Partida Rol por web

Y Nombrededo tuvo que decirlo. En cuanto oí eso de que la comida podía estar envenenada, la miré y tragué el trozo que ya tenía en la boca porque ya estaba más cerca de mi garganta que otra cosa, pero temiéndome lo que podía ocurrir.

Entonces miré lo que tenía en las manos y sonreí nerviosamente.

-Nah, no digas eso, ni siquiera en broma. Si estuviese envenenado, ¿para qué iban a intentar matarnos a cuchillazos, eh? -le dije entonces, dándome cuenta de que lo había hecho para fastidiarme. 

Pero qué simpático era Nombrededo. Tenía que pensar en algo para devolvérsela.

- Por asegurarse-comentó Ardeth muy serio y sin dejar de mirar a su prisionero.

Arderh y Nomdedeu se encargaban del tipo. Evelyn pensaba en escarabajos, y Jonathan...Jonathan era Jonathan y se puso a comer. A seguir comiendo, vamos.

-Me pregunto porqué no han envenenado la comida. Tal vez no entré en sus preceptos o reglas. Una prueba de sangre. Pero Ardeth dejó caer una suposición que me hizo sonreir.

La verdad es que yo esperé a ver si cantaba o no el criminal este. Un poco de juego psicológico y tras esto el bueno de Bay presionó. No me gustaba la tortura, pero a veces es el medio de llegar al fondo de las cosas.

Me giré hacia mi cuñado- También puedes contarle una de tus historias interminables y soporíferas. Nadie está preparado para eso, creedme -bromeo con cierta sorna. Aunque muy serio.

La posibilidad de que la comida estuviera envenenada es una posibilidad, pero parece que querían enviar un mensaje más sangriento y decidieron que eran más útiles los cuchillos que envenenar la comida. Pero la duda ahí queda, pero el doctor Watson aún presente decide examinar la comida.

- Miraré si la comida presentaba algún veneno, pero no han comido demasiado así que no creo que fuera demasiado peligroso para su salud... - huele la comida y no nota ningún olor amargo - No considero que lleve cianuro y no veo ni cristales ni poso en los platos por lo que descarto la mayoría de venenos.

Dicho esto saca de su maletín para tomar muestras, y una botella de aceite de ricino.

- Por si acaso, luego deberían vomitar la comida. Tengo aquí aceite de ricino para inducir el vómito. Cuando terminen con el interrogatorio claro, si quieren puedo aportar algún medicamento para facilitar su colaboración...

El interrogado parece dispuesto a colaborar y os cuenta:

- Nuestrrro voivoda nos ordenó acabarrrr con la familia y todos los prrresentes. - empieza a cantar - Teníamos que desangrarrrr los cadáverres y colgarlos del techo a la semejanza de lo que hizo el gran Vlad con los otomanos. Perrro no envenenamos la comida... Aunque debimos haberrrlo hecho. Así no habrriamos frracasado. Érramos seis y todos menos yo han muerrto. Tras cumplirrr el cometido teníamos que provocarrrr una masacrreee en el pueblo para que sintiérrais el miedo en el corrazón del imperrio. Tras esto los que sobreviérramos teníamos que sabotearrrr lo que pudiérramos y mantenerrnos ocultos para causarrr dolorrr. Pero sin que nadie nos ayudase. No podíamos volverrr hasta que el caos dominarra Inglaterra.

Era una misión suicida claramente, pero sus tácticas de crear caos y muerte no servirían de mucho siendo solo seis. A no ser que no fueran el único grupo, pero si hay más como ellos sabéis que hay gente en peligro ahora mismo.

Aceite de ricino. Eso era casi como morir envenenado.

-Gracias, Dr Watson. Tengo la impresión de que no lo está. Nunca se sabe desde luego, por si acaso no tocarla -miré a Jonathan con aire reprobatorio.

El tipo empezó a cantar la Traviata. Demasiados detalles, ¿por qué? Escuché con atención, observé las expresiones de mis compañeros. Volví la atención al asesino.

