Partida Rol por web

No sé muy bien qué hacer. Estamos rodeados y el final parece inevitablemente fatídico. Y más tras la sorprendente revelación de la verdadera naturaleza de Babá Zelenna. No me cabe ninguna duda:

- ¡Es una Saga! ¡Una de las que luchó contra Lugdana! -maldita embustera- ¡Y es posible que haya alguna más de ellas! -las Sagas tienen la curiosa costumbre de ir de tres en tres.

Alguien así, capaz de haber invocado en tiempos a un demonio de nombre impronunciable, no promete buenas perspectivas. Mi primera intención es acabar de escurrir el bulto murmurando un hechizo de invisibilidad sobre mi persona, pero de nada me servirá si mis compañeros acaban todos muertos.

Es una lástima que hayan entrado en la ratonera. Cabe la posibilidad de que el círculo de invocación aumente los poderes de las brujas y, además, su presencia allí impide que lance la bola de fuego sin que salgan perjudicados.

Así que, de perdidos, al río. Varita en mano, sin levantarme mucho del suelo a ver si hay suerte y no se fijan, lanzo una ráfaga de tres proyectiles, me retiro un poco hacia atrás, y que sea lo que Corellon quiera.

Después de dejar malherida a una de las brujitas, Urik se hizo un lío con la espada y no pudo acabar con Baba Zelenna. No importaba, ya que la esfera flamígera de Reluë terminó el trabajo. Ya solo faltaba acabar con todas las brujitas que podían curar las heridas de su ama.

De las cinco novicias que quedaban, Ida huyó en dirección al precipicio y trató sin éxito de escalarlo para escapar. Walt dejó inconsciente a Aida, y los proyectiles mágicos de la varita del elfo remataron a la bruja herida por Urik y se cebaron en otra encapuchada más. En pocos segundos, Ada había visto caer a su señora por dos veces, y a las dos compañeras que tenía a izquierda y derecha.

¡Solo quedamos nosotras dos, Tida! ¡Acaba con el paladín sexy!

Ada y Tida flanquearon a Urik, logrando darle un tremendo mazazo en la cabeza. De nuevo, el paladín aguantó en pie. El intento de las brujitas les costó caro: Tida había salido del círculo de protección, y Ada terminó rodeada por Urik, Zack y Walt.

Mientras, la longitud de la lanza de Elyzabeth y el paso atrás de Ashlyn les había dejado a la misma distancia del monstruo negro. El babau cambió de pareja de baile, y se acercó a la sacerdotisa de Boccob rasgándole un brazo con la garra.

    Ely lanzó un gruñido ahogado cuando la garra del babau destrozó la codera de su armadura y la hirió en el brazo. La joven zigzagueó para evitar el siguiente ataque. – Sigue así cucaracha-Sus movimientos fluidos se asemejaban a un baile y la muchacha, lejos de caer en el pánico, parecía disfrutar del mortífero vals.

 -…Alabada sea mi creadora- Murmuró Elyzabeth tras lanzar una mirada hacia atrás. Ashlyn no supo si aquello era un agradecimiento o una maldición, pues los ojos de la clériga estaban clavados en la sangre que manaba de la cabeza de Urik.

La muchacha esperó* a que la novicia se alejase lo suficiente para que no pudiese oírla para pedir que Urik enviase su cuervo a los aliados de la entrada e impidiesen que escapara.

Ely pareció darse cuenta de que la observaban y volvió sus ojos ambarinos hacia la paladina.

-Un poco más Irina- Jadeó con sonrisa lobuna. La joven entonces comenzó a ceder terreno ante la feroz criatura. Ely fingía debilidad, pero sus pasos trazaban un arco con el que ambas podrían llegar a flanquear al monstruo.

La muchacha amagó con otro lanzazo con una sola mano, pero en su lugar extrajo con soltura uno de sus pergaminos y siseó: -†`scuꝈumꝴ pꝵotεgɐs ηeγ†- Su voz fue tomando fuerza en las últimas sílabas y acabó: -…¿Has oído saga? me haré un bolso con tu pellejo-

Si alguien le preguntara después, Don Urik perjuraría que su espada había acabado el trabajo tanto con la novicia como con la bruja verdosa, pero al parecer la película de sangre que empañaba sus ojos le había jugado una mala pasada y donde él había creído golpear con certeza y fuerza, sólo había aire. 

