Partida Rol por web

Lo niños obedecen sin rechistar para evitar desagradarte, y se mantienen en la parte de atrás del carro.
En cuanto a Martha, no tardas en fijarte en las venas marcadas de su mano izquierda. Cómo presionan con fuerza contenida la cabeza del pequeño contra sí misma. No responde a tu llamada, pero una vez la tocas da un brinco y aparta a su hijo, que empieza a toser y respirar con dificultad, además de estallar en un llanto terrible. Martha te mira por un segundo con unos ojos rojos y llorosos, una mandíbula temblorosa y una tez pálida que se torna de colores intensos. Aparta la mirada casi al instante con extrema vergüenza, mientras trata de calmar a la criatura con poco éxito. Hagas lo que hagas, no crees que te vuelva a mirar hasta bien pasado un tiempo.

Molly se persigna seguida de Rebecca, que la imita tras darse cuenta del gesto. Samuel se agarra de la mano de su padre, como este puede recordar que hiciese hace años. El hombre de Millay se mantiene lejano, intentando no pertenecer a la escena, pero sin querer hacer el feo. Pasarán unos momentos de silencio hasta que Molly llame a Doug y su hijo para volver al carro.

Meave llega a ver al predicador a la carreta de los baptistas, y se encuentra con un Drew apesadumbrado, arrodillado ante el viejo, como venerando o buscando un perdón que no puede conseguir. El pastor no se inmuta ante las palabras de la señora Millay, pero tampoco ante nada ni nadie más. La mujer y el marido siguen rezando en voz baja por el bien de su líder espiritual, y Drew se mantendrá junto a este, cogiendo su mano con fuerza y besándola de cuando en cuando.

—Josiah, no es por ser descortés, pero esta mujer no puede viajar con nosotros... —susurra Jochane a Newberry, mientras Meave se retira de su lado. Josiah se levanta con delicadeza y le planta una mirada mortal a su patrón.

—Es usted un ser despreciable, señor Jochane. Espero que no tenga JAMÁS que sufrir algo así. Ni en usted, ni en un ser querido —Josiah coge a la mujer en brazos y se la lleva con él buscando algún lado donde pueda estar tranquila. Terminando por decidirse por el carro de los Allister. Se acerca con rapidez, casi cortando la conversación que mantenía la pareja con Sarah— Señor Allister, señora Allister, señorita Baxter. Discúlpenme, pero debo pedirles el favor de dejarnos quedar con ustedes hasta que esta mujer pueda recuperarse. O al menos hasta que lleguemos a ese condenado pueblo —mira con lamento a Sarah y luego a Susan— Por favor... no se lo pediría si no fuera realmente necesario.

La pareja de ancianos se miran entre sí y de vuelta a Sarah, como considerándola, pero terminan por no oponerse al hecho y dejarle estar el tiempo necesario.

Jenny se mantiene alejada de todo y todos, acariciando las crines de su yegua. Al menos mientras los colonos terminaran de organizarse. Tras un rato más de espera, terminaría cabalgando su montura y haciendo un gesto para que todo el mundo se pusiese en marcha.

[Música recomendada]

El camino se empieza a quedar estrecho por donde vais, y tarde o temprano os toca cambiar de lado del río. Un par de contratiempos que no tienen solución rápida os hacen parar antes de lo anticipado. Esa noche casi nadie duerme.

Newberry acaba de revisar a Ellen, a quien la herida le empieza a dejar de causar las terribles quemazones internas de hace unos días, aunque aún sufra los tirones.

—Créame si le digo, señorita Hardin, que su recuperación es de las más rápidas que he visto —termina de guardar sus botes en un pequeño bolso de cuero que lleva al hombro— He tratado disparos, latigazos y quemaduras con pintas menos feas que la suya, y que aun así tardaron mucho más en cicatrizar. En cosa de una semana estoy seguro de que estará en perfectas condiciones.

En la lejanía, aunque intenta pasar desapercibido, un tipo a caballo llega hasta la caravana. Se junta rápidamente con Jules junto al carro de Meave y le dice algo. Quien se haya podido fijar en él mientras lo alumbra el fuego de la hoguera, vería que es Harry, uno de los hombres de la señorita Millay. Jules se acerca a su patrona para hablarle en privado.

Drew ha permanecido con el pastor durante el trayecto, ausentándose únicamente cuando a uno de los carros se le encajara una rueda en el lecho del río al traspasarlo. No ha vuelto a reunirse con Jenny, quien permanece en su sitio habitual durante las acampadas.

