Partida Rol por web

Dando un paso hacia atrás logré esquivar el golpe, parecía que estaba sangrando demasiado Rarkan...

Espero que esto termine pronto...

Lancé una nueva estocada aprovechando la inercia del gladiador pero éste logró esquivarla a último momento pero dando un traspié y quedando mal parado para recibir el ataque de la daga, que entró en su clavícula, sin perforar ningún punto vital, pero dejando totalmente fuera de combate el gladiador.

-Que alguien lo ayude... sino morirá desangrado- dije mientras limpiaba mis hojas con su ropa -Y cuando despierte díganle que agradezca que lo he dejado vivo, que no vuelva a buscar problemas...-

Salí de la taberna seguido por un sorprendido legionario y una serie de vítores por haber derrotado sin un rasguño al "Inmortal"...

La gente observaba el espectáculo con pasmosa ansiedad. Cersei Lannister sonreía, aunque no estaba segura del resultado del combate. La Montaña no había podido asistir por problemas digestivos y la Reina Regente tuvo que contratar a un gladiador para ocupar su lugar. Según lo que decían nunca había sido derrotado, pero Varys sabía que no era así: una vez un colorado le dio una paliza, y otra un pirata flacucho lo derrotó haciéndolo perder la consciencia. Pero eso no lo diría la Araña.

Las trompetas sonaron y el Gran Maestre Pycell se debía retirar... mientras Oberyn entraba para combatir contra el sustituto de la Montaña.

-¿Te han dicho quién soy?- preguntó sonriendo -Soy el hermano de Elia Martell... y he venido para matarte-

El hombre parecía atlético, y llevaba la misma armadura que Rarkan. Pero en cambio de un hacha a dos manos llevaba una lanza ligera y una daga aglazor. 

No hubo ni tiempo para que el gladiador se presentara o respondiera la pregunta que el príncipe se lanzó contra él con estocadas y giros rápidos como los movimientos de una serpiente enfurecida.

Antes de que Rarkan pudiera percatarse, Oberyn lanzó un barrido con la lanza que fue fácilmente esquivado, pero que el gladiador no se percató de el por qué de esa movida... la daga impactó en una pierna, justo donde el peto no lo cubría y eso lo hizo caer de espaldas al suelo...

El público emitió un grito de sorpresa, parecía que esto terminaría pronto, mucho antes de lo que la Reina se lo hubiera imaginado. Tyrion Lannister sonreía... 

El gladiador no pudo ni reaccionar: Oberyn lanzó un lanzazo que lo empaló al suelo, haciendo que su consciencia se fuera lejos de aquel lugar, buscando le regazo de la madre que lo abandonó cuando niño. La daga en cambio se clavó en el centro del pecho, pero sin entrar hasta el corazón.

-Creo que eso ha sido todo...- dijo el príncipe sonriendo y buscando una copa que llevaba en las manos su amante -La próxima llamen a la Montaña.

Como director, y creador de Oberyn Martell versión Espada Negra, pido disculpas públicas por la masacre acaecida poco tiempo atrás. 

Rarkan, si tu deseo era probar la nueva estrategia, puedo hacer otro personaje para luchar contra vos (no va a ser tan mortal como éste... espero)

Rarkan despertó completamente empapado de transpiración. Estaba junto a sus compañeros rumbo a Bremie... pero había soñado que estaba en una tierra desconocida, con hombres que no conocía y personajes importantes que no conocía. Y allí... allí encontraba su muerte a manos de un príncipe con una lanza y una daga. No había podido hacer nada, había sido un combate tan fugaz que si no hubiese sido un sueño estaría humillado... además de muerto.

Pero ahora en la oscuridad de la noche, se dio cuenta que se había quedado dormido en la guardia. Decidió caminar para sacarse el mal sabor de la muerte en sueños. Sus pasos y sus pensamientos fueron más de lo que hubiera imaginado... y de pronto, escuchó un sonido. Pasos pesados acercándose y pronto estarían junto a él.

Desenvainó el hacha y observó. Estaba preparado para todo... pero estaba solo. Sus compañeros estaban lejos para poder ayudarlo y él no les podría alertar.

De repente, un soldado eridio salió de la nada. Era un infante pesado, de eso no había duda alguna, se parecía a la Guardia Real Dormenia. Pero éste llevaba una espada corta en una mano y un escudo grande en la otra. Los ojos estaban ocultos por el yelmo casi cerrado, pero podría jurar que chispeaban de ansias por combatir.

Tal vez haya muerto en el sueño, pero sin esa pesadilla, ahora estarían todos muertos con ese soldado eridio frente a él.

Un bárbaro. Vaya escoria esta. No valía la pena abandonar la pelea para avisar de la presencia de soldados dormenios... me lo cargaría yo mismo así como hice con aquella avanzadilla.

Esto será fácil...

