Partida Rol por web

No tiene mucho que hacer ahí donde está, lo que tiene claro es que no tiene nada que decir sobre el pergamino que quien sea que le tiene ahí busca. Realmente... no sabe nada sobre nada, y eso es porque todo el mundo se ha dedicado a ocultarle información, empezando por Cornelia O'Grady. Ponerle sobre alerta está bien, ¿pero de qué ha servido, si no sabe a qué se tiene que enfrentar? Que está solo es muy evidente. Que su vida vale más bien poco, también. Si sale vivo de ahí, va a hacer algunas pruebas.

En algún momento escucha pasos y voces que vienen. No tiene nada que decir, así que no dirá nada.

Estaban tardando demasiado, y eso no significaba nada bueno. La pregunta de Ivy me hizo reaccionar. Chasqueé la lengua, molesta por el contratiempo, y fui hasta la puerta a zancadas. Pegué la oreja sobre la madera, intentando escuchar si pasaba algo en el pasillo. Mi peor sospecha acabó por confirmarse: habían pillado a Cassia. 

- Argh -gruñí-. Han pillado a Cassia. Las Bowie están con Reed -informé a April y a Ivy-. Putas subnormales.

Tendría que haber sido más previsora habiéndola mandado fuera. Volví a prestar atención a lo que decían. ¿De verdad Cassia había intentado ligar con Reed? ¿Desde cuándo poner el símbolo de la Orden en un papel significaba "te quiero tocar el rabo"? Cada vez pensaba más que debería haber ido yo sola a por chaval ese. 

- Pssst -llamé la atención de las chicas-. Se van a la enfermería. Vamos a esperar un rato y los seguimos. Y cuando Reed se quede solo... -choqué el puño contra la palma de mi otra mano-. Lo dejamos fino. 

¿Auch? ¡Debería ofenderme! Menuda manera de hacerme un feo.
— ¡Muy bien, ya veo! Pues... ¡ya me ocuparé yo sola de "mi problemita"! —me reboto, aunque exagero la indignación y abro la puerta del aula para meterme. No sé si con el hechizo de Steve les habrá impedido oírlo, pero por si acaso uso esta excusa para poder decírselo. — Ha venido acompañado y muy gallito. Se dirige a la Enfermería con las Bowie.

Reconozco los tapices inmediatamente al verlos. Es el sitio, y el hecho de que los chicos estén allí sólo me lo confirma. Me acerco a ellos.

- ¿Aún no le habéis encontrado? Oh, entonces aún hay oportunidad de ganaros - río un poco, juguetona, y miro alrededor, tratando de recordar cómo recorrí el pasillo para llegar hasta Lance en la visión.

Me giro al escuchar una voz familiar. Veo a Sigma, acompañada de Nissa de las Flores y su amiga, Mack. Parece que al final han encontrado el camino por su cuenta.

-Un poco de competición no hace daño a nadie- le guiño un ojo a la peliazul –Y siempre es más divertido dar un poco de cancha al rival, ¿si no que gracia tendría ganaros? - le saco la lengua, en modo burlesco y retador.

Se juntan ambos grupos en el sitio de la visión de Sigma, pero ésta no recuerda haber visto nada más a partir de este punto. Así que les toca dispersarse para buscar por la zona circundante. Revisan cada sala, rincón, armería y escondites posibles para el chico perdido. Mack y Dariel son los que llevan más la delantera, igual porque se han picado el uno al otro en una especie de estúpida competición de haber quien llega antes al “premio”. No en vano, ambos ocupan los mismos puestos en sus respectivos equipos de quidditch y el domingo se celebrará el primer partido de la temporada. Parece que están calentando motores para entonces…

Julian sólo sigue la corriente de sus amigos, mientras Nissa, Sigma y Levi ponen todos sus sentidos en la búsqueda, aunque con menos entusiasmo y energía que la rubia y el mafias.

-¡Eh! Creo que he encontrado algo- dice finalmente Dariel, que es el primero en ver la trampilla, apenas unos segundos antes que Mack. Por los pelos, querida. Segundo punto para el equipo de los Chicos Sly. Entre ambos competidores deseosos levantan la puerta de la trampilla y dejan al aire unas escaleras mal iluminadas.

-Hay algo moviéndose ahí abajo, apuesto a que es el enano chinorris…- dice éste, finalmente.

Y… victoria para los Chicos Sly. Sorry, girls, next time.

Notas como el aire cambia alrededor tuyo y lo siguiente que escuchas es una voz familiar:

-¡Eh! Creo que he encontrado algo

Tras eso, se oye un chirrido (SCRIIIIII) de unas bisagras mal engrasadas.

-Hay algo moviéndose ahí abajo, apuesto a que es el enano chinorris… -por desgracia para ti, reconocerías esa voz en cualquier parte. Es el idiota Sly que no soportas y con el que te castigaron y nunca llegaste a cumplir por tu manera de ser y por la suya, que son como imposibles. ¿Eso quiere decir que estás salvado?

- Te has lucido, Cass -le reproché a mi amiga cuando entró en el aula-. La próxima vez le dibujamos directamente un pito en la nota, ¿no? 

Obvié por completo el hecho de que había sido yo quien la había mandado fuera, que no quería que me empezaran a caer culpas que no quería comerme. En general ya todo el asunto me estaba aburriendo, sobre todo a sabiendas de que las Bowie no iban a dejar de rondarle a Reed, no sabía si con la expectativa de montarse un trío (ew) o simplemente porque querían saltarse la clase de Astronomía. Probablemente era una mezcla de las dos.

