Partida Rol por web

A Inelgram no se le daba mal rastrear, y si ese era ahora su cometido lo haría de buen agrado con tal de eliminar a esas bestias inhumanas.Había cazado mucho en su larga vida como guardían y como beórnida, y también eso ayudaría a seguir cualquier rastro.Estaba familiarizado con la naturaleza, quizás no tanto como cualquier elfo, pero si sabía desenvolverse bien en el terreno que ha sido su morada durante muchas muchas noches.

-Dalo por hecho gobernador- dijo por su parte brevemente para seguir engullendo a dos manos el banquete que había como desayuno.Tenía que aprovechar todo este tipo de oportunidades pues siempre, la mayoría de sus días lo pasaba fuera de las ciudades y no podía probar comida tan elaborada.

Por otra parte, ya estaba deseando partir en buscar de esos rastros y con suerte de algún que otro orco o trasgo al cual degollar lentamente.También cabía decir que a Inelgram no le interesaban las joyas, es más, en general a los beórnidas no se les consideraba muy dados a buscar oro.Inelgram se conformaba con poder acabar con esas criaturas, para él era una gran honor, y sobre todo un placer.

- Ya somos dos. - Añade Lomund, continuando las breves palabras del Beórnida. - No soy guerrero, y en verdad no conozco al resto ni puedo hablar por ellos. - Dijo dirijiémdose al gobernador, y señalando al enano, la elfa, el Beórnida y el hombre del Bosque, - Pero haré cualquier cosa por ayudar a nuestros convecinos de Esgaroth, excelencia. -

Lanza una mirada interrogante a los restantes.

Teudis asintió cuando Domarr confirmó sus sospechas sobre el origen de las joyas que las criaturas habían venido a tomar.

Solo el destino quiso que coincidiéramos en el mismo lugar y moment que la incursión. se explicó. Nunca habíamos coincidido, al menos yo no con alguno de ellos.

Bajó la comida con un generoso trago de cerveza aguada, casi sin paladearla, y miro a Domarr a los ojos. Contad con mi hacha para erradicar esas criaturas.

No me interesan lo más mínimo esas joyas Gobernador dijo secamente la elfa desde la distancia que ella misma había escogido mantener.

Bien, dice el Gobernador. Sea como sea, os sugiero partir de inmediato. Galforth ha marcado el rastro de los incursores durante un buen rato. A partir de donde se acaben las marcas, depende de vosotros.

Tomando un par de piezas de fruta en su mano, se puso en pie e hizo una inclinación a Dormarr.

Miró entonces al resto de los miembros de la partida y dijo. Avancemos deprisa, cuanto más tardemos más se enfriará el rastro. tras lo que salió sin esperar al resto mientras se iba ajustando las protecciones y aseguraba el hacha a su espalda.

Tras todas las presentaciones de sus compañeros y las aclaraciones por parte del gobernador, termina de atiborrarse arramplando con lo poco que quedaba sobre los platos y bandejas.Tras limpiarse los restos de líquidos y sólidos con su musuloso antebrazo, carga bien sus cosas y se aferra bien a sus armas dispuesto a partir cuanto antes ahora con el estómago vacío y su mismo rostro de tipo duro y amargado.

Las joyas para un enano siempre son bienvenida , podéis dar a esas bestias por fenecidas gobernador , mi raza es experta en exterminar tales alimañas y soy enano de mundo , he eliminado bestias similares por muchas partes de la tierra media . 

Dijo enorgulleciendose el enano de su raza y sus muchos años de viajes . 

Lodin recordó una frase de su maestro herrero enano: "Es peligroso, jóven, cruzar la puerta de tu casa. Pones tu pie en el camino y, si no cuidas tus pasos, nunca sabes a donde te pueden llevar". Aquella ocasión le dijo que era una frase de un Gran Sabio del sur, un amigo de los enanos, al que llamaban Tharkün.

En verdad era cierta, pues había salido hace días de bajo La Montaña Solitaria, para mercadear en la feria de la Conmemoración, y también para recopilar nuevas historias. Ahora se dirigía hacía no sabía donde en pos de vete a saber qué.