Doug puede ver que su familia tampoco parece muy por la labor de dormir. Molly recoge a sus hijos en sus brazos y los enrolla en un juego de palabras para pasar el rato.

Mientras Newberry anda ausente, Susan atiende a la muchacha recién llegada. Habéis terminado conociendo su nombre, Dory Thurman, gracias a la familia de baptistas. La anciana le da una cucharada de una sopa ya fría, pero la mujer no pone mucho de su parte.

—Si no come pronto... —dice Gideon en voz alta, mientras mira a la muchacha— ¿Qué le puede haber pasado a esa pobre como para que haya quedado tan... tan mal? —pregunta el viejo a Sarah, con quien comparte hoguera.

Jules se te acerca a paso rápido, mientras Harry toma sitio junto a la hoguera para calentarse.

—¡Señora! Buenas noticias —se presenta con una actitud alegre, algo que echabas de menos de ver en alguien— Harry pudo coger al tipo que le mencioné. Le ha tenido que dar un par de mamporrazos para que soltase prenda, pero lo tenemos. Por lo visto ese cabrón de Finch huyó en esta dirección, escondiéndose en alguna parte del territorio, más adelante. Si tenemos suerte, lo pillaremos de camino al pueblo —se peina hacia atrás mientras mira a otro lado, pero rápidamente vuelve a mirarte— Quiero decir, ya hace tiempo que ese idiota de Credence le vio irse por aquí, así que no hay nada seguro, pero si me permite... creo que nadie iría a la Frontera con idea de perderse y no querer asegurarse un futuro aquí. Si no está escondido con los suyos, deben de haberse quedado en algún pueblo del camino.

 Newberry acaba de revisar a Ellen, a quien la herida le empieza a dejar de causar las terribles quemazones internas de hace unos días, aunque aún sufra los tirones.

Cuando Newberry llegó para revisar la herida Hardin empezaba a tener alguna confianza en sus habilidades, si había curado por sí misma o si el negro sabía lo que hacía era irrelevante: ella se estaba sintiendo mejor bajo sus cuidados y empezaba a interesarse por sus asuntos

- Oye... Jochane... ¿qué haces con él? Ya sabes... no parece que te guste como patrón ¿no? - sutil y discreta, a la par que elegante - tampoco te voy a volar la cabeza si prefieres que me meta en mis asuntos - indicándole que no estaba obligado a responder

—Créame si le digo, señorita Hardin, que su recuperación es de las más rápidas que he visto —termina de guardar sus botes en un pequeño bolso de cuero que lleva al hombro— He tratado disparos, latigazos y quemaduras con pintas menos feas que la suya, y que aun así tardaron mucho más en cicatrizar. En cosa de una semana estoy seguro de que estará en perfectas condiciones.

 Ellen quedó bastante satisfecha con el diagnostico, eso de poder volver a montar en una semana le entusiasmó

- Puedes llamarme Ellen, no hace falta que seas tan formal, eso no va conmigo - quien iba a decir que le acabaría cayendo bien un negro - Yo que pensaba que me querías sacar los hígados para alguna brujería... - comentó amable a la par que racista - puede que al final si sepas lo que haces - agradeció, y en ese momento recordó al bebe de Martha. 

Si bien no era lo mismo curar una herida que una tos un medico debía ser un médico y saber de todo

- Oye, Josiah, escucha... - le hizo un gesto para que se acercara y bajó la voz - necesito que le eches un vistazo a algo - no a alguien, a "algo" - pero que seas discreto, discreto como para no decirle nada a nadie ¿estamos? ni a su propia madre - estaba claro que se refería al diagnóstico, porque por supuesto consideraba que ella misma tenía más tacto que un negro - el bebe de Martha yo no se si no estará estirando la pata, pero suena raro... cuando respira ¿sabes como te digo? quiero saber si va a vivir o si es mejor que... - no terminó la frase - ¿um?

Doug no puede dormir y deambula por el campamento, saludando a algunos insomnes como él mismo. Al final sus pasos le llevan hasta el puesto de vigilancia de Jenny Doughan.

—Buenas noches, señorita Doughan —saluda sentándose a su lado pero conservando la distancia prudente que recomienda la decencia; al fin y al cabo se trata de una mujer soltera y él está casado—. Me alegro de no haber ido por el territorio de los indios. Con toda seguridad habríamos acabado igual que el reverendo y su gente. ¿Qué cree que les han podido hacer? He oído historias acerca de los pieles rojas, como todo el mundo, pero cuando uno cumple cierta edad y ha visto bastantes cosas de este mundo, termina por cuestionarse casi todo.

