Partida Rol por web

Uhm... Yo haré que lo sean -el militar entonces apuntó a los tipos de manera indiferente, haciéndoles ver que ante la poco propicia treta él tenía la sartén por el mango, en cierta parte-.  Los científicos resoplaron, sabiendo que no tenían opción de réplica.

Claudio Beren, encargado de esta investigación, estaba obsesionado con la posibilidad de que este objeto -apuntaba en la pantalla a la maquinaria que había afuera, a unos pocos metros de vosotros- hubiera cobrado vida. Ese objeto vino del espacio... pero no es nada extraterrestre: se trata de la sonda Voyager II, una de las dos sondas lanzadas al espacio en 1977 destinadas al estudio de Saturno, Urano, Neptuno y sus respectivos satélites.

PNJOTIZADO.

¿Y qué diantres hace aquí esta sonda...? -explotó Nolan desconcertado-. ¿Qué diantres significa eso de que "aprende" o que "ha cobrado vida"?

Actualmente el Voyager I se encuentra en camino a los confines del sistema solar, mientras que del Voyager II se perdió su comunicación en 1991... Numerosas investigaciones llevadas a cabo no han conseguido esclarecer el motivo de esta pérdida de contacto con la sonda que, tras fotografiar Tritón -se refería a la luna de Neptuno- se encaminó hacia el exterior del sistema solar tal y como hiciese su gemela. La principal hipótesis aceptaría la posibilidad de una colisión con un asteroide o un fallo en los sistemas de comunicación...

Ahora ha vuelto... y las pruebas del Carbono 14 realizadas no dan lugar a la duda... o sí -añadió otro científico-: la sonda posee una datación de dos millones de años... Ha causado una tremenda radiación en este lugar, donde ha caido... Esos hombres... -entonces miró la pantalla donde varios hombres armados, fuera del recinto, aún se disparaban entre sí, y otros tantos andaban cual zombies avanzando con lentitud-.

Ludovico no se percató hasta más tarde que su insufrible necesidad por averiguar lo que estaba pasando casi puso en peligro sus vidas. El militar tenía todo planeado pero ¿para qué tanta treta cuando él era quien tenía el arma? Y sobre todo sabiéndola usar de aquella manera.

Miró a sus compañeros con cara de disgusto, no quería sentirse un estorbo pero en el fondo sabía que ni tenía un plan para salir de allí ni era capaz de deshacerse de un rival sin antes sufrir un profundo dolor de cabeza.

Cuando se "liberó" toda aquella información sobre el Voyager no pudo sentir más que expectación y curiosidad, pero no entendía las magnitud del asunto, no hasta el punto de observar la matanza que se estaba provocando ¿tan real era la amenaza que costaba digerirla?

En aquellos momentos no sabía que hacer, tenía la noticia pero... ¿qué era más importante ahora? el que haya personas en un estado catatónico cual zombie le provocaba temor. ¿Todo culpa de la radiación o hay algo más?

Desconcertada, escuchaba toda la información que nos estaban dando los científicos, eso sí, motivados por el arma de nuestro Rambo particular. Seguía con la sensación de estar inmersa en una mala película de ciencia ficción.

—Pero... ¿Cómo puede ser posible? Esa datación tiene que estar mal... Dos millones de años...

Sí, sin lugar a dudas aquello no podía ser real, aunque los disparos y las muertes que habían sucedido a nuestro alrededor no tenían pinta de ser una ficción. Me quedé mirando a la pantalla donde los soldados seguían disparando.

—¿Se ha demostrado que sean peligrosos? —Señalé hacia las imágenes en movimiento de la pantalla, más concretamente a los que se estaban moviendo como zombis.

El Carbono 14... -repitió a Andrea-. El científico quería decir que aquella prueba tenía muy poco margen de error, sobre todo en dataciones "astronómicas". Una divergencia temporal... ¿quién sabe? No es peligroso, creemos: es un ser mecánico, pero no móvil si no es en el espacio: en su memoría las directrices son claras. Lo único que se revela en nuestros escáneres es su frase... "busco al creador".

