Partida Rol por web

Llueve... Y no llueve poco, precisamente. Aquellos días habían sido de locos: Lluvias, la gran nevada... Incluso se había sentido en la afluencia del Mirrors Edge, el club en el que trabajaba Kate. No había demasiado trabajo, y eso era en cierto modo bueno, y en cierto modo malo... Al final, era dinero, y a la vez, posibilidad de conflictos.

Despertó aquella mañana a las ocho y media, y, siguiendo su propio procedimiento estándar, y hábito, se vistió en aquel piso de una habitación que podía costearse gracias a su trabajo nocturno, se acicaló y se preparó para marcharse con  John. De manera intachable, el muchacho llegaba puntual a recogerla, y juntos se marcharon hacia la facultad de ciencias naturales, charlando un poco de todo, e intentando desperezarse y quitarse el sueño.

Todo estaba siendo bastante normal en un día de rutina, aunque el profesor de microbiología les habló sobre un concepto interesante, saliéndose un poco del tema de la asignatura, sobre los microorganismos y los cambios que podrían generar en un cuerpo. Cómo unas cosas tan pequeñas, podían hacer tales cambios a nivel genético incluso, era increible.

Llegaron las dos de la tarde, y la lluvia seguía cayendo con fuerza, mientras el grisáceo cielo no permitía al sol salir. Allí estaban, ella y su mejor amigo, extrañados porque Sandra no había ido hoy a clases. No eran de los que se saltaban clases, de hecho estaban mas bien considerados como todo lo contario.

Fuera de la instalación, en las escaleras aún cubiertas por los muros de la facultad, resguardados de la lluvia pero no del frío, y bien abrigados en ambos casos, se dirigían hasta el vehículo de John: Un Volvo XC60 de color gris metalizado en perfectas condiciones.

Una vez entraron en el coche, y tomaron asiento, el muchacho encendió la radio: Como todos aquellos días, copaban los informativos el tema estrella del avance de aquella nevada, o borrasca, o lo que fuese, que llevaba instalada demasiado tiempo en Londres.

Las autoridades metereológicas estiman que el frente frío se disipará en cuestión de días, arrastrado  hacia el mar Atlántico y dispersándose hacia el continente americano. De igual modo, las estimaciones no son del todo precisas, debido a lo inestable de este proceso climático sin precedentes.

El rugido del motor distorsionó un poco la voz del comunicador, mientras ambos se ponían los cinturones de seguridad.

John observó a Kate, con cara de situación ante lo comentado por la radio.

-Te lo digo, si fuera por ellos esto sería calificado como el fin del mundo. Si es que la prensa amarillista es de lo que no hay.

Sonrió un poco, llevándose una mano a la cabeza, mientras comenta algo mas divertido.

-Al menos como mínimo he tenido unos días muuuuy relajado en el trabajo, y ayer nisiquiera fuí. Como nadie se atreve a salir a la calle... Puedo ponerme a hacer cosas como ponerme a leer un buen libro, o cosas por el estilo. Solo espero que no se prolongue mas porque como empecemos con las pérdidas por un factor climático, a mi nadie me paga eso.

Miró hacia lo que estaba haciendo, mientras puso la marcha atrás y empezó a darle movimiento al vehículo.

-¿Y tu? ¿Como va el trabajo? Imagino que estarás en una posición parecida ¿Verdad?

Se sacude el pelo con una mano, quitandose la lluvia que tenia encima y se abrocha el cinturón.

Estoy en la misma situación, a veces aparece alguien y otras ni un alma y me paso el tiempo hablando con la jefa o salgo a comprar algo para comer las dos mientras llueve. Se ve que no es el mejor ambiente para salir a beber ni de fiesta.

Sonrie a su amigo por el retrovisor.

En parte me alegra no tener que bailar para gente todas las noches. Así que si la lluvia no dura mucho más, habrán sido mis pequeñas vacaciones. Pero si se alarga demasiado, no va a ser bueno... Porcierto, me pasaré ahora por casa de Sandra, así que si puedes, déjame por ahí, es raro que falte, igual ha enfermado con tanto frío.

Mira un momento el movil en busca de algún mensaje de su compañera.

El muchacho asiente con la cabeza, siguiendo la conversación.

-Si, no tiene buena pinta, la verdad. Te acompaño, visitémosla. Quien sabe si vas a necesitar a alguien que te proteja si es necesario ¿Verdad?

La sonrisa que dibujó en su rostro hablaba del tono en el que decía aquello. Así pues, se puso en marcha.

Pasaron veinte minutos en aquel vehículo hasta que llegaron al bloque de apartamentos donde vivía, también como alquilada, Sandra.

La calle estaba atestada de nieve, y no parecía haber mucha gente caminando por la misma. El frio cala de nuevo en sus huesos cuando salen del coche, y se disponen a dirigirse hacia el portal. No esperaban quedarse mucho, así que James lo dejó cerca, en un lugar donde poder verlo desde la ventana de la chica.

