Partida Rol por web

La mujer, sin dar más explicaciones, con rostro triste y mirada perdida, al ver que no iba a ser ayudada, o que nadie la seguiría a su trampa, se alejó. No la perdió de vista hasta que ella misma desapareció, e incluso en ese instante, no pudo estar más de acuerdo con el elfo: no podían confiarse. Era algo que muchas veces, cuando las cosas parecían calmarse, olvidaban, sin darse cuenta de que era efectivamente la paz que precedía a la tempestad.

Tardaron aún un poco en volver a ponerse en marcha, y otro rato más en encontrar un nuevo lugar que, pese a la tranquilidad que parecía reinar, irradiaba una poderosa aura de maldad. Su mente, acostumbrada a lidiar con aquél horror, se endureció casi al momento al contacto de aquella magia sacrílega. A la par, entonó una plegaria a su dios mientras pasaba dentro de aquél lugar, alzando el escudo en una posición defensiva mientras mantenía la espada preparada para cualquier criatura que esperase allí.

Al entrar en el Templo, la forma fantasmal de una mujer sólidamente presentada que llevaba una armadura de plata completa y agarra una espada se materializa en el aire, la neblina etérea que la rodea va acariciando su forma eterea. Su mirada es severa, pero sus mejillas están hundidas, como si hubiera soportado mucho sufrimiento antes de morir.

"¡Escuchadme, guerreros!", Grita, "porque yo fui Mitrea, el guardián de este templo. No cometais el mismo error que yo. Alkeyir sirve a un dios malvado. Si os plantais y peleais, mátalarlo. O vuestro destino está sellado. 

Este fantasma atormentado os habla antes de atacaros; segun ella os dice fue Mitrea, un campeón y poderoso luchador que sirvió este templo, pero fue seducido, entrando al servicio de Belthus después de expulsar a los sacerdotes. Ella fue asesinada junto con el resto de la gente del pueblo, muriendo en tormento indescriptible, antes de que supiera lo que le había pasado. Esta es la advertencia final del segun ella que recibiran los heroes

A pesar de la rapidez del fantasma, no me pilla demasiado desprevenido, pues el mal impregnaba el templo y nada bueno podía salir de aquí dentro.

Al entrar al templo destruido nos cierra la entrada una guerrera, al final como pensabamos tenia guardian este lugar.
Bueno por lo menos quiere hablar y no matarnos directamente eso es nuevo, así que habia que aprovechar este punto para conseguir la información necesaria que resolviese las dudas que teniamos y quien era el culpable.

disculpe honorable Guardiana pero que ha pasado aquí? Y lo más importante quién es Alkeyr y donde podemos encontrarlo?

Gruñó, alzó la espada, observó al espectro guardián con aire calculador, su mente comenzó a trabajar, analizando al ser. Pero no atacó, cuando el fantasma habló, les advirtió, permaneció inmóvil, a la espera, atenta. Miró de reojo a Gil-Galad, que había tensado el arco sin fiarse, luego al otro elfo, que seguía calmado, impertérrito como de costumbre. Por último su mirada se paseó hacia el paladín mestizo y, al final, posó los ojos sobre Korrigan, que parecía querer aprovechar aquella oportunidad para sacar información.

Emitió un lento resoplido, dejó que la brillante hoja apuntara al suelo, asintió. No atacaría mientras las intenciones del espíritu parecieran civilizadas, pero al primer movimiento, ante la mínima muestra de que el poder oscuro de aquél templo dominara a Mitrea, cargaría contra la criatura y la devolvería al descanso que la correspondía.

G'arr contempló el alma en pena, guardián del lugar que, como antaño, seguía custodiando el templo pero ahora para lamentarse eternamente y avisar a los vivos de su desdichado destino. Al menos su fantasmagórica voz podía informarles de qué había ocurrido allí. Korrigan se adelantó y preguntó sobre el tal Alkery, servidor de un dios malvado.

- ¿Cual fue tu error, Mitrea? ¿Cual es ese dios malvado del que hablas? ¿Como han desaparecido las gentes de este lugar? - añadió a las preguntas del pícaro.

Como un fantasma, Mitrea tiene un recuerdo completo de su identidad anterior. Ella tiene suficiente fuerza de voluntad para contestar las preguntas honestamente, y completamente Sabe todo lo demás sobre el engaño de Alkeyir y la masacre. Ademas dice a los heroes que tengan cuidado con su vara, pero no sabe exactamente por qué deben estar atentos a ello. Ella tambien os dice sabe que Alkeyir está presente en el sótano del Templo.

