Partida Rol por web

Una nueva mañana, cómo otra cualquiera, en la vida de una florista de los suburbios, aunque en realidad eres la única que tú sepas, puesto que la poca luz que llega hasta aquí abajo impide el crecimiento de las plantas sin embargo tú lo conseguiste en tu pequeña iglesia y más tarde en un rincón del jardín de tu casa.

Mientras te diriges a la iglesia para recoger unas cuántas para la venda de hoy recuerdas los días pasados con Zack, librándose de los monstruos de la zona para que la gente pudiera transitar tranquilamente, construyéndote el carrito y dándote la idea de dedicarte a venderlas, sin embargo aún no has recibido respuesta ninguna de tus cartas. De todo eso ya hace 3 años...

Llegas a la pequeña iglesia sin problemas, pero para variar te sientes algo observada allí dentro.

Aeris mira a su alrededor buscando con la mirada quién pudiera observarla en silencio entre la oscuridad que pueda albergar una iglesia como aquella.

Toda la edificación es para la chica una preciosidad, es pequeña pero eso no le resta hermosura y las vidrieras hacen que las motas de polvo que vuelan por la estancia sean de colores. Se acerca lentamente al lugar donde las flores yacían en el suelo, agachándose a recoger unas pocas y colocarlas en un cesto para ir a venderlas. Su colocación es precisa para evitar que se estropeen con golpes o que puedan caerse al suelo. Todo le recordaba a él, Zack ¿dónde estás? ¿Por qué no me respondes? piensa un poco apenada.

A pesar de sentirte algo observada te olvidas de ese detalle en cuanto empiezas a recoger tus amadas flores y cuando tu cesta ya está medio llena te llevas un buen susto, pues uno de los bancos de la iglesia se tambalea y cae estrepitosamente al suelo.
Su sonido se propaga por el recinto con algo de eco y queda claro que tiene que haber alguien o algo ahí cerca puesto que ni una ráfaga de aire podría haberlo volcado, pero sea lo que sea parece decidido a esconderse... Quizá fue eso lo que te estaba observando todo el rato.

El golpe seco y sordo del banco al caer hace a Aeris dar un respingo, su melena larga recogida en una trenza hace el mismo gesto de giro que el resto de su cuerpo brillando con la luz que entra por las vidrieras, sin querer soltó las flores que tenía en la mano al dar media vuelta. Sus ojos se entreabren más de lo habitual mirando a un lado y a otro escrutando cuidadosamente el interior de la iglesia.

Estaba intranquila, no había escuchado nada moverse antes del golpe, ni unos paso, nada por lo que podía aparecer por cualquier lugar sin ser oído eso es lo que preocupaba a la chica, el echo de que podía estar detrás suyo en estos momentos y no saber si estaba ahí.

Miras a tu alrededor y parece que pro lo menos cerca tuyo no hay nadie, así que avanzas tan sólo un par de pasos para observar el banco caído.
Cerca de él pero oculto pro la penumbra distingues a una especie de extraño animal, nunca habías visto uno parecido... Pero no te inspira temor alguno, no parece fiero ni agresivo, más bien parece intentar esconderse de ti por algún motivo que desconoces.

Se parece a una leona pero su cabello es rojo y uno de sus ojos está cerrado a causa de un feo corte ya cicatrizado. Su mirada es inteligente y entiendes porque no le habías oído con sus mullidas patas peludas amortiguando cualquier sonido.

Mira a la criatura con aire tierno y con una sonrisa de igual condición.

Hola, ¿qué eres? - pregunta al animal como una pregunta retórica - no tengas miedo, no voy a hacerte daño - Aeris tiende la mano para intentar demostrarle que no tiene ningún motivo para ocultarse de ella - aunque si no quieres puedo esperar - sus palabras eran siempre con el mismo tono de voz y suavidad, era como si una madre hablara a su pequeño, se gira suavemente cruzandose de brazos pero sin dejar de mirar de reojo y con una sonrisa al "león".

Aeris esperaba impaciente poder verlo mejor quería ver como un león podía tener una forma y color tan diferente al que ella conocía.

El tono de voz de la muchacha era armonioso y calmo, bello si la palabra pudiera describir lo que sentía al escucharla. No demostraba miedo ni duda, solo paz y un poco de nostalgia, sensaciones que hicieron que dejase de estar a la defensiva por lo menos por unos segundos.

Camino y salgo de entre los bancos al corredor, donde ella me espera. Mis heridas, aunque un poco visibles, no eran de consideración y ya no me molestaban, quería demostrarle la misma ternura que había recibido, pero no podía descuidarme demasiado, no le conocía.

