Partida Rol por web

La música y las voces de fondo, siempre presentes en la calle de los Artistas, os acompañan en vuestra llegada a la buhardilla de Malisa. Unas pequeñas escaleras, torpemente incrustadas en la fachada del edificio, suben directamente hasta una de las ventanas, formando una peculiar entrada.

Una vez os encontráis en el interior, tras cercioraros de que no hay nadie, podéis observar que la buhardilla no es demasiado grande. La zona por la que habéis entrado corresponde a la cocina, formada por un simple fregadero y unos pocos armarios. Situada en el lado opuesto de la habitación, hay una sencilla cama, la cual está sin hacer. A vuestra izquierda hay una puerta cerrada, mientras que en el centro de la sala está colocada una vieja mesa de madera repleta de matraces de diferentes tamaños. Un enorme cuadro domina la pared que hay a vuestra derecha.

El lugar parece sumergido en una algarabía constante, como si estuvieras viviendo de por vida en una taberna bulliciosa, aunque con menos alcohol en el aire. Se escuchaban muchos instrumentos, formando una rara orquesta y algunas voces se mezclaban sin sentido alguno. No era el lugar ideal para alguien tan tranquilo como Arbahin, por suerte estaban allí para investigar y pronto dejaron la calle atrás. Subir esa escalera le costó lo suyo, pues su equipo resultaba aparatoso, sin contar su cola y peso.

El lugar era sencillo y no muy grande, con muchos elementos de vidrio con contenido incierto. El draconiano observó todo antes de moverse, como si estuviera haciendo un plano mental de la estancia.

-¿Ella estará por aquí?- ese lugar podría haber sido abandonado hacia mucho o al menos desde que fue advertida la desaparición de esa mujer.

Escuchar las palabras de Daphne me llena de inquietud y me arranca un escalofrio, nigromancia, oscuridad..., me vuelvo rápidamente y escupo a un lado para alejar la mala suerte.

Agradezco salir al aire libre de nuevo y me muestro alegre y entusiasmada cuando comienzo a escuchar la música y el jolgorio unas calles antes de llegar a nuestro objetivo. Comienzo a dar brincos y a tararear una cancioncilla - mah mama na mahna mah namwomp mwomp... así da gusto digo adelantandome mientras comienzo a caminar de espaldas a toda esa algarabía, dando la cara a mis compañeros. Hago aspavientos con las manos cuando casi tropiezo con un perro - perdón, perdón, lo siento, digo antes de percatarme de que me he disculpado con un animal. Para prorrumpir en una fuerte carcajada después y saludar al sabueso con una inclinación cortesana. - Vamos Arba, baila conmigo, digo jalando suavemente las vestimentas del draconido, sabiendo que no lo hará, - jajaja. Poco a poco todo el bullicio va quedando atrás

- Mucho mejor estas calles que las frias paredes de aquel lugar. Apuesto lo que queráis a que el anciano pajarraco jamás vendría a este lugar. Comento divertida. - Tiene que ser peculiar la tal Malizia para vivir aquí.

Al llegar al lugar me apresuro a subir sin ningún temor, y ya dentro me pongo a mirar por la cocina buscando algo de comer - voy a mirar por aquí a ver si veo algo... mientras rebusco me vuelvo al escuchar la inquietante pregunta de nuestro compañero.

Miro alrededor con cierta desconfianza, - ¿y si hemos metido la pata? hemos dado por sentado que el maestro había corrompido quizás a su alumna, pero tiran mas dos tetas que dos carretas, de modo, digo poniendo los brazos en jarras - que igual ha sido ella la que ha convencido al anciano rijoso de jugar con esas cosas raras.

No se por qué pero espraba que la mujer estuviera en la casa. No esperaba encontrar dificultades a las primeras de cambio, pero así fue. La buhardilla estaba vacía, aunque no se detectaba ningún desorden

Miré detenidamente los matraces mientras intentaba encontrar algo que nos dijera si la mujer llevaba mucho tiempo fuera o si iba a regresar. Levanté el cuadro de la pared y miré detrás de él. Era un ligar habitual donde esconder cosas y la experiencia me llevaba a hacer ese tipo de cosas.

Caminé hacia la cama y separé las ropas. Parecía que se había levantado hacía poco o había tenido que salir deprisa. En cualquier caso, no estaba allí.

