Partida Rol por web

Dejáis atrás la bifurcación y os adentráis en el oscuro corredor tan rápido como os lo permiten las piernas. Los histéricos chillidos de los demonios resuenan por el pasadizo. Hay tantos que parece que vengan de todas direcciones pero eso es sólo una ilusión, ¿verdad?

Las sombras retroceden a duras penas ante vuestras antorchas. Corréis durante un periodo de tiempo que os resulta difícil de calcular pero la algarabía a vuestras espaldas indican que vuestros perseguidores no están lejos.

De repente, el corredor se ensancha, el aire se enfría considerablemente y se llena de olor a humedad. Las antorchas iluminan una amplia caverna abovedada. La caverna contiene una encrucijada cuyas salidas están cerradas con sólidas puertas de piedra. El suelo forma una pasarela lo bastante ancha como para que paséis dos personas a la vez sobre un río subterráneo de oscuras aguas que ruge unos cinco metros más abajo. Una escalera de madera en muy mal estado baja hasta el agua. Junto a ella hay dos carteles desvencijados con inscripciones borrosas y cubiertas de moho. 

(estáis en la X)

Los chillidos de la horda que os pisa los talones suenan cada vez más cerca. En vuestra mente resuenan una y otra vez las palabras del elfo que os habló de este lugar:

"Hombres locos buscar oro. Viejos libros hechizados. Reliquias de espiritus malignos. Hay cosas que es mejor no saber ni tener."

—Qué mierda! —. Masculla entre dientes 

Ese maldito Elfo tenía razón.

Eso último lo piensa pero no lo dice. Se encontraban en las colinas de la Diosa, muy cerca al templo caído de su Diosa Avesta. Todo este tiempo aquel fragmento se escondía en las narices de las Valkirias y nadie nunca lo supo... Hasta ahora.

Un complejo sistema de cavernas naturales y cavadas por los esbirros de un antiguo y poderoso nigromante, un nigromante y un lugar perdido por completo de los tomos, relatos, cantos e historias. Encontrar el lugar fue una tarea épica y solo pudo ser encontrado en un verdadero esfuerzo de todos los miembros del grupo.

Pero ya están ahí, hicieron caso omiso a las palabras de aquel elfo y ahora una horda de demonios les pisa los talones.

Sophitia observa a lado y lado y al frente, las puertas de piedra marcan el final de su camino. La Valkiria voltea la cabeza atrás y percibe a los demonios acercándose inclementemente. Se limpia el sudor de la frente y sin pensarlo demasiado decide coger carrera a la puerta de la izquierda (la más arriba de la imagen). Estaba atrancada, intenta con todas sus fuerzas abrirla, pero es demasiado maciza para siquiera moverla.

Se rasca la cabeza.

— Tunka, ¿Por qué no pruebas con aquella puerta? y Zar, observé unos letreros desvencijados bajando la escalera, quizá tú puedas interpretarlos, quizá nos de una pista para salir de esta mierda.

_ No abras puertas sin que haya revisado los glifos!!_ Las palabras de Zarlene repiqueteaban en su cabeza, mientras el tremendo murmullo del batir de alas les pisaban los talones. _ Puede que éste sea nuestro fin, y es por mi culpa._

El corredor se abrió en una gran bóveda, que para la sorpresa de nuestro joven bárbaro cambió su ánimo por completo. En aquella sala circulaba agua y como le habían enseñado sus tíos. _Hay que ponerse rió abajo a contra viento, así no podrá olerte tu presa._ Le espetaba una y otra vez Kringer, el hermano pequeño de su padre. _El agua es vida, es tabú. Y si hay agua que tiene que haber una salida._ Observó la antorcha que tenía en frente, tan solo tenían que seguir por la puerta que marcase las llamas, derribarla y rezar a Groz para que no vuelva a ser una gruta infestada por esas malditas aberraciones. 

Tunka no se sentía cómodo bajo tierra o rodeado de ella, era tabú. Pero en su caso era algo más, necesitaba aire fresco, un cielo sobre su testa. _ Dirige nuestros pasos y bendice nuestro camino, amado Groz..._ Su voz quedó entre cortada por las incesantes órdenes que estaba repartiendo Sophitia.  