Se acercaron mas al portón, hasta que la puerta verde los recibió.

John se adelantó un poco a ella mientras le decía.

-Déjame a mi, que tu seguro que ni te acerdas de en qué bloque vive.

Sonrió una vez mas, revolviéndole el pelo a la muchacha de modo cariñoso. Después todó el 3º izquierda, y esperó a que respondiese alguien

Tras un par de intentos, se escucha cómo alguien toma el teléfono... Pero no es Sandra.

-¿Si?

Contesta una voz ronca, voz de hombre, mayor al parecer, que suena casi como un rugir quebrado.

Sigue a John mientras se frota los brazos para entrar en calor y deja salir nubecitas de baho de su boca.
Era uno de sus pequeños placeres, siempre le gustó hacer eso, desde pequeña cuando fingia fumar cigarros invisibles para hacerse la adulta...
Al recordar aquello no puede dejar escapar una sonrisa.
Aquella voz llamó su atención y se dejó las tonterias para luego.
Mirando de reojo a john, con wasa, susurra.

Así que yo no recordaria el bloque eh?

Entonces carraspea para poder hablar un poco más fuerte.
Hola, somos compañeros de clase de Sara, como hoy no ha venido veniamos a ver si estaba enferma o necesitava algo.
¿Puede dexirnos si es este su piso, por favor?

La voz se queda un momento en el aire, hasta que dice, con alegría.

- Si, este es. Está enferma. Soy su padre: Desde anoche se ha encontrado mal, y está tumbada recuperándose. Los médicos no saben la fuente pero creen que es una gripe muy dura. ¿Queréis subir a verla?

John la mira, enarcando una ceja. Se encoge de hombros y le dice a Kate.

-Lo que tu quieras, pequeña. Eso sí: Si subo y me enfermo, que sepas que te voy a echar toda la culpa.

Volvió a sonreírle, a medias. Luego miró al cielo, y suspiró, frotándose las manos para quitarse un poco el frío.

-Bueno, lo que sea, pero rápido, que me congelo el culo.

Se queda pensativa un momento.
Si es muy grave quizás volvamos maña, si le viene bien. Dígale de noestra parte que esperamos que se recupere. Porcierto, dejele la ventana abierta y tapela a ella, si mantiene la habitación cerrada se alargará la enfermedad. El frio mata los virus, y que se bañe al.menoa una vez al dia, se sentirá mejor. [B]
Mira a John por si el tiene que decir algo más y se despide del padre de su amiga.
[B] Cuidenosla bien, volveré mañana a ver si mejora, muchas gracias.
Vuelve a frotarse los brazos con energía y tiene un escalofrio.
Será mejor no subir hoy, porque estará muy contagiosa ahora mismo.
¿Te parece bien?
Mira y sonrie a su compañero.

-Nada que añadir que no haya dicho la señorita ya. Volveremos mañana, a ver cómo sigue del episodio febril. Muchas gracias, muy amable.

Comentó, negando con la cabeza, divertido, ante los consejos que le había dado Kate al padre de Sandra
 

Gracias a vosotros por preocuparos por ella. Este tiempo está un poco loco y es normal que las defensas nos fallen. Venid mañana, que seguro que ya está mejor. Buen día

El hombre colgó, y aquel interfono dejó de hacer el ruido de fondo que hacía cuando alguien lo tomaba. De nuevo estaban solos ellos dos, John y ella, y el frío seguía apretando fuertemente, a lo que se le unió la lluvia que parecía haber aminorado y volvía a caer sobre ellos con toda la fuerza.

-Eres increible, Kate. ¿Decirle al pobre padre de Sandra lo que le conviene? Joder, si seguro que la pobre ya le ha taladrado la cabeza con eso.

Volvía a llover con fuerza, y miró al cielo con cara de pocos amigos.

-Oh, joder. ¿Es que alguna entidad sobrehumana está cabreada con nosotros, o qué? ¿Que coño te hemos hecho?

Todo esto gritándolo al aire. Si, podía parecer ciertamente un loco. Colocó las manos en el interior de sus bolsillos en un interior de mantener el calor de su cuerpo, mientras miraba a la muchacha y le decía.

-Vamos al coche ¿A donde quieres que te lleve? Hoy no creo que importe mucho si llego algo tarde... Por lo visto el día va a seguir la misma rutina que ayer.

No tenia nada pensado... Así que si a ti se te ocurre algo más interesante que estar  toda la noche en el sofá viendo películas y comiendo palomitas, estoy abierta a otros planes.

Sonríe a su amigo y va al coche con la cabeza mirando al suelo, para evitar mojarse la cara. 

Con ese frío, la lluvia era como cuchillas que caían a toda velocidad sobre la piel. Dolía y helaba.

Mientras echaba su aliento a las manos, miraba a John desde la puerta del copiloto, esperando a ver si se decidía a 

entrar en el coche.

