Partida Rol por web

Fatal Frame: Mermaid Song

Capítulo 2

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21/07/2019, 21:17
Miwako y Nawako

A diferencia de las otras veces que había coincidido con ellas, se había borrado todo rastro de inocencia infantil que solían desprender las pequeñas. Unidas de la mano, miraban fijamente a Brandon con una sonrisa torcida, incluso una de ellas mostrando sus dientes tras sus finos labios.

- El Sumo Sacerdote dice que el pescador no es bienvenido.

- El Sumo Sacerdote no quiere que vuelva a fastidiarlo.

- ¡Todo es tu culpa!

- ¡Todo es tu culpa!

Gritaron al unísono, haciendo que todas y cada una de las personas que antes permanecían con el rostro agachado y de rodillas ahora alzaran la vista para clavarla sobre el joven. Ninguno se levantaba ni movían siquiera los labios para emitir sonido alguno, pero claramente no era bienvenido.

Las que sí se levantaron fueron las pequeñas, alzándose sobre sus propios pies mientras bajaban la cabeza, dejando que sus largos mechones negros fueran una cortina que cubriera su rostro. A pesar de todo podía escuchar sus voces, esta vez más apagadas, más susurradas.

- No podemos dejar que pase.

- No podemos dejar que pase.

Pequeñas gotas carmesí empezaron a decorar el puente bajo sus pies, llevándose la hermana más grande una mano a su cuello antes de empaparse de sangre. Cada vez le costaban más hablar, como si fueran un esfuerzo titánico que les hiciera daño.

Por su lado, la más pequeña daba un paso hacia delante, dejando prácticamente caer todo su peso sobre su pierna, haciendo que su cuerpo tambaleara brevemente con cada movimiento. Alzó el rostro para escupir sangre, dejando que unos gruesos ríos rojizos descendieran de sus labios manchando sus bonitas ropas en el camino. A su vez la herida en el cuello que anteriormente en la sala de espejo habían visto ahora volvía, sumándose el rastro de sangre y mostrando parte de carne y tendones de su garganta.

- No pu… No puedes…- Estiró la mano intentando acercarse a Brandon, notando que su pequeño cuerpo temblaba del más puro dolor mientras sus pupilas se dilataban.

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21/07/2019, 21:17
Máster fantasma

Mientras las pequeñas avanzaban a paso muy, muy lento, el río que bañaba sus pies bajo el puente comenzó a agitarse, notando breves ondas en el agua que cada vez aumentaban en su espesor. Del fondo marino, a ambos costados del puente no tardaron en salir pálidas manos con sendas marcas de mordiscos decorando su piel, agarrándose a la barandilla del puente mientras se alzaban, mostrando parte del desnudo cuerpo.

No podía llegar a contar cuántas salían, pero a medida que iban pasando los segundos más manos se sumaban a la anterior, todas intentando escalar para salir del agua, llegando alguna a arrastrarse por la superficie.

Por supuesto no tardó, la melodía acompañada de cientos de voces que silbaban y cantaban frases indescifrables que, en esta ocasión, retumbaba en sus oídos como si de una sirena muy aguda se tratase, notando un hilo de sangre descender de sus oídos, taladrándole el cerebro.

Ya no había ese deje hipnótico que anteriormente atrajeron a los pescadores a su regazo, ahora sólo hacían daño, mucho, mucho daño.

Notas de juego

Lo dicho, sin prisa.

Recuerda que estamos en ritmo lento ahora mismo, así que tienes desde el lunes hasta el viernes para poner lo que sea, sino te espero más si hace falta, no problemo :)

En tu caso, situación: En tu próximo post hazme una tirada (recordemos, 1d100) dif 60, si no la pasas se te restará un -10 en tu próxima tirada al estar confuso. Ahora, aparte de eso:

- Si quieres enfrentarte a las niñas (piensa que son dos, cuidado con eso, y sería tirada aparte para soportar el ruido) la dif es 50. Si sacas un 100 atacarás a las dos a la vez.

- En cambio, si quieres irte no habrá tirada. Por el momento.

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21/07/2019, 22:43
Kim Sun Hee
Sólo para el director

La violinista observó con cierta preocupación a las niñas, las cuales parecían tan... devotas cuando se trataba de aquel maldito culto. ¿Cómo culparlas por ello? Era natural que se sintiera de esa manera. Era posible que aquello fuera a causa de la maldición a la cual se habían visto sometidas, o bien porque le tenían miedo al Sumo Sacerdote... o porque anhelaba poder ser liberadas de aquella maldición gracias al sacrificio que ellas creían que necesitaban para obtener el descanso eterno. Sea lo que fuera, Sun Hee las miró con cierta pena, no pudiendo evitar desear ayudarlas de alguna manera, si bien era obvio que no permitiría que sacrificaran a su querida Shin-hye, no cuando la quería demasiado para permitir algo así. Estaba segura que le había hecho algo a su amiga, que la había forzado a aceptar, o bien la habían poseído. No había manera de que su querida amiga fuera a aceptar semejante destino para sí misma, no cuando era alguien que apreciaba demasiado su vida, no cuando la veía siempre tan feliz. Aquel maldito culto no la tocaría, no permitiría que eso sucediera. No podía perderla, no con lo mucho que la quería. Podía acusarla de egoísta, si bien ella estaba segura que no era algo que Shin-hye podría desear de manera voluntaria. No era una suicida, y ni la persona más bondadosa podría desear sacrificar su vida para salvar a ese pueblo condenado. No a menos que odiaras tu propia vida. De cualquier manera, las risas maliciosas de las niñas no hicieron más que causar un escalofrío en la joven coreana, la cual estaba segura de que aquella maldad era producto de la maldición. Era imposible que esas pequeñas fueran realmente así.