El corredor llego a su fin, luego de un espacio de tiempo que para algunos del grupo se hizo efímero y para otros una eternidad que no logran calcular. El creciente sonido es señal que sus perseguidores están a pocos metros de aquel grupo, no suena a que sean pocos, lo que deja claro que no pueden tomarse el tiempo suficiente para pensar.

Ahora, con la ayuda de las antorchas empotradas en las columnas, se logra vislumbrar a una escasez de metros, 3 grandes entradas bloqueadas por gruesas panelas de pierda. Como a 4 metros atrás se encuentran un par de carteles con letras borrosas que no se leen a simple vista y una deteriorada escalera de mano que baja al paso de agua que se encuentra cruzando la ruina.

Justo ahora es el momento de actuar. Con la presión de ser alcanzado, el elfo Dunriq gira y dice a sus compañeros.

Intentare encontrar información que nos saque de esta, seré rápido.

De forma rápida se dirige a los carteles que se encontraban metros atrás. Lo que le da un poco de tiempo para pensar en la situación ¿Que es realmente este lugar? Por la cabeza del elfo pasan tantas posibilidades que no sabe cual puede ser la correcta, y menos con tan poco tiempo para pensarlo, pero hay una que da mas vueltas en su cabeza que el resto. Una antigua bóveda de los enanos, seguramente mucho mas antigua que muchas civilizaciones,se preguntaba que otro tipo de increíbles artefactos podría encontrar allí, pero, si es así ¿Quien era ese viejo elfo? Una razón mas para indagar al conocer a alguien nuevo y mas si tiene buena información.

Ya tiene el primer cartel cerca, pero el griterío le cubre de una presión que no es fácil superar, se acerca al cartel y intenta lograr ver algo.

Con la boca completamente abierta, Zarlene no dejaba de jadear una y otra vez. Ella no era una atleta como el Bárbaro o Sophitia, esa mujer estaba corriendo con su armadura, sudaba, si, pero aún así avanzaba más rápido que ella ¿Como era capaz de lograrlo? En la cabeza de la maga aún resonaban las palabras de la Valkiria

-Esa ropa que llevas no es apropiada para una expedición, la falda impide que te muevas con libertad-

Sophitia se había ofrecido a cortarle la tela por los laterales dejando al descubierto sus piernas, algo a lo que Zarlene se había negado, no quería estropear su mejor atuendo. Que estupida había sido, en estos momentos se arrepentía, tarde, como no podía ser de otro modo.

Tenias razón Sophitia- El esfuerzo que tuvo que realizar para pronunciar las palabras mientras su corazón bombeaba con fuerza y sus pulmones no eran capaces de aspirar el aíre suficiente para ella mientras Tunka estaba tan tranquilo. Ese Bárbaro sacaba de sus casillas a la maga ¿Porque lo seguiría? Sino fuese por la multitud de veces en las que la había rescatado, ya lo habría abandonado. Tunka no tenía miedo o no lo aparentaba, no se cansaba o por lo menos no como Zarlene que en estos momentos estaba agotada y todo por viejo elfo. Esa raza no es de fiar. Cuando ella le preguntó si el talismán estaba maldito él no respondió. Esa pregunta pasó desapercibida y ahora todos eran perseguidos. Zarlene se preguntaba porque había hecho caso a Tunka, había tocado el amuleto en primer lugar y ahora estaba maldita, moriría en un lugar tan asqueroso como este. Miro al elfo de piel verde, para ella él era el mayor culpable de su maldicion. Él fue el que comenzó a preguntar sin dar tiempo a responder al viejo. Iba a morir por él. Esos demonios aparecieron en cuanto Zarlene tocó ese amuleto. Dando gracias a que por un momento se detuviesen y pudiese recuperar algo de resuello

-Si, si voy. Dame un momento- Tenía que intentar leer esos carteles en un momento en el que los ojos se le nublaban por el agotamiento. Seguir órdenes era más sencillo que darlas para la maga y mucho más en una situación como la que se encontraban. No era capaz de pensar con claridad por el esfuerzo realizado. Los carteles... así, los carteles- Se aproximó y apoyándose en ellos, con una de sus manos limpió el polvo que los cubrían para leerlos y ganar unos segundos antes de que tuviese que continuar corriendo

