Partida Rol por web

Notas sobre tu libro:

1.- Va de 5 personas/seres, con enormes poderes, que se enfrentaron a demonios. Sus nombres son:

Rommel, el guardián. Una especie de guerrero con una resistencia sobrehumana.

Chiara, la maga. Sus poderes eran capaces de destruir ejércitos enteros.

Gelloan, el sanador. Un ser capaz de curar las heridas más diversas, e incluso piensas que de devolver la vida.

Hiward, el habilidoso. Un maestro del arco, quizá un dios de la caza, capaz también de entrar en cualquier sitio.

Greysi, tu diosa, la bella, cuyo aspecto hacía derretirse a cualquiera a sus pies. También era excepcional con el arco y la espada, reuniendo en ella todo lo que tú considerabas bueno.

2.- Parece ser que al principio se enfrentaban a los demonios con armas, pero estos eran capaces de transformar humanos en demonios. Luego, encontraron un modo de invertir la transformación.

3.- Al final no queda claro qué pasó con ellos, aunque tú piensas que volvieron al cielo, o quizá el combate era en el cielo y siguen allí, combatiendo el mal.

¡Lo conseguiste, has entendido otra palabra más del libro!

T-R-I-S-T-A-N era una palabra que sé repetía constantemente, y hasta ahora pensabas que era algún nombre propio, quizás algún dios. No fue hasta que llegaste a este reino que comprendiste la verdad.

Te has puesto en camino hacia la ciudad, dispuesta a conocer todos los secretos que esos muros pueden ofrecerte.

Sin embargo, la noche cae y tú estás en New Heaven. Decides pasar la noche en una posada. El hombre que la atiende, joven, parece agradable y servicial, aunque sus tres hijos no lo dejan ser tanto.

Tras comer y darte un baño, estás preparada oara dormir.

La jornada había sido dura, pero la Discípula sabía que había logrado algo. Pedazo a pedazo el libro soltaba sus secretos. Ella se recostó en la cama y miro a un zurrón hecho con pieles de diferentes animales que había cazada. Caribúes, ciervos e inclusive paquidermos de nieve. Había aprovechado cada una de las cosas que le habían dado, su grasa, su piel su carne.

La carne la había alimentado y ayudado a alimentarse y juntar musculoso como al guerrea. La piel se había convertido en vestimenta y cobertores para la noche. La grasa normalmente se hubiera convertido en velas, pero desde que decidió cambiar su senda usaba los sobrantes para hacer cosméticos. Se sentía rara haciendo esto, Como si no fuera propio de ella. Pero se había dicho a si misma que tenía que ser una dama además de una guerrera.

No le quedaba mucho dinero, pero creía que podría llegar a New Haven.

Sin impórtale mucho lo demás se tiro sobre la cama ensoñando sobre las historias del libro.

Te acuestas a dormir, tranquilamente. Pero esa noche no iba a ser tan tranquila como tú pensabas.

La ciudad está destruida. Desconoces el nombre de la ciudad, aunque la destruida catedral te parece similar a la que has visto en un dibujo de tu libro. ¿Podría ser esta Tristan? No estás segura. Los edificios están en llamas, y el suelo está cubierto de cuerpos de cientos, quizá miles de personas. La sangre de esos cuerpos mancha tus botas, mientras caminas hacia un sitio indeterminado.

De pronto lo ves, una mujer se debate, intentando soltarse de los brazos de una joven. No dirías que es mayor que tú, y sin embargo sujeta a su presa con una sola mano. A pesar que su cuerpo parece enjuto, sus alas negras y sus ojos rojos te hacen darte cuenta que no es una persona normal. Es más, su imagen te resulta vagamente familiar... como algo que deberías recordar pero que no consigues.

El demonio desnuda a la mujer, con facilidad, mientras aferra sus manos con una sola mano. Tumbándola en el suelo, mientras mantiene las manos de la mujer sujetas en una posición que jurarías debería haber dislocado los hombros de ese ser, mete su cabeza entre las piernas de la tipa, mientras esta grita aterrorizada y se debate, moviendo inútilmente su cabeza entre las piernas de la demonio. La boca de esta se adueña del sexo de la indefensa mujer, mientras una lengua de más de 15 centímetros empieza a abrirse paso en su interior. La mujer pone los ojos en blanco y gime fuertemente, al tiempo que lleva sus labios al sexo de la demonio, empezando a chupar y sorber desesperadamente, como si le fuera la vida en ello.

