Partida Rol por web

Brandir miró al enano y al hobbit, parecían dispuestos a ayudar, aunque los pasos del enano se oyen a la legua son diestros con las armas y muy fieros, y el hobbit, no conozco los hobbits, pero parece bastante vulnerable, aunque puede ser útil...

.- Señor Alcalde... creo que ya tiene a su expedición, el precio que ofrece es justo y creo que lo van a aceptar, será meor que empezemos cuanto antes a buscar .- Brandir miró al Haradrim, no le gustaba nada esa tipo de humanos, de todos era sabido de sus traicioneras vidas durante muchos años, pero el montaraz no quería sospechar de nadie sin apenas conocerlo.

La oferta no parecía gran cosa, pero era evidente que la humildad de estos lugareños no les permitía ofrecer mucho más. De cualquier manera, robar en un templo era una profanación que debería ser castigada, así que no dudo más en aceptar.

De acuerdo, puede contar conmigo. ¿Quiénes son esos ladrones de la Ciudad del Fuego?

Sin embargo había varias cosas que no me gustaban de esta expedición: un montaraz con ansias de liderar el grupo y un hobbit enclenque y de paso corto que seguramente retrasaría nuestro camino.

-La ciudad del fuego se encuentra al sureste de aquí -explica el alcalde-. La llaman así porque tiene una vida nocturna muy activa y las calles están iluminadas por antorchas. En esa ciudad uno puede encontrar de todo: alcohol, juego, mujeres y cualquier producto que uno necesite. Sin embargo es un sitio muy peligroso. Esos ladrones pertenecen a uno de los dos gremios de la ciudad. El edificio del gremio de los ladrones está al norte de la ciudad, si mal no recuerdo. Aún así, no todos los habitantes de esa urbe son unos delincuentes, también hay gente que podría ayudarnos.

-El cuerno que buscáis está hecho de marfil, tiene talladas imágenes de caballos galopando y tiene incrustadas tres anchas bandas de plata -interviene Lorril-. Tiene la propiedad de que, cuando se sopla, la persona que lo esté utilizando y todos los que la estén tocando, así como sus objetos y pertenencias, serán transportados a nuestro templo. Me temo que la historia es demasiado conocida y que los ladrones lo saben. Así que no creo que vayan a usarlo. 

- Curioso objeto el cuerno ese. Tan solo lo veo utilidad en caso de extrema necesidad pero ... - digo mientras me acerco a Brandir y al alcalde.

- ¿A que distancia hemos dicho que está la Ciudad del Fuego?

- Por mi parte podemos partir cuando querais. Ya estoy preparado.

- ¿Hay algo más que necesitemos saber?

Brandir había escuchado habladurías del cuerno, ha incluso gente muy dispuesta a mover la lengua hablaba de que tenía propiedades mucho más interesante, aunque más improbables, no obstante, era un objeto muy valioso para los habitantes de la ciudad y su deber era recuperarlo .- puede sernos útil para salir de allí una vez recuperado.- añadió Brandir observando al enano que se acercaba.- pues no se hable más vayamos a por él...

Brielle recogió el zurrón de pieles que llevaba, y se colocó a la espalda. Al parecer no iban a tardar en ponerse en marcha, y si había que perseguir a esos ladrones, no podían esperarse indefinidamente, había que actuar rápido. Una vez pertrechada, recogió su lanza que tenía apoyada a la mesa. Finalmente se ató los brazaletes de cuero, que la protegían básicamente de su propio halcón, que se posaba en su hombro y a veces en el brazo y podía arañarle fácilmente.

- Yo estoy preparada - dijo acercándose a los demás, aunque algo pegada a Brandir, que era al único que conocía. 

Me coloco al lado de Gorak y asiento con la cabeza indicando que estoy preparado. Compruebo el pomo de mi espada corta y lo aprieto para liberar un poco la tensión, me voy a embarcar en mi primera aventura y es normal que esté algo nervioso. Miro a Gorak y luego al resto y sonrío.

Preparado o no allá voy...demostraré que los hobbits podemos hacer grandes cosas... 

 Cita:

-Está a unos quince kilómetros tomando el camino hacia el sur -contestó el alcalde-. De día y por los caminos serían unas cuatro horas de viaje. Si salen ahora, de noche, podrían tardar más del doble. No conocen mucho la zona y podrían perderse y esos ladrones se conocen la región como la palma de su mano. Pero eso ya es decisión suya, por supuesto.

