Partida Rol por web

Exorcismo

El abrazo

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20/05/2025, 17:07
Director

El padre Moore permanecía agazapado junto al muro de la casa, la espalda apoyada en la madera húmeda, el corazón latiéndole con fuerza sorda en el pecho. Su sotana empapada se pegaba a su piel como un sudario, y la marca en su torso ardía como si supiera lo que estaba por venir.

Entonces, el sonido lo alcanzó.

Un crujido de ramas.
Una pisada pesada sobre hojas mojadas.
Una voz en un susurro gutural.

Levantó la mirada apenas unos centímetros por encima del ventanuco destrozado. En el linde del bosque, entre los troncos negros de los árboles y envueltos en la bruma, siluetas comenzaron a perfilarse. Primero una, luego dos… al final, al menos media docena de figuras emergieron del espesor. Caminaban con paso firme, formando un semicírculo, como si supieran exactamente a dónde iban.

Traían linternas, cuyos haces de luz bailaban inquietos sobre la fachada de la casa.
Traían armas: cuchillos largos, oxidados; hachas de carnicero; una vieja escopeta recortada con la culata envuelta en cinta.

El padre Moore sintió —más que vio— que no era la primera vez que venían. Sus movimientos eran demasiado coordinados. No hablaban. No dudaban. Caminaban como ejecutores de un deber antiguo, con la fatalidad en la sangre.

Uno de ellos alzó la linterna.
El haz de luz pasó rozando al padre Moore y se detuvo un segundo sobre la ventana rota.
Y entonces, el silencio se volvió aún más profundo.

—Está abierta —murmuró alguien, en voz baja, grave, gastada por la intemperie.

Otro asintió.

El padre Moore apenas respiraba.
No sabían que estaba allí. Aún.

Pero lo que fuera que se escondía tras esas linternas, lo que fuera que habitaba esos cuerpos, no era solo gente armada.
Era gente que sabía.
Sabía lo que moraba dentro de la Hacienda Lane.

Y no venían a salvar a nadie.
Venían a asegurarse de que no saliera jamás.

Notas de juego

Una tirada de Percepción, por favor

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20/05/2025, 20:55
Jonathan Moore

Cómo podía ser que esa gente supiera lo que.estaba pasando allí? Se encontraba acaso ante una secta de adoradores del Innombrable? Serían total o parcialmente responsables de lo acontecido allí, en el pasado y el presente?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Éxito holgado!! 

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21/05/2025, 10:11
Director

El corazón del padre Moore dio un vuelco seco.

El rostro oculto tras la linterna se inclinó apenas al avanzar, y en ese leve gesto —la forma de andar, el ancho de los hombros, el modo en que sujetaba el machete con la mano derecha y la linterna con la izquierda— Jonathan lo supo.

Jeffrey Lane.

El padre de Anna.
El esposo de Loretta.
El hombre que desapareció sin dejar rastro.

La sangre se le heló en las venas y, por un instante, el mundo pareció encogerse. La humedad del bosque, el olor a tierra, el zumbido de los insectos entre la bruma... Todo se desdibujó, eclipsado por una única certeza: él estaba allí. Y no venía por compasión.

Jonathan sintió cómo se le contraían las entrañas. Recordó su voz, sus promesas de protección… sus negaciones cuando todo comenzó a desmoronarse. Recordó sus gritos en la noche, la mirada enajenada cuando discutía con Loretta, las sombras que proyectaba en las paredes del recibidor mientras se alejaba, dejando atrás a su familia.

Y ahora estaba allí.
Con un arma.
Con otros como él.
Volviendo a la casa que había condenado.

El padre Moore tragó saliva con dificultad. Algo dentro de él se rompía —no por miedo, no del todo— sino por el peso insoportable de la revelación: si Jeffrey Lane había regresado, no era para redimirse. Era parte de lo que se había gestado en ese hogar maldito. Tal vez siempre lo fue.

Una nausea lenta y densa se le anudó en el estómago.

Y entonces lo entendió.

Aquello que había en Anna... no era el Maligno.
Era algo peor.
Era legado.
Y Jeffrey Lane había vuelto para cerrar el círculo.

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21/05/2025, 23:03
Jonathan Moore

Que Dios Todopoderoso le perdonara, pero hervía por dentro de pura incredulidad y rabia. Él, aquel ser abyecto, les había hecho eso, a las pequeñas, a Loretta, a su eminencia... El crucifijo y su Fe inquebrantable era lo único que mantenía a raya las ansias de hacerle daño, mucho daño.. su oficio le contenía, al menos por el momento..