Pasándose una mano por los ojos para aclarar la visión, vio como la maza de una de las novicias impactaba de lleno contra su pectoral, echándolo hacia atrás. Notaba el latir de las venas en su sien, y la respiración estaba empezando a fallarle, jadeaba como un asmático y apenas podía levantar el escudo. - ¡No....caeré....aquí.....hoy! - acertó a decir, entre respiración fatigosa y tos asmática. El golpe en la cabeza que recibió a continuación lo dejó grogi, con ambos brazos colgando a los lados de su cuerpo. Su cuerpo se movió casi por inercia. El brazo de la espada levantó la misma y trazó sendos golpes hacia la novicia que tenía al lado, la que había curado a Babá. La sangre de nuevo empañaba su visión, y notó una curiosa comezón sin saber que era Elyzabeth que le estaba mirando. 

Con la práctica, el paladín era capaz de trazar ataques mortales casi sin ver, y su espada voló, ésta vez sí, destrozando el cuerpo de la brujita. 

El amargo sabor de la poción de curación ha recuperado en parte mi cuerpo. Mis herida, iluminadas, se han cerrado. Aún así, un mal golpe de este ser podría perfectamente acabar conmigo, no tengo dudas.

Me agacho a recoger mi arma, mirando hacia donde está el ser del infierno este, y entonces cargo contra él. No permitiré que nadie muera si puedo evitarlo, así que si el babau quiere matar a Elyzabeth (aunque ya no estoy segura si está viva o no), tendrá que pasar sobre mi.

Así pues, me coloco adyacente al babau.

Parece que hemos logrado un pequeño respiro al dejar inconsciente a la saga verdosa y al abatir a unas cuantas de sus discípulas. Mientras la avispa y la esfera se ocupan en ayudar a los luchadores que quedan en el círculo, yo giro mi vista hacia el otro lado.

Allí, el bicharraco observa anonadado los pasos de danza de la clérigo, acosado por Ashlyn y Elysabeth. Algo más esperanzado por el devenir de los acontecimientos, continuo medio en cuclillas, momentáneamente a salvo entre las dos aguas turbulentas donde transcurre la pelea, y utilizo mi varita contra la cucaracha, amonestándole por las malas formas que ha mostrado con su pareja de baile.

Ida seguía tratando de trepar por la pared con sus delgados bracitos. Se dió la vuelta a tiempo para ver morir a sus amigas Ada y Tida por la espada de don Urik.

Espera... lleguemos a un acuerdo-dijo, asustada, al paladín que arrastraba los pies hacia ella-. Puedo usar magia curativa. Si alguno de tus compañeros cae ante el monstruo, yo puedo salvarle. Puedo ser útil de muchas maneras. Puedo... puedo... El monstruo negro con el que lucháis es un babau. Es un demonio débil a las armas de hierro frío. ¿Esa información no vale mi vida?

Zack dejó caer su hacha de metal común para coger de sus ropas otra arma idéntica pero cuyo filo brillaba de una manera distinta. Un filo de hierro frío. Zack cogió a Baba Zelenna por los pelos para estirar su cuello y dejarlo flanco. Sin mediar palabra, descargó un golpe de hacha que decapitó a la bruja verde. Mientras, Walt le quitaba las botas mágicas a una inconsciente Aida para poder derribar al monstruo a base de temblores de tierra.

Del otro lado de la barricada, la lucha continuaba. El babau de nuevo cambiaba de pareja, ignorando a Ely mientras leía su pergamino y volcándose por entero en Ashlyn. Mordió a la paladina, y le gustó su sabor. El demonio era cauto, buscando ocupar una esquina de la cueva para no poder ser flanqueado. No tuvo problemas en evitar la espada de la paladina, pero Reluë le puso en más apuros. Primero, redirigió su esfera llameante al babau, que tuvo que dar un salto para evitarla. Después, la mascota avispa hundió su aguijón en el demonio...