Parfemius sonrió al ver a Linnet bailar alrededor del corpulento draconiano. Eran agradables estos pequeños momentos de relajación para destensar el estrés de una misión, e incluso podían ser cruciales cuando la oscuridad acechaba. 

Fue fácil acceder al habitáculo de Malisa, y el mago no sabía si eso era bueno o malo. Permaneció atento observando la estancia.

-Es una po-po-posibilidad. No podemos descartar nada-dijo respondiendo a la sugerencia de Linnet.

Durante tu inspección de la cocina encuentras varios recipientes de diferentes tamaños con frutas, hojas, ramas, brotes, nueces, semillas, flores, cortezas, miel, frutos secos y raíces. También hay algunos que contienen huevos y otros que están llenos de insectos, vertebrados e invertebrados pequeños, lagartijas y arañas sobre todo.

Os percatáis de que hay ciertos detalles en la sala que indican que Malisa salió a toda prisa y de manera inesperada.

Mirando detenidamente por la estancia, detecto ciertos objetos que han sido movidos recientemente y que llevaban tiempo en el mismo lugar.

Mirad. Fijaos en estas marcas. Alguien salió apresuradamente de aquí moviendo esto en la huida sin pararse a colocarlo bien. Creo que Malisa salió con prisas de aquí.

Sigo observando el resto de la habitación. Ahora ya sabíamos con certeza que Malisa no etaba y que no tenía intención de volver en algún tiempo.

No creo que vuelva. Algo hizo que saliera corriendo de aquí. Lo que no sé es qué la hizo salir con tantas prisas.

Durante tu meticulosa inspección de la casa, encuentras varios objetos que llaman tu atención: varios libros de historia que tratan sobre la época en la que los Peregrinos estuvieron en Voldor y varios frascos con etiquetas con nombres extraños escritos en ellas: amoniaco de sal, aqua vitae, amalgama, cinabrio y vitriolo.

Pero lo que más llama poderosamente tu atención es una ornamentada llave de metal que hay escondida en un pequeño hueco situado tras el cuadro¹.

-Co-co-coincido. Puede que esa celeridad se debiera al constructo des-des-descontrolado... 

Parfemius se mesó la barba pensativo, encontró algo en la pelambrera y se lo llevó a la boca. Seguramente algún resto de comida.

-Sea co-co-como fuere, veamos si tenemos más su-su-suerte en la residencia de su maestro.

Guardé con un movimiento la llave en uno de mis bolsillos.

Ya encontraré lo que abre esta llave. Si no, siempre podré sonsacárselo a Malisa cuando la encontremos.

Sabía por experiencia que todo lo que esta cerrado bajo llave o es valioso o es peligroso. En cualquiera de los dos casos, interesante de averiguar.

Era evidente que había salido con prisas. Abrí los cajones entreabiertos para acabar de registrar a conciencia el sitio. No quería que se nos pasara nada por alto.

Quizás no fuera huyendo de nadie. Quizás tuviera que salir a socorrer a alguien o alguien estuviera en peligro, pero en ese caso, no habría dejado productos tirados por la mesa ni armarios entreabiertos. No, era claro que huía.

Yo no veo nada más interesante por aquí. Podemos irnos.
 

Tomo un buen puñado de nueces y me las guardo en los bolsillos, para introducir un dedo seguidamente en el tarro de miel y llevármelo a la boca para emitir después un sonido aprobatorio - ummmm. Y tomando el bote lo deposito con cuidado entre mis pertenencias. - Hay frutas, si queréis comer algo... comentó arrojando una uva al interior de mi boca.

Para comentar sin perder tiempo cuando Threkor realiza su observación - seguro esperaba que alguien viniese a por ella, y salió por patas, yo habría hecho igual.

Ladeo la cabeza observando los huevos mientras una broma se me pasa por la cabeza. Meto la mano con cuidado en el frasco y tras tomar un huevo, esperando que esté crudo procedo a lanzárselo a Arbahin, - REFLEJOS ARBA,  sonrío divertida aguardando lo apaste entre sus manos al atraparlo, quedando pringado,sabiendo que no se molestará conmigo.

- Espera que termine por aquí y nos vamos... que bichos mas asquerosos guardaba esta chica

Confiando en que ambos ladrones encontrarán todas las pistas necesarias en la casa, me dedico a pasear por la habitación, mirando por aquí y por allá, pero sin buscar nada en concreto. Finalmente me siento en la cama a descansar.