Optó por permanecer en silencio y oculto. Tal vez esa.... gente.... le muestre algo que le ayude a expulsar el Mal del mundo . Además, si le descubren, no cree que fuera a salir bien parado, y eso no haría ningún bien a la misión que le había traído hasta ahí y estaba ahora más empeñado que nunca en llevar a cabo.

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22/05/2025, 09:13
Director

El padre Moore se deslizó entre los arbustos con el sigilo de una sombra. El vaho de su respiración se mezclaba con la humedad del suelo mientras se agazapaba tras un viejo tronco caído, cubierto de musgo y podredumbre. Desde allí, con la vista apenas por encima de la maleza, pudo observar cómo los intrusos irrumpían en la casa de los Lane.

No dijeron una palabra.
Como si cada uno conociera ya su papel, se movieron con precisión ritual: dos rodearon el porche y empujaron la puerta principal, mientras un tercero se quedó vigilando el exterior, su escopeta al hombro y la linterna barriendo el bosque. Jeffrey Lane no necesitó hablar: solo alzó una mano, abierta, señalando hacia el interior oscuro de la casa. Los demás obedecieron sin dudar.

Un relámpago distante iluminó el cielo por un instante.
En ese breve destello, Jonathan pudo ver algo en sus rostros. No miedo.
Devoción. Fanatismo. Éxtasis.

La puerta se cerró tras ellos.

Desde su escondite, el padre Moore contuvo la respiración, sintiendo cómo la tensión vibraba en el aire como un alambre tirante a punto de quebrarse. Por las ventanas, ahora sin luz, percibía sus pasos amortiguados en la madera… dirigiéndose escaleras arriba. Buscaban a Anna. Lo sabían. Sabían que había vuelto. O que nunca se había ido.

Un crujido fuerte resonó dentro de la casa. Un portazo. Una voz susurrante, grave, casi inhumana, como un murmullo arrastrado desde el fondo de un pozo, se filtró entre las paredes. Jonathan no logró entender las palabras, pero sí la intención. Algo estaba ocurriendo allí dentro. Algo que no debía culminar.

El padre Moore cerró los ojos por un momento.
Rezaba.
Pero no por ellos.
Rezaba por lo que podría desatarse si tenían éxito.

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25/05/2025, 23:37
Jonathan Moore

El padre Moore no acabada de decidirse que hacer a continuación. Volver a la casa, seguir a esa gente era una opción. Sin embargo, si le cogían mi parecía que aquello fuera a acabar bien para él. Además, sentía que ha la escapado por poco de aquello que miraba en el interior y que una vez fue Anna.

Sin embargo, irse no era una opción. No podía dejar aquello suelto por el mundo. Además, tenía que dar descanso a aquella buena gente que no se ha oa merecido en modo alguno ese final. 

Necesitan información para enfrentarse a esa cosa, pero también tenía que tomar una decisión. Se encomendó al Altísimo rogándole que iluminara y guiara sus pasos.

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26/05/2025, 11:05
Director

Desde su escondite, el padre Moore permanecía inmóvil. Cada músculo de su cuerpo suplicaba por actuar, pero su mente era un campo de batalla entre el deber, el miedo y algo más profundo: la duda. Y mientras él vacilaba, los sectarios no perdían el tiempo.

Dentro de la casa, el silencio había sido sustituido por un murmullo coral, un cántico gutural que vibraba a través de los tablones, como si las paredes mismas lo repitieran. No era un idioma conocido, ni siquiera humano. Era antiguo, nacido de una época en la que el lenguaje no se hablaba, sino se sentía. Palabras que no tenían forma, solo intención.

Algunas personas, el padre Moore no podía concretar el número, subieron a la planta superior, donde aguardaba la habitación sellada, ahora sin candado. El padre Moore podía oír los pasos sobre su cabeza, los tablones gimiendo con cada movimiento, el aire que cambiaba de densidad, como si toda la casa estuviera conteniendo el aliento.

Un grito. Breve. Lejano. Luego, un golpe seco.

Una voz masculina, ¿quizá era Jeffrey? comenzó a recitar con una voz rota, casi llorosa, una oración al revés. Era como si profanara cada palabra, y sin embargo, en su entonación había una devoción absoluta. Los demás se unieron, formando un coro que crecía como una marea negra.

No buscaban exorcizar a Anna.

La estaban invocando. O despertando.

Del interior de la casa llegó un olor denso, imposible: hierro y azufre, tierra recién removida, como si algo viejo y enterrado estuviera a punto de emerger.

Jonathan Moore seguía sin moverse.
Y cada segundo que pasaba, la línea entre el mundo de los vivos y lo otro se hacía más tenue.

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28/05/2025, 18:15
Jonathan Moore

No podía hacer otra cosa, no podía obviar la situación. Decidió volver a la casa. 

