Partida Rol por web

Una vez que Styr sale del bar, nota que ya se está haciendo de noche. Sus pasos lo llevan nuevamente a la mansión de Richford. Después de llamar a la puerta, encuentra al mayordomo abriendo con cuidado y suspicacia. -¡Ah, Styr! Me alegra verte bien...y no mal acompañado.-añade con un poco de sorna. -Adelante. ¿Qué se te ofrece? -pregunta el hombre con familiaridad. 

No me inmuto ante la broma del mayordomo y con la más completa seriedad le respondo. Vengo para hablar con el Señor, antes no pudimos terminar la conversación y además quiero tranquilizarle por todo lo que ha pasado. Avanzo sin prisa a través del umbral de la puerta y una vez he accedido al recibidor vuelvo a dirigirme al mayordomo. ¿Podrías avisarle de he venido?

Poco tiempo después, el Sr. Richford se hace presente ante Styr. -Ah, Styr. ¿Cómo estás? Pensé que te habrías ido con esos dos...esos dos... esos dos. -termina con decisión. 

-¿Está todo bien? ¿Pudieron apaciguar a ese ser extraño? 

Sí, finalmente pudieron llegar a un acuerdo con él. Dije a la vez que me encogía de hombros. Aún no entendía porque Diablos acepto al bufón de Alphonse sin que lo derrotara, cuando a mi me había rechazado instantes antes con esa excusa, debió decirle algo muy convincente...

Venía para que se quedara tranquilo con lo ocurrido. A pesar de todo, la situación está bajo control. Me quedaba más tranquilo así, pues el Señor Richmond se había portado bien conmigo, llegando incluso a defenderme ante esos dos y que se quedara preocupado no me parecía justo. Y también porque me había hecho llamar antes de que todo esto ocurriera y no llegó a decirme para qué. Termine de explicarme mostrando gran interés por lo que quería decirme.

-Ah, si sí. Claro, claro. Quería darte algo por todo tu esfuerzo. Además de que fuera una misión por parte del jardín, quisiera agradecértelo en persona. Acompáñame, por favor.-declara el hombre con un gesto de la mano. Mientras caminan, Styr puede ver que se dirigen a una sala de la mansión que no había visitado en su corta estadía. Se trata, al parecer, de un tipo de depósito. -Obtuve esto durante mi búsqueda de artefactos mágicos para mi colección. Desafortunadamente, esto está muy lejos de ser un artefacto mágico. Por el contrario, tiene que ver con algo más bien científico. Mientras estabas recuperándote, este objeto vino a mi memoria y supuse que un pistolero como tú podría darle un mejor uso que juntar tierra en este depósito. 

Después de la explicación, el Sr. Richford presenta ante Styr una caja de tamaño mediano. Dentro, se encuentra un aparato de aspecto extraño. Se trata de un cilindro de metal con dos esferas plateadas en cada punta. Tiene una forma similar a una pesa. En ambas esferas se puede ver una abertura circular. 

-Se ve raro, lo sé. -explica Richford con una pequeña risa. -Es una máquina para transformar la munición en granadas. Al introducir balas por esta abertura; la máquina la transforma y cambia su contenedor para armar una granada. Eso es lo que me han explicado los expertos en armas a quienes consulté, al menos. Ciertamente no tiene nada de mágico en sí, por lo cual no sirve para mi colección. Quisiera que lo llevaras contigo. 

Los ojos se me abrieron como platos al ver aquel artefacto y escuchar su capacidad, sin embargo, no creía que debiera aceptarlo. Se lo agradezco Señor, pero no puedo aceptarlo. Dije observando la maquina. Mi sueldo ya lo paga con la misión, no me corresponde. Contesté de primeras Al Sr. Richmond. 

El hombre insistió y me explicó que no era útil en su colección al no ser mágico, por lo que acabé aceptando. Está bien. Lo usaré correctamente. Se lo agradezco. Estire mi mano para estrechársela al hombre y después me guardé el artefacto y me marché despidiéndome de todos con solemne educación.