No tardó mucho en seguir a Yôko, aún molesta con lo que ésta deseaba de su amiga, además de la acusación que le había dedicado anteriormente. ¿Cómo se atrevía a hablar de esa manera sobre la posible muerte de su amiga, de su amada? Si no fuera porque debía seguirla para encontrar a Shin-hye, no habría dudado en darle una buena bofetada por aquellas palabras. - Continúas sin responderme lo que te pregunté. - Le dijo con cierta frustración a medida que caminaban hacia su destino. Estaba demasiado molesta con el hecho de que le hablara de esa manera tan... evasiva, en vez de decirle lo que quería escuchar. - No me llames ciega. Sabes muy bien lo que quiero decir. No puedo creer que pienses que esté ritual servirá de algo. Algo así no puede ofrecerles el descanso que quieren. Es maligno. - Aseguró con confianza en sus palabras, reprimiendo la ira que sentía en su interior ante el hecho de que pensara que la muerte de alguien la liberaría a ella y al resto. - ¿Dices que soy egoísta? ¿Y eso en qué te convierte a ti? Quieres sacrificar una vida inocente sólo para salvarte a ti misma y al resto. Eres una hipócrita. ¿No has pensado que es un error? ¿En serio piensas que algo tan maligno puede salvarte? - No dudó en dirigirle aquellas preguntas cargadas de la ira que sentía en ese instante, teniendo que reprimir su deseo de abofetearla por lo que le había dicho, al igual que reprimir las lágrimas que amenazaban con correr por sus mejillas, producto del temor que sentía por perder a su querida Shin-hye. No podía creer que Yôko tuviera el atrevimiento de acusarla de egoísta, si bien también estaba molesta porque tampoco podía responder a la pregunta que le había hecho. ¿Habría sacrificado a su familia, a sus amigos? Por... ¿por Shin-hye? Tal vez... tal vez lo habría hecho. La quería demasiado, por lo cual agradecía que aquello no fuera una opción.

No obstante, la mención del Sumo Sacerdote no hizo más que hacer que la violinista se riera, ciertamente no creyendo lo que Yôko había dicho. - ¿Respeto? ¿O miedo? Es una persona malvada, está claro. Igual que todo este ritual. No sé qué es lo que adoran pero... si un dios desea algo así... no puede ser otra cosa más que maligno. - Dijo con firmeza en sus palabras, segura de lo que decía, como si no pensara disculparse por lo que había dicho. Aún así, en cierto momento, su mirada se desvió a sus alrededores, dentro de aquella estancia. La pintura llamó su atención por un instante, si bien no tardó mucho en concentrarse por completo en el diario de cuero, así como también el cuchillo ceremonial. Debía de haber cierta importancia en los mismos. ¿Qué sucedía si aquel cuchillo era el que se usaría para sacrificar a su amiga? Tenía que robarlo. Además, no sería una mala idea leer el contenido del diario. Tal vez podría obtener algo más de información sobre el ritual, lo suficiente como para poder frustrar el mismo, o hallar un método para acabar con aquella maldición. Sea lo que fuera, no tardó en suspirar al oír a la mujer, considerando sus palabras. Parecía que necesitaría limpiar su cuerpo para poder participar en el ritual. Yôko le había preguntado si deseaba que la dejara sola para prepararse, a lo que la violinista consideró que sería una oportunidad ideal para poder obtener algo más de información, al igual que poder robar aquel cuchillo en particular. - Sí... déjame. Quiero terminar con esto de una vez así puedo ver a Shin-hye. - Le dijo de manera simple. En cuanto la dejara sola, intentaría apoderarse del cuchillo, así como leer el contenido del diario de cuero. Luego se desvestiría para asearse, si bien no pensaba separarse de su cámara ni por un instante, la llevaría con ella en todo momento. Era la única arma que poseía contra los espíritus que se encontraban en la aldea.

Notas de juego

Nada, que soy idiota y no puedo ver un post sin contestar por mucho tiempo xP Simplemente no puedo xDDD Ala, ya está xP Además me encanta la partida xP Pues eso, que intentaré robar el cuchillo ceremonial si Yôko se marcha, así como leer el diario para ver si puedo obtener algo de información sobre el ritual. También intentaría ver si hay algo más en la estancia que pueda ayudarme en mi investigación.

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28/07/2019, 12:37
Brandon Marshall

No. No había nada que pudiera hacer para salvar ya a Yoshi. El hombre había tomado su decisión de sacrificarse y, si no la aprovechaba, su muerte habría sido en vano.

El miedo me embargaba, aunque este se apoderó totalmente de mí cuando reparé en aquellas dos pequeñas figuras situados en medio del puente. Pese a que ahora se mostrasen inocentes e infantiles, no podía olvidar cómo se habían convertido en aquellas criaturas fantasmales y sus cabezas habían rodado en la sala de los espejos. Eran peligrosas y no quería tener que cruzarme con ellas. Sin embargo, cuando hablaron aquella vez de nuevo, dirigiéndose a mí, ya no quedaba atisbo alguno de su inocencia.

-¡Aquí no hay ningún pescador! -les espeté, con poca convicción en mi tono, mientras buscaba desesperadamente a Jaden con la mirada, temiéndose quién era ahora el pescador al que se referían.

Por si fuera poco, de pronto en los costados del puente comenzaron a salir pálidas manos con marcas de mordiscos y, cuantos más segundos pasaban, más de aquellas manos aparecían, acompañadas aquella melodía, ahora muy estridente e insoportable para mis oídos.

Sabiendo que tendría que enfrentarme a las niñas si quería avanzar, tomé mi linterna y apunté con ella en dirección a la mayor de las dos niñas para tratar de derrotarla. No era algo que hubiera hecho si no fuera porque estaba seguro de que aquellas espectrales chiquillas debían de ser eliminadas. Quizá, si destruía a una de ellas, la otra huyera despavorida para tratar de preservar su vida fantasmal.

- Tiradas (2)

Motivo: Tirada

Tirada: 1d100

Dificultad: 60+

Resultado: 65 (Exito)

Motivo: Atacar a las niñas

Tirada: 1d100

Dificultad: 50+

Resultado: 65 (Exito)

Notas de juego

Pues nada. A enfrentarme a las fantasmas xD

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30/07/2019, 11:44
Yôko

Yôko soportó estoicamente toda la diatriba de Sun Hee con una conciliadora sonrisa, como si ya hubiera pasado por aquello antes o tal fuera su grado de sumisión que no preguntaba ni respondía nada más allá de lo estipulado, tampoco se revelaba mostrando gallardía, únicamente impasible con las manos unidas en el regazo esperando a que terminara de hablar.

