Partida Rol por web

Ciudad: Luanda, Angola.
Hora: 11:00 AM local.
Objetivo: Eliminar el traficante Aamori Dakarai
Ultima posición vista en la ciudad de Luando, Angola.
Temperatura: 38ºC
Punto de encuentro: Estación central de autobuses, taquilla 32.

Camino entre la gente fingiendo que hablo por telefono, con tranquilidad, calmado; sin llamar la atención.

Soy un turista, mientras camino pienso en la de dinero que este país tiene bajo su superficie, petroleo, diamantes... Es lógico que tengamos intereses en Angola, pero no alcanzo a comprender que provecho podemos sacar de la muerte de un traficante de tres al cuarto, aunque la verdad; no me he esforzado ni siquiera en leer el perfil de Dakarai, no sé si esta forrado de petrodolares o, simplemente es una marioneta de un tercero. El caso es que se ha ordenado su eliminación y por desgracia para él, me la han encargado a mí.

Entro en la estación de autobuses con el paso firme, pero menos calmo que antes, es la hora de trabajar. Me quito las gafas de sol que he llevado hasta el momento y ojeo la zona de las taquillas, compro el New York Times, - mi tapadera es la de un empresario neoyorkino - aprovechando el emplazamiento del kiosco para asegurarme de que nadie vigila las taquillas. Todo despejado, pliego el diario y me dirijo hasta la taquilla 32, con la llave en mano y, Veamos que tenemos... abro la puertezuela.

La estacion de autobuses claramente demuestra el estado del pais, aunque rico, se cae a pedazos, el suelo esfaltado, no hay mas de 3 metros que no este agrietado y con hierbajos saliendo del interior. Las taquillas no estan mucho mejor, sin duda vivieron mejores tiempos, un hombre al lado de las taquillas sentado con una silla de plastico rota por 3 partes, descansa medio dormido haciendo su trabajo de vigilar las taquillas.
La puerta de tu taquilla no esta mejor que las del resto, su pintura blanca delantera a saltado en grandes partes, solo queda los laterales de color naranja chillón negrecido pro el polvo del país. En el interior una vez abierta bolsa de deporte cerrada ocultando así el material en su interior.

Recoges la bolsa sin abrirla y te diriges al exterior pasando por delante del hombre de la silla medio durmiendo, levanta la mirada cuando pasas por delante, sin dejar la bolsa al suelo, sacas un par de dolares del bolsillo y se lo dejas caer en una mesilla en un estado parecido al del país escrito con pintura y mala caligrafía los precios. Sin duda sera suficiente. Sin esperar respuesta te marchas al interior.

Recojo la bolsa de deporte, con parsimonía, después de todo me he asegurado de que nadie me esperaba, echo el petate al hombro, como cuando suelo ir al gimnasio; pesa bastante, es porque no son precisamente toallas y bebidas isotonicas, me doy la vuelta cerrando la taquilla con el periodico en su interior - señal de que he recogido el equipo con exito -. De camino, en una callejuela semi abandonada, aprovecho que no hay nadie alrededor para abrir levemente la cremallera de la bolsa y examinar el interior de un rápido vistazo, sin dejar de caminar.

Llevas unos 10 minutos andando, el movimiento de gente por la ciudad es constante, sin duda tu presencia es llamativa en el lugar, aunque en la parte alta de la ciudad puedes pasar bastante mas desapercibido, en cuando entras en la parte baja, sin duda llamas la atención y en calles estrechas aun mas.

Tras revisar el contenido de la bolsa me doy cuenta de algo; seguramente tenga que atravesar la zona pobre de la ciudad. Miro al cielo, murmurando para mis adentros y creandome una nota mental para no volver a cometer tal error de novato y, me doy la vuelta para volver a la estación de autobús; será mucho mejor, tanto para la misión, como para mí. Extraigo de camino a la estación de autobuses el sobre amarillo que, seguramente sea el informe de situacion del objetivo y todos sus protocolos.

