Partida Rol por web

Por supuesto no iba a tener la suerte de que los soldados se movieran de allí y, a este paso, ninguna posibilidad de acercarme a un ordenador. Tendría que buscar otra alternativa si quería colarme en los laboratorios.

Sin decir palabra me alejé de la puerta principal, demasiado bien custodiada para mi gusto, e hice el ademán de alejarme de allí. En cuanto me pareció que los soldados no podían verme, recorrí el contorno del edificio buscando alguna puerta o alguna ventana abierta que me permitiera colarme en el interior sin que nadie me viera. Esperaba tener suerte, ya que no creía que existiera sólo una puerta para acceder al interior, seguro que tendría que haber algún hueco, trampilla o lo que fuera por donde metieran el material o, simplemente, sacaran la ropa sucia.

Tras dar un rodeo, vístes un científico que estaba apoyado en una puerta trasera. Estaba fumando, mirando hacia la noche estrellada (que poco o nada se apreciaba). Te miró entonces de abajo a arriba, como adivinando tus intenciones.

¿Puedo ayudarte? -dijo sacuediéndose la solapa de su bata blanca mientras daba una calada-.

Ludovico estaba frustrado.

Había pasado casi un día completo allí y no había sacado nada sólido sobre aquella base, solo hipótesis que no iban a servir para absolutamente nada.

Sabiendo que sus compañeros no habían tenido mejor suerte cuando se reunieron a la hora del almuerzo, Ludo intentó cambiar de estrategia. Quizás hablar de una manera más directa podía ayudarle a recabar alguna pista que le de paso a algo más grande.

Lentamente e intentando parecer normal, el excatedrático se acercó a uno de los operarios con las manos metidas en los bolsillos.

- Buena noche hace hoy ¿verdad? - comentó con una sonrisa más falsa que el amor que sentía por su mujer.

- Es increíble todo lo que hay aquí montado, ¿sabía que yo he pilotado en mis tiempos del ejército helicópteros como los que maniobran por aquí? la experiencia es inigualable aunque claro, yo solo transportaba alijos de alimentos, no como vosotros que lleváis personas - dijo haciendo una puesta arriesgada para saber cómo iba a reaccionar el hombre. Lo principal para Ludo era sacar el tema con normalidad.

Demasiada suerte iba a tener si me encontraba una entrada al laboratorio y a nadie que me pudiera impedir el paso. Por supuesto, la suerte no era para mí. Nada más comenzar a caminar por el lateral buscando la manera de acceder al interior, me topé con un hombre que, por su bata blanca, me imaginé que era científico.

Por unos instantes me quedé inmóvil, sintiendo el corazón golpeando con fuerza mi pecho y con la extraña sensación de que estaba aguantando la respiración, aunque no sabía muy bien el motivo. Solté el aire de golpe y decidí que lo mejor que podía hacer era ser directa, era una estupidez pretender que aquel hombre iba a tragarse cualquier excusa que le dijera.

—Buenas noches. Parece que la noche está tranquila.

Menuda estupidez acabas de decir Andrea.

—Somos... invitados en las instalaciones con permiso para recorrerlas y mirar sin molestar. He llegado hasta este edificio y me preguntaba si podría verlo por dentro. Mis padres son científicos ¿sabe? Y siempre me ha gustado el ambiente que se respira entre probetas, tubos de ensayo  y matraces. La pena es que no se me permite entrar. No entiendo muy bien el porqué, a no ser que... —El no ya lo tenía y por hablar me imaginaba que nadie me detendría, o por lo menos eso esperaba—. A no ser que lo que hagan ahí dentro sea ultra secreto.

Terminé dedicándole una sonrisa, como si todo lo que acabara de decir fuera la cosa más normal del mundo y sin dar a entender la curiosidad que me corroía por dentro.

Con fingido disimulo me levanto del suelo, sacudo el polvo de mi ropa y miro a los guardias.