El alcalde y el resto de parroquianos continuaron debatiendo la cuestión del robo cerca de la barra mientras que el grupo se reunía en torno a la mesa del enano para discutir la estrategia. El hombre del sur miraba con desconfianza a todos y fue el último en acercarse. El hobbit parecía feliz de embarcarse en una aventura y miraba al enano con expectación. Los otros dos humanos se mantenían estoicos. Antes de que ninguno pudiera hablar, otra persona se les acercó. Era un hombre de mediana edad, de piel morena y un poco sobrado de peso.

-Perdonen que me entrometa caballeros... y señorita -dice haciendo un gesto hacia Brielle-. Pero he oído que van a la Ciudad del Fuego y quisiera pedirles un favor. Ante todo, permítanme que me presente: soy Arcle Terrin y vengo desde Dol Amroth. En principio pretendía viajar yo mismo a la ciudad pero en este agradable pueblo me advirtieron que un hombre como yo sería blanco fácil para ladrones y maleantes de toda índole. Ustedes parecen hombres de mundo, capaces de hacer frente a cualquier eventualidad. Mi objetivo en la Ciudad del Fuego era conseguir un libro. Es una colección de poemas del famoso Ess Pertinil que vivió en Dol Amroth hace quinientos años. Yo me dedico a eso... a la poesía, y me interesa mucho conseguir ese preciado libro. Les pagaré bien si me lo traen. Ya he convenido el precio por carta con el dueño. Es un librero llamado Midmin Parsel que tiene su establecimiento en la Plaza de la Fortuna ¿Puedo contar con ustedes?

- Además de recuperar el Cuerno, ¿ahora también tenemos que hacer una parada para comprar un libro de poesía? ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Comprar un rollo de seda para verte tu a saber quién? ¿Por qué no viene usted con nosotros si lo que necesita es que le cuiden ya que no es capaz de hacerlo por vos mismo? - digo mirando fijamente al poeta esperando a ver como reacciona.

Brielle escuchó a aquel hombre.

- No sea tan impetuoso buen enano. Si está en nuestras manos, podemos hacer el encargo de maese Terrin. Lo que nos puede ayudar a financiar la expedición que vamos a llevar entre manos, y solo nos pide traer el libro ese a cambio de una paga. - dijo mirando al recién llegado. Si bien Brielle no era una mercenaria, si que era practica y si podían matar dos pájaros de un flechazo, no les vendría mal unas monedas mas en sus zurrones, para variar.

Luego se giró hacia los demás, que estaban reunidos en la mesa.

- Pero ahora lo importante es como y cuando vamos a partir hacia la dichosa ciudad. - dijo pausada y tranquilamente - Lo mejor sería partir al alba, pues no sabemos lo que podremos encontrarnos de noche en esos peligrosos caminos, aunque eso signifique perder la poca ventaja que podíamos conseguir partiendo de inmediato. - comentó - Además quizá necesitamos provisiones para el viaje.

Brandir estaba pensativo y con la mirada fija en el fuego que crepitaba en la chimenea de la posada, por su cabeza empezó a rondar una idea justo después de eschuchar las palabras del sureño .- nos va a venir bien a todos esas monedas más, de estos estamos de acuerdo, no? .- era una pregunta que Brandir ya se imaginaba la respuesta afirmativa.- así que no veo motivo por el que no podamos ayudar a al maese poeta, estais todos de acuerdo? alguien tiene algo que objetar?.-

- Deberíamos salir cuanto antes. Así es más fácil seguir el rastro. - digo mirando al resto del grupo. Lo principal es lo principal. El encargo del poeta si se puede se hará pero no pienso correr ningún peligro extra para llevarlo a cabo. Suficientes problemas tendremos al entrar en la Ciudad como para preocuparnos además de un libro de poemas.

.- Estoy de acuerdo con usted maese... aun no sabemos ni los nombres de cada uno... será mejor que nos presentemos antes de jugarnos la vida juntos, no creen? .- Brandir frunció el ceño, el enano tenía razón, si podían se haría el encargo del poeta.- por lo de partir lo antes posible, no estoy de acuerdo con usted, no conocemos los caminos tan bien como para ir ocultos y por la noche, las posibilidades de perderse son demasiado grandes, así que por mi más vale partir antes de que despunten los primeros rayos de sol, dejandolo todo preparado para la partida, será imposible cogerlos antes de que lleguen a la ciudad, así que tendremos que visitarlos en su casa, esa es mi opinión, ahora quiero escuchar la vuestra...

No entendía nada. No solo discutían sobre renunciar a la búsqueda de un libro de poemas bien pagado, sino que debatían sobre partir en plena noche... Era evidente que demasiadas personas pensando no significaba que se produjeran grandes ideas...

Supongo que donde no hay, pues no hay...