Camino a su alrededor como estudiándola, tratando de encontrar una señal que me demostrase una razón para huir, no estaba acostumbrado a ese trato por personas que no fuesen del Cañón Cosmo, pero ella se mantuvo impávida a lo ocurrido, solo me seguía con la mirada y mantenía su calida sonrisa.

Me siento a su lado, mirándola pero tranquilo. “Una amiga me vendría bien es este momento”.

Aeris no se sorprende de la reacción del animal, como cualquier felino la rodea observando la situación, si quisiera hacerle daño ya se lo habría hecho por lo que la chica estaba tranquila.

Observa los andares, su color de pelo y sobre todo su cola, el final de esta brilla como si de fuego se tratase. Entonces se da cuenta de que tienen algunas heridas - ¿te encuentras bien? - dice preocupada - necesitas que alguien cure esas heridas tan feas que tienes - aunque no se que hago hablando con él, no me entiende... pero me apetece algo de compañía Aeris vuelve a colocar en su hermoso rostro una bonita y dulce sonrisa ante sus pensamientos Zack, ¿dónde estas? aunque no quería poner caras tristes con el animal delante no puedo evitarlo.

Si algo he aprendido en mi vida es que, además de mi apariencia que causa curiosidad en las personas, me gusta ver la reacción de la gente cuando me escuchan hablar. Pocas veces he tenido la oportunidad, ya que en el Cañón todos me conocen, pero siempre venia alguien de visitar al abuelo, y si él me decía que era de confianza, listo, a reírse un poco.

Desde que estuve en cautiverio, no había hablado con nadie, ni con los científicos.

"Esta me parece una buena oportunidad de probar que tanto puedo confiar en ella."

-Me encuentro bien, las heridas pronto sanaran del todo, gracias. Ah, perdona mi desconsideración, Mi nombre es Naniki, o si quieres puedes llamarme Red XIII. ¿Tu como te llamas?- dije con una sonrisa picara, porque ye me estaba imaginando la reacción.

La muchacha ahoga una exclamación de sorpresa al oírle hablar, pero esto enseguida es substituido por una risa cantarina.
-Sabía que eras muy listo desde el momento en que te vi. Eres muy diferente a cualquiera que haya visto por aquí...- admite ladeando un poco la cabeza observando a Nanaki con verdadera curiosidad, pero no asustada.

-Mi nombre es Aeris -asiente y su largo cabello se mueve al compás, sin perder su sonrisa amable -¿Estás seguro de que te encuentras bien? Bueno si tú lo dices no quisiera ser pesada...- comenta con preocupación a pesar de no conocer a su extraño compañero de charla.
-¿Te has peleado contra algún monstruo? Puedes descansar en mi casa si quieres- ofrece de forma confiada, quizá incluso peca de ello.

"Bah, pense que se sorprenderia mas al oirme habla. pero habla de su caracter, y eso me gusta" pero mi monologo interno pasa a segundo plano cuando..

-Grumpñmpom.- Es el sonido de mi estomago pidiendo de comer. no comia desde hace unos 4 dias, se ve que era parte del experimento de Hojo.

-Acepto la invitacion de ir hacia tu casa, me hace falta dormir y comer un poco, pero,este...- tartamudeo un poco -me estan buscando, y de dia no podre pasar desapercibido.-

Sabía que Red XIII tenía razón, iba a llamar demasiado la atención y si le estaban buscando seguro que yendo así no tardarían en encontrarle. Miró un momento en derredor para ver si se le ocurría algo y justo tuvo una idea.

Creo tener la solución - dijo mientras miraba hacia afuera de la iglesia - ir por la parte menos transitada de los suburbios, los conozco bastante bien y pienso que podremos pasar casi inadvertidos, aunque no es muy buena pero es la mejor que hay - dice Aeris con su típica sonrisa - ¿qué te parece?

-Si dices que pasaremos sin ser descubiertos, entonces vamos-
Empezamos a caminar hacia la salida, cuando me detengo y le pregunto -Por que eres tan buena conmigo? Tú no sabes quien soy y estas dispuesta a ayudarme, y no es que no este agradecido, pero en el mundo hay toda clase de personas y cosas que se aprovecharían de tu inocencia.- dije terminando la frase en un tono casi paternal, como dando un consejo.