Tomé mi escudo y lo coloqué frente a mí, mientras que la espada corta se mantenía detrás de éste, dispuesta a cortar y punzar al bárbaro que mataría pronto. No iba a esperar a que me atacara, o diera la alarma, por lo que lancé una estocada a fondo poniendo por delante el escudo para intentar distraer a mi contricante... pero me lo esquivó como si no hubiese estado directamente allí.

Es rápido... tendré que estar más atento ahora...

Esto será rápido, no hay tiempo que perder..... El ataque del soldado Dormenio fue predecible, y mi contrataque fuerte. Al dar su estocada retrocedí de un salto hacia atrás, donde ascendí mi poderosa hacha y la dejé caer con gran fuerza contra su escudo. El potente golpe rompió casi por completo su objetivo.

Ésta es mi oportunidad... 

Mi hacha partió en dos su escudo y él retrocedió aturdido hacia atrás, muere maldito eridio... Me ubiqué con agilidad a un lado de mi contrincante, y mi hacha tomó su rumbo en ese lugar donde su escudo ya no lo protegía. 

Logré atravesar gran parte de su gruesa piel de acero, ya siento el sabor de la carne... 

Quedé a espaldas de mi contrincante, su vano intento de esquivar mis ataques se frustraban a la hora de sentir mi acero. 

Mi hoja se incrustó en su hombro, donde el rojo tiñó mi cara. Ya siento el dulce néctar de la muerte...     

El eridio estaba agonizando, su vida llegaba a su fin y mi hacha nuevamente era verdugo de otro hombre. -Es hora-  

Elevé mi arma a los aires y la coloqué con gran fuerza nuevamente en su hombro, donde como a un árbol que talar, la incrusté en la previa herida, llegando al hueso. Solté mi hacha y dejé que por un momento fuera parte de ese cuerpo. Vi caer al soldado y llenar de rojo toda la tierra.

Aplusos

Felicitaciones, mi joven y "mortífero" Rarkan... el único detalle fue no haber pensado que el pobre Centerus no usaría Aguante para esquivar o reducir los impactos que le hacías... pero puede pasar, se lo vamos a adjudicar al jet lag de la teletransportación que tuvo para poder llegar a donde estaban :P jajja

¡Te has redimido! :)

¿Te le animás a varios ladrones? ¿O matones? ;) 

Por su pollo. Vengaaa

Parecía que las calles de Ávanil eran seguras... pero no lo eran. Hacía poco tiempo habían encontrado a un ex legionario muerto y sin sus pertenencias, excepto el tabardo de la legión. A pocos metros de ese cadáver, había el de un joven apuesto, también asesinado y sin sus pertenencias.

Y ahora parecía que volverían a aparecer cadáveres en las calles...

Rarkan se vio rodeado por dos hombres con porras de madera, una mujer con espada y rodela, que parecía la líder, y otro hombre a su lado, que llevaba la traicionera espada de bandido.

-Al último hombre de armas que le ofrecimos rendirse, lo tuvimos que asesinar ya que no depondría las armas... y supongo que Rarkan "El inmortal" tampoco lo haría, ¿no es cierto?- dijo con sorna al pronunciar el apodo del gladiador -¡A él muchachos!- gritó la mujer desenvainando espada y rodela.

Ernest lanza una estocada a fondo contra el gladiador, buscando penetrar el peto de cuero, pero el gladiador ya estaba en guardia y lo esquivó sin problemas. En cambio, apenas pudo esquivar la fina hoja Trilbanson de la mujer que la esgrimía.

-¡Vamos! ¡Ataquen!- gritó Ernest al ver medio parados a los matones que los acompañaban...

-Voy a profanar tu cuerpo, creeme- Señalo a la bandida con su hacha de guerra. Que esperas prostituta...

Mi juego frenético nuevamente era efectivo. Me ubiqué a un costado y arremetí contra la mujer, apenas pudo esquivar mi golpe. Esto no va bn....

Al ver que el gladiador no le daba a su jefa, los matones se envalentonaron... pero con cautela. Por lo que no dieron ni a la sombra del gladiador que se movía como un poseso por la calle, esquivando porrazos y hojas afiladas...

Ernest volvió a arremeter, pero Rarkan no dejaba de moverse. Lida tuvo los mismos problemas, parecía que el gladiador sería un hueso duro de roer...

Carcajadas sonaban en el pasillo de mala muerte, -Voy a disfrutar esto-

Incrusté parte de mi hoja en su espalda y la vi gemir como nunca.

Al ver como el sujeto golpeaba con esa furia a su jefa... a su Lida, ambos matones salieron como bárbaros a por el desgraciado. Killian golpeó con tal fuerza en la nuca al gladiador, que hizo que viera las estrellas, aunque no lo hizo caer... pero Nirman no pudo asestarle el golpe ya que Rarkan dio varios pasos alejándose del golpeador...