Tras salir de la casa de Richmond me encaminé hacia la mía para pasar la noche y preparar el viaje de vuelta a Balamb para mañana a primera hora. No puedo marcharme sin despedirme de madre y ver si por fin puedo ver a padre.

En el camino de vuelta a su casa, Styr puede ver que el sol ha caido y la noche comienza a cernirse sobre Winhill. Al pasar frente a un callejón, ve por el rabillo del ojo un movimiento en la creciente oscuridad. 

-Aquí hay algo raro-declara Magmard apenas un segundo antes de que Styr escuchara una voz familiar. Tenía un tono nasal y presumido desagradable. 

-Pero mira quién decidió volver a la ciudad...bienvenido a casa, Sty. -dijo la voz de Luk a sus espaldas.  Antes de darse vuelta, Styr pudo ver como dos personas salieron a la calle, cortándole el paso. 

Siempre que había ido andando por las calles del pueblo temía el cruzarme con ellos. Y ese momento, que no quería que llegara, había llegado. Tranquilo grandullón, son viejos amigos... Le digo a Magmard dejando patente que por amigos no me refiero a amigos, si no a enemigos.

Hola, hola, hola. ¡Si son los malvados Hachas! ¡Qué gran recibimiento! ¿A qué debo semejante honor? Digo con un marcado tono irónico mientras me giro para tenerlos a mis lados y no a mi frente y espalda. Incluso ha venido el majestuoso líder a saludarme. Giro a la cabeza y miro con toda la dureza con la que soy a capaz a Luk.

-Me lo pareció. ¿Qué tantas chances hay de que les patees el trasero? Por que esa idea suena bien. 

-Vaya, mira quién trajo la moral bien alta después de haber ido a la escuela. -comenta Luk. Su apariencia era igual a como Styr lo recordaba, aunque también diferente. Su cabello naranja crecía más desordenado que antes, y una cicatriz a través de su cara era lo más llamativo de su rostro, además de su ya conocida narizota. Viste ropa como de mercenario, con algunas protecciones en hombros y rodillas. 

-No hace mucho que eras parte de nosotros y ahora vuelves como un soldadito a casa. ¿Viniste a mostrar lo correcto que eres ahora? -

Los otros esbirros lanzan unas risitas ante los comentarios de Luk. Styr no los conocía, por lo cual podía suponer que se reían por compromiso más que por gracia. 

Supongo que muchas, son simples pandilleros de pueblo. Aunque no tengo intención de hacerlo si puedo evitarlo. Respondo a Magmard con una seriedad inusitada cuando trato con él. Me dolió mucho la traición y más el volver a quedarme solo, pero eso ya lo había superado, era parte de mi pasado y no tenía ninguna necesidad de venganza.

No he venido a demostrar nada y menos a ti. Dije manteniéndome imperturbable ante su presencia. Después de lo que me hiciste no te guardo ningún respeto. La dureza de mi mirada se incrementó aún más si cabe.

Respire profundo unos segundos y reprimí mis ganas de sacar a "Big Black" y dispararle. Dejadme seguir por mi camino, por favor. Pedí de forma educada para evitar la situación, aún sabiendo que no iba a servir de nada.

Sé que no van a dejarme marchar por las buenas, pero no quiero pelear contra ellos, ¿puedes asustarlos de algún modo semejante a como hiciste en la mansión para contener a Scylla? Pregunté a Magmard por si ocurría lo que creía que iba a ocurrir. Agarrarlo del tobillo y ponerlo bocabajo debería ser suficiente amigo.

-Aah, claro...ya que pediste por favor...-responde Luk con sorna. Mientras habla camina en un semicírculo alrededor de Styr. -Te daré una pequeña lección sobre cómo es la vida de pandillero. Es algo que te habría servido cuando estabas con nosotros... Lo que te da valor en este ambiente, no son las cosas que traes, sino las cosas que haces. Nadie te respetaría por comprar armas. Sí por embaucar a un niño para conseguirlas. -declara con gesto malvado. -Y ahora...como en ese momento te dejé ir... algunos de mis hombres comienzan a cuestionar mi liderazgo. Algo sobre terminar lo que se empieza. Por ello, no tengo otro remedio que- pero sus palabras se cortan cuando de pronto tropieza y cae al suelo de bruces. 

