Partida Rol por web

El alfanje le impacta en toda la cara partiéndole la nariz y dejándola en en un ángulo extraño. El arma sin filo no le deja cicatriz pero su tabique no volverá a su posición original. Como si el golpe o el dolor hubieran abierto una puerta interna, los ojos del bárbaro toman viveza, matar o morir. Su instinto prima sobre la razón ahora que está al borde de la muerte. Se olvida de su mandoble, se olvida de su hacha pero su mirada está fija en su objetivo.

Sin pensar en las consecuencias, tiene claro que hacer. Se abalanza sobre el esqueleto con el tronco en paralelo al suelo y lo agarra con una mano en la axila y la otra en una de sus piernas lo levanta sobre su cabeza y lo arroja con todas sus fuerzas al pozo que momentos antes estaba junto a él. 

El cráneo es empalado por una de las lanzas haciendo que la cara, la parte frontal de lo que otrora fuese una cabeza humana, se abre como una sandia tras ser golpeada por un mazo. El resto de huesos quedan entrelazados por el resto de picas, formando una masa ósea difícilmente reconocible.

_ AAAAAAAAARRRRRRRGGGGGHHHHHHH!!! Malditos seáis todos y cada uno de vosotros!! Malparidos!! Cuerposcombros!! Pechoarcadas!!! Hijos de mil hienas!!! _ Tunka se desahoga gritando improperios al saco de huesos que se encuentra al fondo de la trampa, como si pudiera escucharle.

Irguiéndose, sigue con su retahíla. _ Y al que os ha reanimado, ojalá se encuentre a un lobo jugando con el corazón muerto de su puta madreeeee!!!!  

El bárbaro nunca dejaría de sorprender a Zarlene. Su vigor, su entereza y como siempre se superaba a sí mismo -Pero ¿Como es posible?- La hechicera está con la boca abierta viendo como Tunka levanta al esqueleto para lanzarlo -Eso es, entre todos lo lograremos-
Entrelaza sus dedos para generar la energía suficiente y así poder intentar erradicar definitivamente a otro de esos endemoniados huesos animados. Estaban cerca de su objetivo, encontrar el amuleto y sellar la grieta. Devolver La Paz a estas tierras y sus habitantes. Todo el peso de esa responsabilidad reacia en estos momentos sobre los compañeros de la ciénaga y esa nueva elfa que había hecho acto de presencia junto con el renacido Dunriq

El siguiente hachazo cae sobre el pecho de Sophitia abriéndose camino a través de su armadura. La guerrera sagrada chilla de dolor cuando el esqueleto arranca el arma de su pecho con un crujido escalofriante. El siguiente hachazo cae sobre su rostro descubierto acallando sus gritos para siempre pero el guerrero no muerto sigue ensañándose con el cadáver como si fuera un leñador de pesadilla.

El conjuro de Zarlene llega un segundo demasiado tarde: con una concentración suprema, logra mover al esqueleto que está sobre Zarlene hacia las alturas. El no muerto patalea y agita su hacha dejando caer una lluvia de gotas de sangre a su paso. Finalmente, la concentración de Zarlene se rompe y el esqueleto cae a plomo directamente sobre la trampa pozo junto a la que berrea Tunka. 

Sophitia muere por falta de actividad de Kamro. Y su esqueleto, pues también.

-¡Agh!-exclama sorprendido dando un paso atrás. 

Con la adrenalina disipándose, el bárbaro vuelve a notar dolor en cada centímetro de su cuerpo. Se gira hacia Dunriq para preguntarle si tiene alguno de sus remedios élficos cuando ve al último esqueleto, el que lleva una lanza, atacarle por sorpresa. El elfo, aparentemente distraído por toda la acción, no ha visto venir a su enemigo y sólo repara en él cuando tiene la lanza atravesándole el pecho. Dunriq dispara su ballesta a quemarropa y la elfa junto a él remata al esqueleto con su arco pero, a pesar de sus esfuerzos, es demasiado tarde.

Dunriq muere por falta de actividad de Kristian. Y su esqueleto.

Bárbaro, hechicera y elfa intercambian una mirada en medio de la masacre. La elfa, que parece la menos afectada emocionalmente, habla primero con un acento que recuerda al de Dunriq:

-Me llamo Guelder, última superviviente del Clado Sombra de Fresno-dice alzando la mano en gesto de tregua-Vuestro amigo me rescató... vine en busca de lo mismo que vosotros pero... mis compañeros no eran buena gente, trabajan para Ametrin, Señor de los Dragones de Anrea. Siento... siento lo que le ha pasado a Dunriq. Para pagar la deuda que tengo con él... os ayudaré a encontrar el fragmento del Talismán de Kauldros. Es lo menos que puedo hacer para honrar su memoria.