- Sin rencores -, les digo guiñando un ojo para a continuación girar sobre mis talones y alejarme. 

En realidad me alejo del hospital con intención de dar un rodeo hacia la parte posterior del edificio. Procurando permanecer oculto intento mirar por alguna ventana para averiguar que sucede en el interior y busco alguna ventana abierta por la que me pueda colar.

No nos es posible revelar nada -dijo tirando la colilla afuera-. Tan sólo analizamos ciertos datos que tenemos entre manos, cosas que nos es imposible detallar... aunque seáis visitantes... -el tipo, entonces, te echó una última mirada y se metió para dentro-. Te asomaste y viste un largo pasillo de suelo metálico y enrrejado, y varias personas atravesar el pasillo dentro de la instalación...

El operario no dejó de ecribir en su tablilla hasta que Ludovico refirió la última frase. Dejó de apuntar durante un momento y se giró algo sorprendido hacia él.

Ésto no es el ejército, sino una misión de investigación ante un suceso. Así de simple -te contestó-. Si no tienes nada más que hacer, conviene que dejes trabajar al personal. Ha habido bajas en este sitio: como ves hay un puesto de hospital de campaña. Vete a preguntar a otro sitio...

Ciertamente, no hacía por aportar nada a las pocas indagaciones que hacías.

La zona de recreo a tu izquierda no parecía retener mucha información de lo que allí "se cocía". Por otro lado, la zona restringida junto al hospital estaba fuertemente militarizada, llena de soldados en su entrada (colarse por allí era imposible). Diste entonces un rodeo más allá, en el laboratorio. Observarste a tu compañera Andrea que hablaba, a cierta distancia, detrás del propio laboratorio (ahora muy cerca de tí) con un científico que se estaba fumando un cigarro. Les dejaste entonces en su conversación y te colaste por una ventana trasera del gran edificio prefabricado.

Acto seguido te introdujistes en una habitación estrecha y alargada, como si aquello, más que una sala de pruebas, fuera una especie de almacén o despacho improvisado... Cajas selladas o con candados, herramientas y probetas, una mesa impoluta y varias sillas; te percataste que también podía ser una sala de reuniones improvisada. En la sala de al lado se oía, tras el fino muro, científicos yendo y viniendo, trabajando en varias salas al mismo tiempo... eh... un momento...

Sí. Aquello era una nota, justo debajo de una de las sillas de la mesa:

Aunque a cuentagotas, Ludo sabía que por poca que fuese la información que consiguiese recopilar de aquel hombre sería una pequeña victoria para una conclusión final. Ya sabía que los militares tenían poco poder aquí y que todo era parte de una investigación científica, con bajas incluidas. ¿Un brote de ébola?¿Radiación? La duda seguía salpicando su mente.

- Oh disculpe, sé que tenéis muchas cosas que hacer y pensé que una breve charla ayudaría a aliviar un poco vuestro estrés, por lo que oí dentro llevabais ya 48 horas trabajando sin parar... una proeza admirable claro... - intentaba comprobar la reacción del hombre ante aquella mentira puesto que eso le haría tantear si todo este "follón secreto" lleva más tiempo del que realmente aparentaba.

Me sentía la mar de frustrada. Mis dotes detectivescas no es que fueran gran cosa, pero normalmente teníamos que hablar con pueblerinos o gente demasiado ansiosa por conseguir sus minutos de fama, que no resultaba demasiado problema sonsacarles información. Pero esto era distinto, muy distinto. Aquella gente guardaba un secreto y no iban a soltarlo con facilidad.

Sabía que no debía ni siquiera intentarlo si no quería poner en peligro mi vida y la de mis compañeros, pero la curiosidad por saber que estaba sucediendo era demasiado grande. Necesitaba encontrar algún hueco, alguna puerta o ventana mal cerrada por la cual colarme. Una vez dentro, y si tenía suerte, quizás consiguiera una bata para así pasar desapercibida.