Ah, sí... Y es inmune a los venenos. La avispa no podrá con él-añadió Ida.

La avispa retiró el aguijón a tiempo para evitar que el limo ácido la dañase, pero no pudo atravesar la dura coraza quitinosa del babau. Entonces Reluë usó su varita de proyectiles. Todos dieron en su blanco. Aún así, el demonio seguía con vida. Emitió un gruñido de protesta.

- ¡No....caeré....aquí.....hoy! –

-¡Ese es mi paladín!- Jaleó a su compañero, que a juzgar por sus heridas, debería de estar inconsciente en el suelo.

Si alguno de tus compañeros cae ante el monstruo, yo puedo salvarle.

-¡Cualquiera se fía de una bruja!- Bufó Elyzbeth, pero un segundo después arqueó la ceja con una mueca divertida y añadió. -¿Qué daño podría hacer a un muerto?-

Más seria añadió: -Decídete rápido- Presionó al paladín para que tomase una decisión y se uniera al último combate.

El monstruo negro con el que lucháis es un babau

Ely entrecerró los ojos al oír aquel nombre. Había oído historias terribles de ese tipo de criaturas. Incluso acorralada, aun podría acabar con varios de sus compañeros.

Ely volvió a recuperar terreno. Se colocó a distancia de ataque impidiendo escapar al monstruo y lo lanceó con todas sus fuerzas haciendo salpicar limo ácido en todas direcciones.

-¿Hierro frío?- Repitió la clériga mirando al babau. Al fin averiguaban como reventar a la cucaracha -...¡Zack, trae para acá ese hacha, o déjasela al señor Wallace!-

-Estás acabado babau.- Trató de desmoralizar a su enemigo. –Ríndete y tírate al suelo o serás destruido para siempre-

No me queda mucho. Yo lo sé, el monstruo lo sabe. Igual pronto me reuno con el alma de la araña, igual pronto puedo disculparme ante ella por mi error. ¿Por qué la mandé al frente? Debí imaginar que no podría despedirla, antes no lo habían podido hacer mis compañeros. Yo no iba a ser distinta.

Miro al babau, apenas oyendo los sonidos a mi alrededor. No moriré sin luchar, eso es seguro. Entonces una palabra se abre paso en mi mente. "Hierro frío". Da igual, no tengo nada similar, así que solo puedo usar mi fiel espada, mi escudo y a mi dios. Entono una oración, pidiendo su ayuda en este difícil momento. Y me lanzo al ataque, lanzando dos estocadas a mi enemigo.

Observo como ambos ataques impactan en mi enemigo, pero poco más que eso puedo hacer. Si ahora no cae y sigue golpeando así de fuerte...

Don Urik sacudió la cabeza, intentando aclarar su vista, a pocos pasos estaba balbuceando de miedo una de las brujas, la más mayor de las tres jovenes que seguramente habían abusado de Walterly. No recordaba su nombre. Le llegaban gritos de ánimo de Ely, pero ahora mismo estaba casi sin fuerzas.

- ¡Tirate al suelo, no te muevas y encontrarás clemencia! - le gritó el Paladín, señalando a la brujita con la espada. Ya no estaba para tonterías y cualquier movimiento sería interpretado como hostil y la respuesta sería consecuente**. Inspirando profundamente e intentando ignorar el dolor que sentía, se giró hacia la lucha que estaban manteniendo sus compañeros con aquella horrible criatura mientras escuchaba las explicaciones de la brujita. - ¿Un babau, un...demonio? - eso significaba que aquellas brujitas tenían ya tratos demoniacos, y que esos serían los sirvientes del príncipe demoníaco al que adoraban, un infernal llamado Chernovog.

Ya hablaría con las brujas después, si es que sobrevivían, pero ahora lo importante era acabar con ése ser.

Se encaminó hacia él, dispuesto a atacar hasta las últimas consecuencias.*

No tenía hierro frío, pero sí una espada que estaba demostrando ser muy valiosa, pues parecía ignorar las defensas terrenales.