Como intentando ilustrar mejor su historia, saca una botella de cristal verde de su zurrón. Os la ofrece haciendo un gesto con el dedo pulgar:

-Tomad, bebed un trago: es sidra élfica. Buena para las heridas.

Con lágrimas cayendo por sus mejillas, Zarlene vio morir a su amiga, su guardaespaldas, la mujer que le servía como referente. Sin parar de gemir recupero la mochila y se santiguó frente a Dunriq. Finalmente había muerto por ella o como poco por su intento de ayudarla.
Eres La Luz que nos ilumina, sin tus esfuerzos y sus vidas, Tunka y yo estaríamos muertos. Mi nombre es Zarlene la Sabia- No dejaba de llorar. Agotada y herida, da las gracias por la bebida que le reporta un calor inusual en su delicado cuerpo. La herida fue cerrándose comiendo tras producía un picor que le estaba resultando difícil pasar por alto y no rascarse.
La hechicera se sienta después de localizar varios tomos que ella pensaba que podían serles de utilidad -No han dado su vida para nada ¿Verdad Tunka? Como era ya habitual Zarlene buscaba palabra de consuelo en el bárbaro, unas palabras que él no le solía proporcionar. Ahora necesitaba mucho más, un abrazo, calor, no sentirse sola. Acurrucada con la espalda apoyada en el reloj celeste y comiendo muy poco de la comída que le quedaba y que había compartido en estos momentos con sus compañeros, se levantaba cada cierto tiempo observando el reloj, tratando de comprender su significado aunque con las explicaciones que dio antes de su ahora muerta compañera, ya tenía una idea aproximada.
No habéis dado vuestras vidas en balde, no las habéis desperdiciado, han servido para algo

Estudiando el reloj con mas calma y recurriendo a los tomos arcanos, todo parece mas claro ahora:

La "Fuente de Poder" es, obviamente, el Talisman de Kauldros. Al parecer, incluso roto sigue siendo un artefacto de inmenso poder. En cuanto al "Especimen", parece que quien construyo este complejo tambien creo un cuerpo gigantesco en el que albergar la esencia de Thanatos y convertirle, no ya en una herida supurante en mitad de las Tierras Fronterizas, sino en un dios real, un coloso que camine entre los hombres sembrando la muerte y la destruccion. 

Zarlene no logra encontrar la localizacion del cuerpo de Thanatos pero si una serie de notas astrologicas segun las cuales, en un periodo de tiempo sorprendentemente breve (apenas un par de semanas), las estrellas estarian en la posicion adecuada para llevar a cabo un cataclismico ritual magico que permitiria a Thanatos reencarnarse.

-Ametrim quiere reunir las tres piezas del talisman para aumentar su propio poder personal-apunta Guelder-Nada bueno puede salir de ese artefacto.

Por ultimo, Zarlene encuentra tambien un mapa del complejo: al parecer, esta conectado con el antiguo Templo de Avesta. Fue aqui donde se gesto el ejercito que lo puso bajo asedio y la razon de que una Orden Guerrera perdiese su plaza fuerte fue porque el ataque vino desde dentro. El complejo del nigromante es muy vasto y se extiende muchos kilometros por el subsuelo alrededor del antiguo templo de las valkyrias. Sorprendentemente, tiene una forma de estrella de ocho puntas, un simbolo asociado con practicas oscuras y artes malignas. Segun las anotaciones, cada punta de la estrella coincide con un lugar de poder o sacrificio. Y en el centro tiene que estar...

-El talisman... -musita Zarlene.

Por Vakha esto es impresionante- Era la primera vez que se escuchaba en labios de la hechicera el nombre de su diosa. Una deidad menkr venerada por campesinos en su mayoría. Regenta un panteón con el resto de deidades referentes a la cosecha, el agua, el sol, vegetación. Nombrarla y adorarla muestra claramente el origen campesino de cualquier persona. Vieja fe la llaman algunos, los guerreros sonríen al escuchar su nombre, no es una deidad guerrera, las luchas no tienen lugar para sus fieles.
Mira Tunka, está aquí, debes guiarnos hasta este lugar- Emocionada por el descubrimiento comenzaba a sonreír. Era un intento de fijar su atención en algo diferente a los cadaveres de su compañeros. Deseaba con todas sus fuerzas olvidar lo que acababa de suceder.
Guelder ahora eres una de los nuestros, ayúdanos y todo terminará pronto- Palpaba el reloj y los posibles movimientos -Se va a producir, ya no tenemos mucho tiempo- Zarlene aumenta la cadencia de sus palabras al realizar la explicación de lo que ha descubierto. Los nervios y la emoción se esta noche apoderando de ella y la cercanía a Tunka le aporta el valor que no es capaz de generar por ella misma.
Con los ánimos y fuerzas recuperados mira hacia la puerta -Te sigo Tunka, llevamos a la gloria

-¿Para qué buscáis el talismán?