Ambos abandonáis la iglesia, corriendo un corto tramo hasta llegar al gran montón de chatarra y desperdicios del Suburbio 5, quedando bastante ocultos al caminar entre ellos aunque obviamente el trayecto por esta zona es bastante inestable e incómodo.
Aquí se acumula la distinta basura que los adinerados de la placa superior deciden tirar abajo sin pararse a pensar que también viven personas. Hay otras piezas metálicas procedentes de la propia estructura que han llegado a provocar graves accidentes al desprenderse, pero lo único que preocupa a Shinra y la mayoría de la población mal informada, es que vuelva a ser reparada en cuanto antes, de las víctimas casi nadie se entera...

Avanzáis de momento sin ser vistos ni llamar demasiado la atención, de todas formas por los Suburbios suelen verse cosas muy "raras"... Sin embargo para atravesar la zona de chavolas y caravanas convertidas en toscas y pequeñas tiendas que preceden a la casa de Aeris probablemente tengáis que exponeros durante un rato.

Cuando ya estáis a punto de llegar a la zona de caravanas y pequeños comercios del Suburbio, un hombre realmente robusto os sale al paso impidiendo que sigáis avanzando y apunta a Red con uno de sus brazos, que resulta ser bio-mecánico y parece algún tipo de arma de fuego de aspecto peligroso.

-¡Alto ahí!- exclama con el ceño fruncido y cara de pocos amigos, mirando de reojo a Aeris extrañado apenas un segundo antes de continuar.
-Así que tú eres el bicho que se ha escapado, ¿no? No voy a dejar que pongas en peligro a este gente... Vamos muchacha, vete de aquí- apremia a Aeris haciéndole gestos para que se dé prisa.

"Esto es lo ultimo que quería, ponerla en peligro a Aeris o a cualquier otra persona. lo ideal sera que me vaya."

-Tiene razon este hombre, lo único que quiere es seguridad para los suyos, y mi presencia atraerá peligro. ve tu a tu casa, Aeris. yo ya vere como me las arreglo.- digo mientras voy girando para volver por donde vine. hago unos pasos y sin darme vuelta digo -Disculpe los inconvenientes-

No dejaré que te vayas así como así... - Aeris no podía imaginar que esa criatura hubiese hecho daño a nadie, al principio se le veía tímido y después amigable, por lo menos con ella, así que si ella lo había tratado bien y había respondido de igual forma, eso significa que si le hacen daño él respondería con los mismos modos pero dudaba que lo hiciese por voluntad propia.

No se quien eres pero no voy a dejar que le hagas daño a mi amigo - aunque normalmente tenía cara dulce y una bonita sonrisa que amenazaran a su amigo era algo que no podía aguantar - no se quien eres ni lo que quieres pero no tienes derecho ha hablarle así - Aeris lanzó una mirada amenazadora o al menos eso intentó, pero el hombre la intimidaba más de lo que ella pudiese intimidarlo a él, aunque no estaba muy segura de lo que estaba haciendo tenía un buen presentimiento con Nanaki.

-¡Pero si habla!- exclama algo alarmado y apartándose un paso debido a su propia sorpresa, aunque ensgeudia sacude la cabeza y vuelve a erguirse cómo si no hubiera pasado nada, apuntando a Nanaki directamente.

-¿Cómo que tu amigo...?- el hombre mira cada vez más dubitativo a Aeris y al animal alternativamente hasta que decide bajar su brazo-arma aún con expresión escéptica.

-Que yo sepa todo Shinra debe estar buscándole, y eso significa que debe ser contagioso aunque...- se mesa la barbilla y arquea la ceja pensativo, tras lo cuál mira alrededor asegurándose de que no hay andie más alrededor que pueda escucharos.

-La verdad es que no me caen nada bien esos tipejos, así que los enemigos de mis enemigos...Ya sabéis. Pero me gustaría saber porque te tenían encerrado...- espera la respuesta de Red XIII con cierta impaciencia, cómo si tuviera prisa todo el tiempo. Quizá es que no quiere que alguien os encuentre allí, o quizá simplemente sea así.

Detengo mis pasos y una mueca que casi parece una sonrisa se dibuja en mi rostro al escucharle decir "Pero si habla". me doy vuelta y le escucho atentamente.
"su desprecio por mis captores lo hacen un posible amigo, mientras ni sea otro engaño"

-Ellos me buscan con el fin de experimentar conmigo. creo ser el ultimo de mi especie, y además, ¿el que yo este hablando de esta manera con vos no me calificaría como un raro espécimen para sus estudios?

La entonación cambia de manera abrupta, se hace mas enérgica y segura - Ahora necesitaría pasa con mi amiga por estos lados, asi me puedo esconder y recuperar mis fuerzas, las necesitare en caso de que ellos me sigan persiguiendo para poder pelear y evitar que le lastimen por cuidarme- dije, ya no mirando al extraño con brazo de metal, sino a Aeris.