Partida Rol por web

El elevador comienza a descender, perdeis de vista a la gente que os rodea para ver solo pared de piedra. Poco a poco la luz de las antorchas de la posada van perdiendo fuerza y la oscuridad os engulle.

Después de unos minutos, que se os han hecho eternos, y de descender unos 40 metros llegais al fondo. El pozo se ha ido ensanchando según bajabais así que no teneis problema de espacio antes de que el elevador se vuelva a poner en marcha pero en sentido contrario

Llegais estancia de forma cuadrada, con paredes de piedra y con una sola salida.

El suelo está cubierto de arena, aunque no os impide moveros con normalidad, semienterrados hay huesos, humanos la mayoría, aunque de algún otro tipo de criaturas también. Quizás aventureros que no llegaron a cojer el elevador.

Las paredes están adornadas con abollados, oxidados y cuarteados escudos a todo alrededor del área del pozo. Timbres familiares adornan los escudos, aunque pocos son reconocibles como pertenecientes a las familias nobles modernas de Aguaprofunda.

Tú al mirar las paredes en seguida ves que en la del norte hay algo raro. Una línea en la piedra que no debería estar allí.

Te das cuenta que hay una puerta secreta

Durante un segundo, la expresión de Pandarg se tornó seria, mientras se tocaba el símbolo en forma de arco a su cuello y musitaba una plegaria por los caidos en batalla defendiendo a los inocentes.

Acto seguido, una sonrisa afloró en sus labios. Chicos, limpiemos esta cloaca. ¿Como siempre? ¿Ikaru avistando trampas, seguido a unos pies por Tordek y Gunnar, Tamara después proteguida y yo cerrando la retaguardia con mi arco?

¿Hay otra formación mejor para ello?- pregunta Tordek mientras coloca mejor su hacha en su espalda- unos limpian el camino de trampas, los otros limpian el camino de enemigos... lo normal. 

Tras descender el elevador, Tordek baja a la estancia- bueno, ya estamos aquí. Es hora de comenzar a trabajar.

Tamara saca una antorcha de la mula y la enciende, tratando de no acercarse mucho a aquel animal que tiene la fea costumbre de cagarse por la pata abajo sin avisar antes.

Al encontrarse bajo tierra y a punto de empezar la exploración de Bajomontaña, algo cambia en el carácter de Tamara; aparece más resuelta, decidida... como si al fin empezara a enteder de qué iba todo aquello. Se habían terminado los cojines mullidos durante una temporada.

Bien pues, en marcha. Empezaremos por el pasillo que va hacia el sur. Tordek y Gunnar, estad atentos al desnivel del pasadizo; no queremos meternos en lo más profundo de este laberinto nada más empezar.

Tras dar un par de pasos en esa dirección, parece que Tamara se acuerda de algo y, blandiendo amenazadoramente la antorcha hacia Ikaru, aprovecha para dejarle un par de cosas claras.

Espero que hayas enseñado a esta bestia a no rebuznar, porque si por su culpa alguien nos oye acercarnos, te juro por todo el panteón élfico que lo hago filetes. Tratemos de no pasar OTRA VEZ por lo del comité de recepción hobgoblin.

Tras lanzar una última mirada de desconfianza al animal (a la que Otis responde mostrando sus numerosos y amarillentos dientes), Tamara se prepara para emprender el camino hacia las profundidades.

Después del descenso, mientras el resto de sus compañeros ultimaban los preparativos para la excitante aventura que los esperaba allí abajo, Gunnar se giró hacia un lado con cara de pocos amigos. El brujo de la cadena armada olisqueó un par de veces como buscando algo y luego espetó de malos modos:

-Espero que sea por los nervios o el ansia pero como nuestro rastreador siga así de despistado, nos van a dar por el culo bien pronto.

Negando con la cabeza y murmurando pestes entre dientes, el enano escudo se separó del grupo para dirigirse a la pared más septentrional de la estancia y señalar un finísima grieta en la piedra que hasta ahora les había pasado completamente inadvertida.

-¿Veis esto? Huele a puerta secreta que tira para atrás.

Al fin podía quitarse del rostro la capucha que usaba para cubrir su rostro, bajando por el elevador, el elfo consentía a la mula para que permaneciera calmada, él iba nervioso y Otis también!!.

Ante las palabras de Tamara, el elfo replica con la boca retorcida -Tamara!!!, te he dicho mil y una vez que no fue culpa de Otis, la pobre estaba constipada y no había podido hacer durante horas, pobre mulita, siempre buscan un culpable, además los Hobgoblins esos ya sabían que veniamos...... Pero esta vez es diferente, lo prometo, vi como Otis dejaba..... mmm regalitos por toda Aguasprofundas, seguro estará bien. Empecemos entonces muchachos!!.

El ladrónzuelo toma la delantera ante sus compañeros, pasando por el lado del Enano Gunnar, quien se distraía en una grieta en la pared, pasa cerca, pero no se detiene para buscar detenidamente, era su costumbre no hacerle caso a los torpes ojos de los enanos.

En cambio, el elfo desenfunda su espada corta y empieza a buscar sobre el pasillo que había dicho Tamara, acostumbrado a que los Dungeons a los que descendían estaban plagados de trampas.

Pandarg viendo que su grupo se ponía en marcha, sacó el arco y una flecha para estar listo en caso de problemas y se acercó a Gunnar. Hey, amiguete ¿qué es lo que has encontrado?

Pandarg no sabía encontrar ni trampas ni puertas secretas con la habilidad de sus compañeros, pero su gran astucia y su herencia élfica solían ayudarle de vez en cuando.

