Partida Rol por web

Cuando vio las ondas concéntricas pegando contra algo invisible, al tiempo que la voz y la boca de la presuntamente visible zorra cornuda no se ajustaban, supo que estaban siendo engañados. Bueno, no es que ellos lo estuvieran haciendo mejor con aquellas reliquias más falsas que el lunar que Gertruda se solía pintar sobre el labio superior pensando que de ese modo era sofisticada. La cosa estaba jodida y pintaba mal. Aquello iba a acabar como iba a acabar. Como cuando uno salía el sábado a la posada por la noche a beberse unas cervezas pensando que igual había suerte y volvía a casa con los huevos cargados y más caliente que una olla al fuego. 

Sus dientes rechinaron cuando vio la cicatriz que se dibujaba en el semielfo. Y todo aquello era porque habían hecho mal las cosas. Se habían relajado. Las cosas habían ido saliendo bien, habían avanzado más de lo previsto y se habían olvidado de los detalles. Y los detalles siempre eran importantes. 

¿Cómo reaccionaría el paladín? 

Lo había dicho alto y claro.

Nadie sufrirá daño, ni yo, ni nadie, por parte de nadie. Reitero que no atacaremos si no nos atacáis primero.

¿Y cómo considerar aquello? ¿Como un incentivo? Tomó aire y lo soltó, aflojando la presión sobre le vial no fuera a ser que se le rompiera en la mano y la jodiera, pero listo para lanzarla ya no contra el enano deforme del gorro rojo sino contra la figura invisible salvo por el agua. 

Este es el único momento en qué tendremos para salvar a nuestro amigo. Cuando la demonio descubra que las reliquias son falsas, acabará automáticamente con él. Además, técnicamente ellos ya han hecho daño a uno de los nuestros, así que Urik no estaría rompiendo ninguna promesa.

Por lo tanto tomo yo la decisión por los demás. ¡Tirad las reliquias por la balconada! grito mientras echo a correr buscando embestir a gorrorrojo utilizando mi cuerpo para ello.

De reojo vio a Lobo conteniéndose igualmente. -Si, podría ser…O no ser- Pensó torciendo los labios al escuchar el grito de guerra de la cazadora de muertos vivientes. La nigromante entrecerró los ojos como un depredador y restregó las yemas de sus dedos “calentando” uno de sus conjuros favoritos.

†Ѵinȡicƫa dœiӻicտ ad dҩmoniaKri-Krix † salmodió de inmediato al ver a Ashlin cargar al mas puro estilo paladinesco. La nigromante dio un paso cerrando filas con Rodolfo y lanzó su conjuro infalible contra Khyristrix, haciendo que la arrugada efigie de su diosa se materializase para castigar a la demonio. -¡Es una sucia embustera y tramposa!- Se atrevió a acusarla. -Un demonio que se precie no debería de prometer cosas que no piensa cumplir-

Podría haber añadido que pactaba con muertos vivientes y confraternizaba con otros planos, pero le pareció tentar demasiado al destino, pues bien podría ser el relato de lo que había hecho los últimos días.

A continuación enarboló su lanza plateada esperando el contrataque.

¡Mierda!

La jodida cazadora de muertos vivientes había decidido por todos. Legitimada o no para ello, les ponía entre la espada y la pared, y condenaba a Reluë a un afeitado apurado si no alcanzaba a acertar en su carga. Y entonces Ely empezó a murmurar en una extraña lengua que le puso hasta los pelos del culo en punta. Sus posteriores comentarios hablaban de una profunda y perdurable amistad con la zorra cornuda. 

¿Qué he hecho yo para merecerme esto?

Los dados ya se habían tirado, la cosa estaba jodida y solo quedaba actuar. El vial de su mano saltó casi con vida propia hacia Khyristrix. Si le afectaba o no, casi que le daba igual. Bastaba con que le cayera en los ojos para que no viera bien su siguiente acción y es que la mano de Lobo voló hacia su arco, listo para disparar en cuanto pudiera. 

Presupongo que el lanzamiento de vial a distancia va con destreza. Ignoro el potencial daño del vial. 

Don Urik apretó los dientes, sopesando qué acción tomar. El cuerpo le pedía una carga espada en mano, pero la mente le retenía pensando que mientras hubiera vida, había esperanza. Desde luego nadie le podría decir nada si tomaba la decisión de atacar, y su palabra no quedaría comprometida, pero no parecía la mejor forma de salvar a su compañero. Su cuervo graznó llevando la mirada de Urik hacia un lugar en concreto con sus graznidos casi histéricos, y el paladín se percató de que estaban siendo engañados pues Khyristrix no estaba donde parecía estar, si no en otro lugar totalmente diferente. 

