Partida Rol por web

Despertar en una cama y no acordarte de que estás en un avión, sobrevolando el Atlántico. No acordarte hasta que notas una vibración rara y la cama tiembla, por supuesto. No sabía muy bien que hora era, por que no solía usar reloj de pulsera. Palpó la cama y vio que no estaba allí Golan. Era de noche por la ventana, y olía a comida. El estómago rugió, pero primero debía pasar por el baño.

La verdad es que para ser un avión el baño estaba super bien. Era como un baño de diseño, elegante, aunque pequeñito. Se miró la cara en el espejo, y vio que en la pared había un reloj de marcador electrónico. Cinco de la mañana. En serio... habían salido a las dos. Echó cuentas, y debía tratarse de la diferencia horaria, por que sentía como si hubiera dormido... no se, diez horas o así.

Se vistió tras hacer sus necesidades, y fue a inspeccionar aquel olor a comida. No tuvo que andar mucho, por que la cama estaba pared con pared con la sala de las mesas, aka. "sala de reuniones". Estaban todos allí, sentados en torno a las diferentes mesas, charlando animadamente. Tan cansada estaba que ni se había enterado.

-Te dejo el asiento, mamá -dijo Laila.
-Calentad más comida que va a hacer falta -dijo Faisal con una sonrisa de cabroncete.

Tomó asiento y se rascó la cabeza. No estaba Mary, por que ahora le tocaba a ella pilotar mientras el copiloto descansaba un poco. Si estaba la familia, y entre ellos Golan, que la miró con una sonrisa. Como sabía que los niños no iban a ir a por la comida, fue él, y mientras ella disfrutó de las sobras y el café.

Cuando volvió traía unas bandejas con bollería (tenía buena pinta), bacon, salchichas, huevos revueltos, café y zumo. No estaba mal, la verdad. Mary tenía unos cátering contratados para los vuelos a un precio razonable, solo que en éste caso había cargado lo mismo pero en abundancia... Como si en el avión viajaran las 16 personas que tenían como capacidad máxima.

Sonó el interfono.

-Os habla vuestra sensual capitana. Llegaremos al aeropuerto de Haifa en una hora y media. Os recuerdo que cuando se encienda la lucecita tenéis que estar sentados, con todo recogido en las mesas y los cinturones abrochados. Sed buenos chicos.

Se sentó de nuevo a su lado y se sirvió un vaso de zumo de naranja. Ya había desayunado pero le gustaba acompañarla (presencialmente) cuando comía. A veces no tenía hambre o comía mucho menos que ella, pero siempre se sentaba a su lado y esperaba a que ella terminara, a no ser que tuviera prisa por algún motivo.

-Niños, recoged vuestros platos y metedlos en esos contenedores de donde los hemos sacado.

Parpadeó y vigiló que comenzaban a hacerle caso, y luego le acarició la mejilla con una breve sonrisa.

-¿Has dormido bien? Yo a las seis horas... me he levantado y ya no podía pegar ojo.

“Nuevo logro desbloqueado”
Nunca había dormido en una cama de matrimonio (ni de ningún tipo) a no se cuantosmil metros de altura sobre el océano. Le llevó unos minutos ubicarse.
Eso de despertarse y no saber dónde estaba había cobrado una nueva dimensión siendo millonaria, ahora de verdad no sabía dónde estaba. Un día Japón… al otro Tailandia… mucho glamour pero… no molaba. Acabas hasta las narices de dormir en camas extrañas, de estar rodeada de extraños, sin saber ni que puta hora es ni poder espatarrarte en tu casa al acabar el día. Ésta vez al menos estaba en familia.
-¿Cariño?- musitó nada más abrir los ojos. Como siempre que Golan se levantaba antes que ella, le había dejado la camiseta del pijama sobre la almohada. Los matrimonios largos adquieren costumbres, lo cual puede ser bueno o malo en función de si es simple rutina o signos de amor, los Fehr-Choi no podían decirse rutinarios por eso tenían ese tipo de rituales. Hundió la nariz en ella remoloneando un poco. Ese ratito se olvidó de hacia donde iban.

El mensaje de Mary le hizo reir, no podía evitarlo, la tía era sensual e irresistible hasta por radio.

-Buenos días…- hablaban bajito porque en un espacio tan reducido y aislado todo se oía muy claro –Vaya… ya habéis terminado, lo siento… ¿Cuánto he dormido? Caí como una piedra- era de las que insistía en ser puntuales con las comidas y hacerlo todos juntos. Le asombró la amabilidad de los mellizos “Ver para creer” –Jeje. Habló- respondió a Faisal en tono de humor sacando la lengua. Jon seguía a su rollo.
-Me ha extrañado no verte en la cama. Tienes que dormir más…- tomó la mano con la que le acariciaba y la besó -¿Cómo estás? ¿Has hablado con tu hermana?¿Sabes algo de tu madre?- A la par que servía un super vaso de zumo se echó una aspirina a la boca, ecos de resaca que amenazaban con una señora jaqueca, rodó el vaso fresquito por la frente.

Reflexionó sobre lo que ella acababa de preguntar, dejando un tiempo para responder. Haciendo eso, ella ya sabía que la respuesta iba a ser mala. Parpadeó y miró la mesa. Silencio.