Vamos a ver.... Si, hummmm, dadme un par de segundos ¿Porque no utilizaron escritura normal? Tengo buenas y malas noticias- Levantó el rostro hacia la Valkiria, necesitaba de la seguridad y firmeza de la mirada de Sophitia, de su liderazgo y su sangre fría. Todo lo que a ella le faltaba sn estos momentos

La pesada losa de piedra no se mueve a pesar de los esfuerzos de la valkyria. Sin embargo, una de las piedras del marco tiembla  un poco y cae en medio de una nube de polvo. Como Sophitia está hablando con sus compañeros no repara en el agujero que ha dejado la roca, demasiado pequeño para meter la mano pero lo bastante grande como para que una enorme escolopendra cavernícola se deslice desde él y se enrosque por el brazo derecho de la valkyria.

Estas criaturas son raras en la superficie pero en las profundidades alcanzan hasta dos metros de longitud y crecen gruesas como salchichas. Se alimentan de casi todo. 

Como una serpiente de pesadilla, la criatura trepa hacia el rostro de la guerrera que guarda silencio, no se sabe si por disciplina marcial o porque está muda de terror. 

ACLARACIÓN: Shopitia ha fallado su tirada. Esto me permite emplear un movimiento duro. Elijo "Ponerla en peligro". Antes de que intentéis liaros a mamporros con el bichejo, considerad el movimiento Cooperar  (2d6+Lazo). Sophitia, tú necesitarás Audacia para quitarte eso de encima (o ignorarlo y exponerte a un picotazo).

Antorcha en mano, Tunka examina las puertas en busca de una corriente de aire. La atmósfera es húmeda y opresiva,  no hay corriente. Frustrado ("¡Groz!" masculla), se agacha junto a la puerta central esperando notar la más leve brisa contra su bigote. Lo que descubre es una huella en el polvo  medio tapada por la pesada losa de piedra: ¡alguien la ha cruzado hace poco! 

El bárbaro se incorpora buscando más huellas pero ha estado pisoteándolas en su búsqueda. Bien, es un comienzo: la puerta central lleva a algún sitio. 

Tunka ha obtenido un exito parcial  Atando Cabos (se entera de un detalle) . Esto me permite usar un movimiento suave: estás distraído y no podrás ayudar a tus compañeros este turno. 

Dunriq examina el cartel con ojo crítico: la pintura se ha caído en varios sitios y la madera está corroída por la humedad. Apenas puede distinguir unos glifos borrosos que identifica como "INCOMPRENSIBLE puerta principal" y "... compuerta". Obviamente, habla de una de las puertas de piedra. Mirando hacia la oscuridad, el elfo distingue una enorme placa metálica incrustada en la pared de la caverna: el río subterráneo parece brotar de ella. Quizás su caudalsería mayor si pudiera levantarse más...

Sus pensamientos se ven interrumpidos por un fogonazo verde en el corredor por el que han llegado. Las risotadas de los diablillos indican que les han encontrado. Durante un instante, el pasillo a sus espaldas se ilumina de verde y Dunriq ve a dos diablillos volando hacia ellos. Entonces el resplandor verde se apaga y sólo puede ver sus ojos rojos en la oscuridad mientras vuelan hacia la encrucijada. 

Dunriq ha sacado otro éxito parcial. Información limitada y uso el movimiento suave "Mostrar una amenaza inminente". Y está muy cerca de la boca del túnel. 

 Zarlene alza las cejas al reconocer el glifo de la Constelación de la Cruz del Sur en su cartel. Tradicionalmente, las cuatro estrellas se usan para indicar direcciones: Koliros es arriba o norte, por tanto, Neful es abajo o sur. Guln está resaltada, lo que indica claramente izquierda o este. Al lado de la Cruz del Sur hay un dibujo circular de significado incierto: ¿es la rueda de la fortuna? ¿El ciclo de la vida?¿Una rueda solar?

Da un paso atrás pero pisa inadvertidamente el primer escalón de madera. Con un crujido, la madera se quiebra. Zarlene ahoga un grito de pánico al perder el equilibrio y se arrodilla rápidamente para recuperar el equilibrio. Esa escalera no aguantará mucho. 

Zarlene obtiene un exito leyendo el cartel pero paga el precio: está arrodillada junto a la escalera podrida, una mala postura con lo que se avecina...

¿Qué vais a hacer? 