-¿Cuál es tu nombre? Te agradecemos tu colaboración, eres sensato. Deduzco que hay más grupos como el tuyo. ¿Cuántos sois y dónde?

Una pregunta que seguramente esquivaría nuestro preso. Pero...él ya conocía las consecuencias.

Me siento en una silla y pongo los ojos en blanco, conozco a mi hermano sé que puede sacar a más de unos de sus casillas, pero este intercambio de palabras solo me produce dolor de cabeza.

-¿En serio? ¿Nos ibais a clavar también turbantes a la cabeza? Vlad no colgó a nadie de un techo, los empalo vivos o al menos es lo que dicen las crónicas. Vuestro señor es un poco estúpido, seguro que sus padres eran hermanos o primos en el mejor supuesto. - niego mientras cojo uno de los cuchillos de la mesa y juego con él lentamente. Comida envenenada, aceite de ricino, lo próximo lombrices y verás que divertido. - Somos el maldito imperio Británico ¿crees sinceramente que hubierais conseguido algo? Es más no te creo nada de lo que dices, a fin de cuentas quien va a confirmarlo. Tal vez deberíamos dejarlo vivo, que nos acompañara y plantarlo delante de su señor dándole las gracias por llevarnos hasta allí. Seguro que le premiaría por ser un traidor, en una doncella de hierro o viendo como despelleja a su familia antes de hacerlo.

Yo no hacía más que quitarle importancia, pero que el doctor dijese que debía vomitar la comida no me gustó absolutamente nada, así que levanté los brazos y me negué en redondo.

-No, no, yo creo que... no será necesario -le dije, terminando de tragar.

Lo mejor fue que entre una cosa y otra, por fin aquel hombre se decidió a hablar.

-¿Con todos? ¿Y nosotros que le hemos hecho? -pregunté, indignado, aunque cuando dijo lo de colgarnos... me resultó asqueroso -. Eso es muy poco higiénico.

Afortunadamente, confesó no haber tocado la comida, lo que me hizo respirar de alivio.

-¿Lo ven, lo ven? ¡JA! -exclamé, mirando hacia Nombrededo -. Puedo seguir comiendo entonces.

Rápidamente, volví a seleccionar algo de la mesa y seguí llenándome el estómago.

Rick pareció molesto por todo aquello, mucho más que yo o que los demás.  No veía que fuese necesario porque al final no había ocurrido nada.

-Bueno, Rick. Nosotros estamos bien y ellos se encuentran desesperados. ¿Qué creías? ¿De verdad que no tenéis más hambre?

Jonathan tiene claras sus prioridades y tras confirmar que no estaba envenenada la comida comienza a comer. El transilvano observa el cuchillo en mano de Eve mientras su marido Rick le hace más preguntas:

- Mi nombre es Doru. Hay más grrupos pero no sabemos donde están ni cuantos son, nuestrro voivoda nos dijo que nos enterrarríamos por los perriódicos.  El caos nos indicarría hacia dónde dirrigirnos. - ante las preguntas de Eve y su explicación de errores históricos el pobre diablo no sabe qué responder - No sé que decirr. Perrro si vuelvo con ustedes no solo me matarrán a mí, a toda mi familia y conocidos...toda mi aldea segurrramente. Mi voivoda no soporrrta la trrraición. 

Lo único inteligente ha sido no decirles cuántos son los grupos ni donde actuarían. Pero si el resto son igual de torpes será fácil que los detengan, aunque claro no todas las casas o fiestas tienen a tantos aventureros invitados a cenar.