De pronto se calla, pues se da cuenta de que está comenzando a divagar.

      - Muchas gracias señores!    Sabrán con que vestía para saber si no se ha cambiado de apariencia?   Les agradezco mucho la información que han recabado, pero además de lo que me han dicho, también les he pedido que investigara Harry acerca de la banda de bandidos de Credence, el pueblo que acabamos de dejar atrás! -     Susurra Meave a sus hombres mientras que mira de reojo a las chicas y sus otro emplaeados a la distancia

Dory Thurman, así se llama la mujer que nos asignó el señor Newberry para acomodarla en el carro de los Allister - coma un poco, por favor - su estado de salud era una preocupación y había que remediarlo como fuera sino queríamos que aquel ambiente taciturno nos acabara contagiando a todos. 

- Tan callada... - no había abierto la boca desde que había llegado a la caravana, también sabía que si había llevado durante días el cadáver de su hijo muerto en brazos, no estaría muy habladora, pero quizás una palabra o dos darían tranquilidad o al menos algo de confianza. Sin embargo aquel silencio era muy incómodo para todos.

Escuchando a Doug, me pude sentir más o menos conmovida por lo sucedido, quizás los indios la hubieran violentado, de ahí que estuviera así de incómoda. Me fijé que el pastor tampoco abría la boca, aquello era doblemente incómodo. Y tampoco tenía ganas yo de romper aquel ambiente, ni me veía capaz.

La abracé por si aquello la reconfortaba.

          - Una ocasión en mi vida tuve que cruzarme con un grupo de pieles rojas ... y o solo tengo la suerte de estar viva aún ... sino que al tener que convivir con ellos por un pequeño periodo de tiempo por haberme salvado la vida ... aprendí un mínimo de su lengua ... así que aunque creo que son muy posibles todas las historias que cuentan de ellos tengo la impresión que no son una mismo pueblo, así que aunque se parezcan un poco no son todos iguales!    !Así como no lo son tampoco los blancos o los negros! -     Pensó en voz alta Meave Millay tras acercase silenciosa a escuchar a la pareja mientras se acercaba ala pareja y se abanicaba mientras que miraba a los alrededores del campamento de la caravana ... un poco preocupada por el peligro latente que les amenazaba en silencio por los indios y los bandidos de Credence, en ese momento no sabía cual era peor, entonces tras salir de sus propio pensamientos les miró un momento de reojo antes de decirles:

         - Ante la posible amenaza de bandidos o pieles rojas detrás creo que deberiamos detenernos a las afueras de los siguientes pueblos que nos encontremos para ... asegurar provisiones, municiones y si es posible pedir refuerzos por telegrafo a Colfordge, no lo creen así? - Tras decir esas palabras Meave después de haberse acercado a la guí desde sus carromato, la mulata se aproximó al reverendo, la mujer que llegó con él y Sarah y trato de ofrecerle alguna bebida gratis a alguno de los tres par que se relajaran un poco

—Christopher, bueno... —Mira en dirección a la carreta de su patrón— Lo cierto es que me hizo un favor en Iowa, "acogiéndome", por así decirlo. Después de que muriese un amigo con quien compartía negocio, y que me ayudó a salir adelante después de unos asuntos, pues... en parte se puede decir que le debo algo —vuelve a mirarte con actitud alicaída, pero enseguida pone el ceño fruncido— Pero eso no quita que sea un desgraciado del que tengo la intención de zafarme cuanto antes. Y de lo suyo, de veras que no hay problema. Entiendo que se desconfíe de un desconocido para tratar temas complicados —Se acerca lo suficiente como para escucharte, y pone gesto de sorpresa— ¿Respira raro? Tendré que echarle un vistazo entonces. Le haré una visita a la señora Welsh mañana durante la siguiente noche. No sé si querrá estar presente, pero puede que le tranquilice tener a alguien en quien confíe junto a ella.

Ves que Jules se queda como si le hubieras pillado por sorpresa.

—¿En serio? Su madre... eh, no creo que fueran gente importante, señora. Según pude comprobar yo mismo, no eran más que una banducha local, nada de gente importante —mira a Harry de reojo— Y creo que podremos reconocer a ese desgraciado de Finch en cuanto le veamos. Supongo.

—Anderson... —dice recibiéndote, y mientras te escucha, se queda mirando al fuego. No la ves que esté en su mejor momento— La mejor opción era esta, claro. No se coma la cabeza con los "Y si" y céntrese en el presente —guarda silencio durante unos segundos— ¿Cómo está su familia? ¿Necesitan algo?