Atónito ve como otro esqueleto cae a la sima. Iza la cabeza y observa impotente los cuerpos sin vida de Sophitia y de su gran compañero, Dunriq. Qué de tantas le había librado. Su gozo por el reencuentro fue efímero.

Se acercó al cadáver del elfo y le sacó la lanza y le cerro los ojos. Tomándolo por los brazos, con sumo cuidado para tratarse de Tunka. Lo retira de los escombros formados por trozos de estantería y libros y lo acomoda junto a una pared. Por último, lo cubre con una manta que encontró en su propia mochila mochila.

Se acerca y se presenta a Guelder. _Mi nombre es Tunka... Si, el Pielverde tenía esa puta manía de ir salvando la vida a la gente. Únete a la tribu..._ Dijo en tono aflijido.

Continuó _Por mi parte, no hay problema. Pero por favor, cuéntame cómo os encontrasteis y cómo se libró de los demonios._ El bárbaro se deja caer contra el reloj y apoyando la espalda contra el mismo, degusta el brebaje mientras espera a que Guelder cuente lo sucedido. _ Demasiado afrutado para mi gusto... pero reconfortante, válgame Groz!!_  Dijo sinceramente mientras le devolvía la sidra.

Sabiendo lo que les esperaba y si ésto no era más que una muestra de lo que vendría a suceder... El nómada sacó un bote de su petate y se extiende unas cataplasmas sobre las heridas abiertas cortando la hemorragia. _ Espero que ese maldito elfo no nos engañara también con los ungüentos curativos que nos vendió, con ésto y la pócima de la orejas picudas estaré medio-bien en un par de horas._

En su descanso, prosiguió con sus dudas. _ Por cierto, Zarlene... Sabes quién provocó todo ésto? Antes de que se fuera todo a la mierda, chillaste algo cómo... "fuisteis vosotros, fuisteis vosotros.." Desembucha._

Al rato, todo el mundo se pone a faenar. La maga y sus libros; y el guerrero se dispone a reabastecer al grupo. 

Toma la espada de Sophitia y se la entrega a la arquera junto con una antorcha. _Haz buen uso de ella._ Dijo mientras le mostraba la cuerda que había sacado de la mochila del hombre con la cual quería amortajar. _ Me ayudas, verdad?_ siguió, mientras ladeaba la cabeza en dirección a Dunriq. 

Escuchar a Tunka le hacía olvidar el hedor de los cadaveres y la pérdida de sus amigos -Fuimos nosotros, los magos. Una agrupación, una orden que estuvo experimentado a sabiendas de que la brecha se abriría. Conscientemente querían unir ambos mundos y lo peor es que sabían la procedencia del espécimen y de su peligrosidad. Pero tenemos un rayo de esperanza. El talismán pude sellar el portal- Comienza a sonreír -Vas a ser un héroe, El Salvador del mundo-
Zarlene no era capaz de engañar a nadie y su nerviosismo era patente -Para sellar el maldito portal, eso es para lo que queremos el amuleto- La hechicera responde a la pregunta de la elfa mientras toca él nombre del bárbaro -Quien lo iba a decir Tunka, tú el heroe

_ CÓMOOO??!!!!_ La cara del bárbaro lo decía todo. Sabía desde pequeño que no se podía confiar en los que usan las artes mágicas. Eso es jugar con el poder de los dioses. 

_ Lo sabía, una parte de mi siempre lo ha sabido. No se pude confiar en vosotros, sois escoria... Qué demonios, sois peor que escoria._ El enfado y nerviosismo era más que evidente.

_yo no soy ningún héroe, y nunca lo seré. No se por qué lo dices._ Tunka, le lanza una mirada escrutadora como si pudiera ver a través de la mente de la maga, por la entonación de sus palabras es como si hubiera leído algo en esos dibujos.

