Gotrek tumba al cuarto oriental, en el momento en que un quinto hombre, más recio, sale del edificio apresuradamente, espada en mano.
De un vistazo se da cuenta de su inferioridad numérica y clava la espada en el suelo en señal de rendición. Luego se cruza de brazos y espera.
Una vez enasta su lanza en las carnes del oriental, la retira llevándose consigo algo de carne y sangre que sale disparada junto a esta.La sangre resbalaba por la punta de la lanza hasta toparse al largo mango, empapándolo y ahora moviéndose por este.No obstante, Inelgram la deja boca abajo rápidamente para que la sangre no siguiera manchando su preciada arma.Al ver que un oriental notablemente más grande que el resto y posiblemente su lider, se rinde, decide mantener la guardia alta y dejar de combatir por el momento.Le resultaba muy deshonroso atacar a un hombre que claramente se ha rendido y no desea pelear, no habría emoción alguna y no sería más que un acto cobarde y poco valeroso por su parte.
Ahora al igual que el oriental, esperaba de brazos cruzados a que alguno de sus compañeros saliera a la acción verbal y le sacaran toda la información posible, sino la tortura e intimidación serían la llave perfecta para abrir el cofre de la fresca información.
Sin desenfundar su arna, Lodin circunvaló al oriental rendido a cierta distancia. Espada por delante, se asomó por el quicio de la puerta mirando al interior de la granja de la que los orientales habían salido. Quería comprobar que no hubiera nadie más en el interior, sobre todo trasgos pequeños y fáciles de esconder.
Si no ve a nadie dentro, entra por la puerta y hecha un vistazo en la estancia del interior. Patea alguna mesa y mira debajo de alguna cama. En todo momento espada en mano, buscando encontrar cualquier cosa que le llame la atención. Y si no ve nada, echa un vistazo por la ventana, buscando quizás a alguien huyendo por la parte de atrás.
Tirada oculta
Motivo: Alerta
Rangos de habilidad: 0
NO: 14
Tirada: + ()
Éxito
Por si acaso, tirada de Alerta. La hice oculta, y así, en caso de no encontrar nada, no sé si la fallé o no.
bastante apenado me pongo en pie, trato de identificar si la hostilidad de quien ha quedado afuera y con vida persiste, mientras me acerco de a poco manteniendo el ojo sobre ambos.
El enano se acerca aun con la piqueta en meno y aparte las armas del que se ha rendido .
¿ Que deberíamos hacer con este ? .
Comenta en voz baja a sus compañeros por si aun hubiera alguien que no se hubiera dado cuenta de su presencia .
No ves a nadie más en la casa, y hay catres para cinco personas.
Fuera se hace el silencio, sólo roto a veces por los gruñidos de los jabalíes que, precavidos, se alejan de vosotros todo lo que pueden.
-¿Supongo que ya sabes a que hemos venido no? así que por que no dices lo que queremos oír sin derramar mas sangre - dirijo mi voz al oriental sin dejar de acercarme
El oriental habla en oestron con un fuerte acento.
No sé de qué me hablas. Mis amigos y yo encontramos este lugar abandonado, y pensamos que era un buen sitio donde descansar una temporada.
Dudo mucho que haya venido de vacaciones con sus amigos! -Susurra para su amigo pariente, con su arco aún tensando una flecha, se acerca al oriental, alza su arco y tensa su flecha aún mas, apuntando directamente a la cara del prisionero.
-Buscamos a unos trasgos, extranjero, uno en especial, uno que creemos ustedes conocen muy bien!! ¿o acaso vas a negar que un trasgo les dió lla orden de quedarse en este lugar?. Empieza a hablar oriental, o una flecha atravesando tu garganta será el menor de tus problemas!.
El oriental mira a la elfa, y parece valorar como muy peligroso el encolerizamiento en una raza que, sis se distinguir por algo, es por la calma que suele destilar.
¿El trasgo?, dice tragando saliva. Es un tipo bastante raro, como si atesorara la sabiduría de años. Y además no he visto nunca a nadie que se escabulla con tanto sigilo. Pasó por aquí hace pocas horas, en dirección sur, y lo raro es que iba solo; la anterior vez que le vi iba con un grupo de trasgos y orcos y un huargo. Pero no se molestó en explicarnos nada, sólo comió algo y siguió su camino.