Aunque el bicharraco sea inmune al veneno, al menos esperemos que mi adorable avispita sirva para molestar un poco y, si se tercia, provocar algo de daño hincando su aguijón.

Entre eso, la esfera y, sobre todo, el hostigamiento al que se ve sometido por parte de todos los demás que lo tienen totalmente acorralado, creo que podemos dar esto por finiquitado y pasar a interrogar a la brujita superviviente de la masacre. A la que, por cierto, voy a vigilar que cumpla obedientemente la sugerencia de Don Urik de estarse quietecita y sin dar más problemas, mientras mis compañeros acaban de hacer pedacitos al babau.

En dos golpes afortunados, de esos que ocurren una vez de cada veinte, tanto la avispa de Reluë como la espada de Ashlyn pudieron sobrepasar la dura piel del babau. Eso, combinado con la esfera flamígera y el ataque de Elyzabeth, debilitaron lo suficiente al demonio para que se desmayase. El conjuro de Reluë siguió haciendo efecto un rato más antes de desaparecer, estuvo el tiempo suficiente como para prender fuego al cadáver del babau. Ni siquiera fueron necesarios Walt o el hacha de hierro frío de Zack.

Urik acababa de ver eso cuando enfundó su espada y cogió una poción de su mochila. La sostenía, valorando si aún era necesario beberla en ese momento, o era mejor dejar el trago para otra ocasión.

Elyzabeth tenía un sabor agridulce en la boca. Su lanza había sido dañada gravemente por el limo del babau en el último ataque, pero disponía como cadáveres nuevos a cinco novicias y una bruja experta. Jamás sustituirían a Jack en su corazón, pero por otro lado Elyzabeth no tenía corazón. Quizás Baba Zelenna fuese demasiado poderosa en vida como para poder controlarla en muerte, pero eso no lo sabría hasta que lo intentase.

La avispa revoloteó hasta Reluë y se posó a su lado. Como había ocurrido en conjuraciones previas, la criatura no desapareció ni volvió a su colgante. Su aspecto era terrorífico, y asustaría a más de un aldeano si volvían con ella a la aldea.

El resto de cosas del cachas de tatuajes están en las cajas de provisiones que están ardiendo-añadió Ida, tras tumbarse en el suelo como le indicaron, ya sin saber qué más decir para que le perdonaran la vida.

Walt tomó la capa roja de una de las novicias muertas y la usó para sofocar el incendio. De entre los restos, sacó triunfal su espada, o como dirían en Tepest "si vas de calentón, maneja tu arma con fricción", y acarició la empuñadura con mimo. El tepestaní también recuperó el medallón que le había cogido Ida, y los brazaletes, y otros objetos en mayor o menor buen estado después de la acción del fuego.

Algunas de mis compañeras no llegaron a usar su magia curativa. Si están vivas, puedo curar a una de ellas. Perderéis los servicios de una curación y ganaréis dos. Podéis atarnos a todas, explicarles la nueva situación y desatarlas solo para que sanen vuestras heridas.

Revisaron los cadáveres. Aida y Ada estaban inconscientes. La mala noticia era que eso reducía los trofeos de Elyzabeth a solo tres brujitas y una gran bruja. La buena noticia era que las curaciones por perdonarles la vida a las brujitas se incrementaban: una curación de Ida si mataban a Aida y Ada; dos curaciones de Aida o Ada, si dejaban que Ida las curase; dos curaciones de Aida y una de Ada si dejaban que Ida curase a Ada y Ada curase a Aida.

Como vencedores, también disponían de una posibilidad de saqueo. Cada novicia llevaba una maza de armas, una ballesta ligera y diez virotes. En total, seis mazas, seis ballestas y sesenta virotes. En cuanto al círculo mágico, ya no quedaban enemigos que les impidiesen rezar en el Santuario de la Montaña, pero deberían realizar el ritual mañana, para poder velar durante toda la noche.

    Ely vertió el contenido de su odre sobre las llamas para sofocarlas e intentar salvar todo el equipo posible.

Cuando sólo quedó humo, apoyó las manos en las rodillas tratando de recuperar el aliento.

