Partida Rol por web

Anduin se incorpora al terminar de prepararse para lo que fuera. Mira a Dredoc. 

-Un plan acertado. Cuenta conmigo. Me incluyo en el grupo de distracción. Así mismo, compañeros, creo que el grupo que distraiga al ejército de orcos debería ser más grande que la avanzadilla que avise a los aliados. -Saca su tabaco y comienza a liar un cigarrillo mientras habla. 

-En esa horda hay bestias que podrían ser muy rápidas. Incluso me atrevería a aventurar que puede haberlas voladoras. Creo que cuantos más seamos, mejor. -Saca yesca y pedernal y comienza a encenderlo. Aspira y expira, expulsando humo, para que se vaya quemando el cigarro. 

-No caigamos en el error de subestimarlos otra vez. 

El clima trae nubarrones y truenos en la distancia, de pronto la luz es engullida por el manto negro proveniente de las altas montañas y parece que la noche improvisada ocupara el medio día.

Con la lluvia llega a ustedes el tronar de cascos. Entre los riscos ven acercarse estandartes de Hithlum, treinta jinetes elficos llegan a ustedes. El líder se acerca a vuestro grupo y se presenta:

"Saludos. Soy Elros Elanessë, Alto capitan de Hithlum. ¿Uds de donde son? Parece que han estado ocupados (señalando los orcos muertos y al pequeño derrumbe)"

- Saludos Elros Elanessë. - digo. Soy Kiara.

- Como bien dices hemos estado ocupados pero nuestra mayor preocupación es el ejercito que viene tras esta avanzadilla. - añado señalando en la dirección en la que se aproxima la marea pielverde.

Hace un ademán con la cabeza.

-Buena ventura, alto capitán. Soy Heldor Anduin. -Mira hacia sus compañeros y luego al jinete Elfo. -Somos el grupo de élite de Maedhros. Aliados contra las huestes de Morgoth. Siento lo ocurrido en Hithlum. -Repite el ademán, ésta vez más solemne. 

 Una parte del grupo se distancia del resto para explorar y asegurar el área. El resto permanece junto a su capitán presto a reanudar su viaje. Se los ve agotados pero su entereza e imagen no flaquea un solo segundo. El capitán responde cortésmente a los saludos de Kiara y Anduin por igual. -  Saludos valientes. Nuestra pelea es contra Morgoth y si la vuestra lo es también que los Valar nos ayuden pero intuyo que nuestros destinos no serán los mismos. Por orden de nuestro señor Fingon debemos volver a Hithlum con un mensaje urgente. Es bueno contemplar a un grupo tan diferente combatiendo juntos. Maedhros no se ha equivocado al convocarlos para la gran batalla. Lamento no poder permanecer a vuestro lado en la lucha pero debemos partir sin demora, el tiempo juega en nuestra contra pero podremos ayudarlos en otro sentido. Por ejemplo disponemos de flechas y demás equipamiento si lo desean.  – Elros avanza un poco entre el grupo con su caballo observando detenidamente a los demás integrantes del grupo.

- Aiya Elros Elanessë¹ - saludó formalmente al capitán, - nanye Tareth, i Perelda².

Tras escuchar el ofrecimiento del capitán miró a sus compañeros que portaban arcos. Seguramente este nuevo equipamiento les vendría muy bien.

- Hantalë tere annar³ - añadió haciendo una leve reverencia.

Dredoc se acercó, y tras un saludo cortés pero breve y una correcta pero igualmente breve presentación, se desmarcó de sus compañeros y fue al grano, pues no había tiempo que perder, cada segundo que pasaban hablando, los orcos estaban un paso más cerca de su objetivo. 

No tenemos mucho tiempo, Alto Capitán. Para cumplir nuestra misión, más que armas necesitamos equipo que nos ayude a no ser vistos, a movernos más deprisa y a salvar obstáculos. Desde equipo de escalada, por si nos evita un rodeo, capas élficas para no ser vistos, o algo que nos permita llevar más ligero nuestro equipaje o no hacer ruido. 

Nuestra misión, ahora, se centra en llegar con discreción y sobretodo a tiempo a donde hay que llegar, y muchas, muchas almas dependen de ello.

Evitó dar demasiadas indicaciones. Aunque en principio todo el mundo perdía si ganaban los orcos, estaba claro que alguien no pensaba así, y como de nada conocía a ese elfo, prefirió guardarse los detalles de sus misiones autoimpuestas. El elfo tampoco necesitaba conocerlas, para cumplir su propia misión. 

Podría pensar que se trataba de una incursión tras las línea enemigas, entregar un mensaje o una misión de sabotaje, eso daba igual, en lo que no había mentido es que necesitaban rapidez y discreción.

Soy Ross Lothart mi señor Elros Elanessë y seria de gran utilidad por lo menos un caballo que nos permita ser mas rápidos que el enemigo, pero ignoro si entre los suyos habrá alguno que no sin pena haya quedado sin jinete - le dice en lengua común. 

Galvan se puso en pie e hizo un gesto con la cabeza en señal de reconocimiento ante la llegada de Elros.

-Soy Galvan, hijo de Anduriel y celebro vuestra llegada. Decidme, ¿cómo podemos ayudaros?

-Soy Indis, una elfa vanyar. Le agradecería volver a cargar el carcaj de flechas así estoy preparada. Que varda ilumine su camino. - me dirijo al elfo en lengua común haciendo una pequeña reverencia y un gesto de lo mas amigable. 