-El avión tiene un teléfono para los ejecutivos. He hablado con mi hermana, hace una hora. La operación llegó demasiado tarde, había perdido mucha sangre y no pudieron sacarle la metralla. Mucho destrozo dentro...

Parpadeó.

-Murió dos horas después de que saliéramos hacia Israel... Así que no hay nada que hubiéramos podido hacer para verla.

Se le veía triste, y no era para menos.

-Hablamos de los arreglos del entierro y todo eso. No se, una conversación muy fría. Afortunadamente será un velatorio sencillo en un tanatorio cristiano. Son los que han aceptado hacerse cargo del tema funerario sin tener en cuenta la religión... Por que la comunidad drusa les ha negado un entierro digno, y tampoco se van a pasar por allí, al parecer.

Negó con la cabeza.

-Mejor así, la verdad. Toda esa gente que de nada nos conoce, ese circo... nunca me gustó. Si acaso vendrá algún vecino y los familiares más cercanos. Pero nos ahorraremos tres días de infarto.

Parpadeó componiendo una pequeña sonrisa.

-Quizá así podamos hacer algo de turismo, cuando todo acabe. No se, olvidarnos del tema.

No había dicho nada sobre sus sentimientos, pero posiblemente estuviera destrozado por dentro. A pesar de ser como eran, él siempre había querido mucho a sus padres.

-Es ley de vida... Ya estaban muy mayores, lo sabes. Papá ya tenía muchos pequeños problemas con la salud, y la operación de cadera de mi madre. En fin... No se. Ésto tenía que pasar, lo se, pero no me gusta que haya sido de ésta manera.

-Oh ¡Por Dios!-
Dejó el vaso, tiró la servilleta a un lado, se levantó y se sentó en el regazo de Golan estrechándole entre sus brazos fuertemente –Haremos lo que tu quieras… lo que tu quieras cariño…- no pudo evitar que se le cayeran las lágrimas. Le frotó los hombros y le besó.

¿Se lo habría dicho a los niños? Seguramente no, no se les veía muy afectados “No se, una conversación muy fría” eso la escamó, encima de la tragedia y del feo de la comunidad, su hermana iba a montar un drama? Joder… el panorama pintaba de la ostia.

-Cariño… ya se que tus padres eran drusos pero… si no va a venir nadie de los suyos… me... me gustaría rezar por ellos en el velatorio, si no te importa…- parpadeó, lo decía con extremada prudencia, los asuntos de religión en casa eran un tema delicado y Golan se había distanciado mucho de ello. Nunca le puso pegas a Queen para que hiciera sus cosas (por eso tenía el altar de los antepasados y su sala de meditación) pero él había dado la espalda a cualquier práctica –Ellos… eran tus padres... ellos te criaron y te enseñaron para que fueras el extraordinario hombre que eres…- le acarició –quiero ser agradecida con ellos aunque sea… solo con eso. Se merecen una despedida respetuosa. Al fin y al cabo eran creyentes...- intentó sonreir y de nuevo lo abrazó frotandole la espalda.
Los coreanos son de llorar muchísimo en los funerales y no entendía por qué él no lo hacía.

Golan pensó sobre aquello y dijo que "en el cementerio quizá". Si hacían algo de ese tipo, debía ser algo privado. ¡Menudos eran en Israel con el tema religioso! Le dijo que lo agradecía, pero que no se preocupara y siguiera desayunando. La respuesta la dejó algo fría, pero es que el tema tenía mucha traca. Si la comunidad drusa se enteraba de aquel "ritual pagano" podría estar complicándole la vida a otros familiares. Cada vez le gustaba menos el tema de la religión, en realidad, a causa de aquellos tabúes y gilipolleces.

Tras desayunar como una campeona, recoger los platos y terminar de vestirse, tuvo el tiempo justo para sentarse. El avión estaba aterrizando en el pequeño aeropuerto de Haifa, que tenía una sola terminal. Una pequeña, casi ridícula, solitaria terminal en una pista de cemento barrida regularmente por la arena.

Bajaron del avión, despedidos por Mary. Ella dijo que no podían dejar allí el aeroplano, pero que había apalabrado un sitio en una hangar de una pista de aterrizaje que alquilaba a empresas de transporte privado. Si necesitaban que les llevara de regreso, solo tenían que llamarla... con antelación, para los pertinentes permisos. Aquel era un país donde para todo necesitabas un papel.

Había que pasar por aduana, y hasta hace unos años solo el aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv la tenía. Ahora la política era que otros aeropuertos regionales pudieran tener aduana, precisamente para atraer vuelos privados de magnates y ejecutivos, pero también para favorecer la descongestión de un aeropuerto que se estaba quedando pequeño.

Allí fueron con sus maletas, y menos mal que Golan recordaba bien el hebreo, por que los oficiales de aduanas apenas chapurreaban un inglés macarrónico. Revisaron el equipaje, preguntaron su motivo de la entrada en el país y les pasaron el detector de metales. Protocolos y seguridad en un país siempre amenazado por el terrorismo.