Su cuerpo empieza a cambiar. Su pelo se alborota y finalmente es sustituido por un enjambre de rabiosas serpientes. La propia parte inferior de su cuerpo muta, convirtiéndose en una cola de serpiente. Sus gemidos y gritos de placer se escuchan ahora claramente, sobreponiéndose a los gritos de dolor y agonía de los heridos. De pronto, la mujer-demonio suelta un grito y empieza a convulsionar, presa de un furibundo orgasmo. Una vez acaba, sus ojos quedan en blanco. 

El demonio se alza y empieza a follarse la cara de la mujer-demonio, antes de soltar una especie de gruñido y convulsionar en lo que imaginas es un intenso orgasmo. Cuando se levanta, puedes ver la cara de la mujer cubierta de un líquido negruzco y espeso.

Tú eres la próxima ruge, y se lanza hacia ti. Intentas moverte, pero no lo consigues. El demonio cada vez se hace más grande, cubre más y más espacio de tu campo de visión. Hasta que por fin, su figura hace que no veas nada, sólo negrura.

En ese momento, con un grito de terror, te despiertas. Estás en tu cama, en la posada, pero todo parece normal. Bueno, no todo. Fuera se escuchan ruido. Lo extraño es que es demasiado pronto, el sol aún no ha salido. Pero escuchas claramente el jaleo que hay fuera.

Discípula esperaba que tal vez alguien entrara por la puerta y tal vez lo hubiera tenido que entretener. SI hubiera sido el posadero tal vez le hubiera podido convencer de que no le cobrará la estancia. Discípula había aprendido que había ciertos recursos que disponía y podía usar a su favor sin tener que sacar un cuchillo. 

Efectivamente llego a tener cierta acción, pero no se esperaba que fuera mientras dormía. El contenido del sueño era también perturbador. Trato de recordar lo que le habían dicho los shamanes sobre este tipo de eventos, pero estaba distraída por el contenido de su sueño. La transformación y luego la habilidad de la mujer en despertar la bestia dentro de su captiva. Pensó que podría ser una metáfora, pero a ciencia cierta no sabía. Se preguntó a si misma si acaso lo orgasmos podrían transformar a una persona. Dejo que le pasarán por la cabeza los pensamientos hasta que escucho el alboroto de afuera.

Sabiendo que no iba a venir nadie más Discípula se puso un poco de vestimenta por si tenía que salir y con precaución se dispuso para mirar por la ventana.  Primero olfateo para ver si venía un aroma extraño y luego pus su oreja primero contra el piso y luego la pared. Solo al final se atrevió a mirar por la ventana 

-Diosa, dame tu guía en la guerra y en el amor.- Es lo que había dicho al principio de la noche. Espero que solo tuviera que usar la segunda de sus bendiciones esta noche. La ventana le rebelaría si necesitaría la otra.

Cuando pegas tu oreja al suelo, te parece estar escuchando un maremágnum de voces, todas hablando a la vez. Sin embargo, no parecen estar discutiendo, sino más bien estar preocupadas, o quizá nerviosas...

Entonces, escuchas unas frases en la habitación de al lado:

-¿Tú hermano estaba en Tristan?

-Sí, ¿por qué?

-Lo siento, Helena... odio tener que ser yo quien te de la noticia, pero Tristan ha sido arrasada hasta los cimientos.

Ha estas frases sigue un grito de dolor y un llanto desconsolado, pero tú ya no lo escuchas. La realidad te golpea. Tristan ha sido destruido.

¿Fue acaso lo que soñó la Disípula algo más que un sueño? ¿Quizás una profecía? La joven mujer se sintió perturbada. ¿Qué era lo que escuchaba dentro de su mente? ¿De dónde había venido ese mensaje? La Disípula estaba alterada y determino que quedarse aquí no le iba a servir de mucho. Guardo sus cosas con rapidez por si tenía que salir y se decidió a salir de su habitación para buscar más información sobre el siniestro en su sueño y la triste suerte de Tristan. 

Su acercamiento iba a ser discreto y fingir que no sabia nadie al respecto. Quízas hubiera alguien con ganas de darle todos los detalles sin pedir nada a cambio. Tambien iba a ver si el comportamiento de alguien era sospechoso. El sueño la había hecho sentir una mezcla de anhelo por una experiencia igual de intensa y paranoica por la transformación de la victima.

