Partida Rol por web

Gozushi! - Opa hostil

Pronóstico: nublado (Escena 1)

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30/06/2016, 01:50
Director

Visita de estado a Japón.

Así es como llamaba ella a los viajes institucionales, donde se reunía con tantos empresarios y políticos que podía hacerse la analogía. Como si fuera un presidente. En realidad, lo era en cierta manera, y ahora más. El mundo caminaba hacia una distopía en la que las empresas iban a reemplazar a los viejos estados. Y sin embargo, las banderas y los ejércitos eran todavía útiles para defender lo consolidado, para hacerse fácilmente con el amor del pueblo. ¿Iban a luchar y morir por una empresa? Quizá, pero en tal caso lo harían por una buena suma de dinero. Y los soldados siempre cobraban cuatro perras.

No obstante, lo que se movía entre bambalinas era importante, tanto o más que lo otro, más evidente. Estados Unidos estaba en vísperas de retirar su presencia militar de Japón, debido a un acuerdo con el anterior gobierno. Un nuevo ejército japonés, sin las restricciones estúpidas de la Segunda Guerra Mundial, ya tan lejana que tenía casi cien años, había surgido para tratar de estabilizar la región. A ella, sin embargo, le preocupaba el giro que había dado China y con ella, Corea del Norte. Ese ultracapitalismo triunfante con un barniz de comunismo añejo capaz de degradar a las personas a máquinas sin tornillos, dispuestos a luchar y morir por un sistema que no vacilaría en quitárselos de en medio al menor signo de debilidad. Frente a esa fuerza, occidente estaba en peligro, pero también el resto de oriente. El oriente libre y en expansión, representado por países como Japón, Vietnam o la India.

Siempre tienes que posicionarte en un conflicto, y para ella estaba claro. Había servido en las fuerzas armadas de Corea del Sur y la amenaza del gigante comunista estaba siempre presente. Eso alicata tu lealtad, y la creencia en la libertad que representaba el sistema occidental y americano, una libertad prometedora no exenta de fallos y servidumbres, hacía el resto. Por eso sus negocios se hacían con esos países, fundamentalmente, bien a despecho de los otros. No había gozushis en China, no de momento, pero si en la India, Sri Lanka, Rusia e incluso Taiwán. El gobierno de la isla de Formosa la había nombrado "hija predilecta" de una de sus ciudades por levantar allí una importante fábrica para su línea de cosméticos y perfumería. Eso, obviamente, cabreaba mucho a los comedores de wantún.

Allí estaba, al término de una de esas maratonianas jornadas, en la brillante Tokio. La ciudad siempre cambiante, que aunaba como ninguna tradición y modernidad, sin perder jamás su toque original, su esencia cultural. La ciudad en permanente estado de reinvención, donde los antiguos palacios imperiales estaban a la vista de las nuevas avenidas con edificios llenos de neón, rascacielos inteligentes que producían su propia energía y tribus urbanas con una estética demencial.

Aquello era un caramelo, un baño de masas y medios para la recta final del día. Después de pasarse la mañana y parte de la tarde en las sombras de despachos y restaurantes exclusivos, ahora estaba a pie de calle, cortando la cinta de un nuevo restaurante. No era un Gozushi, de los que estaba lleno el mundo a día de hoy, si no una nueva línea que triunfaba en Japón, Francia, Corea y Vietnam. Eran los Fuzion, los restaurantes donde todas las combinaciones eran posibles. La carta era una paja mental, y variaba en función de los gustos locales. Eso en Japón se traducía en sabores extravagantes como el taco de pato pekín, la hamburguesa de dürum con cebolla caramelizada o los smoothies de melón-café.

Además, los Fuzion grandes te daban una experiencia completa. Había juegos y pista de baile, al más puro estilo de un viejo restaurante rockero americano, pero con un aire moderno y guay. Podías comerte tus pizzas de pato a la naranja mientras disfrutabas de un concierto de vocaloid o un monólogo, dependiendo de las actividades que estuvieran programadas en el mes. Una sinergia perfecta para sacar el dinero de los pijos y modernillos que se las daban de tal, en aquella era de desarrollo económico tan brutal como era el post-petróleo. Una filosofía que Japón, siempre dependiente de las importaciones de crudo, había abrazado con fruición inusitada.

Allí estaba ella, cortando la cinta delante del puñado de azafatas vestidas con el uniforme corporativo. Un uniforme diseñado para servir tanto en la tarea de camarera como para bailar como gogós en la pista, dando espectáculo y atrayendo a los hombres solteros para consumir. Había cosas que no cambiaban jamás. Afortunadamente, la moda del feminismo de tercera ola perdía fuerza frente al "igualitarismo de cuarta ola", y aquellas cosas ya no se interpretaban (tanto) como una cosificación de la mujer. Cobraban bien por su trabajo y lo hacían a plena voluntad. Es más, estaba de moda que las mujeres vistieran como les saliera de la flor, fuera su look sexualmente atractivo para los hombres (que era lo usual) o no. La mujer libre había decidido conscientemente vestirse así, como siempre había pasado, en un afán por destacar de entre los demás, sentirse guapa y tener la sartén por el mango a la hora de buscar desahogo ocasional o a esa persona especial.

