Partida Rol por web

Resoplando, me puse en marcha junto a los demás. No había acabado bien el día, y tampoco había empezado bien. La recuperación del medallón no me había calmado lo suficiente, estaba muy inquieta y un poco alterada. Tanto, que prácticamente me choqué con la criatura que apareció de la nada, para cortarnos el paso.

¿Qué demonios...?

Las intuiciones de esa criatura están claras, esta vez no cabe la opción de intentar negociar. El nómada nota como por un momento su mente no responde; aunque su fortaleza natural se impone finalmente, y logra reaccionar. Deja caer la lanza que lleva en la mano y desenvaina su alfanjón, atacando directamente con él a la criatura y colocándose, de paso, en primera línea.

-¿A que has venido, criatura?-Pregunto desenvainando mi arma.-¿Acaso deseas enfrentarte a nosotros?

El acero en mi mano brilla al sol y sirve de muda amenaza contra aquel ser de aspecto infernal.

El monje dio un paso para enfrentarse a la criatura. No había duda de cual eran las intenciones así que Odyr se puso en guardia con velocidad.

Dio un puñetazo directo a la cara de la criatura mientras aprovechaba la inercia y echando el cuerpo hacia atrás soltó una patada directa al cuerpo.

A pesar de lo ocurrido, Gala seguia con el mismo buen humor de siempre. Era indudable que encontrarian piedras en el camino, pero no por ello debia desanimarse. Lo importante era que cada vez estaban más cerca de su objetivo.

Iba tan sumida en sus optimistas pensamientos que fue la última en darse cuenta de la criatura con la que acababan de toparse, intentó reaccionar rápidamente y desenvainar sus espadas.

Las mujeres quedaron prendadas ante su armónica voz, pero los hombres fueron capaces de sobreponerse a ella, y mientras veían como sus compañeras se acercaban como zombis hasta ella, ellos lo hicieron de forma rápida y efectiva. Los golpes que le encajaron fueron tan dañinos, que aquella bestia salió volando y huyendo de allí. No quería saber nada más de ese grupo de aventureros que tan rápidamente había acabado con ellos.

Finalmente pudieron recoger sus cosas y continuar el camino. Durante todo el trayecto por aquella pradera, no encontraron ningún nuevo enemigo. Pero una densa niebla iba cubriéndolo todo. Estaba nublado y la dificultad un poco más allá era muy complicada. Pero el único enemigo con el que se encontraron fue con la mismísima oscuridad, pues la luna no era capaz de traspasar la espesa niebla. Iba siendo hora de organizar las guardias, aunque sería muy complicado vigilar por si aparecía algún enemigo, pues no se veía absolutamente nada.

Odyr se ofreció para hacer la primera guardia. Se sentía bien por haber reaccionado de aquella forma ante aquella criatura. 

Preparemos un campamento, después haré yo la primera guardia.

El joven monje se descolgó la mochila para preparar su petate.

Esta vez no nos acerquemos al bosque dijo Aerith, ofuscada todavía por lo ocurrido la noche anterior. Si tenía ocasión de volver a encontrarse con esa bruja, no la detendrían unos tristes polvos mágicos. Sería capaz de quemarla viva si era necesario.

La mujer recogió leña que había por allí cerca, y la amontonó toda, para crear un fuego. Se sentó en el suelo y esperó a los demás.

Yo haré la segunda guardia.

Tenía intención de atacar a la criatura, aunque ya no estaba tan segura, lo cierto es que no parecía para nada peligrosa. Sus compañeros arremetieron contra ella, iba a decirles que pararan pero el ser huyó y se rompió el hechizo.

Gala sacudió la cabeza para alejar la extraña neblina que había nublado su mente y comprendió lo que había pasado, debería ser más cuidadosa la próxima vez.

Recogió sus cosas y reemprendieron su camino hasta que ya no pudieron avanzar mucho más, la niebla incrementaba su sensación de frio, agradeció que Aerith encontrara leña tan cerca y la ayudó a preparar el fuego.

- Haré la segunda guardia contigo -le dijo- la verdad es que ahora estoy cansada.

-Mucha niebla. Mejor dos para guardia.- Bedric ayuda a Aerith a juntar leña para el fuego. No sabe cómo pretende encenderlo la instructora, después de que les hayan robado todo lo que podrían utilizar. En último recurso, el nómada podría recurrir a algún conjuro para prender la leña.