-Estamos todos vivos- Jadeó con cierta incredulidad mirando a cada uno de los aventureros.

-…Los que lo estaban- Matizó en voz baja mirando al pobre Jack.

Su frente estaba perlada de sudor y amenazaba con arruinar el maquillaje que Imitaba la piel lozana de Irina. Una gota se deslizó por su afilada nariz y cayó al suelo. Aquello la hizo parecer más humana que nunca, pero entonces clavó sus ojos ambarinos en las novicias como un marinero entrando en un burdel.

-Lo de atarlas me parece muy juicioso. - Su tono contenido apenas disimulaba algún obsceno plan que se reservaba para más adelante. Miró a los paladines y después a Reluë y añadió: -Vivas nos son más útiles- Dijo con suavidad, a sabiendas de que cada uno interpretaría lo que ella deseaba.

La joven guardó el garfio de escalada en su mochila y preparó la cuerda para atar a todas y cada una de las brujas, vivas, inconscientes o requetemuertas.

Antes de que el paladín empezase a hacer conjeturas, Ely metió sus delgadas manos por debajo de la armadura para palpar las heridas del caballero. –Mmmm…En cuanto mi conjuro se desvanezca podrías caer inconsciente. Incluso morir- Diagnosticó con toda crudeza. Después miró al resto buscando consenso y añadió: -Las ataremos, nos curarán y después me encargaré de su reeducación. No permitiré que vuelvan a ser una amenaza. Os doy mi palabra-

-Para la próxima prepararé algún conjuro para ver en la oscuridad y compraremos una varita de curar heridas. Revenderemos lo que sea necesario- Dijo apilando todo lo de valor en el círculo mágico.

Ely se tomó un momento para descansar sobre los restos calcinados de un barril. Apuró el agua que quedaba su Odre y acarició con la punta del pie, la coraza que vestía Jack, del que solo quedaban cenizas.

-Esta va por ti, querido- Susurró brindando en el aire.

Después observó la punta de su lanza. El filo lucía una fea cicatriz producida por el ácido que jamás logaría reparar. Observó su propio reflejo deformado y asintió aceptando aquella horrible imagen. –Ya has visto suficiente, ponzoña- Rezó en voz baja y acomodó el arma en la cincha de su espalda.

Como era de prever, la avispa tampoco se ha desvanecido en el tiempo estipulado y sigue por aquí, vivita y coleando. Por un lado, gracias a esta dificultad que están experimentando estas criaturitas en abandonar nuestro plano, ha podido disfrutar del tiempo necesario para darle la estocada de gracia al babau que en condiciones normales no habría tenido. Por el otro, no sé si va a resultar un pequeño contratiempo tener que ir por ahí acompañados de un insecto que nos dobla en tamaño.

En apariencia algo menos enrabietada -al no sentirse ya amenazada, supongo- la avispa ha acudido zumbando suavemente hasta mi lado, para posarse junto a mí. Qué simpático el animalito.

No permitiré que vuelvan a ser una amenaza. Os doy mi palabra-

- Babá era una Saga Cetrina, seguramente una de las brujas con las que luchó Lugdana y que invocaron Chernovog -aprovecho para abundar en lo que ya dije antes, en medio del follón de la batalla- Deberíamos tener cuidado. Las sagas suelen formar tríadas. Y las Sagas Annis son capaces, como las Cetrinas, de hacerse pasar por humanos. -miro con suspicacia a la brujita que tan inocentemente parece ponerse a nuestro servicio.- De cualquier modo, la tercera en discordia, la Saga Marina, no tiene ese poder de ocultar su aspecto.

Tras finalizar esta erudita lección de culturilla general, me dirijo a la brujita a ver qué me dice al respecto.

- ¿Es así como digo?

Aunque la prioridad ahora, naturalmente, es estabilizar a nuestro paladín que comienza a sacar muy mala cara. Así que asiento con un gesto a Ely para que lleve adelante a su plan y disponga el orden de las curaciones y el quién-cura-a-quién del modo que le parezca más conveniente.

Vuelvo a mirar a la avispa que sigue posada a mi vera, quieta, con sus enormes ojos observando fijamente la pared de la caverna. De momento, parece tranquila.

