Partida Rol por web

El Capitán Sterling miró a su equipo. No eran sus viejos Lobos pero tendrían que valer. Sólo seis personas para una misión de la que dependía, quizás, el futuro de todos los Mundos Conocidos. Su misión era tan secreta que sólo los Altos Mandos la conocían. La vieja nave traqueteó un poco. El piloto les informó:

- Estamos llegando al punto de despliegue. Los dejo y me largo. Si la información es correcta el Nido está a menos de dos kilómetros a través de la cañada.

Sterling asintió. No eran los Lobos pero tendrían que valer. Sólo esperaba no volver a pasar otra década en una dimensión desconocida. Hay cosas peores que la muerte.

En ese momento sonaron las alarmas de aproximación. La trampilla de salto se abrió y las cuerdas de descenso se desplegaron. Bajo ellos había una explanada en lo alto de una cañada, pero no era el punto de despliegue. La voz del piloto informó de forma apresurada:

- ¡Se aproximan aguijones*! Este pájaro no tiene potencia de fuego para enfrentarse a ellos así que tenéis menos de un minuto para bajar aquí o abortamos la misión.

- Abortar la misión no es una opción.- contestó el capitán Sterling mientras enganchaba su arnés a la cuerda correspondiente - ¡Ya lo han oído! ¡Bajamos de inmediato! ¡Y prepárense para recibir compañía!

Dicho lo cual se lanzó al vacío agarrado a la cuerda de descenso.

La nave estaba en esos momentos inmóvil pero todos sabían que no tendrían demasiado tiempo antes de que maniobrase para darse a la fuga.

El doctor Greener pertenecía al Gremio de Ingenieros. No era habitual ver a tipos como él al otro lado de la línea, en territorio simbionte, un lugar reservado a los marines ya que cada palmo de selva podía ser el último que vieras. Los simbiontes no tenían la costumbre de charlar con la gente que mataban. Sin embargo estaba allí, por algún motivo, para participar en la incursión a un Nido de Simbiontes. Los demás tenían órdenes expresas de garantizar su seguridad por lo que intuían que quizás en el Nido hubiera alguna tecnología humana que había quedado 'al otro lado' años atrás. ¿Por qué otro motivo llevarían a un Ingeniero con ellos?

El tipo sin embargo parecía bien templado. No dudó un momento en agarrar su propia cuerda de descenso y engancharla con la intención inequívoca de seguir a Sterling.

Frank se había pasado casi todo el viaje limpiando el rifle. Desmontandolo y montandolo de manera casi automática. No conocía a ninguno de sus compañeros. De hecho sus últimas misiones habían sido todas parecidas, con gente nuevo. Al menos desde lo de Vince. Pero ya no le importaba, o al menos hacía como si no le importase.
En cambio el hecho de que un tipo como el Capitán Sterling estuviese en la misión sí que era un hecho interesante. Se escuchaban cosas de él. Al parecer todas ciertas.

Cuando llegaron al punto de encuentro la cosa mejoró, como no podía ser de otra manera claro está. Lugar erroneo y con más compañía de la anticipada.

Me encanta que los planes salgan bien.

Ante las ordenes de Sterling Frank se lanzó abajo sin pensarselo siquiera. Se afianzó al cable a medio camino y frenó justo antes de llegar al suelo. Había bajado rápidamente, pero lo mismo podía haberse matado si no le hubiese salido bien la maniobra. Si iban a enfrentarse a esos bichos prefería tener tierra firme bajos sus pies.
Al bajar empezó a buscar sitios donde ponerse a cubierto.

Alice se planteaba ahora por que no se había quedado tranquilamente en el barracón. Llevaba varias semanas sin estar en activo y la verdad es que prefería la vida de "civil" a estar a punto de lanzarse desde una nave hacia una muerte casi segura ya fuera por el ácido de los Aguijones o por algo peor que les esperara en aquel lugar. Pero alguien tendría que curar al capitán o a sus hombres y parecía la única capacitada para ello. 

Se levantó y colocó su arnés en el cable dispuesta a saltar. Obviamente, mientras descendía, se dio cuenta de que aquello no había salido como debería.

Como el resto de sus compañeros, Kratos Leo Rolas de Hira se había pasado todo el trayecto en silencio, sentado, con los ojos cerrados y sus manos reposando en una curiosa katana bien forjada. Cuando Sterling había empezado a hablar, sus extraños ojos se abrieron para observar, por primera vez, el escenario al que se enfrantaban.

