Partida Rol por web

Esto es lo último que veis antes de sumergiros en las tinieblas más absolutas. Al menos ahora que el sello permanece abierto la débil luz que procede del exterior alumbra con timidez los primeros metros de la caverna, pero no sirve de mucho. Un par de pasos más y para veros las manos tendréis que tener encendidas las antorchas eléctricas. Las tinieblas son tan densas que os da la sensación de que se aplastan contra vosotros de que luchan por envolveros en un abrazo pegajoso y opresivo. La sensación es inquietante y asfixiante, como si os metieran de repente en una cuba gigantesca repleta de pez. Os repetís una y otra vez que solo es vuestra imaginación. Que las sombras que se alargan sobre la entrada son solo eso, meras sombras que nada tienen de antinatural o diabólico.

A lo lejos se escuchan gotas repiquetear sobre la piedra, crujidos provenientes de distintos lugares y un rumor inidentificable. Cada poco tiempo caen hilillos de tierra del techo de la caverna. Del corredor donde os encontráis brotan unas decenas más, y de esos mismos otra decena más, configurando una red interminable de túneles en los que probablemente no tardaráis en perderos de no contar con el mapa (perderos vosotros junto con vuestra cordura). El sentimiento de veros atrapados en una inmensa ratonera subterránea no ayuda mucho a la hora de calmar los nervios que os atenazan las tripas.

El comisario os desea que el Dios Emperador esté con vosotros y da la orden de volver a colocar el sello de nuevo. El rugido gutural de las bestias tirando del sello suena dentro de la caverna como algo diferente, atemorizador. Tanto como el hecho de que en breves momentos os quedaréis solos en la gruta donde espera quién sabe qué. Aunque quizá "solos" sea exagerar.

Os acompañan las sombras.

Ishmael saca una de las antorchas de la mochila y la enciende. Una vez hecho esto, dice:

Este olor a mierda acabará por volverme loco. Y yo que creía que me había acostumbrado al vuestro, chicos. Je, je, je.

Observa detenidamente el entorno en el que se encuentran.

¿Y bien? ¿Quién se va a ocupar del mapa?-pregunta al resto.

Cuando el sello se cierra con un golpe metalico y se mueven los engranajes que cierran el mismo, Xanthia siente un escalofrio que le recorre la espina dorsal. No se sentía así desde que le dirigieron al patíbulo en su planeta natal.

Xanthia saca su pistola, acomoda su espada en su espalda y enciende la antorcha.

Que sea Cimbria.- dice con algo de brusquedad.- que ha sacado de nuevo su vena mandona.

"De acuerdo, yo os ire indicando el camino. Tomad vuestras posiciones y estad atentos"

Con el mapa en una mano y la pistola laser en la otra, Cimbria echa a andar por la tenebrosa mina... mientras el constante tamborileo del agua sobre las rocas, atrona la silenciosa caverna...

"Ahora que estamos aqui abajo, parecen algo mas tranquilos... que no relajados. Nuestra tarea es sencilla, recabar informacion y volver con vida para transmitirla... ya veremos si se puede traer un poco de Justicia Imperial a los habitantes de esta mina"

La sonrisa que se enmarca en el rostro de Cimbria, adquiere tintes diabolicos a medida que las luces y sombras de las antorchas electricas, danza sobre sus duros rasgos.

A la luz de las antorchas, el rostro de Ishmael parece más crudo que de costumbre. Sus facciones se ven aún más marcadas debido a la semi-oscuridad y a la incertidumbre que rodea al grupo. Lentamente desenfunda su arma y al instante la carga.

"Clak-clak"

Preparado para lo que sea, emitiendo un suspiro y rezando alguna oración para sus adentros, Ishmael empieza a plantearse el hecho de que puede que no salga con vida de allí.

Después de todo, no tengo nada que perder...

"Atentos ahi delante" Cimbria procura hablar bajo, pero el eco de la Mina anula cualquier intento de ser discreta... "Dentro de poco saldremos de las precisas indicaciones del mapa... moveos con cuidado"

"No ha sido dificil llegar hasta aqui... pero todo esto esta demasiado tranquilo... esperaba... no se... mas evidencias de actividades hereticas... frases inmundas, glifos sangrientos, sacrificios de heridos... no se... algo"

Mientras esos oscuros pensamientos pasan por su cabeza, Cimbria se muerde un labio, nerviosa... procura disimular mientras camina por las tortuosas galerias y recodos....