Finalmente, la familia salió de nuevo a la calle, ésta vez por la puerta de atrás, que daba a una carretera. De allí salían los taxis y autobuses hacia la ciudad, por que aquello estaba un poco alejado de la misma. Fue allí cuando vieron a una chica de veintipocos sujetando un cartel con su nombre. Llevaba un uniforme del ejército de Israel y una gran sonrisa. Su inglés era bastante bueno, aunque tenía modismos y muletillas hebreas.

Guardó el cartel, que en realidad era una cartulina que se podía plegar, en uno de los bolsillos. Les llamó la atención que iba desarmada, a excepción de un fusil que tenía en un vehículo cercano.

-Usted debe ser el hermano de la coronel y su familia. Bienvenidos a Israel.

Parpadeó.

-Lamento que hayan tenido que venir en éstas circunstancias. La coronel está ya en el tanatorio velando a los difuntos, y me ha encargado que les recogiera, por lo que he alquilado éste vehículo. Me dijo que eran cinco...

Contó mentalmente y luego sonrió.

-Yo les llevaré. ¿Tienen hotel o sitio donde hospedarse? Me puedo encargar de hacerles la reserva si lo desean.

Les acompañó hasta el coche, que era un pequeño vehículo eléctrico que funcionaba con batería tesla. Israel se había apuntado enseguida al tema de las renovables, por que no quería depender para nada de los países productores de petróleo, que les eran totalmente hostiles. Vehículos eléctricos como aquel se alquilaban ahora en las principales ciudades del país, que estaba jalonado por estaciones de carga alimentadas por energía solar, que allí era super abundante. De hecho, se habían convertido en productores de fluido eléctrico en Oriente Medio.

Aquel modelo tenía un compartimento trasero que se podía cerrar, donde metieron las maletas. El tamaño estaba estandarizado para maletas de aeropuerto. Aún así, y contando con que los niños compartían solo una maleta grande, lo llenaron hasta lo alto.

-Siéntense y pongo el cobertor. Cuando sopla el aire la arena de la playa es muy puñetera. Bueno... ¿A donde les llevo, directamente al tanatorio?

Una vez más sintió que molestaba, estuvo tentada de preguntar si hubiera preferido venir solo pero en su lugar se mordió la lengua, bajó la vista y regresó a su asiento –Entiendo…-
Comió sin ganas fingiendo que lo hacía de buen grado, no quería hacerle un feo a Mary ni tenía otra opción con Golan allí pegado.
Fue una situación incómoda y violenta, no le gustó sentir eso con su marido. Una piedra más…
Sentada en el asiento se horrorizó ante la visión de Haifa a través de la ventanilla. Feo, anticuado y cubierto por una espesa seta de smog que anunciaba cáncer  “Joder… espero que el resto de Israel sea más bonito” miró a los niños de reojo a ver que cara ponían. Mira que había estado en sitios con suburbios espeluznantes pero esto era la generalidad lo que espeluznaba “Seul tampoco es la pera pero… ¿Por esto se pelea la gente?”. Por internet la cosa pintaba diferente, suponía que cuando Golan era pequeño la cosa sería distinta y a lo mejor adobado con sus anécdotas ganaba encanto pero de momento, así en crudo… tenía ganas de decirle a Mary que diera la vuelta.
Se despidió de ella dándole un fuerte abrazo y prometieron estar en constante contacto vía móvil, en los ojos de Queen se veía que había algo más que el luto.
“FEHR”
“Tocate lo cojones mariloli” arqueó una ceja al ver el cartelito ¿Sería una suposición de la muchacha? (Que no tenía por qué saber que habían unido sus apellidos) ¿O era un desplante de su cuñada? Por lo menos alguien hablaba su idioma como un ser humano y no como un indio de spaguetti western.
Queen no dijo nada, allí era Golan quien llevaba las riendas, no en vano eran sus padres, su hermana y su país. Bastante claro le había quedado en el avión que cualquier aportación suya seguramente no sería bien recibida o entendida ¿Tan diferente era Israel? Montada en el... "vehículo" notó el estómago revuelto. No tenía que haber desayunado. 

-Si, a la funeraria.

Queen iba a disguto, Golan iba a disgusto y los niños podía decirse que tres cuartas de lo mismo. A nadie le gusta asistir a un velatorio y funeral, y menos si es de un familiar cercano. La "belleza" de aquella parte de la ciudad no ayudaba para nada a darles una cálida acogida. Aquello era Israel, y cerca de la frontera con la Siria de la eterna guerra, lo que hacía que hubiera gran presencia de militares y policías. La escolta que llevaban fue apropiada, por que así pudieron pasar de largo en algunos controles sin tener que soportar que les cachearan o hurgaran en su equipaje.

Finalmente, llegaron al lugar. Aquellos sitios estaban específicamente diseñados para ser asépticos, feos y mustios. La verdad es que si decoraran uno de aquellos salones con pinturas vivas o profusión de elementos religiosos muchos familiares podrían sentirse ofendidos, por que allí se iba a llorar y a pasarlo mal, y no a hacer twerking y beber cocktails.