Una leve y extraña sonrisa se dibujó en su rostro. Kratos había nacido para batallar y en Estigma había encontrado el escenario más desafiante en el que vivir. Había participado ya en unas cuantas misiones. Le gustaba ser uno más. No el noble Hazat que había sido años ha. Aquel sobre el que tantas esperanzas y obligaciones se habían puesto sobre sus hombros. Aquel que había fracasado a ojos de sus superiores.

Allí sólo era combatir, vencer o morir, en un ciclo sin fin. Su padre se estaría removiendo en la tumba de saber que su hijo estaba luchando a muerte contra engendros alienígenas en vez de contra los bárbaros del califato que amenazaban sus tierras.

Kratos se levantó del asiento, envainó la katana a su espalda, comprobó el resto de sus pertenencias, tomó el cable de bajada y descendió con seguridad.

Nadie del equipo puso en duda la orden del capitán Sterling pero aunque todos se lanzaron al vacío amarrados a sus arneses la suerte fue dispar.

Aunque al principio el gancho de Frank el soldado dio un fuerte tirón con el cual se deslizó de forma rápida y eficiente, de tal manera que fue el primero en alcanzar el suelo, entre la maleza. El capitán Sterling ya estaba a cubierto tras unas rocas mientras que Greener se tiraba entre los matorrales en un claro intento de ocultarse. Frank optó por situarse cerca de Sterling tras la roca para intentar cubrir el descenso de sus compañeros. Kratos había hecho lo mismo optando por situarse tras la protección del ancho tronco de un árbol.

Por su parte Alice sabía que algo iba mal cuando empezó a caer dando vueltas. Maldijo el no haber prestado más atención en el momento de revisar su equipo de descenso por confiar en que lo harían en un sitio tranquilo. Se sorprendió al ver que Robertson, el hermano de batalla, estaba en la misma situación que ella. Ambos dieron tumbos contra los árboles que deberían haberles servido de cobertura antes de alcanzar el suelo¹. Lo peor de todo es que con el bamboleo habían quedado en medio de un sendero natural, al descubierto. Dos de los aguijones que iban a por la astronave se habían dado cuenta de esta situación y ahora empezaban a virar en el aire para ir a por sus nuevas presas.

Frank estaba bien cubierto, y esperaba que los aguijones se dedicaran a perseguir a la nave y así el equipo pudiera continuar. Pero estaba claro que habían visto a los dos que seguían engachados en las cuerdas y que iban a por ellos.
Si no hacía nada lo mismo no se daban cuenta de que estaban allí y les dejaban en paz al resto. Pero claro, la chica y el otro que tenía pinta de hermano de batalla estarían acabados.
Resignandose apuntó al aguijón más cercano y disparó su rifle.

En fin. Tendré que cargarme a esos bichos.

—¡Maldita sea! —exclamó el hermano de batalla al terminar el descenso.

Siempre la misma historia. Alexander no era bueno con esos descensos tácticos; en realidad él no era táctico y ese tipo de entradas solían traerle problemas.

Se había quedado enredado en el cable mientras sus compañeros avanzaban a cubierto. Se había hecho daño en la rodilla y no podía avanzar y tampoco fue ágil al preparar su arma.

Hizo un gesto con la mano para que Alice se colocara detrás suyo.

Frank apuntó con cuidado a una de las criaturas. Las prisas eran malas consejeras. Esperó a que el bicho se confiase y en el momento preciso en que la criatura detenía momentáneamente su vuelo para empezar el picado disparó.

Con los simbiontes nunca sabías a qué atenerte pero Frank lo calificaría después como un disparo entre ceja y ceja, siendo la ceja cualquiera de las muchas que incluían los ojos de aquella criatura. El monstruo salpicó con ácido su caída dando vueltas. La otra criatura todavía no había tenido tiempo de reaccionar.

Kratos chasqueó la lengua al ver que dos de sus compañeros se habían trabado con las cuerdas. Aquello no era buena señal.

Pero claro, el antiguo caballero Hazat no creía demasiado en la fortuna o en la mano del Pancreator. Serían los nervios o la tensión de la situación. Confiaba en que Sterling hubiera elegido un buen equipo para hacer aquella misión, asi que, simplemente hizo lo que tenía que hacer. Mientras se cubría sacó la pistola blaster que había permanecido en su familia durante generaciones y tomó buena vista de donde llegaban aquellos engendros. 

A Kratos no le gustaba aquello. Lo suyo eran las distancias cortas pero aquellos seres alados le quitaban a uno toda la diversión. Notó como el otro compañero, que parecía tirador se encargaba del primer Aguijón.

Sin más, salió de unos segundos de la cobertura y disparó un potente rayo que impactó de lleno en el bicho que quedaba.

El primero para su cuenta.