Dory se muestra poco receptiva ante el gesto de aprecio. Su rostro, ahora más limpio, como el resto de su cuerpo, muestra un semblante seco e inexpresivo. No parece que vaya a decir nada en mucho tiempo, si es que llega a volver a hablar. El pastor parece pasar por lo mismo, pero aun así sus ojos parecen reflejar que su alma sigue en su cuerpo. Que sin actuar, reconoce su alrededor y lo que ocurre. Sigue viva. En cuanto te separas de ella, se reacomoda encima de la manta sobe la que se encuentra sentada. Te mira sin cambiar el gesto, luego mira a Susan y por último el cazo de la sopa. La señora Allister se la queda mirando y le sigue la mirada a Dory, comprendiendo. Acerca una cucharada a la boca de la muchacha y esta la toma, haciendo sonar sus dientes ligeramente contra el metal de la cuchara. Susan sonríe y le acaricia la cara con delicadeza.

—Aparte de llegar lo antes posible a Coldforge no necesitamos nada, gracias —responde un poco secamente y añade—. Pero si usted y Dew necesitan ayuda pueden contar conmigo y con mi hijo Samuel. No es el chico más capaz y despierto del mundo, pero tiene la voluntad de hierro como su madre —o al menos eso quería creer su padre.

Asintió a Newberry sobre acompañar a Martha. No dijo nada más, aunque no tenía fe en que el bebé fuera a sobrevivir.

Hardin llevaba dos noches durmiendo fuera del carro y llevándose con ella a los dos críos mayores de Martha, dejando el carro para la viuda y su bebe. ¿El motivo? A saber... les entretenía con historias de lo más bizarras, algunas de ellas capaces de no dejar dormir a hombres adultos, pero los chavales parecían disfrutarlas. 

- Aquel idiota había apostado 25$ por el gordo... creo que era ganadero, estaba claro que mi amigo era un pistolero más experimentado por mucho que no fuera del pueblo y todo eso, se le notaba en la mirada. Y efectivamente... Jack se había llevado el gato al agua, la lata se fue a tomar por culo mucho antes que la del tipejo aquel. Pero nada... tenía que insistir, el orgullito de macho, no iba a quedar mal con la gente del pueblo. Y dijo "vamos a hacerlo enserio" - Ellen ya negaba con la cabeza para entonces - lo había dicho, Jack no se iba a retirar y quedar como un cobarde pero encima el idiota va y dice "doblo lo apuesta, todo o nada" Ohhh... chicos, si hubierais visto como se puso todo el mundo... ahí si que ya no había posibilidad de negarse. Así que se pusieron uno frente al otro, y se miraron directamente a los ojos... uuuuuh la tensión cortaba el aire, a muerte, los dos lo sabían. El reverendo del pueblo predicaba por aquí y por allí, bla bla bla, nadie le escuchaba eso de que si era una locura, que si el gordo tenía una familia, que si la vida era muy sagrada. Paparruchas. 

Ellen se enredaba en los detalles para obligar a los críos a preguntar, siempre se le escapaba una media sonrisa cuando lo hacían

- Vale, vale, valeee... - les calmó - bueno pues como era de esperar, en cuanto dieron el tiro de aviso Jack desenfundó y el gordo se desplomó sin haber tenido tiempo siquiera de sacar su propia arma. El primer tiro todavía resonaba en el valle cuando el gordo murió... el tiro fue certero, le partió por la mitad, tremendo. Se hizo el silencio, como en un funeral y nadie dijo una sola palabra hasta que un vecino se acercó hasta el gordo y después de examinarlo dijo "está muerto". Lo dijo como si fuera un descubrimiento eh, ¿que coño esperaba? Claro que estaba muerto... y entonces va el idiota y dice "Yo no pago a un tramposo"... 

Me envolví en la manta mientras Meave contaba aquello de los indios. Al parecer había tenido contacto con ellos - vaya, es impresionante, has viajado mucho, has tenido contacto con mucha gente - aquella mujer era un pozo de sabiduría, aún con todo, no me quedó clara la explicación sobre si a los indios había que temerlos u odiarlos.

Tampoco entendí muy bien la historia que contó Ellen, es más, tal y como la fue desarrollando me pareció del todo inoportuna, era todo violencia, un duelo, muertos... - qué desagradable.