Únicamente mostró un poco de atención cuando le comunicó que quería estar sola, asintiendo una vez mientras ampliaba su sonrisa.

Está bien. Estaré fuera por si necesitas algo. – Tras una breve reverencia mostrando respeto, se giró para dirigirse hacia las puertas correderas aunque se detuvo cuando quedó una pequeña franja por la que entraba una corriente de aire y donde podía verse levemente el exterior, ahora vacío. No parecía que quedara nadie arrodillado, ¿estarían todos dentro del gran templo? La hermosa joven volteó el rostro hacia la violinista y movió sus labios como si quisiera decir algo, pero apenas salió un breve aliento tras recapacitar.- Estaré fuera.- Repitió antes de terminar de abrir la puerta y salir, cerrándola tras de sí y dejando a Sun Hee sola en la habitación.

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30/07/2019, 12:28
Máster fantasma

Sun Hee había logrado lo que quería, quedarse sola para poder inspeccionar a su gusto la estancia aunque, ¿por cuánto tiempo? Tenía todo a su disposición y así aprovechó, dirigiéndose primero al cuchillo para inspeccionarlo mejor.

El arma fue lo que primero captó su atención. Era pequeño, del tamaño de una daga, con un acero brillante y frío, cortante, tanto que posiblemente si pasaba la yema de los dedos por la hoja le ocasionaría un pequeño corte. Al cogerlo creyó notar algo, puede que fuera simplemente por lo que pudiera significar o que hubiera un extraño poder recluido entre las placas de hierro que comprendían el arma pero, de alguna forma, había algo. El mango encajaba perfectamente en su mano, como si lo hubieran fabricado expresamente para ella, notando los grabados de las olas en la palma. Aparte la hoja también estaba decorada, motivos de lluvia impresos en el metal, sumándose al motivo marino que parecía caracterizar el cuchillo.

Después fue por el diario de cuero con los peces Koi, encontrando en su interior varias páginas. Algunas eran ilegibles, otras tenían manchas de agua intercaladas en sus palabras, como si alguien hubiera llorado mientras escribía y dejara pequeños círculos de lágrimas impregnadas en el papel.

11 de abril

Por supuesto mi nombre no salió.

Estaba casi segura de que sería la próxima Ningyo pero mi belleza no cautivó lo suficiente a la Asamblea y no me veían apta para tal honor. Sin embargo me han dado un papel en toda la historia, ser una de las dos sacerdotisas que velen por el ritual, ¿a eso estaba destinada? ¿A servir a alguien que no lo merece? Ayaka no sabe lo que está en juego, no entiende la importancia de esto.

 

 

15 de abril

El Sumo Sacerdote habló conmigo hoy, posiblemente porque estaba al tanto de mi descontento.

Me dijo que Ayaka había sido elegida no solo por su belleza exterior, sino también por la interior. ¿Qué quería decirme con eso? ¿Acaso me estaba llamando “monstruo” por querer ayudar al pueblo? Siempre he tenido palabras amables con todos, he ayudado en cada cosa que me han pedido y estado al lado de quienes lo necesitaban, ¿por qué no puedo ser acta?

 

 

16 de abril

Estoy enfadada y no puedo contárselo a nadie. Mië y yo vimos que Ayaka llevaba un par de días comportándose distinto, dijimos de vigilarla más de cerca por si quería escapar, ¿se habría arrepentido de ser la elegida cuando parecía estar encantada? Intentaré hablar con ella y descubrirlo, confía en mí, sé que lo hace.

 

 

21 de abril

Por supuesto Ningyo aparte de ser la preferida ahora encontró el amor, algo totalmente prohibido.

Me confesó que había estado escapándose por las noches, cuando todos descansaban, para reunirse con un pescador que acababa de conocer. ¿Está loca? ¿Sabe que está prohibido relacionarse con extranjeros una vez has sido elegida? Me hizo prometerle que la ayudaría a enviarles cartas, unas que he leído y sólo hablan de un futuro juntos que todos sabremos que no tendrán.

 

 

18 de mayo

No puedo seguir con esto.

El contenido de las cartas cada vez es más preciso. Takayuki le ha pedido que se escapen, que se reúnan en la playa y se marchen lejos para vivir juntos. Eso es… imposible. El ritual está cerca, no puedo dejar que la protagonista deje al pueblo a su suerte.

El Sumo Sacerdote debe saber esto.

 

Las próximas páginas estaban arrancadas, siendo imposible de leer.

 

Cuando terminó procedió a asease y desvertirse, encontrándose con la máscara en el sitio exacto donde le había dicho Yôko pero ahora la pregunta era: Si estaba completamente desnuda, ¿cómo llevaría la cámara y el cuchillo sin que la descubrieran?

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31/07/2019, 17:55
Máster fantasma

El ruido dolía, obnubilaba la mente y paralizaba sus miembros, pero gracias a su fuerza de voluntad logró aguantar los berridos de las sirenas, quienes parecían seguir con su hiriente melodía, las mismas que ahora se arrastraban por el puente a no tener unas piernas que sostuvieran su cuerpo, sino una cola escamosa cubierta de heridas y sangre seca.

Puede que ambas niñas creyeran que la sola presencia de ellas dos más los cientos de fantasmas que había a sus espaldas respaldándolas hicieran a Brandon dudar y salir corriendo pero, lejos de conseguirlo, parecía que le concedieron la fuerza suficiente como para luchar. Pero fue justamente cuando el joven asió con fuerza la linterna para atacar a la más pequeña, dándole de lleno y haciendo que soltara un grito de dolor mientras se apartaba unos metros aunque no hubiera acabado con ella pero, con ese movimiento, pareció activar algo que hizo que todo cambiara frente a sus ojos.