Cuando vuelves a la estación de autobuses, y observas los horarios, haces una pequeña sonrisa, estas de suerte, en menos de 10 minutos sale uno al otro lado de la ciudad, tomas un asiento, con la bolsa y el sobre en la mano, aun cerrado, esperando subir al vehículo para mayor seguridad. Cuando pasan 10 minutos, nada ha llegado donde debería estar el autobús, preguntas a un hombre que hace de revisor con pocas ganas, dice que no ha llegado aun. Ha pasado mas de media hora y aun no ha llegado nada, sin duda la puntualidad de esta ciudad como del continente en general no es su mejor característica.
Cuarenta minutos mas tarde decides coger un taxi, no cuesta demasiado encontrarlo, mas bien ellos te buscan a ti, algo normal en estos países, subes en un vehículo de color marrón, reconoces un vehículo es un primera marca y de muy buena calidad, hace 20 años, el estado del vehículo podría estar mejor sin duda, pero comparando con el resto de la ciudad, no esta nada mal.
Subes en la parte trasera, el hombre queda extrañado de que no llevas maletas, cuando pregunta donde tiene que ir a buscarlas, pero sin decir nada sube y arranca el coche en dirección a uno de los hoteles.
Sin duda es un buen momento para abrir el sobre. Rompes la banda de protección y extraes una carpeta de color marrón con el símbolo de la GIA.

En el interior encuentras apenas dos hojas.

Objetivo: Eliminacion del traficante Aamori Dakarai
Paradero: Luando, Angola. Hotel Continental.

El informe es extremadamente corto, la ultima posición es de hace mas de 48 horas. Ningún equipo o agente ha estado por las cercanías, la información proviene de un contacto.
Aamori Dakarai es un traficante de armas, para terroristas islámicos, señores de la guerra del continente negro entre otras. Tiene en su posesión el gas Sarín, un agente nervioso incoloro e insípido.
Tu misión eliminar Aamori Dakarai y recuperar el gas.

Varias fotos muestra el aspecto del objetivo y su ultima localización.

- Al Continental. - sugiero al taxista dandole un golpecito en el hombro y guardando los papeles en el sobre de nuevo que, introduzco en la bolsa aprovechando el momento para ver de cuanto dinero dispongo.

En el interior de la bolsa observas lo de siempre, debajo del todo una maleta rigida y a su lado un sobre, lo abres y como siempre dinero suficiente, no para tirarlo, pero si para una buena habitación, sin tenerse que preocupar por el dinero. Eso si, se tiene que pasar una hoja de gastos de misión al terminar.

Cuento el total, con disimulo, echando un ojo al taxista de vez en cuando; tienen la manía de mirar constantemente por el retrovisor, para cotillear que hacen sus pasajeros, me aseguro de que el hombre no se percata de que saco tantas cosas sospechosas de una bolsa de deporte y, una vez guardado el dinero, sonrío al taxista asintiendo, esperando llegar al Continental sin percance alguno, en otro de sus momentos en los que no mira, extraigo el pasaporte de quien se supone que soy y lo guardo en otro bolsillo diferente, alguno de los exteriores de la bolsa. Lo peor de trabajar en paises tan cálidos es que no tienes a llevar chaqueta y, por lo tanto no tienes más que los bolsillos del pantalón. Tras colocar el documento en el bolsillo más accesible, cierro la bolsa y doy dos golpecitos de satisfacción sobre ella, listo para arribar a mi destino.

El taxista finalmente después de varias infracciones pitidos y quejas a otros vehículos llega al continental, el hotel esta a escasos metros del mar y ostenta una fachada bastante limpia, en comparación al resto de la ciudad, sin duda en comparación a los hoteles de tu país...no lo dejarían ni abrir.
Pagas lo que te pide el taxista, por supuesto es el doble de lo normal en una carrera por aquí, quizás le has pagado casi todo el sueldo del mes, pero forma parte de la vida.
Sin pensártelo con la bolsa avanzas hacia el interior del hotel.

Este, es completamente distinto al exterior, decoraciones cargadas de dorados y flores por doquier, contradiciendo la economía que vive realmente el país. Una señorita no mas de 25 años se pone de pie al verle desde detrás del mostrador.

Intento una sonrisa amigable mientras dejo caer la bolsa de deporte en el suelo con delicadeza, es atractiva; por supuesto, las contratan atractivas para no desagradar a clientes como yo.

- Buenos días, - saludo a la jovencita aun con la sonrisa en mi expresión - quisiera una habitación con vistas... Por favor. - termino dándome cuenta de que ahora he de ser amable y no estoy acostumbrado a ese tipo de coletillas - Mi documentación. - continuo borrando la sonrisa un instante mientras extraigo el pasaporte del bolsillo en el que lo guardé y volviendo a sonreir al entregarsela.