Pasaron adentro y vieron que aquello estaba desierto. Era triste pensar que nadie estuviera allí para despedir a aquellas dos personas, o que el desinterés activo de la comunidad drusa hubiera alejado a cualquiera dispuesto a presentar sus respetos a la familia. Miraron con curiosidad, buscando a alguien, y finalmente se toparon con el lugar donde los cadáveres estaban expuestos en sus ataúdes, bien presentados y vestidos. Entonces Golan se derrumbó y comenzó a llorar, mientras su mujer y su familia lo abrazaban. Y así estuvo por un rato largo hasta que se sentaron en uno de aquellos sofás y él mantenía la cabeza enterrada entre sus manos.

Y al cabo de una media hora que pareció larga como un eón, llegó alguien más, que resultó ser una versión madura y marmólea de la hermana de Golan que Queen conociera de hace años. Iba con su uniforme y se lo quedó mirando un buen rato, y él a ella hasta que, finalmente, se dieron un abrazo y lloraron juntos.

Acarició el rostro de su hermano y sonrió un poco para animarle. Allí estaban ellos después de todo, rindiendo homenaje a las personas que tan bien les habían criado y hecho de ellos lo que ahora eran. Y por eso no había que estar tan tristes, si no agradecidos y respetuosos.

-Gracias por venir.

Ésto lo dijo más para Queen que para su hermano, pues la miró a ella. Luego se acercó y, la dejó flipando, le dió un abrazo. Era la primera vez que su hermana se portaba tan bien con ella, era simpática y le agradecía sus gestos.

-Vinieron casi todos ésta mañana, sus vecinos y familiares. Han estado poco rato, por que no querían que se enterara la comunidad... Esos cabrones han dejado tirados a papá y mamá. Nunca se lo voy a perdonar.

Negó.

-Se que tu has llegado a la misma conclusión, Golan, pero yo voy a apostatar. Una comunidad que no es capaz de entender que el amor de nuestros padres hacia nosotros superaba los absurdos preceptos de una religión no merece que yo esté entre sus fieles.

Hizo una pausa y en ella, saludó a los niños con besos y caricias. Se alegraba de verlos.

-Vaya, estáis super grandes. Y que guapos todos. Como se nota que donde hay buenos genes...

Sonrió brevemente, y luego hizo un resumen de la cuestión.

-El Mossad está investigando el atentado, pero los primeros indicios apuntan a que fueron terroristas. Ahora bien, no queda clara su afiliación. La policía está siguiendo varios rastros y esperan poder echar el guante a alguno de esos cabrones, que lo tendrán muy difícil para salir de la ciudad con todos los controles y patrullas que hemos puesto. He solicitado al estado mayor que dejen a mi regimiento colaborar en las labores de búsqueda y captura de esos cabrones si hay que ir a por ellos a la franza de Gaza o a algún otro sitio...

Parpadeó, mirándoles como si reflexionara.

-Como no hay servicio religioso los de la funeraria están a nuestra disposición para dar sepultura a papá y mamá cuando se lo indiquemos. Por eso os estaba esperando. He intentado convencer a un sacerdote del cuerpo rabínico del ejército para que dijera algunas palabras pero se ha negado. En fin... religión.

Se metió las manos en los bolsillos.

-Estoy a vuestra disposición para lo que digáis. Estamos aquí los que importan, a los que ellos más querían, y el resto le pueden ir dando bien por detrás que no se merecen ni un vaso de agua. Hagámoslo a nuestra manera y luego una cena en su honor. ¿Tenéis donde quedaros? En mi casa no se si habrá suficiente espacio para cinco personas más, la verdad. Ahora vivo en un piso de Tel Aviv que estoy pagando por hipoteca. No es muy grande, aunque si acogedor.

Se secó las lágrimas y miró a su mujer y los niños. Sonrió un poco para dar a entender que estaba algo mejor. En realidad, el cambio de comportamiento por parte de su hermana le tenía fascinado, por que a causa de lo que habían hablado por teléfono se esperaba una cosa muy diferente.

-Cariño, ¿No querías decir algunas plegarias por mis padres? Creo que podríamos hacerlo en el cementerio.

Miró a los niños un momento, con los ojos enrojecidos. Nunca habían visto así a su padre y estaban más tristes por él que por los abuelos. Cuando uno es joven, suele encajar éste tipo de pérdidas con más estoicismo, como si no fuera realmente consciente de lo fugaz que es la vida al creer que les quedaba todavía muchísimo tiempo por delante.

El momento había llegado y Queen estaba con los nervios más crispados que si se hubiera lavado el pelo con jabón lagarto. Al entrar en el tanatorio empezó a ponerse mala por momentos, taquicardia, acidez… era como volver a vivir la muerte de sus padres y Golan que parecía un bloque de hielo, cada vez temía más su derrumbe (Caminando sacó del bolso unos manguitos* de rayas blancas para que se los pusieran Jon y Faisal y su antiguo norigae* para prenderlo en la cintura de Laila). Esos pasillos y salas tan vacíos y silenciosos la ponían furiosa, los Fehr fueron personas honradas, trabajadores, buenos vecinos, estrictos observantes de su fe, tanto que habían dado la espalda a su propia sangre y sin embargo… la religión está para hacer del mundo un lugar mejor, para que las personas se realicen a sí mismas y aspiren a ser mejores, no para joder. Queen en eso era tajante, por eso el judaísmo o el islam (entre otros)no eran santos de su devoción “¿Pueblos elegidos? ¡Y una mierda!”.
Hacía tiempo que venía profundizando en sus sentimientos religiosos sin embargo esa necesidad de exploración trascendente se quedaba para su foro interno. Golan lo rechazaba de plano (una vez le preguntó si estaba interesado en buscar otro credo y le miró de tal manera que no volvió a mencionarlo) y los niños… bueno, algo les había enseñado de su origen coreano, conocían los rudimentos, pero la juventud no se interesa por esas cosas, esperaba al menos haber sembrado una semilla que germinara con la madurez.