Bienaventurados éramos de encontrarnos con alguien capaz de ofrecernos ayuda sin pedirnos nada, al menos existía una mínima posibilidad de ganar esta pelea contra la oscuridad de la cual Morgoth nos somete. 

Acercándome al grupo doy mis respetos. -Bienaventurados somos de encontrarnos con su grata presencia, todo lo que puedan ofrecernos será una bendición para nosotros. - expreso dulcemente sin manifestar emoción alguna, por dentro solo quería seguir luchando contra los orcos. 

El capitán elfico levanta una mano para hacer una pausa a las peticiones del grupo y luego de un momento responde apresurado. – Podremos prescindir de tres monturas con equipaje completo, será la mejor forma de honrar a sus anteriores dueños. Todo lo que necesitan lo encontraran en las alforjas de los caballos. Son animales muy veloces si lo que necesitan es rapidez. Tienen mi gratitud por vuestra ayuda pero creo que hoy vuestro destino es distinto al nuestro. Ustedes posiblemente busquen el combate mientras que nosotros buscamos arribar a tiempo a nuestra morada.   Lamento no poder ser de más ayuda pero mi tiempo escasea y siento que debemos despedirnos. – ya habiendo cruzado el área donde se encuentra el grupo el capitán se reúne con el resto del grupo y se dispone a continuar su camino no sin antes dejar tres caballos.

Mucha suerte en su viaje, y muchas gracias.

Dijo despidiéndose y yendo a comprobar el equipaje de los caballos. Algo más animado, empezó a hablar con los compañeros.

Bien, somos nueve para tres caballos, y aunque son rápidas, no nos ayudarán a mantener a los orcos lejos de nuestros pasos en estos montes agrestes y traicioneros, ni desde luego a escondernos para despistarles, pero sí para salir de ellas y llegar a nuestras tropas, de manera que tres serán los que monten para dar el aviso a nuestra gente.

Hizo una breve pausa mientras sacaba las flechas para repartirlas entre los arqueros. Prefiero confiar la ligereza y el sigilo en los bosques a las botas de los elfos que a las mías -Más con el día funesto que llevo- y estoy acostumbrado a dominar estas bestias. Quizá sea de más ayuda bajando a advertir a los generales que tintineando mi cota de malla entre los matorrales.

Quien quiera acompañarme que no se lo piense demasiado y monte, el tiempo corre. Dredoc subió con rapidez al caballo, y todo lo que no fuera imprescindible lo dejó para sus compañeros.

Gavan asintió sonriendo levemente.

-Agradecemos vuestro presente. Que Oromë guíe vuestros pasos.

Se quedó mirando como los elfos se marchaban durante un instante y luego se dirigió a sus compañeros. Asintió a las palabras de Dredoc.

-Es lo mejor que podemos hacer. Yo me quedaré con el grupo. ¿Qué otros dos irán con Dredoc?

Ross hizo una ligera reverencia a Elros cuando este se despidió pero no le dijo mas pues todos le agradecían y se fue de prisa 

Yo estoy junto a Kiara en esto, parece que hacemos buen equipo - se pone en pie y parece estar mas recuperada de sus heridas, toma su equipo y va a donde Dredoc dejo el equipo que no llevaría, para buscar algo de utilidad.

¿quien moverá el cuerno, dando las falsas señales? - pregunto mientras buscaba 

Luego de despedir a Elros me dirijo hacia mis compañeros. -Los que usemos arco deberíamos quedarnos en los riscos para cubrir varios frentes. Me había ofrecido a utilizar el cuerno pero es mejor y mas fructífero que me quede aquí cuidando las espaldas de nuestros compañeros al salir montados en los caballos. - no era un mal plan, cuanto más se aprovechaba nuestras habilidades mejor saldríamos de esta. 

Tareth lo pensó un momento. Quería creer que lo ocurrido hacía unos minutos había sido una triste casualidad. Nunca hasta ahora había luchado tan mal.

¿He luchado antes? ¿Así con espadas?

Un pensamiento iluminó su mente como un relámpago. Un recuerdo de otra vida, muy diferente a aquella había pasado como una estrella fugaz, convirtiendo la noche en día dentro de su cabeza.

Quizás no eres un guerrero al fin y al cabo.

Desechó aquella idea con rabia y miró a los demás.

Ha llegado el momento de demostrar de lo que soy capaz.

Quería un puesto de responsabilidad. Estaba seguro de que estaría a la altura pero quería convencerse a sí mismo primero. Se adelantó y tomó el cuerno.

- Yo me ofrezco para despistar a los orcos.

- Tareth, sería bueno que fueras con Dedroc. - digo. La tercera montura podría quedarse por si fuera necesario mandar algún mensaje.

No iba a decir que no me parecía un buen luchador pero ... así era.

Prefería estar con los Elfos, Anduin y Evereth. Los que quedamos hemos demostrado nuestra valía, esos dos ... todavía no han demostrado estar a la altura de la misión encomendada.

Anduin termina de recargar su carcaj y levanta la mano como haciendo un inciso a las palabras de Kiara, pero mirando a sus compañeros.

-Ir de avanzadilla a avisar no es una labor deshonrosa. Es tan válida como cualquiera en ésta guerra. Un grupo inteligente aprovecha las habilidades de sus miembros para el bien común. De otra forma podríamos ponernos en peligro, todos lo sabeis. Decidamos con inteligencia.

Expulsando una calada de humo continua. -Mis habilidades serán útiles en la distracción, pero recordemos que cualquiera puede tener una mala ventura un día.