-¿En serio? - replico mirándole con un gesto indiferente o indolente o no sé bien de qué. Me levanto aún con el cuchillo en la mano, como si ni me acordara de que lo tenía y se lo clavo en el muslo. Es en este momento cuando la frialdad se adueña de mi rostro - Intentaron secuestrarnos o matarnos en Egipto, intentáis matarnos en esta cálida cena y quieres que te crea que no sabes nada de los demás integrantes de vuestro caótico grupo. Tengo un hijo y un hermano, sé cuando ambos me engañan. Así que por tu bien mejor dime todo lo que narices sepas o te juro que la muerte que te podría dar tu voivoda sería dulce comparado con lo que yo puedo hacerte.

 Con una sonrisa llena de malicia, señalé  a la mujer inglesa, mientras me dirigía a nuestro prisionero, que estaba empezando a cantar sevillanas:

 - Yo le haría caso, tu amo no está aquí ahora mismo, pero ella si, y nada es más peligroso que una mujer decidida a conseguir lo que quiere. Sobre todo si tiene objetos punzantes a mano y intención de utilizarlos.

Ouch...Eso ha debido de doler. 

Así es mi mujercita. A veces se me olvida lo terriblemente convincente y persuasiva que puede resultar. Me aparto un poco de la escena.

-Las damas primero-. Me acerco a su oreja -desde luego a veces das miedo, cariño. A enemigos y amigos.

Ardeth levantó su daga y la devolvió a su sitio. En su lugar posó su mano en el hombro de su prisionero, interponiéndose entre el y los demás. El gesto de su rostro se suavizó. Ya no parecía el monstruo sin alma de un segundo antes. Como un gesto, indicó al doctor que se hiciese cargo del prisionero.

- Con todo el respeto Evelyn, estas atacando a un hombre que está atado y que esta colaborando. Eso no ha sido honorable.

Despues se giró hacia Doru.

- Si hasta el mismo Al Jalon pudo redimirse, tu puedes Doru. Creo que quedaras en manos de las autoridades británicas. Y pasaras mucho tiempo entre rejas. Pero nadie sabrá de ti. Recuerda que eso es una salvaguarda para tu familia. Si tu señor piensa que has muerto, ellos estarán a salvo. Y si nos dices todo lo que sepas, quizás... digo solo quizás podamos ocuparnos de tu Voivoda.

Pues en aquellos momentos, mientras mis compañeros hablaban, yo estaba más pendiente de la comida que otra cosa. La verdad era que tenía hambre y nos habían prometido un suculento banquete. Eso no significaba que no atendiese a lo que decían los demás. Mi hermanita era dura como el acero cuando se enfadaba, eso lo sabíamos todos, menos aquel pobre desgraciado al que más le valía confesar.

-Doru, tienes nombre de galleta pero no te preocupes. Tenía una tía por parte de madre que se llamaba Campurria Napolitane, la pobre, de familia italiana, así que hay cosas peores. Pero si existe riesgo para tu familia, lo mejor será decirnos cuanto sabes para que te soltemos y vayas a buscarla, porque en cuanto se enteren que has fracasado harán lo mismo, ¿no? -dije, sin dejar de comer y de buscar más cosas interesantes sobre la mesa -. Además, como dice mi sabio compañero, si piensan que has muerto, no irán a buscarles y tendrás más tiempo para escapar con ellos.

Cogí otro trozo de algo que había allí con aspecto apetitoso y me lo llevé a la boca, caminando entonces hacia el pobre Doru. Tenían mal aspecto, y no por nosotros, sino por el miedo que sentía.

Me alegraba un montón de no ser él porque lo tenía bastante complicado.

El pobre de Doru no solo está asustado, está muerto de miedo y más cuando Eve le da por sacar esa temperamento de otras eras y le clava un cuchillo en el muslo. Doru grita y llora de dolor. Patalea un poco para intentar calmar el dolor y os comenta:

- No sé nada más, os lo jurro por mi familia viva y muerrta. Lo único más que sé es que los grrrupos erran de seis perrsonas y érramos varrrios grupos perrrrro no más de diez. Vinimos en un carrguerro bulgarro llamado "Slavia". Atrracamos en Doverrr. Es lo que puedo decirrosss...y ahorrra porrrr todos los dioses alejad a esta vrajitorae de mí...