Se mantuvo bastante más entera, tal vez porque ya había comenzado el proceso de luto o porque ya estaba entrenada en ello, pero llorar fue inevitable. Lloró por tradición, lloró porque lo sentía y lloró por sus hijos y por Golan. Ya nunca habría oportunidad de recuperar la relación y eso le partía el alma.
Asió a su marido por la espalda, el pobre temblaba, y ella le servía de sostén. Fueron momentos muy angustiosos, nunca le había visto así. Le acunó, le besó, le acarició el pelo… todo para intentar aliviarle ¿Qué otra cosa podía hacer? Hizo gesto a los niños para que se acercaran, presentaran sus respetos a los abuelos (con una breve plegaria en coreano que ya habían recitado en los funerales del tío Gun y la abuela) y luego abrazaran a su padre para confortarle. Nada como una piña humana para consolar el corazón.
La aparición de Sarit fue un momento crítico, pero la muerte toca todos los corazones, hasta los más duros. Respondió a su abrazo con igual afecto y lágrimas sinceras. Le impresionó lo de apostatar pero se mantuvo discreta y en silencio, había aprendido que ese era un berenjenal en el que mejor no meterse y no era plan de apuntillar a la teniente O´neil versión israelí (es decir con extra de mala leche).

La información sobre el atentado la dejó con ganas de saber más, desconocía en qué circunstancias había tenido lugar y era raro que nadie de momento lo hubiera reivindicado. Se informaría mejor más tarde y si era posible ofrecería su “ayuda”. Nadie que toque a su familia podía salir indemne.

“Ahora vivo en un piso de Tel Aviv que estoy pagando por hipoteca. No es muy grande, aunque si acogedor.”
Giró la cara hacia Golan como la niña del exorcista -¿Se puede saber por qué tu hermana está pagando una hipoteca?- “Joder… y aún no le he contado lo del piso de Amanda” Cagadón.

-No te preocupes, hemos reservado en un hotel precioso de Tel-Aviv. Somos muchos y no queremos molestar…- hablaba en un tono suave y humilde, no quería dar la impresión de que lo hacían por snobismo o algo así.
Cuando Golan sacó a colación lo de su plegaria parpadeó perpleja y se sonrojó, no se lo esperaba para nada –Em … si a Sarit no le molesta… es una cosa cortita, algo que escribí* para rezar en la tumba de mi padre… los niños se la saben, eso sí, está en coreano…- sonrió de forma nerviosa –lo que sí me gustaría es ponerme algo más apropiado*- señaló su bolso (grande como para que entrara dentro un vestido) -no tardo nada...-.

Acompañar a un coche fúnebre hasta el cementerio viejo de Haifa no era plato de buen gusto. Y como estaba lejos, y había controles, decidieron coger el coche. Ellos eran así de pijos, y no iban a caminar media hora bajo el sol y la mirada de la gente. ¿Y si les veían los drusos? Se podría liar una buena...

El cementerio viejo era un lugar tranquilo. Como su nombre indicaba, contenía mayormente tumbas viejas y por ello estaba poco transitado. Queen flipaba, por que si los cementerios occidentales son sosos y cutres, los de Israel daban ganarse de pegarse un tiro.

Los operarios de la funeraria pararon el coche, pero los féretros había que bajarlos a mano. En eso ayudaron Golan, Sarit y los dos niños, por que el conductor obviamente no iba a dar a basto. Las tumbas, algo distantes, supusieron un desafío para el transporte de los ataúdes. Afortunadamente eran de suelo, y no de nicho, por lo que bajarlas con las cuerdas fue relativamente fácil. Acabaron, no obstante, sudando a mares a pesar de que era febrero.

La mayoría de las tumbas eran de judíos, pero como había nichos que quedaban vacíos por falta de mantenimiento, allí es donde se enterraban los miembros de minorías religiosas de la ciudad, y con minorías nos estamos refiriendo a auténticos porcentajes inferiores al 1% de la población.

Había poca sombra y la ofrecían los árboles. Así que tuvieron que refugiarse mientras los operarios traían las lápidas que iban a instalar, que habían venido en un camión y se transportaban con carretillas y otros elementos rudimentarios. Una vez más, los hombres debieron colaborar en aquello, ayudados de los operarios y las dos militares. En el impasse, aprovecharon la privacidad para hacer aquella ceremonia que Queen había pensado, que en aquella soledad y silencio supo a poco, como lanzar una piedra a un estanque. Y sin embargo, Golan lo agradeció con un abrazo.

