Partida Rol por web

Fort Doom: Dead Lands

Capítulo 8: Reina de Tréboles

Cargando editor
04/02/2014, 14:08
Stephen Boyle

-Me encuentro bastante confrotable señor aqui disertando con Mr Snachez , aunque la verdad es que las fatigas del viaje se hacen notar , con todo y con ello estaria dispuesto a alargar el padecimiento de mis adoloridos musculos si fuera tan amable de mostrarme cual sera mi lugar de trabajo Coronel.- dijo Boyle mientras le daba un ultimo tiento a su taza de metal.

Notas de juego

pst movil

Cargando editor
04/02/2014, 21:30
Danny Chang

Danny Chang sonríe y sigue al Coronel.

- Encantado de conocerle Padre, ya hablaremos sobre que piensa usted que deberíamos hacer para ¿descansar en paz?, la verdad es que no se como llamar al paso siguiente a este estado.

Cargando editor
04/02/2014, 21:55
Hank Bully

–A más ver, padre.–

Se despidió del religioso alzando el sombrero por encima de su cabeza, dajando al descubierto los cuatro mechones de pelo pelirrojo que le quedaban en el lado derecho de la sesera. Lo que había pasado con el pelo del lado izquierdo era mejor no averiguarlo a juzgar por su aspecto.

– Y no se los tome muy en serio, a esta panda de espanta-curas. Creo que ahora son mucho mejores cristianos de lo que lo fueron en vida. –Dijo mirando a Bill de reojo, no sin cierta guasa.–

Aunque yo también conservo algunos de mis malos vicios, no se crea. Cuando acabemos con el coronel seguramente que me pasaré a confesar. Hace ya tanto tiempo... Luego voy a buscarle a la capilla y mientras voy haciendo repaso de conciencia...

– Pensó – ¿Contaran los pecados después de muerto? 

Cargando editor
06/02/2014, 03:03
Coronel O'Lowell

—No se moleste, señor Boyle. Descanse y volveré a por usted en un rato.

Con un saludo se alejó, acompañado de Bill, Hank y Danny.

Cargando editor
06/02/2014, 03:49
Director

Los tres muertos y el coronel se alejan y la pequeña fogata vuelve a quedar en paz. Según se ha oído, el coronel pensaba salir hoy hacia un campamento al oeste y llevará a Stephen Boyle con él. ¿Se quedarían sus tres compañeros muertos vivientes aquí?

Cargando editor
06/02/2014, 03:52
Director

Los tres Regresados se alejaron de la fogata en compañía del militar y continuaron con su paseo por el interior del fuerte.

Volvieron a pasar junto al edificio quemado medio derruido y frente al despacho del coronel para llegar hasta una de las tiendas de campaña más grandes. Dentro había olor a humo, cestas y baules por todas partes y muchas armas, además de un yunque y una mesa de trabajo. Desde detrás de esta salió un soldado de color bastante joven que iba vestido con el uniforme completo reglamentario pero tenía la camisa arremangada. Como era de esperar, el chico se colocó en posición de firme.

Cargando editor
06/02/2014, 04:01
Coronel O'Lowell

—Descanse, soldado.

Tras hacer desinteresadamente el saludo de rigor, el coronel empezó con las presentaciones.

—Señores, les presento a Patrick O'Landy, el intendente y armero del fuerte. Soldado— ahora le hablaba a él —entrégueles a estos hombres sus armas. Son investigadores de la oficina de Asuntos Indios en asunto oficial, de modo que les ayudará en todo lo que pidan.

Pareció recordar algo.

—¿Ha llegado mi paquete del campamento?

Cargando editor
06/02/2014, 04:06
Soldado O'Landy

—Eh, hola. A su servicio.

Respondió tímidamente a los tres visitantes. Sus ojos no podían estar más abiertos al mirarlos, pero se guardó muy bien de hacer ningún comentario.

—Sí, señor, llegó está mañana.

Le dio un pequeño paquete cuadrado que estaba sobre la mesa.

