mis suposiciones hechas, e iba a arriesgarlo todo.

- Eh, cuentacuentos - dirigiendose a Jürgen

- Esa pistola funciona de verdad ¿no? - si tienes ganas de desahogarte, ¿porqué no me disparas? intentaré inmortalizar el momento haciéndote una foto, no crea que sea pedir demasiado... ¿o es que guardas la pistola para suicidarte?

Camino por el parque como un auténtico emperador, maldiciendo mi ignorancia en latín. Cuando compruebo que los objetos de los otros son reales, decido ignorarles y me dirijo a los arbustos donde antes vi al mimo.

- ¡Muéstrate, plebeyo silencioso! ¿Acaso Mercurio te ha privado de su bendición? ¿Dónde estás?

Azuzo los arbustos con mi pierna, pateándolos insensiblemente. Debo ver a ese mimo... luego robarle el arma a Jürgen, y cargarme a ese cabrón silencios... ¡Dios! ¡Cómo odio a los mimos! ¡Cómo odio a la gente que no habla!

El exterior era bonito, ¡precioso realmente! La verdad es que nuestros sueldos habrían de estar pidiendo auxilio ante tal despliegue de instalaciones... excepto en la decoración interior, claro... menudas tendencias...

Por un instante, estaba tan embelesada en la fragancia del aire que la suave textura de la plastelina convirtiéndose en metal no me había alertado. Ahora sí... ¡aaaaah!!! -grité.

P... Pero esto.. que... no...  -balbuceaba.

Miré a mis compañeros... parecían extrañados con sus creaciones... se habían... transformado, al igual que la mía...

¿Cómo he conseguido éste óscar...? o lo que es más importante -dije pensando  un poco ¿qué coño llevaban esas píldoras? ¡Enfermero! -grité finalmente asustada...

Stuart ve como los objetos de los otros se convertían en realidad. Pero él había echo una estúpida interrogación, que se convirtió en papel en sus manos. Frustrado por no haber deseado nada mejor, no dejó ni un trozo mayor a un milímetro. Lo tiraba como si fuera confeti.

Ya podía haber deseado yo un Oscar también, o al menos un sandwich, en este sitio no nos dan de comer.

John se acerca al columpio y le habla al tío desnudo.

Oye, ¿tú? ¿quién coño eres? ¿qué haces en pelotas? Di la vedad... nos han metido en un psiquiátrico y no en una clínica de drogatas, ¿verdad? Porque aquí estamos todos tocados del ala.

John estaba algo irritado, Victor tenía una cámara, Alexandra un Oscar y Matt era demasiado imbécil como para darse cuenta de que no era un emperador realmente. Y lo peor, el crítico tenía un arma. Como buen americano, John amaba las armas.

¿Por qué no se me ocurrió a mí?

Miro de reojo a Victor y tuerzo el gesto.

Es evidente porqué hice solo una bala con la plastelina, lo que no esperaba era aquella locura. ¿Era todo un mal sueño?

Hice girar de nuevo el tambor. Una posibilidad entre seis. Me metí el cañón del arma en la boca y disparé.

De entre los matorrales que agita Matty Matt sale el mimo, como siempre, exagerando mucho sus movimiento. Se planta frente a Matt y hace un saludo romano levantando el brazo. Después hace señas a Matty para que le siga y empieza a andar hacia los árboles como si se deslizase por el suelo.

El hombre desnudo sonríe a John y le susurra unas palabras.

Sigue columpiándose lentamente, bastante tranquilo.

- Creo que ya no te hago falta. Pareces bastante despierto, jefe

- ¿Sabes lo que es un Protegido, no?

Esa palabra te hace recordar.

El grito de Alexandra parece que lo han oído en el interior.

La puerta con el cartel "staff" se abre, y veis como salen los enfermeros Jonas y Charlie. Al enfermero Ross no le veis.