Terminaban de dar sepultura a sus padres, que a pesar del dinero que tenían se iban como habían sido en vida: humildes y trabajadores, regados ahora por el sudor de sus hijos. Y después de que el pequeño vehículo grúa instalada la pesada lápida y la losa que tapaba la tierra que habían echado, vino un silencio pesado e incómodo. Eran las siete de la tarde y en aquella época del año comenzaba a anochecer.

-Vamos a Tel Aviv, os dejaremos en vuestro hotel y luego saldremos a cenar algo... -dijo la hermana de Golan.

No parecía mal plan, para quitarse el sabor a tierra y cadáver que tenían en la boca. Los niños estaban muy serios, conscientes de lo que había pasado, y su marido le cogió la mano cuando caminaron hacia la salida del cementerio. Menos mal, pensó, que la tenía a ella y a los niños...

Efectivamente tardó un tris en cambiarse. Por eso había elegido ese hanbok, por eso y porque era el menos cantoso y los colores servían tanto para un funeral coreano como para cualquier otro. Hubiera preferido ponerse el mismo del funeral de tío Gun, más tradicional y respetuoso (a su entender), pero Israel no era lugar para multiculturalidades.
La acidez de estómago no se le quitaba y no paraba de frotarse la boca del estómago.  El ambiente seco no ayudaba y el aire lleno de polvo y arena tampoco, tal vez si se hubiera encontrado mejor no habría sido tan sensible al entorno. Agradeció el desplazamiento en coche.
Si el tanatorio había sido descorazonador el cementerio era directamente para salir corriendo y tirarse por un barranco. Una cosa era que sus rituales fueran sobrios y tal… pero es que el sitio parecía abandonado, lleno de matojos y ni una triste flor…  “¿Es que aquí no respetan a los muertos? Coño, con tanta guerra y tanta puñeta era para que les pusieran más cariño…Una vida de mierda y una muerte de mierda. Te cagas con el paraíso israelí…”
No entendía nada de esa puta locura.

Le costó encontrar sentimientos dulces en el cabreo ascendente en el que se encontraba “Nota mental: Flores”, los cojones se iban a quedar sus suegros en medio de tanta mala hierba, aunque le costara una millonada.
Queen acompañó los féretros rosario en mano recitando sutras en coreano asistida por Laila, que le sostenía el bolso y le alargaba lo que necesitaba de él. Ya en el lugar de enterramiento sacó un libro en el que había marcado algunas páginas para la ocasión, eran poemas sobre el lamento de Sakyamuni (Buda) por la muerte de su madre y las últimas enseñanzas que este dio a Ananda, su discípulo más querido. Eran versos de consuelo, llenos de amor, de los que se extraían valiosos consejos para la vida. Queen los tradujo de viva voz. Luego, cuando descendieron las cajas, pidió a los niños que se acercaran y juntos cantaran “la canción del abuelo”* como despedida. A ella se le quebró la voz y no pudo terminar…
Antes de que colocaran la lápida lanzó un saquito dentro (con incienso y semillas).
-Decidle hasta luego a los abuelos- les indicó, para que saludaran al estilo tradicional coreano, por su parte les dedicó unas palabras en su idioma natal deseando verles en la próxima vida y que las circunstancias fueran mejores.
Corrió una brisa que levantó polvo y le dio frío. Allí ya no tenían nada que hacer ¿De verdad Golan quería dejar a sus padres en ese sitio olvidado de la mano de Dios? En fin, ellos sabrían, al fin y al cabo Sarit aún vivía allí.
No le pasaron desapercibidos algunas miradas y gestos de su asistente… ahí había tomate…
-Sí… necesitamos refrescarnos y- hizo gesto como de airear la mente –venga cielo- le frotó el brazo y luego le tocó la frente –ahora te duchas, te sientas un rato y salimos a que me enseñes lo bien que se come aquí ¿Sí?- ni putas ganas de comer tenía, mas bien de "descomer", pero bueno... alguien tenía que poner la primera sonrisa. Miró a los niños e hizo un gesto con la cabeza para que abrazaran a Golan. Sabía que después de enterrar a un padre uno se siente muy solo. 

El coche les alejó de Haifa por la costa, mientras se hacía de noche. El color dorado sobre un mar con escaso oleaje, arrancaba tonos muy bonitos en el contraste entre el desierto y el Mediterráneo, uno de sus mares favoritos. Había estado en la costa azul francesa un par de veces, y descubierto la pintoresca Mallorca que tanto amaban los alemanes, así como un verano en el que visitaron Grecia de vacaciones. El Mediterráneo nunca defraudaba, estuvieras en la orilla que estuvieras.

Israel era un país muy pequeño. Desde Haifa, casi al norte, hasta Tel Aviv había apenas una hora de autopista. ¡Tardaba más en ir de Paleto a San Fierro! Aquella ciudad era otra cosa, comparablemente más bonita y moderna que Haifa. De hecho, se la conocía por algunos diseños de arquitectura moderna muy extravagantes y vistosos. Era una ciudad moderna, cosmopolita y libertaria, donde se concentraban las minorías religiosas, los ateos y gays, rechazando la vida espartana y religiosa de los que habitaban en Jerusalén o las colonias cercanas a la frontera.