Cargando editor
06/02/2014, 04:08
Coronel O'Lowell

—Fantástico. No lo has abierto, ¿verdad? ¿Nadie más del fuerte lo ha tocado?

Ante la negativa del soldado (y puesto que el paquete estaba bien cerrado y no parecía haber sido alterado) el coronel asintió satisfecho.

—Bien hecho. No lo menciones a nadie. Caballeros— ahora volvió a hablarles a los tres muertos —O'Landy es la persona con la que hablar si necesitan algún arma más, provisiones o vituallas de cualquier tipo. Por el momento, aquí tienen las que llevaban cuando nos encontramos.

Señaló a la mesa donde están sus armas.

Cargando editor
06/02/2014, 11:55
Stephen Boyle

Boyle se quedó tranquilamente recostado en su taburete contra uno de los troncos que servia como anclaje a la estructura donde se hallaban en ese momento , con una sonrisa a medio camino entre la satisfacción y la impaciencia mientras esperaba en silencio la inevitable tanda de preguntas que iba a surgir a continuación en cuanto el coronel y sus compañeros se alejaran un poco mas.

Cargando editor
06/02/2014, 18:24
Gabriel Sánchez

- La paciencia había sido una de sus máximas en la vida, pues con ella todo llegaría... Todo el bullicio de extrañas preguntas asaltaban su cabeza, pues lo que había visto y escuchado era algo que le sorprendía al máximo. Dirigiéndose al llegado de las lontanas tierras de la mítica Avalon - Señor Boyle, ¿tiene un momento? Me gustaría hablar con usted, pero me dirá cuando es el mejor momento, sino le incomoda por supuesto...

Cargando editor
07/02/2014, 18:51
Hank Bully

 El cochero se acercó a la mesa dónde habían dejado sus armas preparadas, se colgó el cinturón y sacó de la pistolera su viejo revolver del calibre 40; apuntó con la pistola hacia el frente, guiñando un ojo contra un aparente enemigo invisible, para comprobar que no se la habían descalibrado por el camino. Luego, con un golpe seco de muñeca, extrajo el tambor del armazón y contó las balas, satisfecho.

– Oye, negr...– pudo corregirse a tiempo, antes de acabar de decir la palabra con “N” – … chico. Sé bueno y traeme unos 50 cartuchos del .38-40 ¿Quieres? – dijo sin desviar su mirada de la mesa, esta vez centrado en su última adquisición, el rifle Winchester modelo del 73, que apenas si había tenido tiempo de disfrutar en el desierto.

– Y ya que estás, miras un poco por ahí a ver y me sacas todos los barrenos que tengáis de dinamita por ahí guardados... – ante su previsible estado de alarma, respondió al coronel encogiéndose de hombros y doblando los codos con las palmas de las manos extendidas hacia arriba, como diciendo con ello, que no acaba de entender donde estaría el supuesto problema. – … no sabes lo duros de pelar que se han estado poniendo los malditos pieles-rojas últimamente. –

Y para cuando vuelva en media hora lo quiero todo ahí metidito en la caja vacía de madera que hay junto a la mesa ¿estamos? – tomó su látigo y lo hizo restallar haciendo estremecer el aire a su alrededor. – Qué gustazo – sonrió – y el rifle Springfield que hay ahí encima de la mesa también me lo engrasas y me lo dejas listo para la acción. –

Enrolló su látigo a un lado del cinto y se dispuso bajo el marco de la puerta, mirando hacia fuera, donde empezó a liarse un cigarrillo, mientras despachaban al resto. Con esto el bueno de Hank se había dado por satisfecho. O casi. – ¡Ah! Y no te olvides de meterme también en esa caja una onza de tabaco y una botellita de whiskey de Kentucky, ¿vale, chico?

Cargando editor
07/02/2014, 21:21
Danny Chang

Danny se acercó al soldado y le dio la mano

- Hola chico, gracias por guardar nuestras armas.