Como si fuese piel despellejándose de la carne, trozos de yeso y pintura se despegaron de la fachada del templo para ver la madera roída y sucia, como si acabaran de pasar cientos de años. El puente de madera perfectamente cuidado también estaba cambiando, rompiéndose algunos de los tablones y dejando que varios de los cuerpos se inundaran en el lago, el cual ahora estaba sucio y de una tonalidad oscura, impía.

También el suelo bajo sus pies pareció sufrir la transformación. Ya abundante hierba había dado paso a hierbajos y matorrales muertos, a gravilla reseca y erosión en las piedras,  recordándole a la primera vez que llegó a ese lugar.

Todo estaba distinto. Ya no había rastro de la hermosura que caracterizaba al lugar, del resplandor de sus lámparas ahora apagadas ni de la naturaleza abundante que había ganado terreno sobre las edificaciones, todo estaba estropeado.

Fue entonces cuando, frente al derruido templo, pudo ver dos figuras tras las niñas.

La primera era la de Jaden dándole la espalda, visiblemente abatido mientras se mantenía de rodillas y la cabeza baja.

La segunda era una figura femenina completamente desnuda a quien pudo reconocer, tapada únicamente con una máscara que cubría su rostro. Podía ver su piel de ébano gracias a la nula tela que llevaba, las manos descansando en un costado de sus cuervas y el cabello ondulado caído en ondas por sus desnudos hombros.

Puede que fuera estos preciados segundos de incertidumbre en los que la otra hermana aprovechara para pillar desprevenido a Brandon, agarrándole la pierna y ocasionándole daños.

Brandon estaba en serios problemas y, si quería llegar hacia Jaden, tendría que correr siendo el puente el único camino.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Daño Miwako

Tirada: 1d100

Dificultad: 70+

Resultado: 87 (Exito)

Notas de juego

Las niñas no son fantasmitas de un toque, cada una tiene 3pv. La linterna lo que hace aparte de dañar es aturdir, así que ahora mismo estás contra dos fantasmitas, una con 2/3 aturdida en este turno y otra con 3/3 operativa.

Si quieres pasar por tu amiwi a través de ella tendrás que correr,  y esta vez la dif es 50 (la misma que los ataques).

Te quedan 4/5 de vida.

 

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31/07/2019, 19:38
Kim Sun Hee
Sólo para el director

El hecho de que Yôko no se expresara en ningún momento, mientras ella le soltaba todo aquel discurso sobre su hipocresía, no hizo más que molestar a la violinista, la cual se mostró realmente furiosa ante la clara actitud de desinterés por parte de la bella mujer. No había respondido a ninguna de sus acusaciones, simplemente había dejado que insultara a aquel culto sin mostrarse ofendida ni defender lo que estaban haciendo. No había duda de que Yôko tenía mucha fe en lo que hacía, o simplemente no le importaba lo que dijera, ciega a ese maldito ritual. Sea lo que fuera, el hecho de que había sido ignorada no fue algo que Sun Hee ignoró, si bien no había mucho que pudiera hacer al respecto. ¿Qué podía hacer? ¿Pegarle en un ataque de ira o soltarle palabras hirientes sólo? No, estaba claro que aquello no serviría de mucho. La mujer estaba demasiado convencida en que lo que hacían era lo necesario. No podía hacerla cambiar de parecer. Tal vez, a pesar de su actitud pacifica... era posible que fuera igual de malvada que el Sumo Sacerdote, al punto de no importarle para nada lo que le pudiera suceder a su querida Shin-hye. Al final, la joven simplemente suspiró frustrada, sabiendo que no podría persuadir a Yôko de que todo aquello estaba mal, que debían de detener lo que pensaban hacer. Era obvio que no obtendría su ayuda, no para lo que pretendía hacer, no cuando pensaba detener el ritual, sin importar las consecuencias. No iba a dejar que le quitaran la vida a su amada. Le daba igual si ella misma era condenada por semejante atrevimiento de su parte. No podía permitirlo. Si querían continuar con aquello, tendrían que buscar a otra, no a Shin-hye, no a la persona que quería con todo su corazón.

No tardó mucho en asentir ante las palabras de Yôko, complacida ante el hecho de que podría tener el tiempo suficiente para investigar un poco lo que había visto en aquel sitio. Sin embargo, no ignoró el hecho de que la mujer había intentado decir algo, si bien, al final, había optado por mantenerse en silencio, tan sólo repitiendo lo que había dicho anteriormente. - ¿Qué le sucede? - Murmuró para sí misma luego de que Yôko se marchara, antes de enfocar su atención en el cuchillo que había visto. En ese momento, no le importaba mucho lo que la mujer tuviera para decir, no cuando ya había comprendido su posición frente a aquella situación. Por esa razón, no perdió mucho tiempo antes coger el cuchillo en cuestión, no pudiendo evitar sorprenderse al entrar en contacto con el mismo. Había algo especial en el objeto, no sólo el hecho de que estaba realmente afilado, sino también que... la violinista podía sentir algo en el cuchillo, algo extraño. ¿Era parecido a su cámara? No le extrañaría para nada, si bien no estaba segura de que pudiera ser algo bueno. Sea lo que fuera, no había duda de que era algo importante, e incluso, si lo guardaba con ella, era posible que sirviera para interrumpir el ritual en cuestión. Por esa razón, decidió guardarlo, dejando a un lado sus pensamientos sobre por qué el mango del arma encajaba tan bien en su mano, algo ciertamente inquietante. De todos modos, tras haber inspeccionado el cuchillo, no se demoró mucho en dirigirse al lugar donde se encontraba el extraño diario de cuero, otro de los objetos que había llamado su atención, en especial cuando podría ser de utilidad para obtener algo más de información respecto al ritual o al culto que deseaba matar a su querida Shin-hye. No podía permitirlo.