-Sostenerlo sería complicado. Pero hacerlo tropezar no es mayor problema. -dice la voz de Magmard en la cabeza de Styr. 

Los otros dos miembros de los Hachas se ponen en guardia, sólo por si acaso. 

Gracias. Es más que suficiente. Agradezco a Magmard. Aunque me da que no va a servir con él... 

Bla bla bla... Suelto por mi boca justo cuando Luk cuando cae al suelo. Lo raro es que no cuestionaran tu liderazgo cuando traicionaste de esa forma a una de los tuyos, por mucho que la hubiera cagado. Dije aparentemente más sereno y sin cambiar mi adusto gesto. 

Me agache y lo agarre para levantarlo. Como te he pedido antes, será mejor que me dejes ir. La petición por favor cambió a otra cosa más semejante a una amenaza. Creo que no tienes muy claro lo que es capaz de hacer un SeeD. Lo pronuncié con todo el orgullo del que fui capaz. La intención era intimidarle para evitar la pelea, pero a la vez la rabia que sentía por dentro, me llevaba a hacerlo de una forma en la que no le quedara claro que quería evitar el conflicto. Terminé de ayudarle a que se levantara y le sacudí el polvo del pecho. Sin más, me quedé mirándole, frente a frente, a escasos centímetros su cara de la mía. Cada segundo que pasaba mi actitud crecía y ahí me mantuve, impasible, haciéndome cada vez más grande, hasta que el tomara una decisión... aunque yo ya sabía cuál iba a ser, por ello mi mano derecha permanecía cerca de mi revolver.

En cuanto pudo pisar correctamente, Luk se desprendió de Styr con un manotazo. -Ese tipo de amenazas no funcionarán conmigo, Sty. 

Antes de decir más, hizo un gesto a uno de los hombres detrás de Styr. Un ataque sorpresa golpea al SeeD en la espalda. Afortunadamente, había sido un golpe contundente y no con un arma. El impacto impulsa a Styr hacia adelante y lo saca de en medio de los matones. 

-¡Cabrones! -grita Magmard en el interior del SeeD. -Estos tipos son la definición de "cobardía". Hay que llenarles el culo de plomo. 

Desde su nuevo punto de vista, Styr puede ver que uno de los matones tiene un arma de fuego en la mano, mientras que el otro, quien atacó a Styr, sólo llevaba unas protecciones para los brazos. Luk, por su parte, miraba la escena con sorna. 

Evidentemente ocurrió lo que me esperaba y en cuanto recibí el primer golpe desenfundé a "Big Black" y con un rápido giro de pies me puse frente a ellos y disparé al chico que portaba un arma de fuego. Vosotros lo habéis querido... Dije un instante antes de disparar en un tono tranquilo, pero suficientemente alto para que me oyeran.

¡Vamos a ello! Respondo a mi preciado amigo con la energía que requiere una batalla.

El hombre del arma intenta dispara pero el tiro de Styr golpea en su arma y rebota contra su pecho. El hombre da un paso atrás del impacto. Luk, entre tanto, corre hacia Styr y lo golpea con fuerza en un brazo. El golpe hace que el SeeD se impulse un poco hacia un costado. 

Recobro la compostura tras el golpe de Luk y lo miro con desprecio y determinación. Te lo advertí, pero tú te lo has buscado... Le digo un instante antes de apuntarle y descargar todo el tambor del revolver sobre él. ¡Drum Shot! Grito con fuerza mientras aprieto el gatillo

Apunto a sus piernas, pues a pesar de no poder contener mi rabia y descargar mi mejor ataque contra él, no quiero acabar con su vida.