- Recuerdo cuando caía el sol en la granja, todos los animales se dirigían a sus casetas, era la costumbre. Todos se recogían - ya se sabe, quien quedara fuera, quedaba expuesto - un día Padre encontró parte del cercado caído. Faltaban unas reses y vino a casa a por la escopeta, lo acompañé y estuvimos toda la noche buscándolas - toda la noche, recuerdo que recorrimos unas cuantas millas buscando - Padre decía que las vacas no se marchan sino es por una buena razón. Unas horas antes del amanecer encontramos cerca del río nuestro ganado. Cuatreros... - qué sensación de enorme rencor sentí, nos habían robado y allí estaban - hubo disparos, gritos... al final recuperamos las reses. 

- Padre siempre decía que todas las reses forman un único ganado, si se pierde una hay que salir a buscarla.

          - Cuendo hagamos un alto mas adelante trataré de nuevo de platicar con el reverendo y la mujer con la que llego de vuelta para tratar de saber lo que paso, excepto que ustedes dengan una mejor idea al respecto? -    Dice Meave con voz alta tras escuchar las reacciones de los otros, tars sonreir discreta ante el violento pero tierno relato de Ellen y la confesión del pasado de Sarah, entonces se reservó detalles tambien muy interesantes de su pasado para una mejor ocasión, pero recordó entonces como el disparo de otro pistolero en su propio pasado la había dejado imposibilitada de ir tras de su propia res por culpa de los otros cuatreros ... entonces no pudo evitar soltar una lágima por su mejilla que pronto cubrió con el abanico en silencio 

A Hardin le sorprendió ver por el rabillo del ojo a Meave sonreír con la historia del duelo de Jack 

- Vaya, pero si la mulata va a saber divertirse - cuando Millay la llamaba racista no le faltaba ni pizca de razón, ni una poca - además de conspirar - aquella acusación no se sabía donde podía acabar. Si Meave no contestaba sería una confesión y si lo hacía un enfrentamiento. Puede que Ellen llevara un par de tragos de whisky encima y se hubiera envalentonado o puede que no los necesitara: a juzgar por lo de Credence era posible... - ¿no tienes nada divertido que contarnos tu también, Meave?

Ellen no solía hablar demasiado con los miembros de la caravana pero tenía ojos en la cara y dos chavales indiscretos en su carro que tampoco perdían detalle y comentaban las cosas con exceso de inocencia. La cuestión no era solo qué había visto, sino que habría interpretado.

—Drew necesita otro tipo de ayuda me da a mí... —Jenny calla por unos instantes antes de volver a dirigirse a Doug— Gracias, Anderson. Vaya con los suyos y descansen si pueden. En una jornada y poco pasaremos por nuestra última parada para reaprovisionarnos, así que hay que darlo todo —se recoloca en su sitio y se recuesta sobre su manta enrollada, cerrando luego los ojos— Buenas noches —dice por último, y parece intentar conciliar el sueño.

Cada quién pasa esta noche sin sueño o de duermevela a su manera. Los críos de Martha se divierten y se fascinan con las historias de Ellen; los viejos Allister, Dory y quien más ande cerca se entretienen con los vivencias pasadas de Sarah; otros conversan, como Jenny y Doug, o Meave con ls infatigable Hardin. Incluso hay quien se molesta en intentar mantenerse despierto por sí solo, como Newberry, que no deja de revisar lo que parece ser su viejo libro de cuentas; siempre con un Jochane de fondo, haciendo como que duerme. La noche avanzará paciente, y mientras haya quienes tengan algo que decir, el amanecer parecerá alejarse en el tiempo

        - ¿Divertirme?   Creo que me he dedicado mas a divertir a otros que a divertirme yo misma amiga ... así que tengo mas de una anécdota que te podría parecer interesante sin duda alguna! -      Sonríe con cierto desdén Meave a la pistolera antes de meditar por un largo momento lo que querría contestarle, entonces le explicó con voz mas baja:

       - Una ocasión conocí a una prostituta llamada Ellen, quien por supuesto no me recuerde en lo más mínimo a ti!    Pero que ella no era más que una conspiradora de otros bandidos como Jack para ... engañar y estafar a personas ... decentes, hasta que conoció al hombre de su vida y quien la alejaría de su mala vida de una buena vez ... hasta que su propio pasado la persiguió y se encargo de ajustar cuantas con ella, acabando con la incipiente familia que había formado ... creo que no es del todo divertida la historia después de todo ... jajaja! -    Responde la mulata mientras que mira hacia el infinito ... como si recordara algo muy vivido pero su rostro se mantenía inmutable ... aparentente haciendo un esfuerzo por contenerse .... por no descomponerse ni permitirse desahogarse, entonces simplemente dio unos pasos para tomar una botella de wiskhey, destaparla y tomar un trago directamente de la boquilla antes de retirarse de allí