Cuando el horrible ser cae, suspiro. Veo como lentamente se va convirtiendo en cenizas.

Regresa a la oscuridad de la que nunca debiste salir, demonio escupo, mas que digo, al cuerpo en llamas.

Me acerco a los restos de lo que otrora fuer una araña gigante y acaricio su cuerpo muerto. Lo lamento tanto... Fuiste una buena montura. Más que eso, fuiste una buena amiga. No te merecías este finak. Y todo por mi culpa. Lo siento. Me coloco a su lado y rezo una oración por su alma.

Don Urik se detuvo con la poción en la mano, a punto de tomarla, en cuanto vio al Babau caer. Recorrió la estancia con la mirada, dilucidando si había algún otro peligro, pero al no ver ninguno, guardó la poción y se palpó, rezando a su Dios, el Cuervo Sagrado. - Oh Cuervo Sagrado, concédeme tu fuerza vital, sana mis heridas para que pueda seguir luchando en tu nombre contra el mal. - dijo, mientras tocaba el medallón con una mano y con la otra el borde de sus heridas.*

Con algo de mejor cara, tuvo que abrir los brazos para que Ely le tanteara las heridas de nuevo. - Tranquila, ya me encuentro mejor. - dijo, agradeciéndole la preocupación, no sabía porqué era tan agorera, se encontraba algo mejor, pero necesitaba descansar, de eso no cabía duda. - Coincido contigo, Beth. Mejor atadas...y amordazadas. - coincidía con ella, aunque muy posiblemente no en el destino final de las brujas. Elyzabeth estaba demostrando ser muy juiciosa, aunque algo extravagante, de eso tampoco cabía duda. A Don Urik no le hacía demasiada gracia que se dedicara a levantar cuerpos, pero dado que estaba ayudando en su misión, lo tomó como un mal menor, siempre que no profanara cuerpos de seres benignos y que no se hubieran presentado voluntarios, bueno, que sus familiares dieran permiso o que fuera por una buena causa. Los cuerpos de gente maligna, levantados para luchar contra el mal, casi era hasta una acción poética. Con lo que no las tenía todas consigo era con aquello de que esas brujas les sanaran, y una vez más lamentó que su compañera, clériga de profesión, no pudiera restañar sus heridas. Se preguntó cual sería la razón.

Las palabras de Reluë le llamaron la atención, y se acercó a él mientras el resto recogían las cosas de Walterly, algo de tesoro extra y las cosas de las brujas endemoniadas. Al escuchar lo que él decía, desenvainó de nuevo la espada con una mueva feroz en la cara y se acercó a la única bruja que estaba consciente. Mientras se acercaba a ella, se concentró en sentir el mal en aquella criatura y en las otras dos brujas.**

- Cuervo, muéstrame su interior. - dijo, preparado para combatir de nuevo.

De fondo podía oír a Ashlyn lamentándose por la muerte de la araña, pero él no opinaba igual. La araña había cargado al combate valientemente, y había dado su vida para que ellos pudieran acabar con aquel aquelarre. Cierto que era terrible que muriera un allegado, pero no podía haber mejor honor que morir combatiendo el mal. Luego trataría de hablar con ella, pero lo primero era averiguar si habían más brujas escondidas tras disfraces, y acabar con ellas.

Lo lamento tanto... Fuiste una buena montura.

Elyzabeth apoyó la mano en el hombro de la paladina para mostrar su respeto y guardó silencio.

La muchacha quedó maravillada por la clase magistral de Reluë y lo recompensó con un beso en la frente:

-¡…Hay que ver cuánto sabe mi niño!- Sonrió dándole un achuchón en los enjutos mofletes del semielfo, ignorando que podría triplicar su edad.

La joven dio la espalda a las brujas para consultar sus pergaminos, el diario de Dánovich y el Liber Blaspheme en busca de alguna información. Finalmente optó por buscar otra fuente de inspiración menos científica. Desenvolvió algo que parecía un dedo* y se deleitó con su aroma a escasos centímetros de la cara de Ida. –Responde a nuestro mago. Después curarás a Zack-. Tras la autocuración del paladín, El Oscuro era el que estaba más grave. - Si intentas algo, me haré un amuleto contigo- susurró con una sonrisa glacial.