El doctor corre a ayudarle con su dolor tras indicarle Ardeth que le asista, un buen médico no puede permitir esto aunque os ha dado cierto margen para que podáis sacarle el máximo de información. Doru ha colaborado al final y podéis ver que pierde la consciencia aunque no morirá de esta, aunque seguramente le espere la horca al final de su viaje.

Tenéis ya varios datos, que no son más de diez grupos. Grupos de seis y que vinieron en un carguero búlgaro de nombre "Slavia". Con eso podéis saber a qué naviera pertenece, qué ruta hizo, predecir dónde se subieron, etc...

Hay algo que no te cuadra, cómo sabrá el voivoda que triunfaron. Si lo quiere leer por la prensa tardaría mucho, pero con la tecnología actual podría saberlo en cuestión de horas. Sobre todo si tiene un agente que supervisa estas operaciones. Sin duda hay alguien en la isla que estará al tanto de los periódicos, la radio y la prensa.

Con suavidad, puse mi mano en el brazo de Eve -Vamos, ya, cariño. Es suficiente.- Delicadeza con mi amor.

Escuché las últimas informaciones de Doru antes de que perdiese la consciencia. 

-Un barco, señores. Slavia. -suspiré de manera sonora-. Tenemos dos frentes abiertos. Nuestra misión en Europa y la salvaguarda de familias del acoso y ataques de estos bastardos. Nosotros nos debemos a la primera, pero…¿está libre de filtraciones?

Si, lo reconozco, a veces me puede esa vena salvaje que me ha pegado mi marido y puede ser útil, como lo ha sido ahora. Aunque no les guste a algunos, conseguir resultados y trabajar sobre ellos significa que podemos tener una ventaja.
Seis grupos y cada uno de diez personas, más o menos, eso nos da sesenta personas lo que lo hace interesante. Semejante cantidad de personas debería haber levantado las alarmas o no, si iban como marineros, viajeros normales o incluso comerciantes o mintiendo sobre su destino final.
Sesenta no, tiene que haber uno más que ninguno conozca y que le mantenga informado, así que si mañana en los periódicos no aparece nada relacionado con esto. Sabrán que han fracasado y nos estarán esperando, tal vez deberíamos jugar un pequeño juego de mentiras.

-Tenemos un pequeño problema si mañana no sale en la prensa lo de este ataque y que pueda haber tenido éxito. Creo que deberíamos mentir un poco y decir que hubo un ataque, de un grupo desconocido. Que algunos de los invitados murieron en el mismo y que otros acabaron heridos de extrema gravedad, por lo que no se sabe si sobrevivirán. Nos permitiría salir sin que nos vieran, si somos sigilosos y más inteligentes que ellos. 

 - La señorita Evelyn ha expuesto un buen plan. - Dije, con entusiasmo. - Sugiero seguirlo y partir de incognito en cuanto sea posible. Asimismo aconsejo que alguien informe al ministro de todo esto para que busque discretamente a los demás grupos cuantos antes, antes de que ataquen.

Mientras terminaba de comer, los demás continuaban decidiendo qué hacer. Parecía, por lo que estaba oyendo, que ya había una especie de plan, aunque como siempre, suponía que entrañaría peligro, algo que prefería evitar si podía.

-Este pobre hombre.... buuuurp.... perdón -dije, después de lanzar un sonoro eructo -... parece que ya nos ha dicho todo. Lo mejor será atarlo y lanzarlo al río, si es que hay uno.... buuuurp..... cerca, perdón. Y mi hermanita tiene mucha razón. Seguro que así nos quitamos gente de encima.

Había comido mucho, pero la verdad es que estaba todo muy bueno y era una pena desperdiciarlo.

-Buuuurp... creo que deberíamos buscar ese barco. Eh... ¿hay sales de frutas por alguna parte? -pregunté en voz alta.