Con todo lo acontecido, era posible que no volviera a salir, pero tenía que intentarlo. 

Se acercó a la casa, inspeccionándolo en silencio por el exterior, decidiendo la mejor ruta de acceso. ¿Tal vez la ventanta rota del sótano? ¿Bastaría la puerta principal? 

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28/05/2025, 21:38
Director

El padre Moore permaneció unos instantes inmóvil, con la mirada fija en la antigua casa de los Lane, ahora envuelta por una negrura que parecía más densa que la propia noche. El cántico dentro continuaba, un zumbido grave y ritual que le calaba los huesos. No podía mirar a otro lado. No esta vez.

"Dios mío… si alguna vez me escuchaste, que sea ahora."

Sabía que cruzar de nuevo el umbral podía significar su final. Pero el horror ya estaba desatado, y si no lo enfrentaba, nadie más lo haría. Respiró hondo, conteniendo la punzada de dolor que aún le recorría el costado desde el último encontronazo con lo que fuera que habitaba aquella casa. El frío de la noche le quemaba la piel, pero dentro… dentro ardía el infierno.

Con paso lento, se deslizó por el perímetro de la casa, pisando con sumo cuidado la hierba húmeda, atento a las sombras y al reflejo intermitente de las linternas en el interior. La ventana rota del sótano le devolvía su imagen distorsionada, como un espejo de pesadilla. El cristal astillado no ofrecía resistencia, pero el espacio era demasiado estrecho… y aun así, una parte de él sabía que era por ahí. Como si la casa, una vez más, quisiera mostrarle su camino.

La puerta principal se alzaba al otro lado, intacta, quieta, como si nada hubiera ocurrido. Pero uno de los sectarios la vigilaba...

Notas de juego

Que hará el padre Moore?

1) Si intentas entrar por la ventana rota del sótano, tirada de destreza.
2) Si vas por la puerta tirada de violencia.

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29/05/2025, 23:04
Jonathan Moore

El padre se acercó sigilosamente a la ventana del sótano, aquella por la que había conseguido escapar, rompiéndola en el proceso; seguramente no se esperaban que volviera y menos por ahí, ya que no le cabía duda de que sabían que, al menos, había estado en el lugar. Todo esto no hacía sino añadir interrogantes a la extensa lista.

Se introdujo con todo sigilo de nuevo en aquel antro salido del infierno, que una vez había sido la morada de unas niñas y una madre felices.. el padre.. bueno, eso era otro tema..

- Tiradas (1)
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30/05/2025, 20:40
Director

El padre Moore se deslizó al interior del sótano como un susurro en la noche, amortiguando su respiración al máximo, con la espalda apoyada contra el muro de piedra húmeda. La bombilla sucia del techo pendía inerte, como si incluso la electricidad se hubiera negado a entrar en ese lugar maldito. Solo la pálida luz lunar que entraba por el ventanuco roto ofrecía algo de visión, proyectando sombras quebradas sobre el suelo de tierra.

El aire estaba inmóvil… cargado… y aunque el sacerdote conocía bien ese sótano, ahora le parecía distinto. La quietud no era alivio: era contención, como si algo estuviera aguardando.

Avanzó un par de pasos hacia el interior, el hacha aún empapada de Agua Bendita estaba tirada en el suelo... Pasó junto al camastro, aún manchado, y al espejo roto que reflejaba su rostro como si lo observara desde el otro lado. Moon, el perro, ya no estaba. Ni el cuerpo de Loretta.

La estancia estaba vacía.

No había sectarios. Ni cánticos. Solo ese silencio pesado, opresivo… como si la casa se hubiera dado cuenta de que el intruso había vuelto. Como si respirara.

El padre Moore se acercó al escritorio con precaución. La nota seguía allí, igual que la primera vez. Pero algo había cambiado. Las letras parecían más oscuras, como si la tinta hubiera sangrado desde el papel, y una gota —negra, espesa— caía lentamente desde el borde de la hoja.

Entonces, desde lo alto —el primer piso—, el cántico estalló en un clímax violento, una mezcla de voces masculinas y femeninas, roncas, guturales, como si sus gargantas estuvieran llenas de tierra. Hubo un golpe seco. Después, un chillido. Una voz aguda. ¿Anna? ¿O algo más?

El padre Moore levantó la vista hacia el techo... No había nadie en el sótano...

Notas de juego

¿Siguiente paso padre Moore?

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02/06/2025, 21:05
Jonathan Moore

Jonathan Moore se armó de determinación. No podía dejar que eso entrara en este mundo, porque no creía que hubiera ya nadie de esta familia a quien salvar. Si esa cosa, ese ser penetraba aquí, sólo Dios sabe lo que sería capaz y lo que sería de nosotros, sus pobres criaturas. Sólo estaba él para ser el instrumento del Señor, y haría lo que debiera.. Y que el Todopoderoso se apiadara de su Alma..