Mientras sopesaba alternativas, Ash tomó la decisión. Todo se desató con celeridad, y ya no quedaba alternativa más allá de eliminar al enemigo a sangre y fuego. Con un gesto, guardó la caja en su bolsa del cinto y cargó contra el hombre del sombrero, pues estaba casi seguro que era uno de los magos aprendices de la diablesa, y aunque Khyristrix era quizá la más peligrosa, dejar al resto libres era invitarles a machacarles con magia, y si algo había aprendido el caballero, era que a un mago enemigo, cuanto menos tiempo le dejaras para lanzar conjuros, mucho mejor. A mitad de carga salió la espada de su cinto y golpeó al hombre del sombrero mientras el cuervo salía disparado revoloteando alrededor de él gracias al gesto perentorio que el paladín hizo.

Ashlyn cruzó el campo de batalla, pero no logró mover ni un pelo al pequeño duende duro de roer. Lobo iba a lanzar el frasco de ácido hacia la imagen ilusoria de Khyristrix, pero la verdadera perdió su velo de invisibilidad en el centro de la torre. El vial se rompió, pero el ácido no hacía nada a los diablos.

Devuélveme las reliquias. Son mías. Las necesito.

La voz de Khyristrix era fría y contenida. Mientras Urik se guardaba los objetos, ella le sujetó clavándole las espinas. Entonces las púas del torso de la diablesa empezaron a crecer, atravesando la espalda de Urik y emergiendo por el vientre del paladín y elevándolo unas pulgadas del suelo. Empalado, Urik no era capaz de encontrar un punto de apoyo para zafarse.

Pienso convertirte en uno de mis árboles-susurró al oído del paladín y le besó en el lóbulo de una oreja-, mi mayor trofeo, el corazón de mi jardín.

¡Larvas mías! ¡Es la hora de comee-eeeeeer!

Las larvas del jardín empezaron a dirigirse a ambos paladines. Entonces la venganza deífica de Elyzabeth intentó acercarse a Khyristrix, pero su llama menguó en presencia de la diablesa y sus resistencias mágicas.

Y ahora, mi turno-el brujo cogió su sombrero y empezó a hacer malabares entre sus dedos-. Nada por aquí. Nada por allá. ¡Y entonces la oscuridad llegará!

Del interior del sombrero surgió un chorro de oscuridad que formó una semiesfera de negrura alrededor de los enemigos. Si el cuervo Hurrn logró acosar a Cristofor, era algo que ellos ya no podían ver. La oscuridad también cubrió a Reluë, Khyristrix, Urik, Ashlyn, las larvas de jardín y Gorrorrojo McFiley.

¡Mis ojos! ¡Mis ojos! ¡Me he quedado ciego de tanto tocarme!-protestó el duende cuando la oscuridad le rodeó.

El duende se agitó, rasgando casi por accidente la cara de Reluë con la punta de su guadaña.

Arnak se transformó en licántropo híbrido, sobre sus dos patas, y olisqueó el aire tratando de percibir los olores que le permitieran desenvolverse en el interior del conjuro de oscuridad. Desde las escaleras, Bray se transformó en cuervo y voló tratando de rodear el velo. Y, por último, Rodolfo se vio obligado a tirar de su arma secreta, por segunda vez en una hora, y a plena luz del día: sacó de su bolsa de contención el ataúd de Lyssa.

El caos se desató a su alrededor. Ely contrajo el gesto al oír como las púas de la Hamántula atravesaban al paladín, pero mantuvo la calma. La iba a necesitar para salvar al caballero.

-¡Ulrika, tráeme las reliquias!- Ordenó al zombi en voz alta, para que la oyese Khyristrix.

-Esto va a acabar en tragedia- añadió para sí al ver pasar a su querido no-muerto para intentar salvar a Urik. Poco podrían hacer sus compañeros si no veían al enemigo, así que trató de disipar la oscuridad mágica de Cristofor con otro conjuro.

 -Tu oscuridad a tomar por culo- Respondió al hechicero con su mismo tono vacilón.

Y entonces dijo, Hágase la oscuridad y la oscuridad se hizo y vio Cristofor que era mala y se regocijó en ello.

-¡Vaya puta mierda! -exclamó de forma estentórea Lobo, que sentía ganas de escapar a toda pastilla de allí, dejando atrás toda aquella miseria.

Si Ashlyn con su acción suicida pretendía un resultado muy distinto del obtenido, es que o era ciega o habia empinado el codo a escondidas. Y ahora, claro, tenían a Urik como a un pollo en un espetón y vista la sangre que caía, no le quedaba mucho. Y eso era malo por dos razones. Una, porque el paladín moriría. Otra, que la zorra cornuda elegiría a una nueva víctima.

