Partida Rol por web

No no no, ¿ir hacia los ruidos?... lee bien mi post, Pelayo.

;)

Osea que te refieres a que los ruidos de la sala...  es la sala en la que estoy, osease debajo de mi suelo.

Me incorporo con mis cosas y busco a mis compis y a Gorecho. a los primeros si procede los despierto( osea si no lo estan ya) y les informo del hallazgo, al segundo lo tengo vigilado en la distancia.

Pelayo despertó de improviso ¿Qué ocurría? Parecía como rebuscar bajo el propio colchón, en el suelo. Despertó a sus compañeros y trató de observar al viejo Gorecho. Sin embargo éste último, incluso buscando en su dormitorio, no estaba. No estaba en la vivienda.

Tras reitrar el colchón y aún con el sueño presente en forma de bostezos, vísteis una trampilla. Sorprendidos, tirásteis de ésta y al abrirla levemente notásteis cierta humedad: no veíais nada y una escalera bajaba como a un sótano ¿qué había alli?

- ¡¡¿Qué carallo pasa neste sitio?!!

Aquello era cada vez más raro... Gorecho ya era sospechoso, pero esto lo era más.

-Habrá que bajar con una luz, que si ese desgraciado de Gorecho no me explica de qué va toda esta troula, paréceme que vamos a tener que hacerle un afeitado en seco... ¿Dónde hay una luz?

En efecto, tal era la cuestión como había dicho el villano gallego. Una trola, una cosa rara, un algo que bien podía suponerle un buen corte al viejo. No le importaba mucho al bueno de Aimar qué coño pasaba en esa cabaña, en realidad, tanto como lo que ocurría en todo el bosque. 

Se puso en pie tras unos cuántos parpadeos y echó mano de sus bártulos, concretamente a una afilada daga que tenía para aquellas situaciones en las que su espadón resultaba poco eficaz por la falta de espacio. 

-Engancha una lumbre, Pelayo, que no se ve ni torta. 

Pelayo pilla un tronco de la lumbre a modo de antorcha, y alumbra el interior de la trampilla. Si le parece que nada en el suelo es inflamable, lo arroja al agujero, y otea el bujero. Arrea a por otro, este si , para hacerlo de antorcha.

Tiene los ojos y los oidos alerta

con un par, voy y saco un 1

-Que alguno de vos, otee por los cacharros de la choza, no necesito tanto publico aca.

La improvisada antorcha en llamas cae y no tarda mucho en tocar suelo, por lo que no parece muy profundo el lugar. Claro que cuando llega al fondo se apaga instantáneamente, pues parece mojado.

Ahora todos oís como un río corriendo valle abajo. Incluso Pelayo, agudizando la vista, observa una escena dantesca: hay alguien allí abajo, como empapado, encogido sobre sus propios brazos. Ahora mira hacia arriba y sus ojos brillan al son de la segunda antorcha de éste. Os ha visto.

De nuevo comienza a gritar. ¡Grita! ¡¡Grita!! ¡¡ y son los mismos gritos que desperaton a alguno de vosotros!!

¡¡AAAaaaahhh!! ¡¡AAAaaaahhh!!¡¡AAAaaaaaaaaaaaaahhh!!

"Santísimo cielo ¿Quién puede preferir semejantes gritos?..."

Los pelos se le habían erizado al oir semejantes lamentos casi de ultratumba... No lo dudó y apretando los dientes, saco sus dos cuchillos.

No hubo sólo un grito, pues en cuanto quien fuera que estaba ahí abajo comenzó a gritar nuevamente, Aimar se unió a aquellos alaridos. Incluso lanzó un corte al aire, de forma totalmente impulsiva, que a poco saja una oreja al bueno de Antón Dapena. 

Su sobresalto a poco le hizo caerse por las escaleras, pero tan pronto se recuperó, cesó sus propios gritos y apartó a sus compañeros para lanzarse sobre la plañidera criatura que se encogía frente a ellos. Con el cuchillo en alza, aferró fuertemente su brazo, antes de gritar:

-¡¡Tú quién cojones eres, ¿eh?!! ¡¡Responde, hostima, o te hago una nueva boca nel cuello!!

El tipo se encogió aun más cuando Aimar le increpó en la oscuridad. Dapena y Ruiz contemplaban la escena desde arriba. Cuando pareció reponerse aquel que gritaba sus ruidos cesaron, miró a Aimar y su cuchillo y tragó saliva. Su cara era realmente un poema de terror.

Aimar pudo notar nada más caer al suelo que allí había agua... pero no era agua corriente... ¡Era como cenagosa! ¡¡OSCURA!! ¡¡PÚTRIDA!! Y un olor comenzó a inundar la escena... ¿Qué era eso? Os dísteis cuenta que allí había como un rio subterráneo, y, lo más escalofriante que notásteis no fueron las voces de aquel tipo misterioso, sino que... ¡¡Alrededor del agua había un montón de cadáveres!! ¡¡HOMBRES Y ANIMALES POR DOQUIER!!

¡¡AAAahhh!! -el muchacho, que parecía algún campesino o labrador, no decía nada, sino que estaba más asustado.

tirada de cul- medicina.(18)  fracaso.

Pelayo se quedo en la postura anterior, viendo como su compañero impetuoso se lanza alla abajo. Intenta ayudarle proporcionado algo de luz desde arriba.

El tipo os miraba de uno en uno, de arriba a abajo. Estaba como extrañado, como si nunca hubiese visto a una persona. ¿Qué le ocurría? No era nada normal aquello... ¡Y en medio de todos aquellos cadáveres y el riachuelo subterráneo! ¡¡El hedor hacía mella en vuestro olfato!!

Cuando no sabíais apenas qué hacer con él (si tranquilizarle o acuchillarle), "soltó" algo.

A casa, a ca... casa -decía... Llevadme, mi casaa.....aaaa.... -y comenzó a llorar con un niño de cinco añitos...

Intentar preguntarle dónde vivía, quién era o cómo había llegado allí parecía poco oportuno; inútil más bien: parecía faltarle "algún tornillo" al jóven o ser presa de un hechizo del peor mal de ojo que pudiérais recordar.

-¡¡Xa me parecía queste viejo no era trigo limpio!! 

Examina los cadáveres; despojos de lo que parece el festín de una bestia, para intentar averiguar si fueron muertos por cuchillos y hachas, o por garras y dientes.... Y más interesante era saber a donde llevaba ese río.

Pelayo repara en el viejo de la chabola, y en que le ha perdido de vista, asi que como cree que el bujero y su circunstancia esta bien vigilado por los suyos, opta por buscar en la chabola al viejo.

Aprovecho el estar lejos de mis compis, para cacharrear entre las cosas del viejo, por si hubiere algo de valor.

buscar.15 fracaso.

Antón intentó observar a los cadáveres. Parecían estar tan en descomposición que no vislumbró si murieron por una causa o por otra, ni siquiera la de los animales. El muchacho de las voces sigue como asustado, ahi, inmóvil, esperando, según él, "que lo lleven a casa". Pelayo, en un intento de rebuscar por entre las pertenencias del tal Gorecho, no encuentra nada.