Había venido con poca compañía, por que era febrero y los niños seguían en sus respectivos institutos. Jon, el mayor, estaba ya pensando en la universidad. Había salido formal y estudioso, y quería hacer algo honrado con su vida. Médico, concretamente neurólogo, era su aspiración. Obviamente, iba a ir a las mejores universidades privadas del mundo, y si fuera necesario su madre fundaría un hospital nuevo solo para colocarle en el puesto de sus sueños. Y sin embargo, él rechazaba esas atenciones, diciendo que quería conseguir las cosas por si mismo. Le recordaba a su difunto abuelo, y la hacía callar, pensativa. Le ayudaría, pero de manera que no fuera tan evidente. Ella sabía bien como hacerlo. Si pagas lo suficiente, nada admite estar comprado, ni aunque le torturen para sacarle la verdad.

Los mellizos estaban en el instituto, uno caro y privado, a pesar de que ella insistió en que la educación básica la hiciera en un público. Estados Unidos seguía obsesionado por el dilema público/privado, y ella no quería hipotecar el futuro de sus hijos por ir contracorriente. Golan, en Vinewood, rodando la tercera temporada de una serie de éxito que dirigía, basada en unas novelas de ciencia ficción que habían sido un superventas desde la década de los 20.

Le acompañaba su hermano pequeño, Kwan, ahora un auténtico womanizer y sex symbol, especialmente en Asia, donde había salido en un programa de la televisión coreana y participado en un popular anime poniendo su voz al protagonista. Estaba rodeado de chicas que reían tímidas y a la vez excitadas, bombeando serotonina como si fueran la manguera de un coche de bomberos dejada a su aire. Le pedían autógrafos, fotos y besos en la mejilla. Él, por supuesto, encantado. No lo había visto en todo el día, pero había acudido fiel a la cita. Quería a su hermana, aunque discutieran un poco. Ella lo consideraba un mal ejemplo para sus hijos, y los mellizos estaban siguiendo sus pasos. Él, sin embargo, disfrutaba de la fama, las drogas blandas y el sexo fácil. Emborrachado, embriagado de si mismo. Y sin embargo, Queen entendía eso perfectamente. Era un deporte que ella misma había practicado.

Detrás, serio, silencioso y enchaquetado, su jefe de la guardia y guardaespaldas personal. Un galardonado capitán de la policía de San Fierro que había abandonado el cuerpo después de unos expedientes disciplinarios. Una comisión de investigación del jefe de policía y el comisionado del ayuntamiento, al haber intentado rascar demasiado, profundizando en lo turbio, intentando acabar con quien no debía. Él siempre había sido un cruzado, un caballero de brillante armadura que atacaba de frente y con el arma en la mano, aunque a veces usara la ley a su favor o usara trucos y trampas. Y aquello le pasó factura. Ahora, Tom Ladlow se había pasado al sector privado, y no le iba nada mal. Era el mejor guardaespaldas que uno podía desear, de esos dispuestos a destruir la ciudad entera si te secuestraban, sin rendirse jamás ante la adversidad. Ella necesitaba gente fiel y no tanto GI Joes de operaciones especiales con brazos como jamones y gatillo fácil.

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30/06/2016, 02:45
La Prensa

Los periodistas comenzaron a flashear a su hermano, de modo que ella sintió cierta envidia. No le solía pasar aquello, ser eclipsado por otra persona delante de un micrófono.

-Señor Kwan -dijeron en japonés- ¿Tiene algo que decir sobre sus fotos comprometidas con la cantante británica Charly CX?

Otro se apresuró en preguntar.

-¿Es verdad que tuvo un romance con Sammy Mirage cuando era un adolescente?

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30/06/2016, 02:47
Kwan Choi

Apartó suavemente a una de las fans, decidiendo mentalmente a cual de ellas le iba a dejar su teléfono escrito en el autógrafo con la instrucción de que le llamara dentro de una o dos horas. Compuso una de esas sonrisas socarronas de joven playboy, que tanto gustaban a las cámaras.

-Eso es algo que Charly debe decidir. Pasamos un buen rato juntos, y se ha enamorado de mi, pero debe decidir si quiere vivir preocupada a causa de los celos... Ya sabéis, las malas lenguas. Aunque debo decir... perdona, déjame el micro.

Se acercó a una cámara y posó su mano sobre el corazón.

-Debo decir que yo, cuando doy mi corazón, lo doy completamente. Ahora mismo, mi corazón es suyo. Pero todo depende de ella.