Y para terminar de rematarla, aquella oscuridad pegajosa que parecía extenderse alrededor de algunos haciéndolos invisibles. Entonces la vio hacer sus cositas con la mano y pudo oírla. Solo esperaba que esta vez su conjuro tuviera más eficacia que el anterior y que realmente disipara la oscuridad.

El arco ya lo tenía preparado, la flecha ya estaba lista para partir. Solo necesitaba encontrar su presa.

Hago tiradas de escuchar y buscar para el caso de que la oscuridad no se disipe y, al menos, tirar de oído.

En caso de disparar, lo hará contra el que escuche (salvo que sea Urik gritando de dolor). No sé si escuchará a alguien, ni quién será en caso de hacerlo, así que no puedo elegir objetivo y no sé la CA a aplicar así que dejaré en tus manos al destinatario de la flecha.

Khyristrix CA 30
Cristofor CA 20
Gorrorrojo CA 13
Larvas x10 CA 16

En el caso de que la oscuridad se disipe, hago una tirada de 1d4 para decidir el destinatario de la flecha siguiendo el orden que has puesto en la actualización.

Hecha la tirada ha salido una larva, a la que no sé si siquiera afectará la flecha. Hago tirada de daños.

Y las cosas nos salen como el culo. Y probablemente solo la magia de Christofor evitó que el enano acabara con Reluë. Aprovecho que estoy cerca de él para sacar la espada solar e intentar atacar a mi enemigo. Espero que por error no de a Reluë.

- ¡UUrrrkkllllgglll... ! - espetó Don Urik al sentir una cosa puntiaguda sobresaliendo por su vientre y sintiéndose elevado. Abrió la boca y vomitó un poco de sangre, liberando sus orificios para poder respirar. - Pu....p....puta. - dijo, tratando de zafarse, pero aunque movía los pies, no tocaba suelo, y estando ella detrás, no la alcanzaba para intentar zafarse. 

- ¿Desde cuándo ha estado ahí detrás? - pensó el caballero. Sólo había dado unos pocos pasos poniéndose donde Beth le había indicado, no podía ser que aquella mujer estuviera en su espalda, pues significaría que había estado prácticamente en sus narices y no la habían visto. 

Cogió las reliquias y las lanzó a Ulrika. Quizá así la demonio cometiera el error de darle unos segundos más de vida, y no los pensaba desaprovechar. 

Urik trató de alcanzar sin éxito las falsificaciones que había metido en su mochila. Cada vez que intentaba moverse, y cada vez que Khyristrix forcejeaba, las dos espinas clavadas dañaban más órganos internos. En ese momento, Elyzabeth disipó la oscuridad y pudieron comprobar que una de las larvas estaba trepando por el muslo de Ashlyn.

El grupo se puso enseguida en movimiento. Ulrika se acercó a Urik siguiendo las instrucciones de Elyzabeth. Lobo hundió una de las flechas en una larva que había en el suelo, sin que eso fuera suficiente para matarla. Van Richten sacó de su bolsa un vial y lo estrelló contra Urik, haciendo que el contenido grasiento lo cubriera haciéndolo resbaladizo y frustrando los intentos de las larvas del jardín de trepar por él. Arnak fue a por su enemigo ancestral, pero al golpear a McFiley con la maza, ésta rebotó sin lograr hacer ni una sola magulladura al correoso duende mientras la guadaña volvía a rajar la cara a Reluë.

Patético. ¡Soy un brujo! ¡Mis poderes provienen de la mismísima Khyristrix! Puedo conjurar la oscuridad tantas veces como quiera. ¿Puedes decir lo mismo de tu deidad, clériga?-se mofó de Elyzabeth-. ¿Podrías contrarrestar mi poder nuevamente?

Entonces de Khyristrix surgió una onda expansiva de maldad. Cuando Elyzabeth vio que no dañaba a los seres malignos (ni a los aliados de la diablesa, ni a Arnak, cuya alma había sido poseída por la maldad del lobo), supo que se trataba de un azote sacrílego. La sacerdotisa fingió sobreactuadamente el impacto del choque energético para que sus propios compañeros no sospecharan lo malvada que era en realidad.

Tras eso, Cristofor volvió a inundar su lado de la torre con la oscuridad de su sombrero de copa. El cuervo Bray, que volaba a suficiente distancia para evitar la magia de azote sacrílego, hizo una maniobra envolvente y se internó en la oscuridad mientras sus alas se hacían más grandes, aterrizando en su forma híbrida con la capacidad de olfato de los cuervos para poder orientarse.