¿Pero no tenía el caballero tanta prisa? ¡Venga! ¡Ya empieza a aparecer una capa de escarcha en mis manos!

Le enseña las manos, rojas y pone cara dramática para que este se de prisa.

John la mira enarcando una ceja, y negando con la cabeza una vez mas. Suspira y entra en el asiento de piloto del vehículo, suspirando.

-A ver, a ver... Venga, vamos

Puso en marcha el motor y arrancó. Conforme iba saliendo del aparcamiento, empezaba a hablar con ella.

-Que tiempo de mierda. El padre de Sandra tenía totalmente la razón: Quien no enferme debe ser un milagro. En fin.. ¿Qué tal si te invito a un buen almuerzo a mi casa, niña?

Le dijo, guiñándole un ojo y sonriéndole de manera agradable.

El vehículo marcha por la carretera hasta salir a la autopista: El apartamento de John estaba un poco lejos.

Tras diez minutos de charla y diversión, llegan a una intersección en la cual se detienen ante la orden de un semáforo en rojo.

Cuando entonces ocurre: El cielo se aclara por unos segundos, hasta que empiezan a escucharse truenos. Si, truenos. En medio de una tormenta de nieve.

Todo el mundo está igual que John y Kate, pero es hora de seguir el camino, pues el semáforo cambia de color.

Sin embargo, aun siendo precavido, John sale de la intersección con seguridad... Y al lado izquierdo, a toda velocidad y sin detenerse, se acerca un camión. Intenta detenerse, pero lo húmedo de la autopista y la velocidad que llevaba se lo impiden.

El golpe es inevitable: El caminó golpea de izquierda a derecha, con suma intensidad, la parte de atrás del vehículo, haciendo que este pierda todo equilibrio que pudiese tener, y obligando al coche a girar sobre si mismo en un sinfin de vueltas hasta que, finalmente, se detiene.

Kate había conseguido salir sin un rasguño, aunque a su alrededor había cristales por todos lados. Al ver a John, puede observar cómo su amigo no parecía reaccionar, con los ojos cerrados y bastante sangre sobre todo en la frente. En aquel estado ni se podían ver las heridas, ni casi su rostro, empapado en aquel líquido carmín.

A su alrededor, los vehículos se detienen, y se escuchan voces, pero el mareo que siente la mujer le impide pararse a escuchar lo que aquellas voces parecen estar comentando.

El silencio que gobernaba parecía apoderarse de su mundo: Como si, por un segundo, todos los sonidos del ambiente se hubieran callado.

Se incorpora despacio, sin entender nada de lo que dicen aquellas personas.
Agita la cabeza intentando centrarse, al ver a John se acerca a el despacio para buscar cualquier lesión que pueda ser excesivamente grave e impida moverle.
Que alguien llame a una ambulancia...
John, me oyes?
¡No te duermas!
Miro de un lado para otro intentando buscar a alguien con la mirada que esté usando el telefono.
Vuelvo a mirar a John y le tomo el pulso.
Como te mueras te mato...
Ignorando el frio, la lluvia, los truenos y a la gente, y empiezan a asomar lagrimas en sus ojos.

Afortunadamente, el muchacho tiene pulso, pero la sangre es demasiado escandalosa. Al tocarlo, ella se mancha de sangre: Demasiado de aquel líquido carmín. Si seguía así, podía correr el riesgo de desangrarse.

No parece reaccionar ante lo dicho por la muchacha, en un estado de inconsciencia. La gente curiosa sin embargo no se acerca a ella. Algunos han tomado el movil y miran con preocupación y asustados el accidente. El tráfico sigue fluyendo, pero se ha formado una cola, sobre todo por el camion, con todo el morro destrozado, ya que el coche cayó fuera, en una parte con hierba, desplazado  de la vía.

Al buscar heridas demasiado graves se encuentra con que las heridas provienen sobre todo de los cristales rotos, que se le han clavado en diferentes partes del cuerpo. La mas grave, el fragmento mas grande, parece estar en la frente del chico. Sin embargo, no parece que haya nada que le impida moverlo.

Coloca la cabeza del chico a su lado e intenta quitarle los cristales más pequeños, procurando no tocarle la cabeza.
Eso tiene demasiada mala pinta y no estoy dispuesta a ser yo quien lo mate por lesión al sacarlo o muera desangrado.
Rompe una tira de su camiseta y le aparta la sangre de los ojos e intenta limpiar las heridas que más sangren, haciendo tiempo para que vengan las ambulancias.
Como tarden más van a tener que llamar a una funeraria...
Le aparta el pelo de la cara.
No se oyen sirenas y tal y como va el tráfico... No parece que vayan a llegar muy pronto...
Si al menos tuviese algo para ayudarle... Pero no era el caso.
Estúpida lluvia... Estupido tiempo y estupida calzada...
Intenta tocar la base de la herida donde está clavado el cristal para ver si la herida es muy profunda y si puede parar la hemorragia de alguna forma.