Vincent andaba en silencio detrás del resto, raro en él, no corría, iba a oscuras y por supuesto no sangraba... Pero algo le llamó la atención, un ente entre los árboles le estaba llamando, un ángel, la salvación, no dudó ni un segundo en aceptar su llamada y agarrar su mano, silenciosamente desapareció.
El joven en silencio iba delizandose entre las ramas de los arboles sobre las cabezas de los Inquisidores. Rastreaba los simbolos tallados que le guiaban hasta la mansión en el laberintico bosque, y a la vez tomaba algunas luciernagas en frascos.
Trepaba, se deslizaba, bajaba, subia, saltaba, se paraba a pensar, daba indicaciones al grupo, miraba a la oscuridad como si sus ojos fuesen los de un felino acostumbrado a la oscuridad. Todos los movimientos de ReRe eran mecanicos, automatizados de una manera casi perfecta echa para no vacilar en lo mas mínimo.