Además... el ingeniero jefe, que perdió el juicio y acabó siendo abatido por los militares de aquí -que protegían el recinto, como vuestro "guía"-, instaló una consola de comunicación pero no hemos llegado a usarla.

Ciertamente, todo había sido demasiado rápido.

Es ésa -señaló el científico-. Puedes introducir preguntas sencillas y la sonda responde... Aunque no sea capaz de moverse, esa cosa... sabe matar.

¡Y nos matarán si no hacemos algo! -decía el militar que os acompañaba- ¡Hay que salir de aquí ya! Sea esa cosa o algo peor -se refería al bombardeo-, ¡si nos quedamos aquí moriremos!

Me parecía extraño que, teniendo aquel comunicador con la sonda, los científicos de la base no lo hubieran usado. Si la máquina, el robot, o lo que fuera que buscaba al creador era capaz de responder, quizás pudiera desentrañar ciertas cuestiones sobre lo que estaba pasando. O también pudiera ser que yo fuera tan inocente como para creer que aún podíamos salir de allí sin bajas y, además, con mucha información.

—¿Y no le han preguntado nada? Si como dicen es capaz de matar... ¿por qué lo hace? ¿Qué busca aniquilando vida? ¿Qué pasará una vez encuentre al creador? El creador...

Tantas y tantas preguntas y ninguna respuesta. Aún sabiendo que nuestra vida corría peligro, no quería marcharme de allí sin tener respuestas.

Realmente era increíble contar con la posibilidad de estar al lado de un equipo de científicos así y con acceso a la sonda, a la información, al misterio en primera persona.

- Sí, está claro que debemos salir de aquí, que probablemente nos mate una bomba de napalm o un tiro por la retaguardia pero... ¿no sentís la curiosidad de preguntarle algo a la máquina o "lo que sea"?¿Qué busca en nosotros?¿Existe Dios? - parecía que estaba delirando pero... si aquella cosa era capaz de matar y responder preguntas ¿por qué no aprovecharlo?

Miré a mis compañeros, ambos compartíamos la misma sequedad sequía de detalles, necesitamos llenar nuestras vidas de historias, de experiencias, de leyendas y buenos reportajes.

- Hagamos una pregunta, solo una... si tengo que morir, joder, que sea al menos con la curiosidad satisfecha -

¿Es que no han escuchado nada? -decía un científico-. Esa cosa mata... irradiando y vuelve loco a quien quiere... ¿qué cree que es lo que hay fuera del recinto!? ¡Es gran parte del contingente militar que tenía la misión de proteger este sitio! ¡Y los ha enloquecido! Esa sonda... ¡es ahora el mal!

Eso es cierto -os dijo el militar-. Los que están ahí fuera son militares como yo. Yo mismo os escolté junto con otros a este sitio, antes de todo este embrollo. Muchos de ellos se irradiaron de no sé qué manera, pero se volvieron locos... Es como un virus... o algo peor.

No sé quién diantres sois pero... -y el científico extendió el brazo, en señal de ofrecimiento, hacia el panel de mandos-. Ahí tenéis la consola y el teclado: si queréis hablar con ese engendro, adelante. ¡Locos! Existe electricidad actividad eléctrica similar a las de un microchip en el interior de "la criatura", pero no hemos averiguado su verdadera naturaleza... Esto es una revolución..., ¡¡una revolución histórica que intuyó Claudio Beren!!, y que debe ser eliminada.

Y lo será... -añadió el militar-, y nosotros con ella, si no hacemos algo. Este sitio será un punto cero en cuestión de no mucho tiempo...

Empecé a sudar por la tensión. Me froté la frente con el brazo y suspiré.

- Tocará ser optimistas ¿no? - comenté a la vez que lentamente me dirigía al panel de mandos.

- Me gustaría probar, mi "niño interior" me dice que si no lo hago, reventaré... si al final voy a morir "irradiado" ¡que sea con la conciencia tranquila! - después miré a Andrea y a Nolan.