Hubo un gran revuelo por la declaración, y él devolvió el micro, sin contestar a la segunda pregunta. Romance no era la palabra para describir como la voluptuosa rapera le había quitado el precinto a base de bien durante una de las fiestas de actores y cantantes patrocinadas por su padre. Una mujer que deja huella, insaciable y exigente en el catre. La primera muesca en su cinturón.

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30/06/2016, 02:52
La Prensa

Ahora llegaba su turno. La prensa y ella, esa relación de amor/odio. Cuando quería, era encantadora y sonriente. Pero que no le tocaran la moral, o le acosara paparazzi alguno, por que se regodeaba en destruir la vida o la carrera del periodista entrometido. Necesitaba a la prensa, pero también la odiaba.

-¿Que planes tiene el Consorcio Choi en Japón? -preguntó uno de los periodistas más inteligentes.

Otro se abrió paso a codazos. Una zorra implacable de la prensa del corazón japonesa.

-¿Que opina de las fotos que insinúan la infidelidad de su marido con una de sus ex?, ¿Piensa llamarle al orden?

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30/06/2016, 23:26
Queen Choi

El tiempo pasa volando y no veas como cambia la vida. Uno puede querer muchas cosas que luego el destino se encarga de ponerte en su sitio.
Ultimamente todo sucedía a su alrededor en una obra de bunraku. Miles de millones iban de un lado a otro sin verlos ni tocarlos, firmas, apretones de manos, bailes de cargos, intercambios de bienes… jugar a ser un pequeño dios con el destino de los países y las personas, un juego vacío e incluso fastidioso para ella. Estaba cansada, mucho, y empezaba a notársele. Ya no era ninguna jovencita.
Cada día se miraba al espejo tras quitarse el maquillaje y se preguntaba quien coño era y que cojones le había pasado a su vida ¿Qué era eso que tanto envidiaba la gente que la veía en las revistas? Sentía nostalgia de los primeros días, cuando todo era autentico, cara a cara, sangre real en el suelo y un volante y una palanca de cambios entre sus manos. No un boli, ropa pija y diplomacia. Se había convertido en la tía Kendall y se odiaba por ello. Nunca en la vida había llorado tanto. Eso de “Y fueron felices para siempre” era una mentira como un piano.

No sabía por qué ¿Quizás la crisis de los 50? Pero el pasado le volvía constantemente al pensamiento. Muchos se habían ido para siempre dejándola sola con el peso, ya no solo de la familia, si no del monstruo en que se había convertido Gozushi. Ahora era una reina de verdad, una reina contemporánea aunque el mundo creyera que vivía en democracia y los “Choi” una dinastía en toda regla. A veces le costaba respirar solo de pensarlo… una vez leyó que en toda la historia de China solo un emperador abdicó para dedicarse a vivir una jubilación sencilla y tranquila, Queen le entendía mejor que nadie.
“Queen” ¿Quién era esa? ¿Dónde se había ido? Ya casi nadie la llamaba así…

No obstante pese a ese cansancio vital y escepticismo humano al que había llegado seguía latiéndole un corazón decidido a hacerlo lo mejor posible, no por ella si no por sus seres queridos y por todos cuantos dependían del emporio Choi. Dicen que los reyes disfrutan de riquezas para compensarle por el enorme precio personal que debe pagar a causa de gobernar. Malas noticias, si conservas algo de humanidad, ni todo el oro del mundo compensa una mierda. Tal vez por eso se volcaba tanto en la fundación y lo intentaba con la familia… lo intentaba, porque ser el cabeza de familia te convierte automáticamente en el malo de la peli.