Danny recogió sus armas y pidió munición .

Por cierto, como ves mi aspecto no está del todo bien ultimamente - Danny sonrie - Quisiera mejorarlo un poco, ¿hay por aquí alguien que pueda cortarme el pelo? También me gustaría lavar mi ropa y - Abre mucho la boca y se acerca al chico incomodándolo un poco y sigue hablando con la boca muy abierta - eees aquí ooos inentes etan agggo mal - cierra la boca - ¿Por aquí hay alguien que me pueda hacer unos dientes con algo de plata? estos están algo amarillos... y marrones, ummmm, y según me cuentan incluso verdes.

Le regala una amplia sonrisa a O´Landy mientras espera su respuesta.

 

Cargando editor
09/02/2014, 21:43
Soldado O'Landy

Tras echar un vistazo a su superior (y recibir una mirada dura por respuesta), el chico se apresuró en responder.

—Tenemos muchas municiones. Tabaco, Whiskey...— Lo apuntó en una libreta —también... tenemos algo de dinamita.

Pareció todavía más intimidado con Danny y le costó responder.

—Para eso... querrá usted hablar con Hyeu, nuestro encargado de la lavandería. También corta el pelo, afeita y...

No fue capaz de acabar la frase, pero el coronel se apresuró en salir a su auxilio.

Cargando editor
09/02/2014, 21:53
Coronel O'Lowell

—Bien hecho, O'Landy. Volverán a buscar las cosas más tarde.

Con un saludo breve, condujo a los muertos al exterior de la tienda, sin dar más tiempo a que nadie dijera nada.

—Dios sabrá qué me habrá picado para dejar a tres muertos armados en mi fuerte, pero por los clavos de Cristo que no veo otra alternativa. A veces creo que me estoy volviendo loco. Desconfío de todo y todos.

Sacudiendo la cabeza cambió de tema.

—Les llevaré a que vean al señor Hyue Chu, pero primero deben conocer al que quedará al mando del fuerte en mi ausencia, el capitán Rogers. Tendrá instrucciones de colaborar, pero a todos los efectos quedan ustedes bajo su mando, como si fuera yo mismo.

Cargando editor
10/02/2014, 14:12
Stephen Boyle

- Por supuesto que no me incomoda usted padre. ¿Conoce por alguna feliz eventualidad , alguna localización en la que podamos charlar amigablemente sin tener de fondo esta ambientación bélica ?- Contesto el británico a la pregunta del sacerdote mientras daba un ultimo trago a los restos ya fríos de su taza de te con un suspiro de melancolía.

Cargando editor
11/02/2014, 00:09
Gabriel Sánchez

- Podríamos ir a la Capilla. Tenemos como una hora antes de que oficie la misa, a la cual puede quedarse faltaría más, y estaría más que feliz de que todo aquel que lo desee se acerque a compartir ese momento de meditación con los demás y con Dios - Digo con animosidad y seriedad a la vez, como viviendo el momento en esas palabras

Cargando editor
11/02/2014, 12:41
Stephen Boyle

Con un gesto de asentimiento , el ingeniero siguió al padre en silencio dejándole disfrutar de su momento de comunión. El por su parte estaba cada vez mas ansioso , después de largos meses de búsqueda , por fin tenia al alcance de la mano la famosa piedra , y estaba deseando comenzar a hacer pruebas , hasta el punto de que comenzaba a planteársele un dilema moral , entre su curiosidad investigadora , y la fidelidad a la palabra que todo hombre de honor debería tener.

Cargando editor
11/02/2014, 20:42
Gabriel Sánchez

- Esperemos pues al resto. - Dijo al inglés - No hay mucha abundancia en mi morada, pero ¿le apetece tomar algo? - En tono cortés y educado

Cargando editor
12/02/2014, 11:21
Stephen Boyle

-No es necesario padre , mis necesidades son sencillas y con el te las satisfice en su gran mayoría. Pero la curiosidad me corroe , de que desea usted conversar con mi persona padre?.