No obstante, en el momento en el que Sun Hee  comenzó a leer el contenido de las páginas que eran legibles, su expresión se fue ensombreciendo lentamente. Ayaka... a la violinista le costaba creer que alguien pudiera creerse toda aquella mentira, al punto de obsesionarse con el hecho de no ser la elegida, la Ningyo, aquella que sería sacrificada para un ritual maligno. No podía comprender que alguien se sintiera mal al no haber sido elegida para perder su vida en una tontería. Lo peor fue que, a medida que continuaba leyendo, no podía evitar ciertas nauseas ante el hecho de que la joven pareciera mostrar su envidia ante la que había sido elegida, aquella que Sun Hee suponía que se trataba de Yôko. No podía ser otra, tenía que ser ella, todo parecía vincularla, además la forma en la que Yôko había reaccionado cuando Sun Hee le había preguntado si había sido ella la antigua Ningyo. Sea lo que fuera, no había duda de que se había enamorado del pescador. No había mucha diferencia entre ella y la violinista, no cuando las dos tenían a alguien que amaban. Por otro lado, no se había olvidado de aquel extraño sueño en la perspectiva de quien había sido la anterior Yôko. Lo que había bebido... ¿era un calmante o un veneno? No estaba segura de que hubiera sido veneno, no cuando tan sólo le había provocado algo de sueño, a menos que se tratara de algo indoloro. Aún así, no podía tranquilizarse, no cuando podrían intentar hacer lo mismo con Shin-hye. Sin embargo, luego de que la violinista procediera a desnudarse y limpiar su cuerpo, pudo recordar algo, lo que le permitió sacar algo más de sentido en lo que había dicho Yôko, anteriormente. Tenía que estar desnuda. Las que habían asistido a la Ningyo en su sueño... habían estado completamente desnudas excepto por la máscara que portaban. No, no podía dejar sus cosas. No cuando su cámara era el único arma que tenía a su disposición en el caso de que tuviera que defenderse de los espíritus. - No voy a dejar que se salgan con la suya... - Murmuró ciertamente enfadada, en el instante en el que comenzaba a vestirse con rapidez, pretendiendo abandonar aquel lugar. Parecía que no podría continuar acompañando a Yôko, si bien al menos ahora sabía dónde podría encontrar a su amada. Debía de estar en el gran templo. Incluso si no era allí, tendría que preguntarle a Yôko. Tras vestirse y coger sus cosas, no se demoró en salir. - Ayaka... ella te delató con el Sumo Sacerdote, ¿verdad? - Preguntó mientras salía de aquel lugar con la cámara en sus manos. - Hasta aquí es donde te sigo. Dime dónde está Shin-hye. Iré a por ella. - Se expresó en un tono serio, determinada, que dejaba en claro que no aceptaría un "no" como respuesta. - Dime también qué es el cuchillo que encontré. ¿Es lo que piensan usar para matar a Shin-hye? - Preguntó con cierto enfado.

Notas de juego

Me había olvidado que las sacerdotizas estaban desnudas en el sueño xDD Pensé que sólo tenía que desnudarme para limpiarme y luego ponerme alguna túnica ceremonial xDDD Bueno, igual queda bien como que Sun Hee se había olvidado =P No hay manera de que se aparte de la cámara, que es lo único que le permite hacerle bullying a los fantasmas xDDDD

Por cierto, si querías hacer algo antes de que Sun Hee saliera vestida para confrontar a Yôko, ignora lo último =P De lo contrario, todo normal.

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05/08/2019, 13:40
Brandon Marshall

El lugar había cambiado por completo y, al observar cómo todas las edificaciones se hallaban estropeadas, no pude evitar pensar que me encontraba ahora en un lugar totalmente corrompido y siniestro, más aún de lo que podía parecerlo antes. Fue en ese momento cuando divisé a dos figuras justo detrás de las niñas. Una de ellas era mi amigo, mientras que la otra se trataba de una mujer completamente desnuda, que llevaba el rostro cubierto por una máscara y, para mi sorpresa, tenía la piel oscura como el ébano.

En ese instante, la otra fantasmal niña me agarraba de la pierna, hiriéndome. Tenía que acabar con aquellas dos almas en pena cuanto antes, y no podía andarme con remilgos a pesar de que pudieran ser espíritus de niñas. Una ya me estaba sujetando por la pierna, pero la otra todavía permanecía aturdida, de modo que continué apuntándole con la linterna, con la intención de librarme de ella cuanto antes.

- Tiradas (1)

Motivo: Linterna

Tirada: 1d100

Resultado: 85

Notas de juego

Sigo atacando a la niña que tenía 2/3 PV con la linterna.

Duda importante. ¿El amigo al que veo es Jaden o Chris? En los anteriores posts, el que estaba por ahí era Jaden

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01/09/2019, 13:59
Miwako y Nawako

La más pequeña era incapaz de moverse, retrocediendo a medida que el foco la apuntaba y sintiendo un dolor incalculable que gritaba entre agonías. Intentaba cubrirse el rostro con las manos para evitar la luz directa pero el ardor de su piel era tal que quería arrancársela, arañando sus mejillas para dejar un pequeño rastro de cicatrices.

La mayor sentía el dolor de su hermana gritando de pura rabia. Parecía que el odio la había hecho más peligrosa, más rápida, desapareciendo de la vista para colocarse en la espalda de Brandon y morderle el hombro, arrancando una pequeña parte de carne en el proceso que dejó manchada su camisa con sangre.

- Nuestro cuerpo es inmortal pero tú… tú sufrirás pescador. No perteneces a Inunaki.- Escupió la carne del chico a un lado, borrando todo rastro de inocencia que pudiera quedar de ella antes de soltar una carcajada que hizo que su cuello se abriera lentamente por la tensión, estirando algunos rastros de piel para dejar paso a los músculos y huesos.

Por otro lado, el puente apenas ya era transitable puesto que las sirenas ocupaban gran parte de la superficie. Cinco mujeres se arrastraban hacia Brandon, dejando tras de sí un rastro húmedo de sangre y mar que inundaba la vieja madera, oscureciéndola mientras estiraban sus brazos lentamente intentando alcanzar al estudiante.

Pero ese no era el único cambio.

Audrey estaba pendiente de Jaden, quien permanecía estático y arrodillado frente a la joven, agachándose levemente para que una de sus manos alzaran el rostro del chico.