_ No soy ningún heroe, y te diré porque. Ambas sois testigos, junto con Groz, que ojalá nos esté observando..._

Hizo una pausa para tomar aire y prosiguió: _Yo Tunka, hijo de Gora, Jabalí de Hierro. Juro que no descansaré hasta haber eliminado a todos los practicantes de magia que vagan a sus anchas en este mundo!!! Cuando consigamos la misión o fracasemos, cuando la esperanza reine de nuevo o la desesperación completa cubra la tierra. Yo seré un vengador, y no un héroe del que hablas._

_Y tú, Bailárboles. Para qué quieres el Talismán??_ Las nuevas revelaciones, hacían que el nómada dejara la compostura a un lado, hablando franco y directo, y quizás algo faltoso.  

-Yo formaba parte de otro grupo de búsqueda con el mismo objetivo que vosotros. A nosotros nos pagaba Ametrim, la Bestia Verde de Anrea, para conseguirle el fragmento-explica Guelder mientras recupera sus flechas una a una-​Mis compañeros y yo encontramos a Dunriq flotando inconsciente en un lago subterráneo, no sé de qué demonios hablas pero no llevaba pantalones. Koldrimus, el líder de mi grupo, quería interrogarle para ver si sabía algo del fragmento. Koldrimus y yo no éramos exactamente amigos así que Dunriq y yo nos aliamos para escapar de él. Lo logramos, de hecho, me salvó la vida, por eso quiero ayudaros en vuestra misión: los elfos siempre pagamos nuestras deudas. 

Recoge la botella de sidra elfica y la vacía. 

-No me gusta este lugar, no me gusta trabajar con humanos y este asunto del talismán tampoco me gusta: es demasiado poderoso para que nadie pueda controlarlo y fue roto en tres fragmentos por esa razón. Estoy segura de que Koldrimus lo quiere realmente para sí, dudo que pretenda entregárselo a Ametrim.

Se sienta en el suelo con las piernas cruzadas:

-Los magos humanos, esa "Orden de Varya" vuestra, fueron los culpables del Cataclismo. El maestro de Koldrimus estuvo implicado, por lo que sé.  Vivís vidas cortas pero os falta perspectiva y lo intentáis compensar con pasión. No me gusta eso.

Flexiona el cuello:

-¿Cuál es el plan?

Las palabras de Tunka hieren el corazón de Zarlene que baja la cabeza -Si, tienes razón. Hemos traído la muerte, la desolación y también la ilusión y la bondad- La joven hechicera levanta lentamente el rostro hasta mirar fijamente al bárbaro -Sn mi granja con mis animales, mi familia y mis amigos de siempre me encontraba viviendo plácidamente. Las luchas no me gustan, es más, las detesto- Posa una de sus dulces manos sobre el antebrazo de Tunka -Tunka, hijo de Gora, jabalí de hierro. Seguiste tus pasos, te seguiré a ti para que puedas comprobar con tus propios ojos como existen hechiceros buenos- Se lleva su mano al pecho agarrando su blusa con fuerza -Mirame Tunka. Yo no soy mala, si fuera por mi, nunca hubiese sido hechicera pero el don es innato y no pude evitarlo. Ahora somos 3 y entre nosotros arreglaremos lo que otros han estropeado. Ya tendrás tiempo de ser el azote de los hechiceros. Eso si a mi me vas a respetar, que nos conocemos desde hace mucho- Sonreía mientras pensaba cómo podía terminar con todo esto. Tunka es cabezota y sus palabras son duras como el acero. Siempre lleva a cabo lo que dice pero tiene buen corazón, Zarlene está segura de ello

Guelder rechaza la espada de la Valkyria que Tunka le tiende. 

-No, eso es de druujar, carroñeros. Ya están muertos: han perdido suficiente. 

Guelder, los muertos deberían ser enterrados o por lo menos segun mis tradiciones. Todos debemos volver a la madre Tierra para fertilizar los pastos y que el ganado prospere. Aún así, en estos difíciles momentos, mis amigos no pueden recibir sepultura y estarían encantados de darnos sus pertenencias para librar esta dura batalla que se avecina- Zarlen le habla mientras se agacha para recuper la mochila.
Tienes que ser fuerte como Sophitia, valerosa como Tunka y ágil como Dunriq. Vamos a cumplir nuestro destino, vamos a por el maldito amuleto- Aterrada de miedo, trataba de dar entereza a sus palabras mientras se dirigía a la puerta. Ya conocían el lugar a donde debían dirigir sus pasos y tienen al mejor guía, Tunka

_Mira que les dije qué no podíamos fiarnos de un usuario de la magia como era ese orejas picudas. Me dejaron fuera para no arruinar la reunión. Y míralos ahora, ambos yacen en el mismo lugar. Groz, difícil me pones el camino haciendo de una Cueceojos, mi única compañera._ 

_ Yo sólo se que hay que dejar todo como estaba antes. Si ese Talismán cierra la grieta y todo vuelve a ser como antes del cataclismo. Haré lo que haga falta, después... Ya veremos._ Contestó a su Compañera de la Ciénaga, con gesto serio dando por zanjada la conversación. Había hecho un juramento y sólo la muerte le detendría. 