Hasta hace poco, Gottheit era conocido como una ciudad bondadosa y piadosa, dedicada al dios sol. Su piedad era tan fuerte que el Templo fue colocado en el centro de la ciudad para que todos lo vieran. Los viajeros eran bienvenidos en Gottheit - aunque menos con alegría que con una hospitalidad lo que la mayoría encontró desconcertante. Estos viajeros cuentan más tarde cómo los residentes participaban en muchas discusiones sobre la ética y la moralidad ya menudo se preocupaban en voz alta si estában haciendo bien por sus compañeros de la ciudad. Entonces, hace unos seis meses, un sacerdote que se llamaba Alkeyir vino a Gottheit. Se puso en la plaza del pueblo y comenzó a predicar. Para consternación de todos, él denunció al dios del sol como falso, uno que sólo los condujo por mal camino. Declaró que el dios que seguía, Belthus, era la única fuente verdadera de justicia y piedad. Al principio, los habitantes de la ciudad reaccionaron a su sermón con indignación, pero al parecer Allceyir comprendió sus inseguridades y en poco tiempo los persuadió. Cuando los sacerdotes locales salieron de su templo para detenerlo, los acusó de cometer actos oscuros y horribles.

En secreto y traicionando la confianza del pueblo. Alkeyir había comunicado con su dios, que le había dicho que viniera a Gottheit, expulsara a los falsos sacerdotes del dios sol y mostrara al pueblo el error de sus caminos. Utilizando una poderosa magia para probar sus afirmaciones, realizó "milagros" y creó ilusiones que "demostraron que los otros sacerdotes estaban poseídos. Él persuadió a la gente del pueblo a expulsarlos e instalarlo como su líder religioso. Desafortunadamente para Gottheit, Alkeyir no era un mendicante justo para mostrar al mundo el camino recto y estrecho. Era, de hecho, segun parece un servidor de Bal-Shezzer, una deidad malvada que se deleita en la traición y su dios virtuoso "Belthus" fue una ficción creada para seducir a los crédulos. Alkeyir vino a Gottheit sin otro propósito que causar un terrible mal en la ciudad. Sabiendo profundamente que dudaban de la decencia fundamental de sus vidas, los hizo vulnerables a un mal destino digno de su maldad más oscura. Poco después de que Alkeyir se instalara en el antiguo templo (ahora dedicado a "Belthus"), la gente de Gottheit despertó al descubrir que algunos de sus compatriotas habían desaparecido de la noche a la mañana. Alkeyir explicó que Belthus había venido y había tomado a los injustos de entre ellos. Tan grande fue su creencia en él que la gente del pueblo no lo cuestionó. En verdad, Akinose drenó la fuerza vital de la gente del pueblo y transportó sus restos a su plano nativo.

Cuando los PJ terminaron de interrogarla, lanzó un grito agónico y penetrante cuando Bel-Shezzer la obligó a atacar.

"¡Por el bien de todo lo que es santo, destruidme!",

Esto no iba bien, cuado por fin encontramos algo que nos ilumina sobre los hechos acaecidos en este pueblo, bueno en estas ruinas, algo en su interior hace que su resistencia o buena voluntad desaparezca y se convierta en una fuerza descontrolada y su objetivo nosotros.

No soy muy seguidor de los dioses, pero uno que ha hecho esto a un pueblo solo para saciar su sed de poder lo mejor es acabar con el sea dios, rey o señor feudal y no se si seremos los apropiados pero lo que si se es que intentaremos salvar lo que queda de este pueblo o intentar dar a sus gentes un descanso apropiado.

Asi que cuando el ser se abalanza contra nosotros, me aparto de su trayectoria un poco  y me coloco en un flanco , no voy a poder hacer mis truquitos pero eso no significa que no ayude a los mios en el combate y puedan beneficiarse de la distracción que provoca mi ataque, que cuando veo lo poco efectivo que es sólo lo puedo considerar eso, una distracción 

G'arr observó como la caballero fantasmagórica se esforzaba en contestar las preguntas que el grupo le había formulado. Advirtió una voluntad tenaz, tratando de aguantar sus impulsos de atacarles. Finalmente, antes de perder su control, rogó a los aventureros que le dieran descanso.

- Así se hará, Mitrea - respondió el medioelfo con tono severo, mientras desenfundaba su mandoble que al momento comenzó a llamear.

La historia había sido interesante y, por fin, había dado explicación a la desaparición de las gentes sin atisbo de lucha. Lo cierto es que la pobre criatura estaba condenada y solo nosotros podíamos liberarla. Debíamos de acabar con ella rápidamente. Por mi mente pasó el comentario que nos ha hecho su vara, por lo que la miro por unos instantes esperando ver su reacción.

Pero antes de que pueda moverse, niego con la cabeza. No era momento de arriesgarse, por lo que me lleve una mano al medallón y, una vez que me cercioro de que están todos bajo la influencia del hechizo, lanzo una pequeña plegaria.

Dadril lanzó un gruñido al escuchar la historia de la guardiana del templo de Gottheit. Una fantasma torturada por sus catastróficos errores que ahora estaba bajo el control de una entidad malévola. Explotaría cualquier posibilidad de que el fantasma les ayudara luchando contra Alkeyir. Pero, por supuesto, estaba el asunto del conveniente control mental por un dios oscuro que no estaba en disposición de neutralizar. Sólo quedaba destruirla, pero sería un descanso efímero si no lograban conjurar el motivo por el que no podía descansar en paz: Alkeyir. Si no lograba matar también al adalid de Bal-Shezzer, el fantasma de la guardiana volvería una y otra vez a aquel lugar.