- Tiradas (2)

Tirada oculta

Motivo: Daño Miwako

Tirada: 1d100

Dificultad: 70+

Resultado: 72 (Exito)

Tirada oculta

Motivo: Cuantos fantasmicas aparecen

Tirada: 1d10

Resultado: 5

Notas de juego

Niña pequeña: 1/3 pv. Niña mayor: 3/3 pv

Brandon: 3/5 pv.

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01/09/2019, 14:52
Jaden

- Había escuchado leyendas pero nunca pensé que fueran ciertas.- La voz de Jaden sonaba quebrada, completamente dolido por ver a Audrey en ese estado, en ese lugar.- Lo siento Audrey. Tenía que haberte hecho caso.- La joven acarició sus mejillas con un deje de ternura, sonriendo tras la máscara que ocultaba parte de su rostro.

A pesar de todo Brandon creía ver en ella a la joven de los videos, la animada compañera de clase que quería en secreto Chris y que tantas veces había compartido mesa de estudio con el grupo… la misma que en esos momentos bajaba sus manos hacia el mentón de Jaden y, con un rápido movimiento, las movía hacia un lado dejando que un característico CRACK resonara en el ambiente.

El cuerpo inerte de Jaden cayó a un lado mientras que Audrey se incorporaba y las puertas del templo que tenía tras ella se abrían. Brandon creyó que la joven le dedicaba una rápida mirada pero tras la máscara era difícil de confirmar, observando que ahora se perdía en el interior del lugar antes de que las puertas se cerraran tras ella.

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01/09/2019, 19:05
Yôko

Al salir afuera, el vacío exterior bañó por completo el ambiente. No quedaba nadie, incluso el recuerdo de los ciudadanos sumisos parecía una fábula inventada dejando únicamente el rastro de algunas hojas que habían caído sobre la piedra. Sólo se encontraba de pie frente al gran templo Yôko, recogiéndose un mechón de rebelde cabello cuando el ligero viento acompañaba la velada.

Se giró cuando escuchó las puertas correderas pero, al ver que estaba tal y como la habían traído, una clara confusión se dibujó en su rostro.

- No tenemos tiempo que perder, debes prepararte.- Pero la violinista tenía otra intención, encarándose a la sacerdotisa y provocando que su confusión lentamente se viera transformado en miedo, sobre todo cuando su mirada bajó al cuchillo que portaba en su diestra.

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01/09/2019, 19:06
Máster fantasma

Sun Hee ya había sentido algo antes en el cuchillo y, cuanto más tiempo lo llevaba encima, más fuerte era esa sensación. Sentía dolor, amor, rabia, miedo, culpabilidad… un amasijo de sentimientos que vibraban en su cabeza, ¿eran suyos? ¿De quién sino? Estaba furiosa porque su amada iba a sacrificarse, confusa por todo lo que estaba sucediendo y sin evitar pensar que podía perderla si fallaba.

La violinista estaba mareada y la fuerza con la que agarraba el mango del arma incrementaba tanto que podía notar un leve dolor en la muñeca pero, al bajar la mirada hacia su mano, todo cambió…

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01/09/2019, 19:06
Otro lugar

Estaba cansado, tanto que al llegar el silencio se rompió por sus jadeos pero, aun así, no le detuvo. Estaba cegado con salvarla, a su verdadero amor, aquella que había jurado proteger para construir un futuro juntos y, ahora, se hallaba atrapada en un sacrificio de completos desconocidos.

Su único compañero era un cuchillo que, en otras circunstancias, le habría resultado hermoso, pero ahora sólo era un arma con el que abrirse paso. Se sentía poderoso, se sentía imbatible y, sobre todo, imparable.

Abrió la puerta de la habitación que la retenían, la celda que tantas veces la había recluido para encontrarlas. Su amada estaba preparada para el ritual, desnuda en un camastro mientras sus ayudantes, las sacerdotisas, intentaban ultimar los detalles.

Sun Hee sólo reconoció a una de ellas, Yôko, quien en esos momentos se había sobresaltado por la intromisión.

- No puedes estar aquí, ¡está prohibido! – Una de las sacerdotisas intentó acercarse pero, nada más estirar el brazo hacia ti, la apartarse de un empujón tan fuerte que hizo que cayera al suelo, dándose un golpe con un mueble y quedando inconsciente.- N-no puedes hacerlo Takayuki.- La conocías, sentías una rabia inexplicable hacia Yôko en esos momentos, la misma que se colocaba frente al cuerpo inconsciente de la sirena esperando detenerles.- Es su decisión, no pued…- Un rápido y simple movimiento de la diestra para que la afilada hoja penetrara en un costado, dibujando un rastro oscuro que descendía al suelo.

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01/09/2019, 22:01
Yôko

Un simple parpadeo hizo que Sun Hee volviera a su tiempo y lugar, donde había estado hablando con Yôko frente al templo siguiendo la normalidad propia de la situación, ¿o no? Había un ligero cambio, algo tan minúsculo que ni siquiera la propia violinista se había percatado de ello.

El cuchillo estaba clavado en el bajo vientre de Yôko, quien ahora tenía las pupilas dilatadas y de la comisura de sus labios descendía un fino hilo de sangre.

- No pue…- Tosió sangre mientras se apartaba, luchando esos valiosos segundos entre la vida y la muerte.- Es su decisión.- Cayó de rodillas, dejando que su kimono se empapara cada vez más con una tonalidad oscura antes de caer de un lado, expirando su último aliento.