Rodeé el edificio, intentando fijarme en cualquier cosa que me pudiera ayudar en mi propósito para colarme en el laboratorio. No pensaba en mi propia seguridad, sino en saber y descubrir de qué iba todo aquello.

Un papel en el suelo llama mi atención dentro de la pequeña sala. Lo recojo y me incorporo mientras comienzo a leerlo. ¿Extraterrestre?, ¿sonda?, ¡¿dos millones de años?!

Mis ojos están a punto de salirse de sus órbitas. - ¡Mi madre! - pienso, - ​esto es gordo, muy gordo. Tengo que enseñárselo a Ludo y a Andrea. 

Todo mi cuerpo tiembla. Una mezcla entre temor y emoción hace que mi adrenalina se dispare a niveles estratosféricos. Ahora mismo tengo la sensación de estar siendo observado por mil ojos. Miro a mi alrededor para comprobar si estoy en lo cierto, busco cámaras de seguridad en las paredes, esquinas. Mi paranoia se ha activado. Cuando veo que todo parece seguro doblo el papel y lo guardo en mi calcetín.

- Ahora toca salir de aquí sin que me vean. - Trago saliva lentamente y me encamino de nuevo a la ventana. Miro al exterior con precaución antes de encaramarme y salir para seguidamente encaminarme hacia el barracón.

El militar ni se inmutó. Se dedicó a ignorarte y continuar con el inventario de cad... bueno, de aquello que los helicópteros se llevaban de la improvisada base. Sin nada más que hacer, el tipo desapareció perdiéndose en el complejo. Ningún helicóptero más sobrevoló la zona.

Justo cuando Andrea se detuvo tras indagar en las ventanas y dónde poder ojear algo, apareció delante de ella una figura. La mujer emitió un pequeño alarido, fruto del pequeño impacto. Era Nolan, el cual, ni más ni menos salía de una de las ventanas traseras del mismo edificio tras el que estaba. Sorprendentemente, Nolan se habría colado ahí dentro y ahora salía. Ambos se encontraron al momento.

Ludovico supo al instante que ya allí no podía conseguir nada más. El operario se había percatado de que estaba intentando hacerle hablar más de lo que debía y desapareció. Al menos el ex-catedrático pensó que aquel hombre fue sutil, ya que tenía experiencia en que alguien le mandase literalmente "a la mierda"

Suspiró levemente y creyó que dar una vuelta rápida por los barracones podía ser de utilidad, ya no por ver si encontraba a alguno de sus compañeros (que deseaba que estuviesen bien) sino también para ver si tenía más posibilidades de encontrar pistas y/o soldados con los que hablar.

Decepcionada, así era como me estaba sintiendo, y eso conseguía que mi enfado fuera en aumento. No encontraba ningún sitio por el que colarme y lo único que estaba logrando era sentirme torpe. Mientras seguía recorriendo el perímetro del edificio, más atenta a buscar cualquier hueco por el que colarme que a lo que había a mi alrededor, me topé con alguie. El susto que llevé hizo que lanzara un grito, más por la sorpresa que por el miedo, pero me recobré rápidamente al ver de quien se trataba. Ahora sí que estaba enfadada, Nolan había podido entrar y yo no. Menudo asco.

—Joder qué susto. ¿De dónde sales? ¿Cómo has podido entrar? ¿Has encontrado algo?

Preguntas que buscaban rápida respuesta.

Nada encontraste en los barracones; simplemente más movimiento militarizado y soldados haciendo herméticas guardias para evitar cualquier entrada. Por ello, sin saber muy bien a dónde ir, fuiste a los laboratorios, pasando por delante del edificio impovisado. También estaba vigilado en su entrada, aunque a través de sus ventanas se veía personal científico como yendo de un lado para otro, como trabajando. Diste un rodeo al edifcio y....¡voilà!: allí estaban tus compañeros, en la parte trasera del mismo, hablando entre sí.