Partida Rol por web

Los nervios me impidieron permanecer en casa por más tiempo y tomé el primer autobús al parque. Tan pronto como crucé la entrada miré el reloj. Todavía faltaba media hora. Empecé a pasear y, poco a poco, a medida que veía a los paseantes (familias y algún deportista) y a recordar los buenos momentos pasados en el parque, comencé a relajarme. Mi respiración y latidos ya habían vuelto a su ritmo normal cuando llegó la hora del encuentro, pero fue por poco tiempo. En cuanto vi a Pablo se aceleraron de nuevo. Lo veía todos los días y, sin embargo, cada nuevo encuentro era como el primero. Iba a abrazarlo y besarle cuando empezó a hablar. Sus palabras, tan prometedoras al principio, me dejaron extrañada.

- Sí..., claro, hablemos de lo que quieras. ¿Te encuentras bien, cariño?

Mario no responde a mi comentario y se dirige a mi hermana, algo propio de él, buscando siempre la conversación con aquellos a los que les cae en gracia.

Suena fascinante-añado dando un bostezo y acercándome a Julia para coger la correa de Bruno -estaba terminando un trabajo, podías haber esperado un poco. Voy a llevarlo yo un rato por el parque.

Julia le pasa la correa del perro a su hermano, y me deja ir entre ambos cuando empezamos a dar una vuelta por el parque. Sin entretenerme más (por si lo del trabajo de Ric fuera cierto, que lo dudo), voy al grano y les hablo del plan:

-Chicos, ¿os acordáis que siempre estamos hablando de lo genial que sería pasar un fin de semana en una casa rural? Pues gracias a un conocido de mis padres, hice un par de llamadas y aprovechando que está acabando la temporada alta de verano, me han dejado una casita estupenda para el próximo finde. He echado un vistazo en la página web y tiene bastante buena pinta. Es por la zona del valle, y la verdad es que es una zona estupenda, con unas vistas... No esta lejos, en unos tres cuartos de hora en coche estamos allí. Seríamos Pablo, Susana y nosotros tres. Si queréis buscamos la web en un móvil y le echamos otro vistazo ahora. Venga, ¿qué me decís?

Aliviado por haberles podido soltar todo el rollo sin interrupciones, miro consecutivamente a izquierda y derecha, buscando sus caras y esperando su reacción a mi propuesta.

Miré a Susana unos instantes. Miré sus ojos. Aquel parque traía muchos recuerdos. Los aromas, que están ligados tan fuertemente a la memoria, eran los mismos aquí y ahora que hace tres años, cuando nos besamos por primera vez en este mismo lugar.

Susana estaba algo turbada. Seguramente se podía leer en mi mirada las tribulaciones que me acosaban.

- Sí... bueno no. - Respondí de pronto a su pregunta. - Quiero decir, estoy bien físicamente y eso... pero no es eso lo que quería decir. - Resoplé. - Es igual, no me hagas caso.

Negué con la cabeza y me suspendí del silencio unos instantes. Tomé aire.

- Mira Susi, tengo un problema y tengo que contártelo.

Esperé su reacción antes de continuar.

La idea de un paseo grupal nos caía de maravilla, pensar en las posibilidades de diversión era una idea que me animaba mucho, incluso podría servir para reafirmar mas aun los lazos de amistad que teníamos, finalmente cada uno tomaría pronto nuevos rumbos y volvernos a reunir, sera difícil, es el plan perfecto para despedir las vacaciones y los años de amistad que tenemos.

-¡Genial!, por fin concretaste la idea Mario, eres fenomenal, hay que coordinar todo, dejar encerrado a Richard en el armario, avisarles a Susana y Pablo...-

Estaba algo hiperventilada por la idea, pero era alegría...-El próximo fin de semana, ¡fantástico! te ayudare a coordinar todo, veré si papá nos presta la van para ir mas cómodos y llevar lo necesario-

Bruno tiraba de la correa solo para incomodar a Ric...-¿Puedo llevar a Bruno?- mire a mi hermano, se que le molestaría la idea...-seria un buen reemplazo de Richard- reí.

La idea de Mario me gusta, un fin de semana de fiesta, alejados de nuestros padres. Pero, obviamente, no voy a dejar que lo vea.

Veo difícil que vosotros cuatro seáis capaces de encerrarme en el armario-respondo desafiante ante la pulla de mi hermana -puedes llevarte a Bruno pero si lo haces seguro que el sábado ya estás deseando volver. Todos sabemos que sin mi no será lo mismo.

Agarro con fuerza la correa del condenado animal que parece querer salir detrás de cada perro, corredor o sombra del parque y trato de mirar alrededor, buscando algunas de las corredoras que suelen hacer ejercicio por el lugar.

Aquí unos hablando de encerrarse en el armario, y yo queriendo salir de él, jajaja!

Ahora en serio: ¡Bien, los dos hermanos compran el plan, toma ya! Supongo que era un plan demasiado apetecible para unos adolescentes pre-universitarios, jejeje. Acabo de llegar de cenar fuera y estoy matado. Mañana escribo diciéndoles algo a los hermanos para ir preparando los siguientes pasos del plan (como avisar a la parejita y demás), y ya nos vas contando, que supongo que no le va a quedar mucho más a este prólogo.

-Gracias, gracias. Estoy encantado de que los dos hermanos hayan aceptado de buena gana el plan con tan poca antelación. Al plantearlo como una sorpresa, tenía miedo de que alguno tuviera que rechazar la oferta por algún compromiso para esas fechas y al final todo se fuera al garete. Aunque todavía hay que avisar a Pablo y Susana. Esperemos que sea igual de sencillo.