_ Y qué le sucedió a vuestro "camarada"..._ Dio énfasis a la palabra, quitándole importancia. _para qué ya no se encuentre entre nosotros?_ Terminó mirándola fijamente a los ojos, analizando sus gestos al responder. Las personas no era menos animales, que el resto de criaturas de cuatro patas. Así lo decía el tabú. Observa su cuerpo, decía su padre. El lenguaje corporal no sólo valía para la caza o el trueque. 

Cuando el recién formado Grupo de la Cripta, dio la mejor sepultura a sus antiguos compañeros. Recogieron sus pertrechos, y se pusieron en macha hacia su destino.

_ Bueno, Zarlene. Nos dirás que por lo menos entre tanto mirar dibujo y garabatos, habrás encontrado la forma de salir de aquí o un plano o yo qué se._ Comentó mientras se ajustaba la ballesta y se colocaba el petate. 

Mas o menos, mira este plano- Zarlene muestra al bárbaro lo que ha sido capaz de encontrar -El centro, ese es nuestro destino y el lugar en el que descansa el amuleto. Llegamos, lo recuperamos y sellamos la grita- La explicación es sencilla pero no va a resultar tan fácil de llevar a cabo. La hechicera vuelve a iluminar una de sus manos para que tengan luz en su marcha por los pasillos. Inhala con fuerza para calmar los latidos de su corazón agitado -Por allí, esa es la dirección correcta. Allí está nuestro destino o la muerte-
Ha llegado el momento de partir en la búsqueda una vez que la hechicera ha recuperado las fuerzas. Los ánimos continúan bajos pornla muerte de sus amigos, una pérdida que cada uno trata de superar como puede y, en el caso d Zarlene, trata de acercarse aún más al bárbaro. Algo que sabe que es complicado porque a él no le gusta la Magia

La elfa se encoge de hombros:

-Le atravesé un brazo con una flecha pero no le maté. A pesar de sus faltas, Koldrimus me acogió cuando no tenía a dónde ir: habría sido vil traicionar a alguien así y además acabar con su vida. Dunriq tampoco mató a Chaial pero creo que eso fue porque apenas tenía sangre en las venas más que por una cuestión de honor. 

Guelder hace una pausa antes de seguir:

-Chaial el Intrépido es un guerrero del clan de los Osos Cornudos. No habla mucho de sí mismo pero creo que su tribu desapareció con el Cataclismo. 

Ahora te acogemos nosotros, perteneces a los Compañeros de la Ciénaga. Me gusta ver que tus motivaciones son similares a las nuestras o por lo menos no contrarias- Las palabras de Zarlene son mazmorras duras de lo habitual, no parece ella misma. Más seria, más decidida. El luto y la desdicha que portaba en su interior por la pérdida de sus amigos y compañeros la estaba destrozando. Las palabras de Tunka la han espabilado pero no podían calmar su tristeza y ahora tomaba una posición más dura. No porque ella lo fuese sino para cubrir su dolor. Se envuelve en un escudo emocional para no sufrir, un escudo débil que seguramente se desmoronará en cualquier momento.
Seguidme, vamos a por el amuleto siguiendo el mapa que hemos conseguido- Con el brillo de su mano derecha iluminado el camino, comienza la búsqueda de la sala donde está segura que se encuentra el amuleto. Una lágrima cae por sus mejillas y es recogida por las llenas de sus dedos -Por vosotros lo haremos, lo conseguiremos

No le gustaba la idea de dejar los cadáveres de sus camaradas allí en esa maldita cripta, pero no había mas opción.

Recogió lo mejor que pudo su enseres y siguió las indicaciones de la maga sin protestar, colocándose en cabeza. Se encontraba mas serio que de costumbre, no dijo ni palabra desde que abandonaron la biblioteca.

Con el espadón en la mano, prestaba atención en cada pisada y en cada grieta o agujero en la pared. Ésto hacia que la marcha fuera mas lenta pero tal vez algo más segura.