Partida Rol por web

La reacción de Jackie sella mis labios y no contesto a nada de lo que dice o hace, simplemente sigo al grupo como si hubiera tragado gasolina por mi boca. Si en algún momento del viaje me he llevado un chasco o una decepción ha sido en este momento.

No pensaba que Jackie fuera capaz de poner en riesgo la vida de un niño por cabezonería y orgullo, pero lo ha hecho. Eso no se lo voy a perdonar, nunca ¿Todo por qué? Para ver como un dio se preocupa por su hijo, sí, es algo inusual... pero no merece la vida de su propio hijo.

Jackie suspiró al ver como traían al hijo de Hades, que incluso parecía preocupado... ¿para eso los traían aquí? ¿para ver como su hijo sufría? Ella no era médico, no sabía hacer nada más allá de primeros auxilios básicos. Se sintió algo impotente al no poder ayudar, apartó la mirada. 

Miró al grupo, que ella supiese ninguno de ellos tenía conocimientos médicos. Tal vez los dos nuevos, pero... ni ella, ni Eneas, ni Alcander, ni Holden saben seguramente. Poco podían hacer allí. 

El palacio es sorprendente, parece incluso el de alguna serie de la HBO.

Inevitablemente me pongo a pensar en el sentido que tiene estar bienhallado, si estamos hallados, no podemos estar mejor o peor hallados, ¿no?

Me quedo mirando al dios de los muertos mientras disimuladamente me escondo tras Quieron hasta que aparece el otro chico, tiene aspecto pálido, y está dormido... está bien claro lo que le pasa.

—Yo... yo creo que tiene gripe y va a crecer... es lo que mi madre siempre decía cuando David se ponía así paliducho y se quedaba dormido en la cama sin querer levantarse.

—De todas formas... es que... ¿a quién se le ocurre comer granadas? Es evidente que no era buena idea... — Comento haciéndome el adulto, como si entendiese a la perfección lo que pasa.

Ante la situación Quiron parece alarmado pero podeis ver como después de un rápido chequeo se relaja visiblemente. 

-Bueno, esto puedo solucionarlo... Aunque no será muy agradable a la vista.- El centauro parece incómodo ante la idea de ponerle las manos encima al hijo de uno de los tres grandes delante de unos alumnos suyos.- Lo mejor será que me encargue en la sala colindante...

El señor de los muertos asiente ante la peticion del centauro y los no muertos siguen a Quirón cuando sale de la sala.

El señor de los muertos podría parecer mas aliviado, pero esta serio al salir el centauro, cuando os mira uno a uno sin prisa, quedándose con vuestra apariencia.

-Bien... Un asunto menos. Es un alivio ver que hay cura. En cuanto a vosotros, mestizos, estoy en deuda con vosotros por vuestro buen servicio. Deuda que encontrareis saldada cuando volváis al campamento.- El dios camina lentamente hasta su trono, donde se sienta con parsimonia.

-En cuanto el centauro termine con la cura, os llevaré hasta vuestro campamento... Si hay algo que queráis decir o pedir, este es el momento.

Si estáis atentos, podéis oir un ruido no muy agradable. Algo que los mayores habrán visto mas de una vez algun viernes sábado noche cuando un amigo ingiere demasiado alcohol... O en una montaña rusa con demasiados loopings...

Viendo que el señor centauro se lleva al chico pálido a la sala colindante me quedo pensando si puede hacer crecer a la gente, y en caso afirmativo, por qué no lo ha hecho todavía conmigo.

— Yo tengo una pregunta — Digo pasados unos segundos — Bueno, dos realmente... tres — Añado y me quedo pensando otros dos segundos.

— La primera es saber cuál es el trabajo de mi padre, molaría que fuese esquiador profesional, pero no lo creo. — Dejo de nuevo otra pausa — La segunda es si no le da problemas para ligar el ser tan cadavérico y fantasmal; y la tercera, no por ello menos importante, es que cómo ha hecho para tener ese mechón blanco en el pelo, mola mucho.

Parecía que Quirón lo tenía todo controlado. Era una suerte, considerando que ahora estaban en las tierras de Hades no pensaba que se mostrase muy contento si no hubieramos podido ayudar a su mestizo.

- Espero que no haya pasado nada mientras hemos estado fuera. Que al Señor D se le haya ocurrido diseñar uniformes para los mestizos o algo parecido. - La posibilidad de pregunarle algo a Hades era tentadora, pero no se le ocurría que podía preguntar. Y por supuesto no pensaba preguntar nada sobre los caídos, no quería consuelos ni parecer un crío triste. Tenía que aceptar lo que había ocurrido.

He oído que es francamente difícil salir del inframundo. Supongo que no tendremos problemas con eso. -

Hades mira extrañado al pequeño mientras piensa como responder.