Cuando todo esté listo, se coloca en el lado contrario del campamento que Odyr, de modo que los que duermen estén rodeados y sea más difícil que algo ataque sin que se enteren.

La espesa bruma impedía cualquier visión. Ninguno tenía mecanismos básicos para prender la leña que a duras penas había logrado encontrar Aerith, tendrían que recurrir a la magia si querían dormir calientes aquella noche.

Estaban muy cerca de lograr el lugar del objetivo de Gala, y ahora no debían rendirse. Los chicos harían la primera guardia, y las chicas la segunda. Así que sin dilatarse más en el tiempo, ellas se echaron a dormir y ellos se mantuvieron a la espera.

La noche pasó tranquila, la magia usada no llamó la atención de ningún enemigo. Y ya solo quedaba un último esfuerzo para llegar hasta su objetivo.

La niebla se dispersó al alba, y los aventureros retomaron de nuevo el camino. Pronto llegarían a su objetivo, pero el destino les colocó una última prueba en su camino. El último encuentro al que tendrían que hacer frente antes de llegar hasta el objetivo de Gala.

Un jabalí gigante de lomo arqueado y tan algo como un humano se cruzó en su camino. Tenía una serie de púas en su cabeza y espalda, y poseía también grandes colmillos brillantes y unos pequeños ojos furiosos y demoníacos. Aquella bestia parecía ser el cruce entre un mísmisimo demonio y un pacífico puerco.

Esta vez no parecía haber duda de que el jabalí estaba a punto de atacarles y de que no serviría de nada razonar con él. Además, Bedric ya estaba escarmentado de otros combates.

Así que en cuanto vio aparecer al animal sacó su arma y giró en torno a él, colocándose en la retaguardia. Desde ahí, descargó su alfanjón con todas sus fuerzas.

Odyr se movió con velocidad. Sacó un trozo de arcilla de su bolsillo y la desmenuzó dentro de su puño mientras pronunciaba las palabras arcanas. Al instante sintió como la energía mágica se concentraba en su puño confiriéndole una gran fuerza.

Se situó al otro lado de Bedric, dejando el enorme puerco en medio y golpeó con fuerza

Aerith, preocupada por el camino, casi no vio al jabalí hasta que éste gruñó. Sobresaltada, dio un salto hacia atrás mientras se preparaba con la ballesta. El susto prácticamente la impidió hacer nada más, pero por suerte sus alumnos ya se estaban moviendo para acabar con la criatura.

Podemos despiezarle para comer y cenar pensó, mientras vigilaba sus movimientos.

Distraído o aún medio dormido, no veo venir al jabalí hasta que es demasiado tarde. Sin embargo, el hecho de que el desayuno se presente tan voluntario siempre ayuda. 

Parecía que acababa de dormirse cuando de nuevo se tuvo que despertar para hacer la segunda guardia, que fue bastante tranquila.

La meta estaba cerca por lo que su charla fue más animada de lo habitual, pero eso no me impidió mantenerse alerta, vio al jabalí y desenvaino sus armas rápidamente. Lo primero en lo que pensó fue en que aquella noche cenarían bien.

La piel del animal era más dura de lo que cualquiera hubiera imaginado, desayunarse a aquella criatura iba a ser una tarea bastante complicada y más cuando la presa iba a ser más dura de abatir de lo que cualquiera hubiera pensado. Ninguno fue capaz de hacerle ningún daño, y para colmo de todo, Gala se tropezó al intentar atacarle.

Al ver a la chiquilla tirada en el suelo, el jabalí supo cuál era la víctima más vulnerable y con su poderoso cuerno la atravesó por el abdomen haciéndola gritar de dolor y provocándole una terrible herida en su estómago. Un golpe igual y Gala jamás cumpliría su misión.

Aerith dejó que los hombres se dedicaran a acabar con la bestia, mientras ella socorría a Gala. Un golpe más y posiblemente el viaje habría sido en vano. Se colocó tras ella, para que el jabalí no la distrajera, y conjuró la magia sanadora sobre su compañera.

Dándose cuenta de lo dura que es la piel del animal, Bedric decide probar suerte con uno de sus conjuros. Hace aparecer un pequeño orbe verde en su mano izquierda con unas palabras arcanas, y lo arroja contra la cabeza del jabalí.