Según te asomas a la escalera, te percatas que un auténtico mar de voces se escucha desde abajo, como si las olas rompieran contra la playa, con altos y bajos. Poco a poco, prestando algo de atención, vas escuchando retazos de conversaciones:

Tristan atacados...

El loco dijo que fueron los cinco males...

Otros lo han dicho...

Yo creo que fueron los bárbaros...

¡Mi hijo, mi esposa!...

Ahora ya tenía una idea de lo que sucedía y se decidió a hacer algo. Busco a un hombre o una mujer que estuvieran más o menos enterados y no cambiaran mucho los detalles de su historia. Se consiguió una bebida del posadero y con cierta inocencia se acercó a su objetivo.

-Eso se escucha bastante mal. ¿Pensaba ir a dejar mis mercancías por la zona? Cuéntame que paso en Tristan a detalle. –

Ella venía de lo que algunos podrían describir como una horada y si una horda había destruido Tristan es porque se lo merecían y no habían tenido loa fuerza para defenderse. Pero si había sido algo más que humano quizás habría que ayudar. Esta era una de las paradojas que plagaban a la Disípula. Como iba a conciliar la compasión con el respeto por la fuerza.

Ves a un hombre moreno, bastante guapo, que permanece algo apartado, como escuchando lo que todos dicen. Sus ojos negros se fijan en ti, y te sonrie. Su cara, que estaba parcialmente oculta por su capa, muestra una sonrisa triste y un deje de preocupación en sus ojos.

Decides sentarte con él, y te mira. Ante tu pregunta, se queda pensando.

Existen dos versiones de lo que ha pasado. Una dice que han sido los bárbaros, pero no lo creo. ¿Por qué iban a entrar al centro del reino? ¿Cómo iban a llegar sin enterarnos? Y, lo más intrigante, ¿por qué si nuestras relaciones con ellos son cordiales?

La otra versión, la siniestra, la terrible... y la que sospecho que por desgracia es la correcta, dice que los cinco males han despertado.

No añade nada más, como si fuera evidente quienes son los cinco males o qué tiene eso de malo.

-No sé si sean las dos únicas opciones. El mal no solo tiene una forma definida. Algo pudo haber empujado a los barbaros, quizás los 5 males. Las relaciones pueden ser cordiales con ellos, pero la desesperación es algo que triunfa sobre los buenos modales. No necesitarías ser los 5 males para lograrlo, pero sería sin duda un beneficio añadido si tratas de forzar la mano de alguien. –

Discípula puso una teoría sobre la mesa. Y luego procedió a indicar lo que era para no añadir al caos reinante en la información sobre el destino de Tristán.

-El caso es que esto no es más que especulación y no podremos saber hasta que se investigue el asunto. -

Discípula bebió de su taza al concluir su argumento.

El hombre te mira de arriba abajo, como evaluándote. Luego, vuelve a tomar de su jarra de cerveza.

Tenía intención de ir a Harret, un pueblo a solo un dia de camino a pie de Tristan, por unos negocios que tengo allí, pero ahora preferiría hacerlo acompañado. ¿Quieres venir, y así averiguar en primera persona qué ha sucedido? No puedo pagarte demasiado, apenas un par de platas, pero al menos puedo invitarte a las raciones de todo el camino.

La Discípula de la Diosa se lo pensó. Se había hecho notar otra vez, pero por el momento no podía determinar si era algo a su favor. El interés por saber lo que había pasado era fuerte, sus sueños lo delataban. ¿Sería este el camino?

-La fortuna favorece a los intrépidos. Eso es lo que dicen las escrituras. –

Decidió buscar sabiduría. En sus escrituras solo había perlas de conocimiento diseminado en la masa de palabras desconocidas, dibujos extraños y páginas ilegibles.

-Podría aceptar, el dinero sería de utilidad, la compañía sería buena. Pero solo lo puedo hacer si ese rostro tiene un nombre. –

La Disípula activo sus instintos de cazadora y trato de ver que soltaba el hombre al hablar de si mismo. Ella támbien lo acompaño con un trago.

El hombre sonríe, revelando una dentadura perfecta. Nathan, nathan defronje, mi preciosa acompañante. ¿Y tù, pregunta cayendo en la cuenta que no te ha preguntado.