No se preocupe, buen hombre, yo mismo me encargaré de traer ese libro para usted. De todos es sabido que no hay mucha gente que sepa apreciar la poesía. - digo mientras doy por terminado el asunto con este hombre, para dirigirme ahora al grupo - Yo esperaría al amanecer para partir. Tendremos el tiempo suficiente para preparar provisiones para el viaje y evitaremos perdernos en la oscuridad, o algo peor. Además, no cogeremos a esos tipos en el camino... nos llevan demasiado de ventaja. Habrá que cazarlos en su terreno.

Cita:

-¡Un hombre de mi posición no puede arriesgarse en una ciudad tan sórdida como esa! -contesta con altanería Terrin. Pero luego Ahrimán interviene apaciguándole y prometiéndole ayuda-. Muchas gracias, hombre del sur. Aquí tienes el dinero prometido por la compra del libro. Cuando me lo traigáis recibiréis vuestra paga y mi agradecimiento -dice alcanzándole una pequeña bolsita donde tintinean unas monedas.

Sigo colocado al lado del enano, ya que es la persona más baja y el resto de ellos me parecen gigantes para mi metro de estatura. Observo la escena y me sobresalto un poco con el cambio de humor de mi amigo el enano. De todas formas el hombre del sur parece calmar la situación. Así que tendremos que traer ese libro también, dos misiones en la misma aventura. No está mal para ser la primera.

La verdad me gustaría salir al alba ya que realmente desearía dormir a pierna suelta en la posada una última vez antes de empezar a dormir al raso. No es que me desagrade la idea de dormir a la intemperie pero realmente puede que en esa ciudad podremos dormir poco si es cierto que el bosque está lleno de forajidos.

Tomo la bolsa con delicadeza. No quiero que ese hombre se lleve la impresión equivocada de que solo lo hago por su dinero, después de todo la poesía es, simplemente, reconfortante.

Descuide. Me ocuparé del asunto - tras esto, vuelvo a dirigirme al grupo - Haced lo que queráis, pero ahora voy a comprar provisiones para el viaje. Partiré al alba. No veo la necesidad de viajar de noche, el robo ya está hecho y tardarán un tiempo en colocar ese artefacto. Tendrán que buscar un comprador interesado y eso no se consigue en una noche. En cualquier caso, si decidís partir ya, nos veremos en la ciudad. Ahora tengo que irme.

Me despido del grupo y voy en busca de algunas provisiones para el viaje. Además, alquilaré una habitación para pasar la noche y la cuadra para poder dejar mi caballo.

 - Bien entonces será mejor partir al alba parece ser. - concluyó Brielle, intentando calmar un poco los nervios y la tensión del momento. - ¿Qué os parece encontrarnos aquí cuando los primeros rayos de luz despunten en el horizonte? 

La mujer del bosque intentaba encontrar un punto de equilibrio entre todos, y pensándolo mejor, era tontería partir precipitadamente ahora. Si lo hacían mañana por la mañana podían ir bien pertrechados y aprovisionados. Total, esos bandidos lo mas seguro es que ya hubieran regresado a su ciudad-escondite.

.- Me parece bien la idea Brielle, mañana nos vemos aquí listos para partir.- Luego miró al Haradan como se alejaba por la puerta.- Espero me haya escuchado... por que parace ser que no sabe muy bien a donde viaja, espero que nos trate bien... por que todos vamos a necesitar alguna vez alguien que nos cubra la espalda.- Brandir sacó algunas monedas que le sobraban y las puso sobre la mesa .- Brielle, que te llevarías para el viaje?

Brielle acercó su bolsa de piel y la abrió para hacer una comprobación rápida.

- Yo recién llegué de mis viajes, aún me quedan raciones preparadas de viaje para una semana. - comentó mientras rebuscaba en su bolsa. - Supongo que con eso habrá de sobras para mi, en todo caso me imagino que podremos conseguir mas provisiones una vez lleguemos a la Ciudad del Fuego. 

Aún así siempre que pudiera, Brielle comería caza o cualquier otro tipo de comida, pues la prepara para viaje, era básicamente carne en salazón y algunos frutos secos. Eran muy buenos para situaciones dónde había que viajar grandes distancias, pues eran alimentos que aportaban muchas energías, pero muy insulsos y cansinos al comer.

- Supongo que con que todos llevéis comida para unos días bastará. - dijo ahora mirando a todos - Y cantimploras con agua y algo para dormir en el bosque, como un petate o unas mantas.

Luego recordó lo que había comentado aquel Haradan.

- Como vamos a hacer el viaje, pues yo no dispongo de caballo, vine a pié. Pero quizá podamos alquilarlos para movernos mas rápido.