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01/09/2019, 23:45
Kim Sun Hee
Sólo para el director

La mirada confusa de Yôko no sorprendió demasiado a Sun Hee, la cual ya había esperado esa reacción por parte de la japonesa, si bien también había imaginado que ésta se opondría a su decisión, optando por actuar en su contra para detenerla, como habían hecho la mayoría de los espíritus con los cuales se había encontrado en su momento. Sin embargo, lejos de detenerla, la mujer le explicó que no tenían tiempo, que la joven debía de prepararse si quería asistir al ritual. ¿Cómo iba a aceptar algo así cuando se suponía que quería evitar que dicho ritual se llevara a cabo? ¿Cómo podía permitir algo así cuando realmente no sabía si su querida Shin-hye realmente se había mostrado a favor de tal decisión, o si la habían forzado de alguna manera? No. Primero deseaba escuchar las palabras de la propia boca de su amada, y no dudaría en rescatarla si era necesario. Aún le resultaba difícil creer que alguien como Shin-hye habría de optar por sacrificar su vida por el bien de un montón de extraños. Nadie haría algo como eso, ni siquiera la persona más buena del mundo. Todos amaban su vida, en especial cuando aún le quedaban varios años de vida por delante. - No voy a prepararme. Iré con ella y la sacaré de éste lugar. Algo la debe haber afectado. - Aclaró con total confianza en sus palabras a medida que veía la mirada de terror que la japonesa le dedicaba. ¿Por qué la miraba así? Antes también se había mostrado ciertamente rebelde a la idea de aceptar que su querida Shin-hye se sacrificara, si bien no había obtenido esa clase de reacción por parte de Yôko. Había algo raro en aquella mirada. ¿Había hecho algo malo o descubierto algo entre los objetos que había recolectado?

Sin embargo, no tardó mucho en descubrir qué era realmente lo que había aterrado a la mujer, teniendo en cuenta que una extraña sensación comenzó a apoderarse de ella, una sensación que ya había sentido anteriormente, si bien ahora la sentía en mayor medida en su ser. Aquella oleada de emociones se apoderó de ella por completo, forzándola a sostener con mayor rabia el cuchillo en cuestión, como si deseara usarlo contra alguien. Jamás se había sentido de esa manera, si bien, en ese momento, aquellos sentimientos parecían ser suyos. ¿Qué era lo que le estaba sucediendo? No estaba segura. Entonces, de un instante a otro, todo cambio, revelando una visión que no parecía ser la suya. Podía sentir lo que aquella persona había sentido en su momento, y no demasiado en pensar en el pescador del cual ya había leído e incluso escuchado anteriormente. Estaba viviendo lo que aquella persona había vivido durante la noche en la que el ritual se había visto interrumpido. Aún así, a pesar de que había imaginado que Yôko había sido la anterior elegida para llevar a cabo el ritual, aquella teoría no demoró en ser totalmente eliminada al descubrir que Yôko había sido otra de las sacerdotisas a cargo de acompañar a la supuesta sirena. Todo ese tiempo había estado equivocada, pensando que había sido Yôko la culpable de que el ritual no se llevara a cabo, forzando a Shin-hye a ser la siguiente elegida. No... ahora su memoria se había concentrado en la mujer desnuda que había descubierto al lado del Sumo Sacerdote. Tenía que ser ella. Aquella mujer había sido la elegida. No había duda de ello. SI bien se había convertido en algo oscuro, tal vez producto de la maldición. No sabía muy bien lo que el pescador le había hecho a la elegida, una vez que la había rescatado.

No obstante, al final de la visión, pudo presenciar cómo el pescador hería a Yôko en un ataque de ira, rechazando las palabras de la japonesa, como si no fuera a aceptar semejante tontería. Igual que Sun Hee, aquel hombre se había encontrado en la misma situación, hiriendo todo a su paso para salvar a la elegida, a su amada. Lamentablemente, cuando la consciencia regresó a la violinista, pudo observar cómo aquella escena se repetía frente a ella, sólo que ésta vez había sido la joven la que había asesinado a Yôko. Los ojos de Sun Hee se abrieron de par en par ante la sorpresa, mientras observaba cómo la anterior sacerdotisa se derrumbaba sobre el suelo, tras haber recibido aquella herida en el vientre. - No... Yo... no quería hacerte daño... - Se expresó en un tono apenas audible mientras dirigía su mirada a aquel extraño cuchillo. Había asesinado a Yôko. Bueno, en realidad, estaba segura que la mujer ya estaba muerta desde el momento en el que el pescador la había asesinado, si bien... no dejaba de ser cierto que la habia atacado, a pesar de que no había sido su intención. Algo se había apoderado de ella. Sin pensarlo demasiado, intentó deshacerse del maldito cuchillo, considerando que esa cosa le arrebataría la capacidad de razonar en el momento de mayor necesidad. No quería cometer la atrocidad que el pescador había hecho. Tan sólo deseaba llevarse a Shin-hye con ella, nada más. Sólo quería verla sonreír y disfrutar de su compañía. - Yo... lo siento, Yôko. No puedo dejar que le hagan daño. Tal vez soy una egoísta pero... no hay mucha diferencia entre tú y yo. Tú y los tuyos quieren sacrificar a alguien inocente sólo para salvarse. - Comentó en un tono que denotaba cierto dolor en su ser, principalmente por haber atacado a la mujer de esa manera, a pesar de que no lo había deseado. Dudaba mucho que pudiera ayudarla, no cuando ella ya estaba muerta, y no exactamente por sus propias manos. Con la mente aún confundida por lo que había ocurrido, no se demoró en moverse en dirección al templo, con la intención de detener el ritual en cuestión. No tenía tiempo para lamentar lo que le había hecho a Yôko. Si bien, por un instante, se detuvo para asegurarse de que la mujer no tuviera nada en su posesión que pudiera serle de utilidad. Tal vez necesitaría una llave para abrir algún acceso cuando llegara al templo.

Notas de juego

Nooooo, pobre Yôko >_< Tendría que dejar de coger cuchillos extraños de lugares malditos... es la tercera vez que me sucede en una partida xDDDD No aprendo más xDDD

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02/09/2019, 13:25
Brandon Marshall

Aquellas pequeñas demoníacas eran dura. Observé que la más pequeña ya no suponía peligro alguno. Se cubría el rostro con las manos y gritaba de dolor mientras parecía estar arañándose las mejillas, como si pretendiera arrancarse la piel. La mayor aún era un hueso duro de roer y, viendo que su hermanita estaba cerca de morir, se movió rápidamente a mi espalda, asestándome un doloroso mordisco y llevándose consigo un pedazo de mi carne.

Dejé escapar un alarido de dolor al sentir cómo me arrancaba un pedazo de mí y no pude evitar llevarme una mano al hombro, casi de forma instintiva. La herida sangraba, pero no podía darme por vencido ahora.