Por un momento tiene una sensación en el brazo, un cosquilleo. Eso ya le había pasado algunas veces en el pasado y algunos sabios le decían que se debía al exceso de alcohol en su cuerpo. Pero al regresar su mirada al frente nota semejante esperpento buscando su cara.

Había escuchado de esos cienpiés de las profundidades, pero era la primera vez que veía uno. Ignoró por completo que el mago estaba en peligro y el fuego verde que indicaba la aparición de los demonios y se concentró en quitarse el bicho de encima.

Izquierda, el cartel marca ese lado- Señaló en dirección a Sophitia cuando resbaló y cayó.
Soy una torpe. Otra vez los retraso como en el puente colgante pero esta vez es peor- Zarlene recordaba como resbaló también en el puente de madera. Ella trató de echar la culpa a las carcomidas tablas, las cuerdas corroidas y al viento, pero la verdad es que el resto de su compañeros lo habían atravesado sin el menor problema.
Mientras notaba ahora el frío contacto con la piedra, la maga levantó su mirada hacia Dunriq ya que era otra vez el más próximo. No hacia demasiado que el elfo le había salvado la vida. Él regresó sobre sus pasos para asir la muñeca de Zarlene y alzarla nuevamente sobre el puente colgante. El joven de piel verde la había guiado para que no volviese a pisar otra tabla erróneamente. Sin él ella no estaría allí y ahora volvía a necesitar de su ayuda.
Si logramos atravesar la puerta, quizás pueda sellarla y dejar por fin atrás a esos maldito demonios- Sus palabras, casi escupidas, eran las una plegaria para que le ayudasen a alcanzar la puerta y no ser atrapada, que una solución x al problema al que se enfrentaban.
Señaló nuevamente a la Valkiria -Creo que es por allí-
Trató de incorporarse y alcanzar a la guerrera mientras veía como Sophitia trataba de quitarse algo que le había caído encima -Estamos en el mismísimo infierno, vamos a morir y todo por ese viejo elfo-

La oscuridad no ayuda, la situación es una amenaza constante a la cordura de aquel grupo. Los miembros del grupo se ocupan de una tarea distinta bajo aquella situación tan desesperante, muestra de su organización y profesionalidad, aun que cada quien lo hace a su manera la verdad, Pensaba Dunriq mientras muestra una sonrisa casi imperceptible. 

Mientras se reincorpora a su labor de descifrar el cartel, se toma un tiempo para pensar. Llegar a este lugar fue una verdadera odisea, Es increíble que ese anciano supiera como llegar aquí. Para por un momento y coloca una expresión de decepción y sorpresa -Como pude olvidar lo que dijo ese anciano-  Esto lo hace recordar en donde se encontraban, La cueva de un nigromante, tantas historias que Dunriq escucho de Dominik sobre ese nigromante, esa cueva era un lugar lleno de tesoros valiosos y peligros constantes, Seguramente eran las primeras almas en pasar por ese lugar en mucho tiempo ¿o no? 

Ese anciano dijo otras cosas, Algo resguarda este lugar, fue muy descriptivo en ese aspecto, pero no dijo que, solo que no seria fácil, Recuerdo sus palabras "En un mundo donde todos esperan que la situación se arregle o empeore sola, es raro encontrar personas como ustedes, Estupidos! Pero necesarios, en vuestro viaje no os espera nada mas que la muerte y la desdicha, si aun asi piensan avanzar espero que tengan lo necesario" y hablo de otro lugar, es muy cerca de donde estamos, dijo que podría haber algo que nos ayude.

Termina de leer el cartel luego de tomarse el tiempo para pensar, se siente mucho mas claro ahora, menos perdido, esto lo ayuda a leer fácilmente, claro lo que aun se podia leer de aquel cartel. "Puerta principal y compuerta" Estas palabras lo hacen percatarse de que hay una placa en la pared de la cueva de la que brota el agua, esto le da una idea de lo que hay que hacer.

Genial, Lo teng... Intenta decir cuando una llamarada verde, acompañada de unas macabras risas indican la llegada de los demonios, Dunriq voltea a ver a sus compañeros y formarse en batalla cuando Mierda! Observa a cada uno de ellos, Tunka esta distraido con la puerta principal, -Sabia que no podia confiar en el- Sophitia Estaba siendo atacada, Por lo visto no le van muy bien los insectos, Estaba paralizada y Zarlene se encontraba en el piso, Los demonios no podian llegar en un peor momento. Dunriq estaba en peligro, era el mas cercano a los demonios.