"Xanthia y Praetus son impulsivos y un tanto indisciplinados... pero creo que trabajaran bien juntos... Ishmael respondera en situacion de presion... Mir... me resulta un tanto repulsivo... ahi algo que no me gusta"

Descendéis por las tripas del planeta con cuidado. Las antorchas confieren a vuestros rostros un matiz peculiar, siniestro. No habláis mucho durante el camino, las palabras brotan incómodas cuando lo hacen y rompen el silencio de manera brusca. No os gusta. Preferís el relativo silencio que indica que todo marcha bien.

Enseguida os acostumbráis al hedor de las minas, aunque la atmósfera sofocante persiste. Es como si trescientos orkos hubieran dormido en la gruta durante tres semanas. Podríais cortar el aire con un láser industrial.

A pesar de todo, seguir las indicaciones no resulta muy difícil y os abrís paso sin problemas. En uno de los recodos, divisáis una pequeña estación minera: un par de hab blocks de color azul apagado en los que se lee con grandes letras amarillas "Subsección 5". Las puertas están cerradas y no se ve a nadie en las proximidades. La estación no está en vuestra ruta, sería cuestión de desviarse unos metros para luego volver al ramal principal.

Praetus se había mantenido en silencio, dejándose llevar por la excitación de verse de nuevo libre, al menos mas libre de lo normal, teniendo su arma preparada en las manos con la antorcha/lintarna adosada a la misma para que allí donde apunte tenga la luz necesaria para volar una cabeza.

- Esa puerta... No os parece que está en demasiado buen estado para la batalla que se supone que ha habido aquí dentro? - Susurra a sus compañeros. - Porqué no echamos un ojo? - Pregunta mientras se pega a una pared cercana para estudiar mejor la entrada.

Xanthia mira la puerta. No le da buena sensación pero Praetus tiene razón. Además han venido aquí a eso, a recabar información, no ha darse un paseo por las minas.

Entremos pues.- dice laconicamente mientras se pone en el lado de la puerta por donde esta el picaporte con el hombro pegado a la pared, agachada y apuntando a la puerta, tal y como le habían enseñado en la instrucción.

Ishmael no dice nada. Escucha a sus compañeros, observa la puerta, y alza ligeramente su arma en dirección a ella.

Si algo sale por esa puerta, juro por el Emperador que le volaré el cuello de un tiro...

Emite un carraspeo y acto seguido escupe al suelo. Su dedo índice baila en el gatillo, esperando y preparado para lo que se avecine.

La puerta, al estilo de una escotilla típica de las naves más antiguas, se abre mediante una manivela circular. Sin embargo, parece atascada y bien atascada. Por más fuerte que lo intentáis, no conseguís moverla ni un ápice.

Las ventanas del edificio no ofrecen mayor información: las luces de dentro están apagadas y la oscuridad de la gruta no permite ver lo que hay dentro.

¿Qué tal si rompemos una ventana? Si hay algo ahí dentro, le obligaremos a salir.-exclama al observar que la puerta no se abre.

Ishmael mira hacia el suelo en su alrededor. Busca alguna piedra que poder coger con la mano y suficientemente gorda como para que rompa uno de los cristales.

Enrollando con cuidado el mapa y  atrapandolo en el cinturón, la acolita Cimbria se reune con sus compañeros, moviendose despacio. "Interesante... no hay signos evidentes de lucha, pero todo esta cerrado... con demasiado cuidado"

"Praetus. Ishmael. Ya sabeis que teneis que hacer" Introduce la pistola laser en su funda y descuelga su rifle, preparandolo para cubrir a sus compañeros.

"Xanthia. Mir. Las ventanas" Cimbria busca una esquina, desde donde controlar la entrada y una posible ruta de huida en la parte posterior del hab block.

"Si hay algo, es seguro que ya sabe que estamos aqui..."

"Entendido"

Sin ninguna sutileza, agarro la piedra más apropiada que encuentre y, desde un par de metros de la ventana, la lanzo con todas mis fuerzas.