En fin. Esto estaba chungo. Lo mejor sería retirarse con dignidad; es decir, haciendo una bomba de humo y yendo a buscar a Dariel y a Julian. Me quedaría con las ganas de preguntar a las chicas qué pasaba con la Orden y por qué sabían tanto, pero la verdad era que ni confiaba lo suficiente en ellas, ni tenía perspectiva alguna de conseguir una explicación razonable y mínimamente ordenada.

- Bueno, yo me voy a seguir a Reed -anuncié, yendo hacia la puerta-. Arrivederci, bambinas.

Tras la despedida fugaz, salí del aula y me escabullí lo más rápido que pude antes de que abandonaran ellas la clase. Les debía una conversación a mis amigos. A Dariel, a lo mejor algo más después de la revelación que me había hecho Cassia. Probablemente ya habrían vuelto de San Mungo, si es que habían llegado a irse. 

Pasé de Reed y me desvié hacia las mazmorras, rumbo a la sala común. 

Eh, un momento, en serio, ¿cuándo he dado siquiera la mínima impresión de que intentaba ligármelo? ¡Que no soy April, joder! Ni siquiera estoy de humor, y eso ya es mucho decir para mí.

— Eh, para un mom... ¡Steve! —nada, que adiós muy buenas. Al menos está Ivy, porque si me llego a quedar a solas con April en un aula abandonada no lo cuento. — Tiene razón, deberíamos al menos seguirle a ver qué hace. Si se va a la enfermería de verdad, como dice, yo ya me rindo —les hago un gesto para salir del aula. Podríamos dejarla así igualmente: un aula insonorizada siempre es útil mientras no sea para matarme a mí.

No pasa demasiado tiempo -o al menos a él le ha parecido poco tiempo- en lo que se acercan los pasos. Una voz que normalmente le irritaría, en este momento la verdad es que le parece una bendición. ¿Han venido a por él, o lo han encontrado por casualidad? No, no puede ser que vengan a por él, ¿LeFay? ¿Buscándole a él? Debe haber sido a instancias de la vidente Ward. porque duda soberanamente que fueran a venir a buscarle.

— ¿Qué hacéis aquí? — no lo pregunta molesto, más bien extrañado, y se le nota en su tono de voz. Sigue sin procesar que precisamente sea LeFay quien haya tenido que venir a buscarlo, aunque la verdad es que por pragmatismo prefiere que sea él quien esté aqui, básicamente porque apuesta porque si sus torturadores regresasen y le pillasen sería capaz de defenderse.

[Pasillos]

Reed, bien acompañado de las gemelas, se marchan por el pasillo, supuestamente de camino a la Enfermería… Pero solo dos figuras salen del cuarto “envenenado”: Cassia y Stevie.

Stevie, intenta lo mismo, pero ha perdido un poco de práctica con el tema y se acaba perdiendo en uno de los giros. Se aburre y acaba perdiendo el interés en la cacería del nórdico. Se marcha a la Sala Común, pero se da cuenta tarde de que tenía que haber girado a la izquierda en la estatua de la Dama Guerrera Tuerta y ahora iba a tener que dar un vueltón tremendo. Entonces le cae “algo” en el pelo: una cagada de lechuza. UGH. Definitivamente, hay que volver a “casa”. Al retomar la galería de las Estrellas del Alba, escucha unas voces a lo lejos. Una de ellas parece la de Dariel. Cuando intenta seguir su vocecilla, resbala con lo que parece… una mierda de perro o de gato o lo que sea. GRRRR. Las voces se alejan cada vez más. Les va a perder. Escucha las palabras Sala y Tapices y se le enciende una bombilla en la cabeza. Eso sabe dónde está. Da unas cuantas vueltas más y al final consigue alcanzar el destino de la voz de Dariel. Esperemos que sea él y no una alucinación auditiva. Finalmente llega. Y es Él. Acompañado de Crautchin, el rubio, Sigma, la rubia y Nissa. ¿Nadie más?

— ¿Qué hacéis aquí? -se oye muy flojito, procedente de un rincón muy oscuro de la estancia bajo la trampilla.

La irlandesa, cual ninja cotilla, se desliza por los pasillos, tras su objetivo. Al principio, parece que realmente los tres parecen dirigirse hacia la Enfermería, como habían dicho. Pero, en el último momento, se desvían hacia la derecha, en dirección a la entrada a las mazmorras. ¿Será posible?

Les oye hablar entre susurros, algunas veces guarradas, otras veces meras risillas. Reed parece ser encantador con las gemelas, algo que contrasta con su manera de ser con ella y sus amigas y amigos.

[AULA]

En la estancia insonorizada se quedan solas Ivy y April. Si no fuera porque las dos son unas rancias, sería el entorno perfecto para una historia yuri de Nana…

No puedo evitar ponerme más nerviosa a cada segundo que pasa. Y ponerme más nerviosa significa que me entra la mala hostia. Y estar de mala hostia significa que me cruzo de brazos, doy golpecitos en el suelo de manera rítmica con el pie y mi expresión es de todo menos cálida o amable.

"Esto ha sido una mala idea desde el principio"

Evidentemente que acaba mal. ¿Cómo iba a salir si no? Vamos, que era un puto plan perfecto lo mires como lo mires. Suspiro. En ese largo suspiro van un montón de adjetivos dirigidos hacia MUCHA gente. Y ninguno es bonito.

— Mira. Mejor lo dejamos aquí antes de que alguien salga herido o peor, se me culpe de algo que no he hecho. —me acerco a Cassia y alargo la mano. — El broche.

Recupero mi broche y salgo de la clase vacía sin mirar atrás. Voy a aprovechar para escribir una carta y mandarla con alguno de los bichos apestosos de la Lechucería.