Supongo que depende de mi- Dijo mientras aventaba su antorcha para tener mayor visibilidad Y disparo su ballesta Pero. fallo, Los nervios de la situación hicieron estragos en su concentración, Era el único listo para pelear y cayo toda la responsabilidad de golpe, justo en el peor momento, Falle... Cuando mas me necesitaban, Pensó en culpar a la visibilidad pero, habia arrojado su antorcha tenia una buena visión, al menos ahora tenian mas visión, fue lo unico que penso que lo lograba excusar por su desgarrafal fallo, justo en ese momento escucha a Zarlene decir justo después de cometer su error "Si logramos atravesar la puerta, quizás pueda sellarla y dejar por fin atrás a esos maldito demonios" Lo que hace que pierda mas animo, debí ayudarla en lugar de intentar ser el héroe. 
 

La luz de la antorcha ilumina el corredor durante un instante mostrando al enemigo que se aproxima. El virote del elfo choca contra una pared y se pierde en la oscuridad. Con una risotada infernal, el diablillo surge del túnel para atacar a Dunriq. El elfo no tiene tiempo de recargar su ballesta, sólo puede intentar no caer al río cuando un torbellino de garras, dientes y aletazos se le viene encima. 

Las mandíbulas del demonio se cierran sobre el antebrazo de Dunriq. Su brazal labrado cruje para dejar paso a la sangre roja y espesa del elfo. Por suerte, su armadura de cuero endurecido le protege de los zarpazos.

Dunriq, pierdes 2 puntos de salud  (3-1 por armadura, sin más efectos) y estás enzarzado en combate al borde del abismo. Necesitarás una acción (con un poco de calma) para recargar tu ballesta. Si decides luchar, puedes sacar tu cuchillo.

Otro demonio surge del túnel abalanzándose sobre Zarlene. La maga de espaldas es pillada totalmente por sorpresa. La bestia se enreda en su espesa melena blanca gruñendo y mordiendo enloquecida. Zarlene grita de dolor mientras trata de quitarse de encima a la criatura pero en la confusión, su pie se sale de la pasarela. 

La hechicera pierde el equilibrio y cae. Logra agarrarse al borde ensangrentada y dolorida pero el demonio sigue aleteando a su lado riendo enloquecido. 

Zarlene, pierdes 3 puntos de salud y casi te caes al río. Has perdido el equilibrio y tendrás que recuperarlo... Necesitarás tirar Audacia. 

Con una sangre fria envidiable, Sophitia agarra la escolopendra cavernicola y ejecuta un fu sao vu, una maniobra evasiva cuerpo a cuerpo diseñada para librarse de oponentes muy cercanos. Sus brazos fluyen como si fueran de agua, flexiona las piernas y arquea los hombros. La horrible criatura cae a sus pies mientras su final sale del agujero en la roca: es dificil saber cuanto mide porque se retuerce y tiene decenas de patas.

Sin embargo, sus mandibulas se han enganchado en las correas de su mochila. La valkyria se deshace de su equipaje rapidamente y le da una patada. Mochila y escolopendra se deslizan por el borde y caen al rio. Los reflejos de Sophitia le permiten aferrar la mochila para recuperarla pero se ha abierto y parte del contenido ha caido al rio junto a la escolopendra.

Sophitia, pierdes tu cuerda.

 En el túnel brilla otra llamarada verdosa anunciado la llegada de más enemigos.

¿Qué hacéis? 

_ Mmmmm si, si, si... busca la corriente de aire, ésta nos guiará en la dirección del agua y a su vez a una salida. Y por fin, volveré a estar en campo abierto..._ Snick!!_ El joven bárbaro chasqueó la lengua con el paladar, y una amplia sonrisa creció en su rostro. _ Por todas las estrellas del firmamento de Groz!! eso es una huella o he vuelto a confundirme al recolectar setas._ Tunka, se abstrajo de todo lo que le rodeaba como un niño con un juguete nuevo. 