Se respiraba allí otro ambiente, más relajado y menos concentrado en la seguridad y la religión. La gente se comportaba más a la occidental, pendientes de su trabajo, su vida personal y sus aficiones. Había tiendas por doquier, empresas pequeñas de emprendedores y grandes firmas en altas torres de cemento. Había turistas, aunque fueran pocos en aquella época del año, disfrutando del magnífico ambiente nocturno y la inmejorable oferta de restauración y ocio.

Habían escogido un hotel caro, aunque muy bien situado. El Saboya estaba prácticamente en primera línea de playa, y al mismo tiempo a un paseo (andando) del principal centro comercial y de ocio de la ciudad. Además, el sitio era razonablemente bonito y las habitaciones estaban bien equipadas.

Dos habitaciones contiguas, matrimonio y doble con cama suplementaria para los niños. Tuvieron la oportunidad de ducharse y cambiarse, sentirse un poco más personas. Alejar lo malo y concentrarse un poco más en el futuro, en disfrutar un poco del tiempo como familia. Los niños estaban peleándose en la otra habitación, y ellos sonrieron escuchando las cosas que se decían, pero sin decidir intervenir.

Al cabo de una hora recibieron el mensaje de la hermana de Golan. Iban a cenar un sitio de toda la vida llamado Dallal, donde tenían pastelería propia. Además, estaba muy cerca de allí y pudieron ir andando tranquilamente. Israel tenía sus ventajas, y una de ellas era que los judíos podían beber todo el alcohol que quisieran con las comidas, al estilo europeo, que no pasaba nada. La carta de vinos era, pues, grande y suculenta.

Se sentaron ellos primero, y pidieron un entrante. Veinte minutos después apareció la hermana en ropa de calle y la que era su ordenanza, con un vestido y una chaqueta. Venían sonriendo y cogidas de la mano, por lo que no cabió ya duda alguna sobre que eran algo más de lo que su trabajo les imponía. Charlaron animadamente y les recomendaron diversos platos de la carta, todo cocina tradicional mediterránea e israelí.

Los niños se habían puesto a lanzarse servilletas de papel y hubo que llamarlos al orden. Y como en el restaurante había wifi, le llegaron varios mensajes al móvil.

Amanda: Ya me ha entregado los papeles el señor Lester.
Amanda: Aunque hubiera preferido que estuviera usted para comentarle otros asuntos personales.
Amanda: Dice que le invita a pasarse por su nueva casa en Los Santos, me ha dado la dirección.
Amanda: En la empresa todo bien.
Amanda: Los del colegio han puesto pegas pero les he comentado que eran causas de fuerza mayor.
Amanda: Su hermano ha llamado al fijo preguntando si estaría usted en Liberty City para verle.
Amanda: Si es así me gustaría acompañarla. Posiblemente la prensa ande por allí.

Mary: Estoy en Tel Aviv y me aburro, la neta.
Mary: Mi copiloto ya se fue a la playa a ligar y yo aquí en el hotel sin nadie que conosca para salir.
Mary: ¿Que tal el asunto...? Imagino que triste y demás.
Mary: Ya me dirás cuando te quieras regresar.

Hwan: Te llamé a casa pero no estabas.
Hwan: Kwan me ha llamado llorando para contarme lo que le ha pasado.
Hwan: Se quería enchufar para volver a Corea y vivir en mi casa de gorrón.
Hwan: ¿Que planes tienes para él?

El trayecto hacia Tel-Aviv lo hicieron en completo silencio, reclinados unos en otros, sumidos en sus pensamientos o adormilados. Golan cayó dormido como un bebé y Queen le sostuvo para que no cabeceara.
Llegar al hotel fue como alcanzar las puertas del paraíso, estaban exhaustos  y eso que solo habían pasado horas… ni siquiera un día entero. El desierto no era tan romántico como había imaginado.
En la habitación, lo primero que hizo, antes que nada, fue ir al baño y echar todo lo que llevaba centrifugando en las tripas. Al salir encontró a Golan tumbado en la cama, le pareció gran plan, así que hizo lo mismo. No duró mucho pues se olieron a sí mismos y se arrastraron hasta la ducha a ponerle remedio. Esa agua, más que agua supo a magia. Luego ya abrieron las maletas, se arreglaron, etc… solo después de todo eso pudieron sentarse en el sofá a vegetar un poco –¿Por qué hay que salir? Por eso los coreanos lo hacemos todo en el mismo sitio, así no hay que andar de aquí para allá...- murmuró en un tono cómicamente infantil. Los críos tenían liado un buen guirigay en la otra habitación –Quien tuviera esas energías eh?- balanceaba un pie mientras jugueteaba con los dedos de Golan, se miraron y se besaron -¿Estás más tranquilo cielo?-
Unos cuantos arrumacos y sonó el teléfono. Exhaló fastidiada, vaya momento… era Sarit. Se levantaron pesadamente y fueron en busca de los niños.

Algo bueno tenía el lugar, y es que se recorría en un pis-pas.