Cogió el hacha, arma a servicio de la Justicia Divina, se encomendó a la Virgen y las Ángeles y Arcángeles, y se dispuso a subir de nuevo, en silencio, escrutando... Esta vez, sería el cazador.

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03/06/2025, 09:26
Director

Con el hacha alzada como una cruz de guerra, el padre Moore subió los primeros peldaños del sótano, cada crujido de la vieja madera bajo sus pies ahogado por los ecos distantes de cánticos blasfemos. El sudor le corría por la espalda, helado, mientras en su mente rezaba el Salve Regina con un fervor que no recordaba haber sentido desde su ordenación.

Al llegar al último escalón, sus ojos —entrenados por el miedo— captaron un movimiento.

Un pie descalzo. Luego otro.

Un cuerpo humano, apenas cubierto por una túnica sucia, con la carne marcada por símbolos oscuros que parecían moverse en su piel como gusanos invisibles. El sectario sostenía una vela y un cuchillo ritual, y sus labios aún murmuraban en un idioma muerto, sin saber que el Juicio lo acechaba desde las sombras del sótano.

Notas de juego

Se requiere una tirada de Violencia padre Moore...

Te pongo por aquí como vamos de estadísticas porque las cosas se van a poner crudas jeje

PV Iniciales: 10
PV Actuales: 4
Cordura Inicial 13
Cordura Actual: 7

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05/06/2025, 12:38
Jonathan Moore

La cordura hacía ya bastante tiempo que había empezado a preparar las maletas y se iba marchando en un expresso directo a las profundidades del Infierno, lugar del que había surgido toda la maldad que trataba de penetrar en nuestro mundo.. Bien, pues él no iba a permitirlo.. Y que Dios se apiadara de su Alma!!

Se dirigió al sectario lo más en silencio que pudo, dispuesto a hendirle la cabeza con el hacha.. No adoraba al Maligno? Pues le enviaría con él...

- Tiradas (1)

Notas de juego

Me temo que fracaso.. Por poco, pero fracaso.. Refréscame la memoria, hay algún medio de potenciar la tirada para tener éxito? No he aplicado bonificador, por otro lado.. Debería haberlo hecho debido a que he conseguido acercarme en silencio por la espalda y está a mi merced, indefenso? De no ser así, quizá podamos interpretar que sí que me deshago de él pero al haber fallado pongo en alerta a otro.. No sé si para que se percate de mi presencia o para que sospeche que puedo estar por ahí rondando..

Me pongo en tus manos Sr. Guardián de los Arcanos

Cargando editor
05/06/2025, 18:12
Director

La hoja del cuchillo se hundió en el costado del padre Moore con una rapidez brutal, cortando carne y músculo hasta hacerle caer de rodillas. El aire escapó de sus pulmones con un gruñido ahogado mientras su visión se teñía de rojo. La sangre caliente le empapaba la sotana, y sus dedos, aferrados aún al mango del hacha, comenzaron a perder fuerza.

El sectario lo observó con una mirada vacía, casi compasiva, antes de asestar otro tajo, esta vez en la parte posterior del muslo. El padre Moore cayó de lado con un golpe seco, tragando polvo y sangre. Todo se volvió negro.

Un murmullo lejano… ecos de gritos, pasos, llanto... ¿una plegaria? ¿una carcajada?

La luz volvió, brevemente. Los ojos del sacerdote, enturbiados por el dolor y la fiebre, se abrieron lo suficiente para presenciar la escena final.

Anna yacía en el suelo, con el camisón empapado en sangre, el rostro ya sin vida vuelto hacia el techo. Frente a ella, Jeffrey Lane, inmóvil, con el arma ensangrentada entre las manos. Su expresión no era de victoria, ni de pesar. Era puro vacío.

Los otros llegaron poco después, caminando en fila, en silencio.

Uno a uno, los miembros del culto se arrodillaron ante Jeffrey, inclinando la cabeza. Algunos lloraban. Otros reían con nerviosismo. Uno comenzó a cantar en un tono bajo, gutural, como si la melodía no fuese para oídos humanos.

Y entonces… la transformación.

Los ojos de Anna se abrieron lentamente, ya sin humanidad alguna, teñidos de un fulgor antinatural. No parpadearon. No se movieron. Pero miraban. Miraban más allá de la habitación. Más allá de este mundo.

El aire se volvió espeso. El suelo pareció latir.

Aquel Que Provee había cruzado.

- Tiradas (1)