_ Mmmm si, si, si... viene por aquí... gira, se cruza, vuelve por sus mismos pasos, aumenta su tamaño, vuelve a retomar la dirección original, se sobrescribe en la tierra y termina... Mierda, son mis propias huellas._ Así estuvo ensimismado repasando sus propias pisadas, pero no iba mal encaminado. Pues una de las huellas del principio se dirigían a través de la puerta central, pero se empeñó en descubrir el rastro, y cuando algo se le metía entre ceja y ceja pocas cosas en este mundo le haría cambiar de parecer. _ ésta no es mía. No, no... No._ El temerario guerrero se sostuvo la pierna con las dos manos, para poder escudriñar la suela de sus botas y cerciorarse de que aquella marca no era de sus calzados.

_ No se quién ha pasado por aquí, pero ha sido recientemente y después de lo que hemos visto salas, corredores y pasillos a tras, debió ser alguien que conocía bien este lugar._ Tunka se escupió en ambas manos y se las frotó, como tantas veces vió hacer a sus mayores antes de realizar cualquier esfuerzo. Y aplico todas las fuerzas que tenía como hiciera en la antecámara anterior. Rezaba en su interior, porque detrás de esa puerta no hubiera mas diablillos o sería el fin del grupo. 

La losa de piedra tiembla ligeramente. A medida que el bárbaro aplica más y más fuerza, pequeños regueros de polvo salen de sus bordes. Tunka aprieta los dientes y una pequeña rendija se abre a  medida que la losa empieza a moverse. 

Con un ruido mezcla de crujido y gruñido  (de Tunka), la vieja puerta cede. El bárbaro cuela su rodilla debajo, hace pie y se mete en el hueco para empujar con su ancha espalda:

-¡RaaaaaaaaAAAAaAaaaagh!

Oye un click en algún lugar oculto. De repente, la losa parece pesar menos pero su espalda ,mucho,más. Tunka se muerde el labio, dolorido.

Tras la puerta hay un pasillo de paredes de ladrillo y suelo polvoriento que se adentra en la oscuridad descendiendo hacia las profundidades. 

Tunka se da la vuelta, sonriente y encorvado cuando ve que sus compañeros están en problemas.

-¡Groz!

Que susto!

Tiempo llevaba la Valkiria sin enfrentarse a un rival que no fueran borrachos de taberna que venían a ella a tratar de aprovecharse de su estado, y terminaban con la mandíbula rota en el mejor de los casos. Un recuerdo difuso y distante recorre su mente en una fracción de segundo, cuando entrenaba en el patio de armas de su templo y una horda de seres infernales atacó por sorpresa y sin dar cuartel.

Avesta! - Piensa por un instante antes de meterse de nuevo en la situación de su grupo.

El bárbaro lesionado, la maga a punto de morir y el Elfo en combate con un demonio y la horda llegando detrás....

Avesta! volvió a surcar sus pensamientos, llevaba años sin pensar en ese nombre, y de repente llegaban esos pensamientos como un haz de luz rompiendo por una pequeña abertura en la oscuridad de una caverna.

- Puedes sostenerte solo? -Grita al Elfo, pero no importaba la respuesta de este, su decisión ya estaba tomada: Ayudar a como de lugar a su única ¿amiga?.. Si no lo era, era lo más parecido desde se dispersó de sus hermanas valkirias.

A duras penas Zarlene logró sujetarse con una mano -Nooooooooo!!- Un grito salió de su temblorosa garganta antes de encontrar un pequeño asidero para la punta de su pie. Era justo lo que necesitaba para mantener el equilibrio y poder comenzar el inicio del ascenso.
Escucho las palabras de la Valkiria y con su mano derecha aferró el brazo de Sophitia. La maga creía que nunca había agarrado algo con tanta fuerza. Era la lucha entre la vida y la muerte ¿Cuantas veces se había tenido que enfrentar a estas situaciones desde que se había unido al grupo? Demasiadas. Aún recordaba la tranquilidad de la granja, los cultivos y las flores La en primavera. Nada comparado a lo que vivía en la actualidad. Demonios, oscuridad y peligro constante.
Con un esfuerzo final alcanzó nuevamente la pasarela y de rodillas trató de abrazar a Sophitia -Gra... Gracias...- Aún jadeaba, aún tenía miedo y aún estaba en peligro. No le dio tiempo a mirar a su alrededor o no quería hacerlo. En estos momentos era un corderito que seguiría a la Valkiria. No deseaba ver a los demonios, no miraría al vacío donde se encontraba el agua y donde casi moría. Necesitaba un respiro, volver a tomar las riendas de su vida recién recuperada. Necesitaba salir a la superficie