Por suerte para Alexander y Alice sus compañeros habían resuelto el problema antes de que la cosa fuera a mayores. Con un certero disparo Kratos se había encargado del segundo aguijón haciendo que corriese la misma suerte que la otra criatura. Alexander agarró a Alice y la llevó hacia los matorrales para reagruparse.

Los otros monstruos voladores iban tras la lanzadera, dándoles un momento de respiro.

- La astronave alcanzará una mayor velocidad que esas criaturas por lo que supongo que en cuanto vean que se escapan volverán sobre sus pasos. ¿Será mejor esperar y emboscarlos o mejor nos escabullimos entre los matorrales con la esperanza de que no nos vean al volver?

En otros mundos, en otras guerras, un capitán nunca preguntaría a sus subalternos su opinión. Pero Estigma era distinto. Allí las batallas eran escaramuzas en un entorno hostil y lo mejor solía ser tomar una decisión que favoreciese al grupo. No es que Sterling estuviera preguntando cual era la mejor opción, sino como creían estar mejor capacitados sus soldados ¿sigilo o ataque preventivo?

Frank asintió en silencio ante el disparo de Kratos, le había parecido que prefería las armas de filo, pero era bueno ver que alguien más sabía disparar.
Siguió con la mirada el resto de aguijones que perseguían a la nave y veía claro lo que decía Sterling sobre que pronto los dejaría atrás. Aunque le sorprendió que les pidiera su opinión.

- No estamos aquí para pararnos a pelear contra cada bicho que nos encontremos jefe. Por no hablar de que no tenemos munición infinita. Mejor escabullirnos y avanzar todo lo que podamos. Seguramente ya llegará el momento que tengamos que pelear por cada palmo del terreno.-

Frank no tenía ninguna duda de que podrían acabar con los aguijones, pero era una perdida de tiempo y munición.
 

Alice aún se resentía por el golpe, pero por lo menos no daba todo vueltas. Menudo papel había hecho delante de los nuevos, prefirió no pensar en ello. 

-Creo, señor, que deberíamos largarnos de aquí. Esas cosas son peligrosas y no pasamos precisamente desapercibidos... lo mejor será largarse antes de que lleguen cosas peores atraidas por el ruido-dijo Sun mientras se frotaba el hombro magullado. Los aguijones volverían y probablemente mas simbiontes también, su misión no podía acabar tan pronto.

Desde luego que Estigma era diferente a cualquier otro frente donde hubiera estado. En su tradición, los soldados obedecían las órdenes de sus líderes y luego las decisiones que había que tomar era cuál era la forma más eficaz de ejecutar dichas órdenes. En algún tiempo pasado, a Kratos le hubiera parecido que Sterling era, por lo menos, un líder débil.

Pero cualquiera que llevara en aquel lugar un tiempo sabía que la formas tradicionales no funcionaban y que pedir consejo a compañeros veteranos no era debilidad. Era sabiduría. El noble Hazat compuso una mueca de desagrado evidente ante la situación.

"Señor... no me gusta dejar enemigos atrás" -dijo con voz bronca y pesada- "Pero según parece el tiempo y los recursos son vitales en esta misión. Como apuntan Castiglionni y Sun" -se había quedado con los apellidos de sus compañeros cuando les habían presentado antes de subir- "quizá sea mejor idea aprovechar la espesura de la jungla. Volar da ventaja en campo abierto, pero es una desventaja en un terreno boscoso, asi que si nos internamos lo suficiente y con cuidado, despistaremos a esos bastardos". -dicho aquello volvió a su silencio. No era hombre de hablar por hablar. Asegurando sus armas y su armadura de placas plástica. Había enfundado de nuevo la pistola blaster y esperaba no tener que volver a usarla demasiado... no así sus filos.

Sterling asintió.

- Me parece una correcta evaluación de la situación. Pongámonos en marcha cuanto antes.- dijo sin perder ni un minuto mientras se dirigía hacia la selva - Greener: usted conoce la situación del destino. ¿Cuánto nos hemos alejado?

Greener ojeó un mapa orográfico de la zona consultando su brújula.

- Creo que hemos quedado a un kilómetro al oeste de donde deberían habernos dejado. Si seguimos por esta dirección - contestó poniéndose en marcha con los demás sin dejar de comprobar la ruta - llegaremos a una cascada que cae hacia el valle que era nuestra zona de despliegue inicial. A partir de ahí hay una cañada por la que llegaremos a nuestro destino. Quizás una hora aproximada de avance por la selva... si no hay imprevistos.

Estaba claro que todos pensaban en los imprevistos ya que, mientras avanzaban, no dejaban de mirar a las copas de los árboles sobre sus cabezas, esperando escuchar en cualquier momento el aleteo característico de los aguijones.