Una esfera de energía mágica pura apareció flotando en la huesuda palma del elfo, obedeciendo a otros tantos movimientos. Dadril barrió el aire con el brazo y el orbe de fuerza surcó la penumbra en dirección a la fantasma. Cual mortífero misil, se estrelló contra el pecho de la guardiana con inusitada violencia.

Tal como se temía, el resultado fue el esperado, inevitable, el único que podía ocurrir. No había apartado la espada ni un instante mientras escuchaba cada palabra de Mitrea, y al final, cuando acabó, no la costó volver a alzar su hoja en pos del justo destino, del esperado descanso que aquél alma noble corrompida debía tener. 

– Ha llegado la hora de descansar – dijo con solemnidad.

Después, atacó. Su filo brilló ante una plegaria dicha en voz baja a su dios y, en carrera, golpeó en un poderoso tajo descendente.

Fin del combate

Una bola tremenda de pura fuerza golpea de arriba a abajo contra el suelo al fantasma , habiendo casi un choque de fuerzas entre planos que el fantasma no ñpuede resistir moribundo en el suelo. Es entonces cuando con maestria y agilidad Elise se acerca y da un golpe de gracia antes que el fantasma pueda reaccionar al ataque y en un agonico grito de dolor desaparece del campo de batalla

G'arr enarcó las cejas sorprendido de lo rápido que había sido todo. Desenfundando aun su arma detuvo el acto y volvió a meter la mandoble en su funda.

- Descansa en paz Mitrea - dijo junto a una leve plegaria por el alma atormentada, en teoría liberada. Se giró ante Dadril y Elise, asintió con la cabeza por su actuación y posteriormente tomó la palabra.

- ¿Continuamos o descansamos para recuperar nuestros poderes y retornar mejor preparados? - preguntó el caballero.

Con un movimiento tranquilo, volvió a bajar su espada, apuntando el filo hacia el suelo, y suspiró.

– Descansa en paz – dijo acompañando las palabras de G'arr, a quién miró, largo y tendido, pensando, antes de tomar una decisión.

Lo cierto es que su determinación seguía intacta, se sentía fuerte y capaz, y deseaba acaba con aquél mal que se escondía en el interior del templo cuanto antes. Sin embargo, sabía por experiencia que en poco tiempo toda aquella sensación de poder se evaporaría, desapareciendo cuando lo necesitara más. 

Gruñó levemente, intranquila, hasta que al final asintió.

– Deberíamos recuperarnos – confirmó al fin –. Podemos hacerlo aquí o en los edificios aledaños. Montar guardias y vigilar el lugar mientras lo hacemos. Tal vez descubramos algo. ¿Os parece bien? – preguntó al fin, mirando a los demás.

La idea de descansar aunque no me apeteciera nada en este pueblo, era muy lógica, pues si queriamos sobrevivir hacia falta que los poderes de mis cuatro compañeros estuviesen al máximo.
A mi me ponías una cerradura complicada o un secreto para descubrir y no se me resistían, pero espiritus y seres no terrenales no eran mis compañeros de viaje favoritos -menos mal que entraste en mi vida chiquitita y podemos resolver estos problemas- pienso mientras acaricio a "pendenciera".

chicos yo estoy bien y creo que es más importante en estos momentos para la misión y para que salgamos vivos, que vosotros esteis lo más fuertes y recuperados posible.

Además viendo lo que nos ha acaecido hasta hora, Alkeyir no creo que sea un pobre infeliz que espera borracho en una esquina a que le roben, así que si quereis

buscamos una zona de facil defensa y hago guardía yo, mientras vosotros descansais?

G'arr observó a Élise y posteriormente a Korrigan, y finalmente asintió con media sonrisa al estar totalmente de acuerdo con sus propuestas.

- No sabemos qué nos vamos a encontrar allí abajo. Deberemos estar plenamente preparados. Busquemos un lugar donde descansar, recuperarnos y luego retornaremos. Y gracias por tu ofrecimiento, Korrigan, aunque la segunda guardia te relevaré. Tú también necesitas estar descansado para lo que va acontecer - dijo el caballero antes de hacer un gesto con el mentón hacia la salida del templo. Y caminó hacia afuera.

Asiento al resto como queráis. Me parece bien evitar riesgos innecesarios. Además, no me fío que durante la noche no pase algo extraño. Lo que hace recomendable tener algún as en la manga.

¿Estáis todos bien? ¿Necesitais algún tipo de curación?

sigo al resto fuera del templo, buscando algún lugar un poco más adecuado para descansar, pero teniendo línea de visión con las puertas del templo.