- ¿Alguna sugerencia? Juro que después no pondré inconvenientes para salir de aquí pitando con nuestro militar favorito... igual seguimos teniendo la flor en el culo -

Los nervios estaban a flor de piel, y no era para menos si, tal y como los histéricos científicos, o ante mis ojos así se mostraban, aquella cosa era capaz de matar a todo el que se acercaba demasiado a su radio de acción. Pero lo que me llamaba la atención, aunque dados los ánimos que había en esos instantes no me atreví a decir en voz alta, era porqué no usaban algún traje especial antirradiación o antivirus o lo que fuera, de esos que parecían de astronautas aficionados a la apicultura.

Pero los nervios de los científicos eran demasiado contagiosos, y nuestro Rambo particular no ayudaba precisamente a calmar los ánimos cuando nos instaba a espabilar para salir pitando de allí. Pero la curiosidad de Ludo era mucho más fuerte que su miedo a una muerte más que segura si seguíamos allí más tiempo del que debíamos. Y qué narices, a mí me pasaba lo mismo, no todos los días se tenía la posibilidad de hablar con una maquina caída del espacio, datada de tropecientos millones atrás y que buscaba a su creador. Ciencia ficción en estado puro.

Me acerqué al aparato y a Ludo, alternando la vista entre uno y el otro. Eran miles las preguntas que se me ocurría hacer a la máquina asesina, y elegir una se me hacía muy difícil. Lo mejor que podía hacer era pasarle el marrón a Ludo.

—Por mi parte te cedo el honor Ludo. Te lo mereces.

Ludovico se acercó al teclado del computador, no sin la mirada de los científicos. No se trataba de una radiación al uso, como pensaba Andrea, más bien se trataba de un ataque. Aquello sin duda tenía vida, o mejor dicho, inteligencia. Ludovico comenzó a teclear ¿Qué buscas de la humanidad?

... -un sonido de espera y respuesta comenzó a emitirse en el panel-.

...

... Biiiiiiiiiip

... No busco nada en su forma concreta ni abstracta de la humanidad. Busco al Creador.

...

... -la respuesta se paró, y los científicos se acongojaron un poco más-.

... ¿Qué buscas tú? -respondió la sonda en la pantalla-.

Me llevé un susto de muerte al comprobar que, de verdad, aquella cosa era capaz de comunicarse de forma inteligente con nosotros. No sólo era capaz de contestar con coherencia a lo que se le acababa de preguntar, sino que también podía hacer preguntas que, pensando bien, podían conllevar una carga filosófica muy grande.

La verdad.

Esa fue la respuesta que se formó en mi cabeza como contestación a la pregunta de la máquina, pero preferí no decir nada ya que, dicha respuesta, podría derivar en una discusión metafísica que no conduciría a ninguna parte y, lo peor de todo, no teníamos tiempo para ella.

Esperé a ver la reacción de Ludovico con una expectación rayana en el delirio.

Abrí los ojos de par en par al comprobar como la interacción con la "sonda" era real. Su empeño en seguir buscando al creador rozaba la tozudez ¿y qué ocurrirá una vez lo encuentre? me daba hasta miedo pensarlo. De repente miré a Andrea, cruzamos las miradas ya que ambos pensamos en lo mismo, no era la primera vez que sucedía. Yo quería responder "La verdad", de hecho estaba a punto de empezar a teclear pero... algo había en su gesto que me hacía dudar.

- Siento la imperiosa necesidad de preguntarlo... nosotros somos buscadores de la verdad, ya sea por dinero, fama o insatisfacción personal, pero... - me temblaba la mano.

- ¿Y si "La verdad", que es lo que buscamos, es una pregunta que genera una respuesta que rompa todos los esquemas? No sé si estoy preparado - me levanté del asiento.

- Igual es tu turno, compañera -

¿Porqué crees que no queremos teclear absolutamente nada? -dijo otro de los científicos ante la pregunta, como retórica, de Ludovico-.