Aguardaba callado dispuesto a amenazar y atemorizar en caso de que se resistiera a soltar la información.Por suerte para él, parecía ser que el oriental poseía algo de inteligencia y msotraba aprecio por su vida desembuchando una información que realmente les resultaría de utilidad.
-Si no es cierto, volveremos, te perseguiremos, te encontraremos y te daremos muerte lentamente- amenazó por último el beórnida sin mostrar alguna pizca de rabia, sino manteniendo su seriedad y su frialdad.Ya tenían un nuevo recorrido, debían marchar hacia el sur cuanto antes.Presentía que ese maldito trago no andaba lejos, y ansiaba con cortar su carne y alimentarse de sus quejidos de dolor.
Al salir de la cabaña tras el registro, y ver como el grupo que le acompañaba trataba al oriental, se preguntó qué clase de individuos le acompañaban. Tratarle así, aun a un enmigo, no era propio de gentes de honor. Quién sabe que razones habrían llevado a aquél extranjero a abandonar su tierra y a relacionarse con trasgos u orcos. No debía haber tenido una vida fácil, imaginó. No pudo más que compadecerse, sintiéndose incapaz de juzgarle, más ahora que habían matado a sus compañeros de viaje.
Ojalá sus compañeros le dejaran marchar y volver a su tierra en paz. Pero ya había viajado demasiado con ellos, y empezaba a conocerlos. Sabía que si hablaba a favor del oriental, no escucharía más que reproches.
Lodin sale de la cabaña, enfunda su espada y su rostro muestra un gesto de disgusto.
- Ahí dentro no hay mucho que ver, y tampoco he visto a nadie escapando por detrás.-
Al escuchar las palabras del oriental, se dirige a sus compañeros:
- Si es cierto lo que dice, entonces eso quiere decir que el trasgo que buscamos no ha vuelto por aquí, y que hemos llegado a un callejón sin salida. - Titubea antes de añadir. - Quizás debamos soltar este hombre bajo juramento que volverá en paz a su hogar, y que jamás regresará a hollar estas tierras. Por mi parte, aquí no veo nada más que hacer.-
Se queda pensativo, con la mano bajo la barbilla: -En verdad ahora mismo no se me ocurre nada más. ¿Tenéis alguna una idea para poder hayar la pista de ese trasgo?-
-Ah, si, perdón.- Añade despistado. -Acaba de decir que lo ha visto dirigirse hacia el sur desde aquí - Se rasca la cabeza y sonríe. -Bueno, será cosa de leer tantos libros y meter tantas historias y canciones en la cabeza...-
- Seguir al Sur, es lo mejor, pero viajar sin guia no es buena idea ¿no creen?, que nos acompañe el oriental si es que no miente, se te pagara por tu labor, en cuanto regresemos, del viaje, pero si osas engañarnos tu pago sera el filo de mi hacha en tu craneo -
No se yo si es buena idea llevarlo con nosotros , su gente es ladina y sin escrúpulos , no me fiaría yo de ellos .
-Gente! -Dice la elfa algo impaciente -Cada minuto que pasamos discutiendo, es un minuto mas de ventaja que le damos al trasgo para que escape!, guias no necesitas en estos bosques si nos tienes a mi y a mi buen amigo, dejen ir al oriental bajo el juramento de que irá a sus tierras y no volverá, poco nos puede servir si ya nos ha dicho lo que sabe!.
La Elfa deja salir un suspiro de resignación y velve a enfundar su arco a su hombro derecho, avanza unos pasos adelante, hacia el sur, esperando que el grupo hiciera lo mismo!
Estad tranquilos, dice el oriental. Nada me complacerá más que volver a mis tierras, aquí la vida es demasiado peligrosa. Esto lo juro por mi vida, así no vuelva a mi tierra si no cumplo mi juramento.
Con vuestro permiso, dice luego, y recoge su petate de la casa, ciñe la espada sin gesto amenazador alguno, y emprende el camino de vuelta al lejano este.
Apuntaos cada uno un punto de avance por la excelente resolución de este encuentro.
Viendo el oriental alejarse me pongo el hacha en el hombro mientras digo – pues entonces permítanos el honor de seguirles, ya que la prisa apura – En cuanto vea avance les sigo