Y por curioso que pareciese, la idea le atraía. Aquello era un misterio. Un enigma con una solución escondida, y él la encontraría. Casi sin darse cuenta, dijo en voz alta:  - Está bien, está bien. Aunque no sé a qué viene tanta prisa. Sea lo que sea, no creo que se vaya a mover de donde está. - Y empezó a moverse siguiendo Teudis, Inelgram y Gotrek.

Se detuvo un momento antes de la salida, para girarse hacia la elfa mostrando una amplia y encantadoran sonrisa -¿Y usted, Dama? ¿Hará el favor de acompañarnos?-

Celebriän mira a Lodin con aire conmiserativo y responde: Sí, creo que sí; el bosque Negro es un lugar peligroso y en él los niños pueden salir malparados si no va con ellos algún adulto.

El gobernador se muestra encantado de vuestra buena disposición, y ordena que se os proporcionen vituallas para una semana.

Id con nuestra bendición, dice. Galforth os está esperando en el lugar del enfrentamiento.

En efecto, al llegar allí el veterano explorador os recibe con una mueca. Es evidente que aún le escuece no haber podido seguir el rastro del trasgo que escapó y que le encantaría acompañaros, pero tiene órdenes de permanecer en Esgaroth.

Os conduce a una cierta distancia bosque adentro y os muestra un rasgo claro que, con las indicaciones que os da, identificáis enseguida como el que hicieron la media docena de trasgos, los dos orcos, y el huargo cuando se dirigían al Lago. El rastro procede del bosque, y serpentea en dirección sureste.

Lodin lanza una mirada en dirección al bosque, se lleva la mano izquierda detrás de la cabeza, se rasca el cuello cabelludo, y pega un resoplido. - Bufffff.... Padre me dijo que jamás entrara ahí, que nada bueno salía jamás del Bosque Negro. Un hombre sabio, mi padre. - Durante unos segundos, se queda pensativo.

Luego, repentinamente, abre los ojos como platos, al darse cuenta de lo que ha dicho, y mira con cara de circunstancia a Celebriän y Teudis - Estoooooo ...-

Teudis miró a sus compañeros de grupo, especialmente al enano y al bardo cuando dijo No sé qué tal conocéis los bosques y si sabéis moveros entre la maleza... aunque estaba claro que su opinión era más bien que parecerían un trasgo en una reunión de elfos.

Quizá debería adelantarme para seguir el rastro. sugirió

- No sé qué tal conocéis los bosques y si sabéis moveros entre la maleza...

 - Podría decirse que , yo al menos, me muevo mejor en ciudades abarrotadas, bibliotecas antiguas y forjas ruidosas, eso seguro. -

- Quizá debería adelantarme para seguir el rastro. -

- Dadas las circunstancias, me parece una opción de lo más inteligente -

A mi se me da mejor los llanos , pero soy partidario de que la elfa y tu os adelantéis un poco para explorar , luego el resto os seguimos . 

Dijo el enano echando su vista primero a la elfa y luego hacia el humano explorar . 

" Por un segundo estuve por continuar la conversación del humano y decir que ya que no viene nada bueno del bosque la elfa se quedara en él " . 

El beórnida andaba firme y continuo junto a sus compañeros de gesta.Permanecía callado escuchando o quizás no las palabrerías que salían de las bocas de ellos.Se concentraba en el camino y ponía todos sus sentidos en el paisaje que le rodeaba.No podía descartar una emboscada o algún tipo de treta.

Parecía que un par del grupo de adelantaría a investigar, allá ellos, pero dividirse en territorio enemigo o cerca de este quizás no era la mejor idea, pero mientras no le pasara nada a él, no le importaba lo que le pasara a los demás, quizás inlcuso no estaría mal del todo que se convirtieran en las cabezas de turco.

Así pues sin añadir su opinión siguió recorriendo aquel terreno boscoso a la espera de encontrar alguna otra pista que les llevara a sus enemigos.

Por lo que parece, el grupo de trasgos no tomó excesivas precauciones viniendo para aquí: el rastro es bastante lineal y va siguiendo el terreno más favorable en cada momento.

Tus sentidos, finamente sintonizados tanto con los sonidos como con los silencios del bosque, te permiten detectar que alguien os sigue. Se tarta de alguien obviamente muy experto porque te cuesta una eternidad poder ver algo, pero por fin tu paciencia y tu instinto pagan y ves fugazmente a un elfo que os sigue a cierta distancia.