-Tu padre es el dios de los sueños. Debido a mi insomnio crónico, no es que tenga mucho trato con él. Se encarga de producir buenos o malos sueños a los durmientes, no se si esquía o no en sus ratos libres, aunque no es que tenga muchos. Yo no ligo. Seduzco. Y ser un dios ahorra esos problemas que dices. Eso contesta a tu tercera pregunta.

Al oir una pregunta del hijo de Hefesto ladea la cabeza algo mas cómodo al poder responder algo más lógico.

- Os haré aparecer en el campamento. No debéis preocuparos al respecto. ¿Alguna pregunta más?

Jackie se sintió aliviada al ver que Quirón podría ayudar al pobre muchacho... más que nada porque cuanto antes terminase, antes podrían irse de allí y volver al campamento. La muchacha cruzó los brazos sobre el vientre, donde tenía el fular que Perséfone le había dado... esperaba de corazón que funcionase. 

Una vez zanjado el asunto, la muchacha no pudo evitar reír por las preguntas de Holden y revolverle el pelo con cariño. 

-Anter de irnos... me gustaría preguntarle... ¿sabe si... si va todo bien?-preguntó mirando significativamente su vientre. Esperaba que sí fuera todo en orden porque si no...-Aparte de eso, no tengo ninguna pregunta más, cuanto antes salgamos, mejor. 

Me quedo pensando y me llevo la mano al mentón durante unos segundos.
— También ha dicho que podemos pedir algo, ¿no? ¿Me daría algún recuerdo de haber estado aquí?

El dios niega con la cabeza.

-No quiero ni acercarme a ti, hija de Atenea. Ya estoy reprimiendo mi aura divina para evitar que le afecte en lo más mínimo. Si me centrara en la criatura durante un solo instante...- El dios frunce el ceño desechando la idea.- Prefiero no pensar en ello, no creo que sea de vuestro agrado. Solo te diré lo que sé, y es mas bien poco. En tu vientre hay un hijo de mestizos, lo que quiere decir que lleva la sangre de dos dioses. Es decir, crecerá rápido, dentro y fuera de tu vientre. Probablemente des a luz en un mes o dos.

Ante la peticion de Holden el dios le mira fijamente.

-Normalmente es cosa del dios el otorgar o no favores o regalos a sus invitados. No es correcto que pidas...

— Ah, vale — Digo asintiendo con la cabeza — Perdone, es que le había entendido que le podíamos pedir lo que quisieramos...

Inconsciéntemente empiezo a poner cara de cordero degollado y empiezo a hablar para el cuello de mi camiseta.

— Aunque fuese una chapa divertida, una gorra o un portaaviones pequeñito.

Un carraspeo corta la frase del dios del inframundo y de entre las sombras surge la figura de la diosa del inframundo, acompañado de su fiel perro guardián.

-Querido, estarás molesto de que ya te hayan levantado el pastel, pero no te preocupes. Yo les daré sus obsequios.- Dice con una voz más amable de la que recordaríais. Mientras cerbero se entretiene con un frisbee gigante, la diosa se acerca a los mestizos, empezando por Noah.

-Al hijo de Ares, le otorgo una lanza de hierro estigio. Mas dura que el bronce celestial.- Dice conjurando la misma de las sombras.

Luego pasa a Eneas ante quien asiente lentamente.

-Hijo de Afrodita, tuyo es este arco. Con él será difícil que falles. - Dice mientras enhebra una voluta de humo con otra, creando el arco.

La diosa camina hasta Holden a quien acaricia la cabeza, de la que extrae una bolsa de cuero.

-Al igual que tu, esta bolsa es pequeña, y no parece gran cosa... Pero en su interior hay grandes riquezas y fuerza. Si tienes la fuerza suficiente, te proveerá de lo que necesites.- Dice sacando una larga ristra de pañuelos, como si fuera una prestidigitadora.

Al pasar al lado de la hija de Atenea le guiña un ojo señalando el fular.

-Cuidamelo bien. Es mas duro que las escamas de un drakon.

Luego mira a Alcander con una triste sonrisa.

-Tu has perdido un hermano... No podemos reparar esa perdida, pues mi marido es carcelero, no libertador. Pero siendo hijo del barbudo de la fragua, sin duda tu sabrás sacarle partido.- Dice tendiendole una simple navaja suiza.- Contiene mas de 10.000 aparatos. Seguro que algo se te ocurrirá para aprovecharla.

Por último mira a la joven Neditis.

-Hija de Demeter, tu eres hermana mía, si bien no eres inmortal, tu vida es preciosa a ojos mios. Ten este obsequio.- Dice tendiendola una moneda plana por ambos lados. Solo una espiga adorna sus caras.- Cuando necesites ayuda, y no sepas a quien acudir, llama por teléfono y alguien acudirá.