La chica hace una gran sonrisa. Bienvenido al hotel Continental señor.
La chica con gran profesionalidad coge el pasaporte e introduce varias dadas en el ordenador.
Sr. Fendrew, habitación individual o doble? o quiere alguna de las suit?. Todas sus preguntas van seguidas de una gran sonrisa blanca en contraste a su piel oscura.
Sin duda la chica es atractiva, un cuerpo esbelto y vestida con un traje chaqueta al estilo occidental. Sin duda el hotel cuida mucho la imagen al exterior.

- Individual. - señalo asintiendo - No estoy para lujos... - suspiro apoyando mis manos en el mostrador y devolviendo la sonrisa a la joven.

Mientras ella rellena el formulario de reserva, yo estoy atento a otras cosas más importantes, salidas de emergencia, numero de ascensores, escaleras, lugares de facil acceso; también hago un examen rápido de la gente que se encuentra en el vestibulo, procurando identificar a los hombres de Dakarai. - si es que los hay.

Sin ningún problema, la chica trabaja velozmente y en menos de 3 minutos tienes en tus manos una tarjeta electrónica para la puerta de tu habitación.

El hotel contiene por lo menos 2 ascensores partiendo del fondo del hall de la entrada, a una ala del hall hay un restaurante, el caravela en el otro lado hay el bar del hotel con el cartel en dorado de Ecuador.

Vario personal del hotel cruza el hall continuamente, y varias puertas de solo personal cierran el hall por los laterales de las alas. Al no conocer los hombres de Dakarai, te es imposible identificar alguno, a parte de los dos guardias, no hay nadie mas armado.

- Gracias. - sonrio de nuevo recogiendo la tarjeta y echándome la bolsa al hombro antes de echar a caminar hacia los ascensores.

Presiono el dispositivo de llamada, mientras vuelvo a examinar a esos "guardias", examinando que tipo de armas llevan y si son miembros de un cuerpo policial o agentes de seguridad privados. Tras quedar satisfecho, devuelvo mi mirada al frente, a la puerta del ascensor, mirando al marco superior de vez en cuando, hasta que se abre la puerta y, camino hacia su interior, presionando el botón del piso al que voy sin mirar.

Muy bien señor, responde la chica, mi compañero le mostrara la habitacion. Que pase una buena estancia al hotel Continental, Sr Fendrew.
Eres acompañado por uno de los botones del hotel, que pide de llevar la bolsa hasta su habitación.
Si me permite señor, se la llevare y le mostrare la habitación.
Te niegas diciendo que no hace falta y que pesa poco, el hombre no objeta nada y te acompaña hasta la quinta planta. El ascensor sube tranquilamente y un ruidoso Clink, da el aviso que las puertas se abren, solo hay dos pisos mas por encima del actual y la terraza superior.
El botones te lleva hasta tu habitación la 57, esta en medio del pasillo de la izquierda, ala oeste.
Cuando abre con su llave, la habitación esta parcialmente oscura, rápidamente cruza la habitación y abre las cortinas entrando la luz del día. La habitación tiene una cama de matrimonio pequeña o individual bastante grande, un escritorio y cruzando una puerta un pequeño salón con una mesa baja y unas sillas, una pequeña terraza no mas grande de 10 m2 finaliza la habitación. Toda ella recargada con dibujos y objetos dorados.

Seguidamente abre la puerta del baño revelando y en un pequeño salto se pone al lado de la puerta de entrada. Espero que todo sea de su agrado, señor.

Dejo la bolsa sobre la mesa con cuidado mientras recorro con mi vista el dormitorio asintiendo con las manos en los bolsillos, examino el baño desde la puerta y miro al chico que desea que todo este de mi agrado.

- Lo esta chico, lo esta. - sentencio estrechando la mano del joven con la diestra en la que llevo un billete de veinte - Antes de que te vayas, tengo una pregunta, chico. - le digo soltando su mano que con agilidad felina se introduce en su bolsillo sin siquiera mirar el dinero - Habia un amigo mio hospedado aquí y quisiera saber si sigue en el hotel o ya se ha ido, se apellida Dakarai. - inquiero con una sonrisa volviendo a meter mis manos en los bolsillos.

Lo siento señor, peor no nos esta permitido hablar de otros huéspedes.