-Está claro. Una entrada secreta que el orejotas de primera fila se ha saltado al estar más centrado en los desechos de la mula que en su trabajo.

Sin dejar de refunfuñar, Gunnar busca pacientemente trampas o mecanismos ocultos en la puerta de piedra:

¡Venga, señores! Esto ya es Bajomontaña, dejemos las discusiones para la superficie o no podremos contarle a nuestros nietos de primera mano la incursión a este magnífico lugar.

Ey, dejad al pobre elfo y a su mula en paz. Vale que el elfo no tenga mucha capacidad de cumplir con su cometido, que no vea puertas secretas ni pueda detectar trampas, y vale que su mula nos ha metido en muchos problemas, además de cagarse por todo lugar dejando un olor asqueroso por donde pasa...- calla ante sus palabras- pensándolo bien, ¿por que diablos no les hemos echado del grupo?- pregunta, sonriendo de oreja a oreja- ah, ya. Porque sino nuestras aventuras serían muy aburridas. O me diréis que no fue divertido darle esas palizas a los hobgoblins.

En cualquier caso, habrá que ponerse algo mas serios aquí. Bajomontaña no es como los sitios en los que hemos estado antes- dice, poniéndose serio de repente.

Ikaru se separa del grupo, tomando la delantera para ir explorando el pasillo, mientras Gunnar se centra en lo que parece una puerta secreta, examinándola minuciosamente.

Ahora que os dais cuenta, hace calor aquí abajo. El aire está cargado, aunque no sabríais distinguir el olor, a moho, a muerte, a cerrado. Cada bocanada de aire parece oler y saber diferente.

Otis suelta un pequeño rebuzno, se la nota nerviosa.

Empezais a distinguir un aroma conocido, encima de la arena, la mula había dejado un pequeño y oloroso regalo.

Después de un rato de investigación en la pared llegas a la conclusión que efectivamente es una puerta secreta, pero de una sola dirección. El mecanismo de apertura debe estar en la otra parte de la pared. La única forma que tendríais para llegar al otro lado es rompiendo el muro.

-¡Vaya! Parece que sólo puede abrirse desde el otro lado--explica un contrariado Gunnar a sus compañeros después de haber estudiado atentamente la puerta secreta--Tendremos que avanzar por el pasillo principal, pues.

-¡Por todos los dioses! ¿Otra vez, Otis? Tened cuidado de pisar el pastel, chicos.

En ese caso vayamos por el pasillo. No queda otra- tras decir esto, espera a que el pícaro se coloque delante para ir avanzando.

Pandarg dejó la flecha en el carcaj pero mantuvo el arco en su izquierda y sacó con la derecha un trozo de tiza. Chicos, como siempre iré marcando las esquinas de los tramos que vayamos pasando, para recordar el camino de vuelta en caso de urgencia, como aquella vez cerca de Cormyr cuando Ikaru decidió que era posible negociar con ese trasgo...

Tras lo cual, esquiva el regalito de Otis y le da un golpecito en la grupa para que avance tras el grupo.

El olor del regalo de Otis llegaba a la nariz del elfo, quien se encontraba concentrado buscando sobre el pasillo sur, permanece en silencio, buscando y buscando, hasta que el otro elfo abre su boca para incriminarlo de un suceso en Cormyr.

El Ladròn se voltea a su compañero y observa como los demás avanzan cautelosamente a sus espaldas -Al trasgo se le veia miedo en sus ojos, si ustedes no lo notaron, yo si, por eso pensé que se merecía una oportunidad para rendirse, no sabía que en raros momentos, los trasgos pueden luchar valientemente.... Me confié, ya lo dije hace varios meses, lo siento, no me vuelvo a confiar, la próxima vez dejaré que alguien mas se encargue de esas cosas de charlar y hablar!!.

Inmediatamente, esbosa una media-sonrisa y se voltea para seguir buscando.

Muy alegres y confiados se veía a los miembros de la pandilla... las chanzas y las bromas cruzaban el aire como saetas envenenadas. Nada que no hubiera ocurrido en otras ocasiones, cuando estaban relajados. Pero aquello era Bajomontaña, y probablemente no era momento de relajarse (excepto para Otis, cuyos esfínteres tendían a relajarse en los momentos menos oportunos).

Bueno, en cuanto las cosas se pusieran peligrosas en serio, el grupo reaccionaría. O al menos, eso esperaba Tamara.

La compañía sale de la pequeña habitación del elevador y se adentra en Bajomontaña por el único pasillo que tienen delante.

Con la formación que tanto éxitos les había dado hasta ahora se pusieron en marcha adentrándose en la oscuridad.

Por delante, un pasillo de paredes, techos y suelos de lisos bloques y losas de piedra labrada y pulida. Los enanos en seguida distinguís el tipo de piedra que es, granito, duro y difícil de romper. De unos tres metros de ancho y otro tres de alto, el pasillo os deja avanzar con comodidad de uno en uno, pero os dais cuanta que si tuvierais que maniobrar en batalla quizás el espacio fuera reducido para ir en parejas.

Despúes de girar dos veces a la derecha el pasillo se ensancha un poco y os permite ir de dos en dos sin problemas

Ikaru se paró un momento al llegar al nuevo pasillo, algo no iba bien. Un ruido constante, monótono que hacia un rato que había comenzado a oír. Como un golpeteo en la piedra que que se transmitía a través de la misma piedra y del aire.

Te das cuenta que son los cascos de la mula que parecen taladrar tu fino oído con cada paso que dais