Aunque sé que no son más que bromas de hermanos, echo un capote a Ric, por dejarlo todo claro -No hará falta encerrar a nadie, siempre se trató de un plan para los cinco. Tras lo que esbozo una sonrisa franca en mi cara. Por otra parte, me encanta que Julia esté tan motivada y dispuesta a colaborar. Para contrarrestar su arranque de hiperactividad, hablo calmadamente -Julia, si quieres echarme una mano con la organización, perfecto. Si al final hay problemas con el transporte, siempre podemos tirar del 4x4 de mis padres, que seguro que me lo dejan sin dudarlo. ¿Llevar a Bruno? Si te hace ilusión... Creo recordar que los dueños no dijeron nada sobre la prohibición de animales, sería raro, el sitio está en medio del campo. De todas formas habrá que llamar para confirmarlo. También hay que ponerse en contacto con Pablo y Susana para contarles el plan, esperemos que no tengan problema para apuntarse. ¿Se os ocurre algo más?

-¡Perfecto! ¿que te parece si yo le aviso a Susana y tu a Pablo?, veré a Susi por la tarde, le pediré ayuda para coordinar todo lo del viaje, llevar comida, alcohol entre otras cosas- rió ante la premisa de ver a Richard ebrio o yo quizás.

-¡Ven Bruno!, déjalo Richard ya lo has paseado mucho- El can tira de la correa para venir conmigo, llevarlo de paseo sera bueno para él.

-Entonces espero a que me confirmes si puedo llevarlo- comento a Mario -Dime ¿Hay algo mas que planear? quisiera ponerme ya a ver los detalles del viaje, quizás llame a Susi antes, no lo se, estoy demasiado ansiosa por esto-

Quizás el tiempo de paseo le sirva a mi amiga para mejorar su animo, o me de nuevas oportunidades a mi, ademas, pensar que no les veré por un tiempo, me angustia un poco, le pediré la filmadora a papá para guardar el recuerdo.

-Vale, os haceis cargo de las provisiones. Pues si queréis también podéis pensar en un plan de actividades. No digo que sea una orden del día, sino una lista de sugerencias, opciones de cosas que hacer para no llegar allí y quedarnos de brazos cruzados pensando "¿y ahora que hacemos?". ¿Que te parece? Por ejemplo, mis padres me comentaron que por la zona hay unas cuantas rutas de senderismo bastante chulas, podría ser una idea.

Me quedo mirando a Ric, que lleva un buen rato callado dejándonos organizar y le comento. -Y tu, Ric, ¿te apetece hacerte cargo de alguna cosa?

Las palabras de Pablo me causaron inquietud por su problema, pero también alivio. ¡Claro, tiene un problema y por eso se ha mostrado tan retraído hacia mí últimamente!

- Claro, Pablo, amor, sabes que puedes confiar en mí. ¿Qué te sucede? - Dije, mientras le sujetaba la mano.

Vale, vale, tuyo es. Además, ya me había cansado de llevarlo, es muy aburrido-respondo a Julia soltando la correa de Bruno y dejando que lo tome de nuevo.

Mario y mi hermana parecen estar muy animados con la idea y, aunque no me disgusta, no puedo evitar pensar que no puedo contar con los dedos a las personas con las que preferiría irme en lugar de con el gracioso de turno.

Yo me encargaré de que no convirtáis este fin de semana en algo para olvidar. Nada de jueguecitos de mesa y esas tonterias, podemos ir a escalar, navegar en algún río cercano e irnos de fiesta -respondo a Mario cuando trata de endosarme un muerto -¿como de alejada está la casa de pueblos?

Apreté sus manos con las mías, con afecto.

- ¿Qué me sucede? Eso quisiera saber yo, Susi. - Le espeté, con melancolía. - No entiendo qué me sucede, pero el caso es que... sí me sucede algo. 

Estaba siendo demasiado críptico con mis palabras. No era intencionado, símplemente que aquello que debía decir se me atragantaba a medio camino y no era capaz de hilvanarlo en una frase de manera que no causara dolor.

- Te aseguro que si pudiera hacer así. - Chasqueé los dedos. - Y conseguir que esta presión en el pecho no me atenazara, lo haría. Pero no soy capaz Susi. - Me llevé las manos a la cara, me restregué los ojos y me las pasé por el pelo, tirando levemente de él, en gesto de desesperación. - Soy un imbécil. Un imbécil que no te valora lo suficiente. Pues de no ser así, dime tú porqué me está pasando esto. ¿Porqué en lugar de contar las horas para ir a tu encuentro, me siento como un farsante cuando estoy contigo? - Negué con la cabeza. Lo que tenía que decir había comenzado a salir. - Eres una persona excepcional y no quiero perderte, Susi, pero no puedo continuar engañándote, simulando que mi amor por ti es el de siempre, cuando siento dentro de mí que no es así. - Mis ojos se humedecieron de la emoción, del dolor, del miedo a dar un paso fatal. Pero en el fondo sabía que hacía lo correcto. - No te mereces un tipo como yo, Susi. Te mereces alguien mejor.

Finalmente lo había dicho. O casi. Recé por no tener que ser más específico, más crudo. Pero cualquier cosa podía pasar en ese momento en que la caja de Pandora estaba abierta.

A medida que Pablo hablaba el temor me invadía. ¿¡Qué no me quiere!? Quería responder, pero no encontraba las palabras ni las fuerzas para pronunciarlas. Unos angustiosos segundos después conseguí reunir las fuerzas - Pablo... amor mío... no sé qué te pasa, pero, sea lo que sea, podemos solucionarlo... te quiero con todo mi ser... ¡No hay nadie mejor que tú! ¡Eres mi vida!, ¿¡no lo entiendes!? - No pude decir más. Las lágrimas empezaron a deslizarse por mi cara y los sollozos cubrieron mis súplicas. Me abracé a él con fuerza.