Partida Rol por web

Gruñe el enano, aunque no sabéis muy bien si por las palabras de sus compañeros o por la barba chamuscada. Tras apagar la última llama de su barba y comprobar que el fuego no había causado un gran desastre, Tordek mira hacia la puerta donde iba el goblin- van a correr ríos de sangre- dice- voy a disfrutar cortando las cabezas de esos pieles verdes.

Ikaru llegó rápidamente a donde se encontraba el goblin tirado en el suelo, bocabajo, y con la flecha profundamente clavada en la espalda. Todavía seguía vivo, pero un fino hilillo de sangre que le brotaba por la comisura de los labios presagiaba que no aguantaría mucho.

Tordek había soltado la moneda que estaba al rojo vivo, cayó al suelo haciendo un agujero del tamaño de su diámetro que horadó el pétreo suelo.

Los demás habíais permanecido detrás expectantes de lo que podía llegar al matar al goblin. De repente un rebuzno que rebotó por todas las paredes de Bajomontaña hizo que os dierais la vuelta a ver qué le pasaba a la buena de Otis.

Dos criaturas se acercaban rápidamente hacia vosotros.

Tordek aún se encontraba rebuznando y mirando su pobre barba quemada, por lo que no esta muy atento a lo que ocurre a su alrededor, ni a las dos criaturas que se acercan peligrosamente hacia ellos.

-¡Buen flechazo, Pandarg!--exclama Gunnar lleno de júbilo cuando ve como el trasgo cae al suelo herido de muerte.

De pronto, la mula de Ikaru cumple con su labor mejor de lo esperado alertándolos de un nuevo peligro.

-¿Pero qué coño...?--se pregunta el enano escudo girando sobre sí mismo para encontrarse súbitamente con la presencia de aquellos dos extraños seres.

El ladrón alza la cabeza y observa un par de horrorosas criaturas -Por los nueve infiernos de Baator..... que demonios es eso...

Se prepara para desenfundar sus espadas y mandarse contra los bichos -Cuiden el flanco de Otis...... y el de Tamara - Corrige, sabiendo que las pagaría frente a la chica en cuanto terminara el combate.

Todos los chicos habían reaccionado con rapidez... menos Otis, claro, que seguía en su mundo. Se alegraba de comprobar que haber pasado aquellos días en el pueblecito todos seguían ágiles como siempre.

Viendo que no había prisa y que tenían la situación controlada, Tamara se dedicó a esperar a que sus compañeros se metieran en primera línea contra aquellas especies de arañas hipervitaminadas.

Agh, con el asco que me dan a mí las arañas...

No ha sido nada, Gunnar. agradeció a su compañero mientras se giraba en redondo con el arco aún en las manos, sabedor que estaba en una posición nada alagüeña aunque sus ojos se fijaron rápidamente en las dos criaturas que se aproximaban.

Ikaru es el único que ve como otra de esas criaturas aparece por el pasillo de al lado. En vez de atacar se para cerca de Tordek y abriendo unas fauces llenas de colmillos expulsa una telaraña que envuelve al enano.

Las otras dos criaturas se paran a cierta distancia (10´) y comienzan a abrir sus fauces

                                                                  Otis  

Ikaru             Tordek          Pandarg      Tamara                        Criatura 1

                   Criatura 3                        Gunnar                         Criatura 2

-¡Emboscada!--ruge Gunnar al tiempo que enarbola la cadena armada peligrosamente haciendo zigzags con los brazos.

-Será mejor que te cubras, jefa--trata de convencer el enano escudo a la maga elfa, para protección de ésta, mientras se vuelve hacia los dos monstruos que se ciernen sobre la retaguardia del grupo con el ánimo de focalizar toda su atención:

-Venid a por lo vuestro, ricuras. Prometo que os va a doler. ¡Je, je, je!

Me cago en todo...- a Tordek no le da ni tiempo a maldecir cuando una extraña tela le envuelve. Busca con la mirada hasta encontrar a la criatura que le había lanzado eso- Dios, que asco das- dice el enano que con un rápido y fuerte movimiento rompe la telaraña con suma facilidad- ¿crees que eso iba a detenerme?

Tras esto, da un paso al frente y lanza un rápido golpe con su hacha, pero desgraciadamente, la tela aún le estorbaba lo suficiente como para no poder moverse con mayor facilidad. No era de extrañar que la criatura pueda esquivar con suma facilidad su ataque.

Con sus dos espadas en mano, el ladrón intenta alcanzar a la criatura, aprovechando que su copmpañero Gunnar amenaza con las cadenas al bicho;

Ya os dije que era Otis quien tenía que vigilar en vez de Ikaru. no pudo evitar Pandarg mientras cargaba otra flecha en el arco y disparaba a la criatura que estaba más cercana pero el jaleo y el barullo de gente le impidieron alcanzarla.

¡No me gustan las arañas!

Las manos de Tamara se movieron a gran velocidad trazando misteriosas runas en el aire mientras musitaba arcanas expresiones. allí donde sus dedos cortaban el aire, pequeñas chispas mágicas chisporroteaban y brillaban antes de extinguirse por completo.

¡KYAAA!

Con un grito final, un rayo de fuego salió de sus palmas, directo hacia una de aquellas arañas asquerosas y repugnantes. El rayo impactó de lleno en la criatura, haciendo que su piel ardiera con la intensidad de mil infiernos.

Tras lanzar el rayo y siguiendo el consejo de Gunnar, Tamara trató de apartarse de los hombres-araña bajando las escaleras; aunque estuvieran ardiendo, seguían disgustándole.

Pandarg falló su ataque, con Gunnar y Tamara en medio, la flecha no llegó al objetivo, perdiéndose por el pasillo del norte.

En cambio los ataques de Tamara y Gunnar fueron demoledores pero, a pesar de ello, las criaturas todavía seguían en pie. Retrocedieron un poco para alejarse de las mortíferas cuchillas del enano y dejaron salir de sus fauces una finas pero fuertes hebras en forma de telaraña que envolvieron a Gunnar y Tamara , formando un pequeño muro de telaraña que taponaba la entrada a la sala.

Ikaru llega rápidamente a la altura de la criatura que había envuelto a Tordek pero se entorpecen el uno al otro y fallan sus ataques principales, aunque Ikaru con un movimiento descendente consigue herir a la criatura en el último momento con su espada corta. 

Esto hizo que la criatura a la que los dos se enfrentaban lo escogiera para su siguiente ataque. 

Lanzó sus garras contra su objetivo, pero Ikaru pareció danzar con ágiles movimientos para esquivar los golpes. No se imaginó que la criatura se guardaba un último ataque. Abriendo su boca y con un rápido movimiento hundió sus colmillos en el hombro de Ikaru