No andaba aún muy bien de la tripa así que nada más sentarse pidió algo insólito: un vaso de leche. Cuando Sarit llegó con su ayudante cogidas de la mano Queen sonrió –Lo sabía. Mi radar no falla…-
Cuando los niños se pusieron porculeros se limitó a grabarles y amenazarles con compartirlo en internet, fue mano de santo. Entonces el teléfono empezó a vibrar con un montón de mensajes pendientes.

Guassup para Amanda:
-Q tal todo x allí?
-Hmmm… comprendo
-Ok, hablaré con el a la vuelta
-Los dl cole son + pesaos q 1 vaca en brazos
-Gracias x xplicarles
-Veo q Hwan m ha llamado al móvil tb
-Ahora hablo con el
-Don´t worry
-Sobre Liberty
-Contab con ello ;)
-T has cruzado con Kwan?
-Q tal lo d Udai?

Guassup para Mary:
-Pfffff ni te imaginas
-Triste es poco
-Acabams d bajar a cenar n tel aviv
-Vente
-T mando la dire
-Link
-Stams con Sarit y su chica
-Cortate n poco…

Guassup para Ladlow:
-Q tal va todo por casa?

Guassup para Hwan:

-Stams n Israel
-Los padres d Golan han muerto
-Un drama
-L
-Llegaré a tiempo de vernos
-Creo ;)
-Menuda cara tiene Kwan…
-Le he bloqueado ls cuentas
-Lo voy a ponr a trabajar aki
-Q aprenda lo q s ganars la vida
-Y s deje de xuminadas
-D momento le teng en Paleto
-Vigilado

Suspiró dejando el teléfono sobre la mesa –Mary viene para acá, esta aburrida y no tiene con quien cenar- arqueó las cejas. A ver por donde salía la cosa… -Por cierto… esta mañana comentaste lo de tu piso nuevo… ¿Por qué no nos pediste ayuda? Lo hubiéramos hecho con gusto ¿Verdad cariño?- miró a Golan.

Amanda: Si, me he cruzado con su hermano.
Amanda: Intentó tirarse el moco conmigo y le dije que ni lo soñara.
Amanda: Luego se puso muy serio cuando le dije que trabajaba para usted.
Amanda: De hecho se puso a rajar.
Amanda: Y le dije que si no tenía nada mejor que hacer y me dijo que no.
Amanda: Así que le sugerí que me acompañara a la empresa, que los de recursos humanos encontrarían algo para él.
Amanda: Se calló y se fue a la piscina cubierta.
Amanda: ¿Udai?
Amanda: Ah, si, eso. Pues nada, no le he dicho nada.
Amanda: El pobre ya tiene suficiente con lo que tiene.
Amanda: Además, los calzoncillos de algodón no me ponen nada.
Amanda: :P

Mary: Me xtaré l prometo.
Mary: Me arreglo y voy
Mary: Guardame el sitio.

Ladlow: Su hermano está que no sabe ni donde meterse.
Ladlow: La chica nueva muy bien, simpática y eficiente.
Ladlow: Hemos estado entrenando un poco con ella, ha dado buena candela.
Ladlow: Creo que deberíamos decidir en que meter a trabajar a su hermano.
Ladlow: Si le dejamos a su aire intentará volver a vivir de las exclusivas y el famoseo.
Ladlow: Y ahora mismo las únicas exclusivas que tiene son sobre usted. No nos conviene.
Ladlow: ¿Desea que hable con el señor Meighan sobre éste particular?

Hwan: Joder, no lo sabía.
Hwan: Mándale mis condolencias, y para ti también.
Hwan: Jajajajajaja, madre mía que dura te pones.
Hwan: ¿Te imaginas a Kwan pelando patatas en una cocina?
Hwan: Pagaría por ver eso.
Hwan: ¿Cuanto crees que duraría sin que le despidieran?
Hwan: Oye, tienes que hablar eso xD.
Hwan: Si no dos indicaciones éste termina debajo de un puente a las 24 horas.
Hwan: Que no le echen por mucho que haga.

Parpadeó al escuchar aquello. Ellos lo solucionaban todo con dinero, pero ella tenía sus principios. Negó brevemente y miró a su hermano.

-Ya lo se, pero lo quiero hacer yo. Después de tantos años sin hablar iba a quedar muy mal si os llamo para pediros cien mil dólares. Es una cantidad asequible, ahora tengo un sueldo decente. En unos quince años o así lo tendré pagado.

Parpadeó, mirando a su acompañante.

-Además, si todo sale bien... serán dos sueldos de oficial puestos en la hipoteca.

Les miraba con curiosidad. Había oído hablar de ellos pero nunca les había conocido en persona, y ahora lo hacía. Ella quería mucho a Sarit, estaba locamente enamorada y quería que ella fuera "esa persona". Por eso debía conocer a su familia, al menos a la única familia que le iba a hablar, por que la suya, judíos practicantes, no iba a ver su relación con muy buenos ojos.

-¿Entonces tienes empresas y todo? Me ha contado que algo sobre la comida rápida, perfumería y demás. Sobre Golan si se a que se dedica, claro, me he visto todas sus pelis... Incluso cuando no era tan famoso.

Hicieron bromas sobre "El momio" y lo guapo que salía entonces. Rieron.