-Nosotros la gente de las tierras vírgenes no damos nunca decimos nuestro verdadero nombre para protegernos de los espíritus y las malas influencias. Pero te puedo dar un nombre al que respondo, he respondido y hasta que logre mi cometido responderé; soy la Discípula de la Diosamante, que es mujer amante y guerrera en su divinidad. -

Por un momento la emoción se apodero de ella, perdió la compostura, pero continuo con la conversación. Ya no lo hacía como una plática sino como un discurso.

-Espero emularla a ella algún día y para eso viajo para seguir sus enseñanzas. No habrá problema conmigo como tu acompañe, vivo de la tierra y de sus ganancias, se cazar con los salvajes y montar como cualquier guerrero de estepa. Me seguir entre mercaderes. Son los misterios de la civilización y sus cosas las que me eluden. Estoy probando una cosa que se llama maquillaje y todavía no lo entiendo del todo. –

Discípula se había puesto el maquillaje como si fueran tatuajes tribales y no entendía la discreción en la aplicación, dando una apariencia más fiera que atractiva.

Nathan sonrie mirando como te has pintado. Luego te mira de arriba abajo como evaluándote. La Diosamante... no conozco mucho de dioses de la estepa, aunque ese no me suena de nada. Pero supongo que no importa demasiado. Saldremos dentro de poco, ¿tienes tu equipaje preparado? Puedes irlo cargando en el carro, en lo que pido un buen desayuno y unas raciones para el viaje.

La Discípula fue llevando sus pertenencias a la carreta que le dijo Nathaniel. No era mucho lo que traía en realidad pero aun así lo reviso con cuidado por si tenía que conseguir algo o reparar alguno de sus objetos personales. Cada uno contaba un poco de su historia.

El primero era un arco curvo compuesto que había sido un regalo de su padre, era algo más que un arco de caza y le habían sido talladas un par de escenas de las leyendas de su clan. Las flechas de este arco no eran más que simples flechas para uso general. Lo único que las distinguían eran las plumas que eran de diferentes colores. Estas habían sido obtenidas de distintos tipos de aves.

Discípula continúo con la inspección de su equipo. Se levantó y ajusto su capa, bueno más bien tres pedazos que hacían una capa. Luego reviso que todavía tenía licor que usaba para todo desde limpieza hasta para alegrar un corazón esperaba conseguir algo suficientemente fuerte en la ciudad no las aguadas mezclas que venían en  las tabernas. En su opinión, no era alcohol si media botella no acababa contigo.

Luego paso a sus objetos más mundanos se su saco, allí encontró  un par de velas para leer su libro,  un par de mudas ropas que habían visto mejores días, algo de comida seca para viaje  y la piel de un pequeño oso que usaba como cobertor y a veces como cama. Finalmente puso en una pequeña bolsa de cuero los tintes que usaba como cosméticos y un par de dados por sui la suerte la favorece. 

Antes de concluir con la revisión volvió su vista a sus utensilios para saber si estaban en buen estado. La primera era su bota de agua, que se hallaba en buenas condiciones; pero en el futuro cercano pensaba en conseguir otra para llenarla de vino. Un cuchillo personal con la marca de su clan y era el que usaba para todo lo que se ofreciera. Estaba bien afilado pero no era su primera opción en el combate.  La siguiente fue su arma principal un hacha que era su orgullo y la había acompañado desde que la podía cargar. No era la mejor arma para lanzarse con un caballo. Durante años la había complementado con un escudo que recientemente se había desecho. Esperaba comprar uno nuevo cuando tuviera dinero. La apariencia del hacha era inusual y su padre la había comprado a un mercader hacía ya varios años.

Cuando termino la revisión la discípula se revisó y se dio una pequeña manita de gato. Uso el trozo de metal que usaba para cocinar como un improvisado espejo. Se ajustó la armadura para que la protegiera y no aplastara los dones que tenía enfrente. Luego aseguro sus collares y talismanes para asegurarse que conmemoraran sus logros y honraran a su diosa. En este momento es cuando se dio cuenta que todavía traía la lencería. No era su intención usarla más que para lucirse; la consideraba una armadura para enfrentar a los hombres y quizás a las mujeres. Todavía se pensaba si debería hacer esto último. La única idea de cómo hacerlo se la había dado una visión hace un momento. ¿Tendría que conseguir alguna herramienta de madera o alguna otra cosa para simular la de los hombres? Lo tendría que averiguar algún día que supere su pena de hacer esto.