Partida Rol por web

Hola C!! Acá vamos a ir desarrollando tu pj, por el momento te dejé la ficha antigua en tu ficha así podemos ir juntándola con lo que vos ya habías delineado. Quisiera saber qué esperás de la partida y qué te comentó Belga sobre tu pj.

Buenas :D

La ficha la hice porque con lo del libro y dado que no sabía si ya tenía o no, por lo demás no me importa usar una u otra.

En principio belga me comentó que voy a tener que lidiar con los chiquillos de los otros y con "sus" caitiff, de ahí que me imagine que me va a tocar manipular a todo bicho viviente y no viviente :P

Historia

Sofía es hija de Amelia Vergara Herrera, una de las familias mejor acomodadas de la sociedad argentina pero de bajo perfil. Es un clan como los Pereira Iraola pero con el agregado de que nadie en la familia quiere que el resto del país se entere de cuántas hectáreas tienen cultivadas con soja o cuántas propiedades poseen.

Dueña de una infancia tranquila pero algo triste Sofía siempre tuvo una espina clavada en su corazón: la ausencia de un padre. Su madre, una vergüenza para la familia, quedó embarazada adolescente y nunca le dijo quién era su papá. Como todo lo que no le gustaba a la familia quedó oculta en una estancia del interior de Buenos Aires hasta que llegó el momento de ir a la escuela, después de todo era una Vergara Herrera.

En ese momento Sofía comprendió que su familia era poderosa: de ser una don nadie arribó a uno de los mejores colegios de la capital y comenzó a comprender lo que su familia le podía dar: no amor, pero sí dinero. Y lo usó en su beneficio.

Al finalizar sus estudios secundarios fue a la universidad de económicas, como no podía ser de otra manera y fue por su destacadas notas que entró a trabajar para Facundo Bahl, uno de los más exitosos (y misteriosos) corredores de bolsa de la ciudad. Solo trabajaba de noche porque facturaba con los mercados asiáticos, durante el día se dedicaba a otras actividades en las que no lo veía con frecuencia. Fue a la entrevista esperando encontrarse con un viejo baboso, para su sorpresa se encontró con un muchacho apenas unos años mayor que ella... y eso le gustó. Era posible amasar tal prestigio y fortuna tan joven y quiso saber cómo.

Como toda la gente poderosa, su empleador tenía gustos poco convencionales: primero fue alguna palmadita en la pierna o mirada lujuriosa, después más. Hasta que el acoso se volvió una relación tortuosa y de poder. Sofía se sentía usada hasta que un día el beso que le dio en el cuello resultó más doloroso que de costumbre y Facundo le explicó cuál era el secreto de su éxito, no era humano.

Sofía es hija de Amelia Vergara Herrera, una de las familias mejor acomodadas de la sociedad argentina pero de bajo perfil. Es un clan como los Pereira Iraola pero con el agregado de que nadie en la familia quiere que el resto del país se entere de cuántas hectáreas tienen cultivadas con soja o cuántas propiedades poseen.

Dueña de una infancia tranquila pero algo triste Sofía siempre tuvo una espina clavada en su corazón: la ausencia de un padre. Su madre, una vergüenza para la familia, quedó embarazada adolescente y nunca le dijo quién era su papá. Como todo lo que no le gustaba a la familia quedó oculta en una estancia del interior de Buenos Aires hasta que llegó el momento de ir a la escuela, después de todo era una Vergara Herrera.

En ese momento Sofía comprendió que su familia era poderosa: de ser una don nadie arribó a uno de los mejores colegios de la capital y comenzó a comprender lo que su familia le podía dar: no amor, pero sí dinero. Y lo usó en su beneficio.

Al finalizar sus estudios secundarios fue a la universidad de económicas, como no podía ser de otra manera y fue por su destacadas notas que entró a trabajar para Facundo Bahl, uno de los más exitosos (y misteriosos) corredores de bolsa de la ciudad. Solo trabajaba de noche porque facturaba con los mercados asiáticos, durante el día se dedicaba a otras actividades en las que no lo veía con frecuencia. Fue a la entrevista esperando encontrarse con un viejo baboso, para su sorpresa se encontró con un muchacho apenas unos años mayor que ella... y eso le gustó. Era posible amasar tal prestigio y fortuna tan joven y quiso saber cómo.

Como toda la gente poderosa, su empleador tenía gustos poco convencionales: primero fue alguna palmadita en la pierna o mirada lujuriosa, después más. Hasta que el acoso se volvió una relación tortuosa y de poder. Sofía se sentía usada hasta que un día el beso que le dio en el cuello resultó más doloroso que de costumbre y Facundo le explicó cuál era el secreto de su éxito, no era humano.

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Ni que decir que la revelación trastocó su visión del mundo, pero del mismo modo que su familia le había estado del mundo exterior, ahora sabía que había algo más allá y que se le volvían a abrir nuevas puertas... pero ahora ya no era ninguna niña. Cierto que era jóven, especialmente comparada con Facundo que si que era el viejo verde que había imaginado en un principio, pero estaba claro podía sacarle partido al asunto.

Para empezar, debía comprender qué era en verdad Facundo, un vampiro por supuesto, pero no parecía un vampiro normal y corriente, daba la sensación de estar en la cúspide de su sociedad, una situación familiar y únicamente debía hacer lo que siempre había hecho. Necesitaba estar callada, observar y simplemente aguardar mi oportunidad para ocupar mi lugar. Pero volvía a jugar a un juego de mayores y antes de darme cuenta, ya no podía volver a Facundo ver cómo el viejo verde que era, en lugar de ello, pronto me encontré desvelada preguntándome tonterías como ¿qué estará haciendo? ¿pensará en mí? ¿le gustaré? Se podía decir que me había convertido en una adolescente enamoradiza, ¿pero cómo? La pregunta en si misma tenía trampa.

Había llegado a conocerlo mejor, a entender por lo que luchaba, sus sueños y ambiciones e incluso, inocentemente, había llegado a probar su sangre como si de un juego se tratara, aunque viéndolo en perspectiva me parecía haber cometido una tremenda estupidez, pues desde que tocó mis labios, nada volvió a ser igual. No sabía exactamente cómo funcionaba aquello, pero sabía que estaba algo más cerca de convertirme en uno. Sólo así podía explicarse cómo deseaba volver a sentirla sobre mi lengua, saborearla y finalmente hacer que se deslizara por mi garganta.

Lamentablemente eso no ocurría con frecuencia y, vista por alguien objetivo, se podía decir que estaba atrapada en sus garras, aunque no podía ser así, ¿verdad? El me cuidaba, yo le quería y únicamente debía darle... ¿todo? ¿¡Y qué si era así!? ¿Acaso mi amado se merecía menos?

Me gustó!! Muy bueno!!

Ahora sólo me falta ganar px a saco para tener características "normales" xD

Una cosa, ¿no será que no me has puesto el punto gratuito en los atributos?

En realidad los tomé de los que habías puesto vos, pero la suma debería dar 10/8/6 (7+3, 5+3, 3+3) organizalos como quieras.