Dunriq se pierde en sus pensamientos, los que ahora no son de culpa, en cambio, se siente lleno de una avalancha de ira, no le importa estar herido y mucho menos la situación actual, justo ahora solo ve a ese pequeño demonio burlón y escuálido. Sus brazales están rotos, el único recuerdo que mantenía de su antiguo compañero, lo que hace que pierda su conciencia de la situación y se abalance torpemente con su cuchillo hacia el burlón demonio delante de el. 

El grito de Sophitia le hace girar un segundo, se da de cuenta que tienen una salida que seguramente los saque de ese lugar y que ellos están mejor pero...

Primero tengo algo que hacer- Dice con un tono lleno de rabia y salta -Ahhhgrrrah- Suelta de rabia con un poco de valentia y salata hacia el pequeño demonio con un ataque de su cuchillo. El demonio suelta una risotada y esquiva el ataque del elfo que se queda en blanco, viendo como su esfuerzo es inutil ante un enemigo tan poco audaz. 

Un crujido y un pinchazo recorren la columna de Tunka, el dolor hace que espabile  súbitamente y los gritos de sus compañeros no pasan inadvertidos para el bárbaro. Mira hacia a tras, y para lo que hubiera sido un abrir y cerrar de ojos su compañeros se encontraban en combate y con dificultades.

El nómada se muerde el labio para soportar el dolor y acude en la ayuda de su camaradas de armas. Viendo que Sophitia está incorporando a la torpe maga, se lanza antorcha en mano contra el demonio que les ronda sobre sus cabezas. Pero éste mas ágil elude el ataque con facilidad. 

_ Por Groz, despierta Tunka!!_ Al menos podré proporcionarle algo de tiempo a Sophitia, mientras esa inútil bruja se encamina hacia la puerta. 

Tunka, hijo de Gora, cubre a sus compañeras con la antorcha. Intenta hacer retroceder a la criatura infernal pero, para su sorpresa, el diablillo no se asusta del fuego. De hecho, la criatura abre una boca imposible y engulle la llama que Tunka emplea como arma.

Sophitia aprovecha el respiro para retirarse hacia las puertas apoyando a Zarlene sobre sus hombros. La hechicera está herida: probablemente sobrevivirá si atienden sus rasguños pero ahora no pueden quedarse allí.

-¡Suéltame, puedo caminar yo sola...!-pero sus palabras se ven interrumpidas por un llamarada a sus espaldas. 

Tunka del Jabalí de Hierro cae hacia atrás envuelto en fuego infernal. Su constitución de buey con músculos sobre los músculos le salva de lo peor pero sus barbas y bigote se prenden fuego. Apenas logra apagarse la cara con sus callosas manos para incorporarse cuando ve que el túnel está atestado de una pavorosa horda de demonios que corre hacia ellos como una estampida de pesadilla. El demonio que se ha tragado su antorcha ha volado hasta lo alto de la caverna, varios metros por encima del puente y parece estar preparando otra bola de fuego.

Tunka, pierdes 2 puntos de salud. La bola de fuego es perforante y no hay armadura que proteja de ella. También pasas algo por alto...

Tunka no es ningún cobarde pero tampoco es idiota: el puente no es una buena plaza para defenderse de tantos enemigos. A trompicones debido a su dolorida espalda y aferrando la empuñadura de su espadón, el bárbaro retrocede hacia la puerta que ha logrado abrir.

-¡Vamos, cierra esto!

La horda demoníaca irrumpe en el puente entre chillidos y rugidos. Muchos tienen alas y se dispersan por la cúpula.

-¡Soy hechicera, no cerrajera! ¿Por qué debería saber cómo funciona?

Un pasillo oscuro se extiende ante ellos. Casi cualquier cosa que les espere al final será preferible a los demonios. Siempre que logren cerrar la puerta y no acabar atrapados entre dos peligros...

-Dunriq... ¿dónde diablos está el elfo?

¿Qué vais a hacer?