Junto a un dolorido Van Richten que trataba de recuperarse de la dolorosa onda expansiva de maldad, Lyssa abrió la tapa de su ataúd y salió de él contemplando el dañino y horrible sol.

¡YAAAAAAAAGH!-aulló de dolor.

El cuerpo de Lyssa humeaba. Si no se escondía pronto de los rayos de sol, ardería en llamas.

¡Maldito viejo! ¡Que sea la última vez que me invocas a plena luz del día!

Lyssa entró corriendo en la oscuridad. La segura y entrañable oscuridad.

Tras eso, todos empezaron a sentir una voz cantarina en sus cabezas.

Da, daaaa...
Dadadááá...
Ding dong...
La ira vendrá.

Todos sintieron cómo les hervía la sangre. Estaban enfadados. No, estaban furibundos. ¡Maldita sea, tenían que acabar con esa Khyristrix costase lo que costase!

El paladín no había sentido un dolor tan atroz en su vida, la vida se le estaba escapando por la boca, por donde salían borbotones de sangre que caían por su barbilla y manchaban el pectoral de su armadura. Manoteó como pudo, pero parecía imposible soltarse. - ¡Cuervo...cuervo sagrado...!¿por qué me abandonas? - barbotó mientras se sentía cada vez más débil. 

No llegaba a los viales de curación, allí en su espalda, no le quedaba poder sagrado para curar sus heridas..., no le quedaban fuerzas. 

Bajó los brazos, su espada colgando inútilmente de su mano, al igual que él colgaba inúltimente de las púas de la demonio. No sabía cómo había llegado detrás de él tan rápido, cómo había pasado por delante de ella sin darse cuenta, pero aquel error, le había costado la vida. 

- Lo....lo siento Lugdana, maestra...he hecho lo que he podido. Nuestra órden muere conmigo. - alzó una mano haciendo un esfuerzo supremo, para acariciar el medallón que portaba.  

-¡Vaya puta mierda! –

La joven arrugó los labios. Lobo se quedaba corto con su descripción de la situación. Estiró la cabeza de un lado a otro tratando de ver las posiciones de cada uno e inventar alguna estrategia brillante, pero estaban en la estacada, sobre todo Urik.

-¿Podrías contrarrestar mi poder nuevamente?-

La nigromante desató su frustración contra Cristofor: -Podría hacer mucho más que eso, pero vas a morir más rápido que Afina. Su cabeza rodó como un balón cuando la decapitamos- Beth lanzó una sonrisa cruel: -¡Joder, hasta la chuté bajo una mesa para quitarla de en medio!-

Entonces la onda sacrílega de Khristrix pasó de largo a su alrededor y azotó a sus compañeros. Beth se quedó muda, turbada por seguir indemne. -…Yo no soy tan mala- Musitó sintiéndose extrañamente marginada. La mirada de odio del Hechicero y sus ganas de salir corriendo de allí afirmaban lo contrario. Acabar con Strhad sólo por la mala fama que daba a los no-muertos tampoco la convertían en santa. Pero ver sangrar a Urik de esa manera…El tenía que ser suyo, aunque solo fuera por egoísmo. -¡No te rindas, Urik!- Un pergamino apareció en sus manos de inmediato gracias a su organizador de rollos y conjuró un escudo de fuerza frente a ella.

-Mis armas son ineficaces, pero no las de los paladines- murmuró avanzando peligrosamente cerca de la Hamántula. La clériga bajó su lanza y adoptó una posición de combate que obligaría a la diabla a defenderse desde ambos flancos. Loego miró a Khristrix a los ojos y bufó: -Detén el combate o destruiremos las reliquias y jamás volverás a ver a tu querido Chernovog- Lanzar mierda en mitad del combate era desesperado, pero esa palabra se quedaba corta describiendo su situación, así que volvió a dirigirse a Cristofor para meter más cizaña con sus patrañas: - Afina dijo que usarían tu cuerpo para la reencarnación. Puede que a un fanático como tú le parezca un honor, pero te convierte en el segundo plato de tu novia y un mero recipiente para tu jefa. Lástima que no vivirás mucho para disfrutarlo-

Sigo enfrentada a Gorrorrojo, metida en la oscuridad, cuando escucho las palabras de Eli. Y ahí se desata la duda. Si ahora abandono este sitio, Reluë podría morir, pero si no lo hago es Urik quién morirá.

Pero entonces veo como Arnak se enfrenta a su rival, lo que me da un poco de más de tranquilidad.

Morirás, bruja Diego dando un paso hacia la demonio y atacando con todo lo que tengo. La furia que siento no es normal, pero ya sabíamos que podía hacerlo... y quitarnos el beneficio en cualquier momento. Pero de momento lo tengo.