Eneas chasqueó la lengua, al escuchar como Jackie se preocupaba por el hijo que llevaba en su vientre, teniendo en cuenta que antes tenía otras prioridades...

A buenas horas...

No replicó no obstante, ya hablarían de lo que tuviesen que hablar de vuelta en el campamento. Eneas quería salir de ahí cuanto antes, por la presencia de su hijo y además necesitaba pensar, pensar en muchas cosas que habían ocurrido. Darse tregua.... no había tenido ni un segundo de tregua desde que todo había comenzado, y han ocurrido demasiadas cosas.

Apenas se dió cuenta de que Perséfone repartía regalos cual Dama Galadriel, y al parecer a él le tocó el papel de elfo guaperas.

¿Por qué a mí...?

-Gracias- dijo a Perséfone, mirando de reojo el fular -por todo- Añadió, le sorprendió la generosidad de ambos dioses aunque ni de lejos reponían lo que habían perdido con todo lo sucedido Eneas no se esperaba más que un simple "bien hecho"

Se llevó las manos al vientre cuando Hades le respondió, como si así pudiese protegerlo. Pero casi se siente desfallecer cuando dice que el bebé nacería en un mes o dos como sumo... Ipophema le había dicho seis, ahora dos... La hija de Atenea tuvo que hacer acopio de todas sus fuerzas para mantenerse en el sitio y no caer. 

Genial, dos meses, como mucho... tengo dos meses para aprender a ser una buena madre... bueno, para ser madre o lo más parecido a una y no tengo ni idea de por donde empezar. Genial, sí, genial. De puta madre, Jackie...

Iba a marcharse cuando Perséfone apareció en la sala y comenzó a repartir unos obsequios. Miró con envidia el arco que le había regalado a Eneas, lo prefería mil veces antes que el fular que llevaba, por muy resistente que fuese... ¿No podían darle otro a ella? Por males colaterales, tal vez. Pero no, no parecían por la labor.

-Gracias.-dijo con una media sonrisa.-¿Podemos irnos? Este lugar me da escalofríos... con todos mis respetos, por supuesto.-añadió para meter prisa al grupo y poder salir de allí. 

Alcander estaba realmente sorprendido por los regalos. No le cupo la menor duda de que era completamente obra de Persefone y de que si fuera por el dios de los muertos podrían haberse dado por satisfechos con no tener una estancia permanente en su reino.

Contuvo una mueca ante la mención a Johan, pero recibió la nava de buen grado. Estaba seguro de que era algo casi único y podría sacarle provecho.

- Gracias - respondió con rapidez, para después darse inclinarse hacia Jackie, que pugnaba por irse inmediatamente, cosa que no le reprochaba

- Aún falta que vuelva Quiron, ¿recuerdas? Todo esto ha sido por él, y no vamos a irnos hasta que vuelva. -

El centauro se reune con vosotros. Tras él podeis ver al joven paliducho con cara de haber estado vomitando, pero al menos esta vez esta despierto.

Cuando el dios ve que estais todos juntos chasquea los dedos y la oscuridad empieza a cubriros como una burbuja.

-Saludad a mi sobrino Dionisio cuando le veais.- Dice con sarcasmo.- Espero no veros por aqui en muchos años.

Con tan amables palabras la oscuridad os recubre por completo, sin poder ver nada.

—¡Guau!  — Exclamo dando un pequeño salto cuando veo la lanza de acero negro — ¡Luego me tienes que dejar pinchar a un topo con ella! — Diría muchas más cosas, pero al ver el arco mis ojos hacen chiribitas — ¡Y un arco! ¡Puedes tirar flechas con él! — Informo por si no se había dado cuenta, y entonces veo a la mujer acercarse a mi, por lo que empiezo a dar pequeños saltitos esperando mi regalo.

—¡¿Qué es?! ¡¿Qué es?! — Pregunto sin tenerme en mi mismo — ¡Seguro que son unas sandalias! ¡No! ¡No! ¡Un parche pirata! ¡No! ¡No! ¡No! ¡El barco pirata de playmobil! — Y así, según estoy diciendo cosas veo la bolsa, con la que sencillamente me quedo paralizado.

— ¿Una... "bolsa"? — Pregunto sorprendido y con un tono que deja claro que me ha dejado descolocado, me quedo mirándola unos cuantos segundos hasta que mi gesto comienza a transformarse en suma ilusión.

— ¡¡Es una bolsa!! ¡¡UNA BOLSA!! ¡¡UNA BOLSA!! — Canturreo mientras salto lleno de júbilo — ¡Tengo una bolsa! ¡Tengo una bolsa! ¡Y ahora puedo guardar cosas y llevarlas!

Dicho esto me tiro al suelo para sentarme y empezar a juguetear con mi fantástica y fabulosa bolsa, lo demás poco importa ya.