-¡Vamos, inténtalo otra vez! -le reté, enfurecido. El miedo y la adrenalina habían provocado una extraña mezcla en mí. Estaba dispuesto a luchar contra aquellos seres hasta las últimas consecuencias, a pesar de que me hallaba aterrado-. ¡Brandon Marshall está delicioso en esta época del año! -Oigo las palabras de la chica, desconcertado. ¿Pescador? ¿Me había llamado pescador?-. ¿Vuestro cuerpo es inmortal? ¡Pues espero que tu hermana inmortalice esto!

Volví a dirigir un haz de luz de mi linterna en dirección a la niña más pequeña, con intención de terminar con ella. No obstante, esta vez no me quedaría quieto. Una vez que observara cómo la chiquilla terminase pulverizada por  la luz de la linterna, echaría a correr en dirección a Jaden. Sabía que ya no había mucho que pudiera hacer por él. Había escuchado el sonido de ese Crack que había resonado ante el movimiento de manos de Audrey y comprendía lo que había sucedido. Ya no podía ayudar a Jaden, no podía salvarlo.

Pero tampoco podía dejar su cuerpo allí tirado. Respirando hondo, procedí a intentar cruzar el puente.

- Tiradas (2)

Motivo: Linterna

Tirada: 1d100

Resultado: 98

Motivo: Cruzar Puente

Tirada: 1d100

Dificultad: 50+

Resultado: 22 (Fracaso)

Notas de juego

A tomar por culo la niña pequeña!

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27/09/2019, 18:12
Máster fantasma

Con el último suspiro de Yôko el exterior quedó completamente vacío, en silencio.

No había rastro de los ciudadanos que anteriormente habían rodeado el templo, esperando pacientemente a las directrices del sumo sacerdote. Tampoco parecían resonar los cascabeles aunque el murmullo del pequeño lago bajo el puente pareciera imitar el chirriante sonido en su oleaje pero, sobre todo, no había rastro del chico de tez oscura que dejó atrás en las escaleras. ¿Habría sobrevivido? ¿Formaría parte de aquella locura?

Frente a ella tenía el gran templo, una preciosa edificación que en otras circunstancias posiblemente fuera digna de admiración, denotándose el mimo y el cuidado en cada esquina pulida, incluso parecía recién limpiada al brillar las columnas de madera.

La violinista se agachó para comprobar las posesiones de la difunta, quien no portaba nada de interés. No tenía llaves, tampoco un diario u objetos de valor, llevando únicamente su kimono y pequeños complementos para acentuar su conjunto.

Al incorporarse se fijó en que las antorchas tintineaban con las caricias de la brisa, colándose por la rendija de la puerta de entrada abierta, ¿no la habían cerrado? No había ningún rastro de cerradura ni impedimento, acercándose al esbelto templo con paso tímido sabiendo que, lo más seguro es que tras aquellas grandes puertas estuviera su amor.

O no.

Las puertas eran pesadas, tanto que tuvo que hacer acopio de toda su fuerza para empujarla unos centímetros, lo suficiente como para dejar un resquicio por el que colarse e internarse en la gran sala.

Una extensa habitación rectangular con un largo pasillo central. Los habitantes permanecían sentados en filas, arrodillados en el suelo frente largas mesas vacías de madera como si de una clase se tratase. En el centro una fuente de piedra que parecía sobresalir del suelo, como si fuese un pozo con un conducto natural por el que el olor a mar era altamente reconocible.

Las paredes estaban adornadas con pinturas marinas, reconociendo las figuras femeninas que se enroscaban en las columnas que sostenían los techos y jugueteaban con los iconos de peces que habían dibujado. Otras nadaban apaciblemente o acariciaban las algas, a ras del suelo. Parecía estar en un acuario de tinta.

Por otro lado, lo más resaltable era el techo. Abarcando toda la extensión, cientos de farolillos de papel con un nombre grabado en cada uno de ellos, eran los únicos focos de luz que había en la sala. Algunos estaban apagados, otros con una luz tan débil que apenas parecía existente.

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27/09/2019, 18:41
Audrey Spooner

Puede que Sun Hee estuviera ocupada admirando la belleza del interior o buscando rastro de su amiga, pero su mirada se posó en unas oscuras manos que acarician la piedra de la fuente antes de internarse en sus aguas.

Tras la fuente estaba la mujer que antes acompañaba al sumo sacerdote, una mujer de piel de ébano y completamente desnuda, cubierta únicamente por una máscara, la misma que había visto en la sala donde Yôko la había llevado e intuyendo, por el parecido, que debía ser una sacerdotisa.

Sacó la mano con cuidado, dejando que algunas gotas descendieran por su piel y cayeran en el suelo, dejando un pequeño círculo húmedo.

La mujer sonrió antes de señalar a uno de los laterales, un pequeño pasillo oscuro adornado con telas blancas y azules entrelazadas a modo de cortina.

Te estaba esperando.- Su voz era fuerte aunque hipnótica, pero no tenía la misma potencia de tranquilidad que había transmitido Yôko anteriormente.- Ningyo nos necesita. Ya está lista.- Sin esperar respuesta de la violinista, se internó por el pasillo dejando ver que, detrás suya, había un pequeño portón fuertemente cerrado con una cerradura de una sirena grabada.

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28/09/2019, 07:50
Miwako y Nawako

Un grito, un llanto y un desvanecimiento de la más pequeña pusieron fin a su no-existencia, esfumándose en el aire en un haz de luz como si nunca hubiera estado ahí. En cambio, la mayor se colocó al lado de su hermana intentando abrazarla entre llantos incontrolados y gritando su nombre mientras la pequeña se desvanecía entre sus dedos.

¿¡Qué has hecho!? – Petrificada, buscando a su hermana a su alrededor, tardó unos segundos en caer en la cuenta que se había ido para siempre, rompiendo el lazo que las unía. Ya no habría más frases repetidas ni juegos de niña, sólo el dolor de la pérdida.-  Te mataré pescador, ¡lo juro!