La muchacha dulcificó su expresión y acarició a la avispa.

-No podemos volver a la ciudad con ninguna de ellas- Explicó incluyendo a las sagas. –Deberíamos enviar a nuestros amigos voladores a explorar la gruta. Asegurarnos de que no quedan más amenazas e informar a nuestros aliados de que nos quedaremos aquí abajo hasta completar nuestra misión- Propuso a sus compañeros.

Ely calculó los beneficios de reventa del botín**: -132 Po. Con eso no compramos ninguna varita. ¡Y quiero recuperar mis pergaminos!- Bufó contrariada e invitó al señor Wallace a cachearlas a fondo y buscar en la sala algo de más valor.

- Coincido contigo, Beth. Mejor atadas...y amordazadas. -

    La clériga miró de forma enigmática al caballero y finalmente sonrió –Me gusta- Respondió sin aclarar a si se refería al diminutivo o a amordazar a las prisioneras.

La joven prestó su cuerda a otro con más maña en su uso y se limitó a ayudar en la tarea***

Tras asegurar los nudos, Entonó una pequeña melodía y deambuló**** por las proximidades. Su intención era comprobar la profundidad del precipicio, buscar puertas secretas, botín u otras amenazas.

Desatadme las manos. Las necesito libres para poder curar al caballero sexy de sombrero-dijo, a pesar de que sabía perfectamente cómo se llamaba Zack de la vez en la que se conocieron.

El Oscuro se acercó y dejó que la chica le tocara. Sus heridas cicatrizaron un poco. Después, Ida puso las muñecas juntas y las tendió hacia delante para que la volviesen a atar. Wallace es todo lo que hizo, atarla, pues se moriría de vergüenza si tenía que toquetearlas. Pudieron explorar un poco más... llegaron hasta el lugar por el que Ida trató de huir trepando, y por el sonido de una conversación entre Lugdana e Irina, Elyzabeth sabía que estaban cerca de las escaleras y la trampilla. Se trataba del mismo acantilado que vieron al bajar, a la izquierda, pero ahora visto desde un lado en lugar de arriba. No había puertas secretas ni bifurcaciones.

Si buscas dinero, lo siento, pero nosotras somos un grupo de ermitañas. No necesitamos el dinero porque no tenemos con quién comerciar.

Unos segundos después, el detectar el mal del paladín por fin dió reacción. También el sensor mágico de Elyzabeth, que se acercó al monolito que había en el centro del círculo sagrado. Allí, atraída por un aura, tocó la piedra, que se descascarilló en parte mostrando la gema que había en su interior. Cuando Elyzabeth tocó la gema, saltó de su engarzamiento y empezó a orbitar alrededor de la cabeza de la sacerdotisa de Boccob.

Vaya... eso sí que no me lo esperaba. Y pensar que esa piedra estuvo allí dentro todo este tiempo, y no nos dimos cuenta... De lo demás sí estaba enterada. Babá Zelenna nos lo contó. Eran tres brujas, pero cuando Lugdana expulsó a su amo, Chernovog, alabado sea, terminaron peleándose entre sí. Baba Zelenna se quedó aquí, y es... era... una saga cetrina. Otra de las sagas se fue a las orillas del estanque del Tser y levantó el Santuario del Bosque. La tercera, se marchó al sur y levantó el Santuario del Valle. Todo eso ocurrió hace siglos, el Santuario del Valle debió quedar inundado años más tarde por el pantano que forma el río Ivlis al llegar a su desembocadura, en las Brumas. Ahora podría decírsele que es el Santuario del Pantano, ¡ja!

Claro que... todo eso ocurrió hace tiempo, y solo tengo información de oídas. Desconozco el aspecto de esos lugares, y si las brujas siguen allí, pero el pacto de los Poderes Oscuros atrajo a los Santuarios una serie de guardianes... como la criatura que derrotasteis: el Que Llama en la Oscuridad.