Absorta en estas disquisiciones profundas  giró la cabeza para mirar a su hermano, sentado a su lado en el coche chateando por el móvil como siempre. Que jodidamente guapo que era el cabrón. Joven, arrogante, inteligente (aunque no le diera la gana de hincar codos), en él veía reflejados a sus padres y en parte a ella misma. Que envidia le daba y que rabia. Ahora entendía eso de “Cuando seas padre comerás huevos”, no era la madre de Kwan, obviamente, pero prácticamente lo había criado y sentía por él todas esas contradicciones que siente un progenitor. Le peinó unos mechones y él sonrió de esa manera irresistible tan suya, luego hizo un mohín como quejándose, bromeaba, y ella amenazó socarrona con despeinarle y arruinar su reputación frente a las chicas por culpa de un flequillo torcido. Se chinchorrearon como los hermanos que eran.
Gracias a eso salió sonriente del coche y pudo enfrentarse a las cámaras, esos momentos, esos pequeños gestos hacían que todo lo demás mereciera la pena. Le gustaba verle feliz.
Por dentro se reía al oírle hablar y le admiraba su dominio de los medios y las masas, era tan encantador que daba hasta miedo. Nadie creería nada malo de esa carita de ángel. Suspiró. Era muy extraño que tu propio hermano fuera una estrella en alza mientras que tú caminas hacia el ocaso.
“Otra noche más sola que la una” pensó, estaba claro que Kwan se iba a pinchar a por lo menos un par esa noche mientras ella observaba las luces de la ciudad desde la habitación. No le gustaba viajar sin Golan, sin él sentía que le faltaba algo. Por lo menos en esta ocasión tenía a Ladlow. Habían forjado una curiosa amistad, no hablaban mucho pero con una mirada se entendían a la perfección y muchas noches, después de jornadas maratonianas de trabajo y quebraderos de cabeza varios, se cogían un par de birras y se las bebían en silencio. Tranquilamente. Otra de esas cosas que no tiene precio.
Posó para los reporteros de unas cuantas revistas (se les reconocía a kilómetros) y luego contesto a la primera pregunta -¡Dominar el mundo por supuesto!- bromeó, era un rasgo característico del personaje que se había creado para esta clase de saraos. Lució su sonrisa de ratita –Japón es sofisticado, rabiosamente actual, siempre hambriento de lo mejor más moderno. Con “Fuzion” queremos estar a la vanguardia, así que había que venir donde se encuentra el público más exigente - balones fuera, un poco de coba y quedas fetén. La segunda pregunta hizo como si no la hubiera oído y caminó hacia adelante. En su mente le reventaba la cabeza de un tiro allí mismo pero cruzó la mirada con Ladlow y el asintió. Tenían un protocolo para esos casos, él fichaba al periodista de turno y luego ya se encargaban del asunto… sin embargo aunque fingía estar radiante esa pregunta escoció haciéndola tragar saliva y convirtiendo los pocos metros hasta la puerta en un maldito calvario. En cuanto tuviera ocasión miraría en el móvil a ver que coño de fotos eran esas. “Echa el freno Queen que te disparas…”.
Celos… que extraña expresión del amor…

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01/07/2016, 00:20
Tom Ladlow

Hacía bien su trabajo, y sabía leer entre líneas. Se había quedado con el nombre de la periodista y del medio para el que trabajaba. Posiblemente la jefa quisiera tomar cartas en el asunto cuando se le bajara la mala leche. Le habían mentado a lo más sagrado, que era su marido, uno de sus pocos consuelos y fuentes de felicidad.

Así que se acercó con una breve sonrisa apartando el micro. Una sonrisa muy suya, propia de un hombre que no solía torcer el gesto. Una sonrisa que acojonaba que te cagas.

-La señora Choi-Fehr no atenderá a más preguntas, ya que debe seguir con su agenda. Rogamos a los medios que no molesten a los clientes mientras disfrutan de la apertura. Se han acreditado solo a tres fotógrafos para que capten momentos de la misma. Gracias por la paciencia y les facilitaremos un dossier especial para la prensa.

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01/07/2016, 00:28
Srta. Maggie Bowen

La acompañó al interior del local donde la recibieron con aplausos. Estrechó la mano de los empleados y de los invitados para la inauguración, una mezcla de VIP y de personas normales que habían ganado el concurso de internet. A esos les daba más conversación, interesada por sus vidas. A los ricos ya los conocía, y eran jodidamente vacíos en la mayoría de los casos. Iban a la última, les gustaba lo típico... en fin, muérete, tu vida se ha vivido ya como... ¿Un millón de veces?

La secretaria se quedó protegiendo la retaguardia, preparada para contestar a todas sus preguntas. Kwan dentro, rodeado de chicas, tirándose el pisto y contando tonterías que les hacían reír cada dos por tres.

-Sean tan amables de proporcionarme las VI* de sus medios de comunicación y les adjuntaré los archivos del dossier. Contestaremos a todas las preguntas en orden.

Notas de juego

VI o Identidad Virtual es un sistema gubernamental de identificación de personas y empresas. Apareció en 2027 y se hizo popular dado que hacía más cómodos los trámites burocráticos, compras electrónicas y gestión de cuentas en redes sociales, entre otras muchas aplicaciones. Cada persona física y jurídica tiene una VI, que suele estar sincronizada a un aparato portable (móvil o tablet), aunque no está físicamente dentro, si no que se accede a ella mediante un sistema de reconocimiento de huella y se almacena en la nube, de modo que se puede utilizar en cualquier parte del mundo con acceso a internet.

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01/07/2016, 00:36
Director

Otra noche más. Ni siquiera la comida la consolaba, y eso que no había perdido las buenas costumbres. Una vez, le preguntó a un médico por que podía comer tanto sin engordar. La respuesta fue un galimatías tan largo que se quedó solo con una frase "tienes un metabolismo raro y si no comieras tanto estarías esquelética". Probó algunas cosas de la carta, las que más le gustaron. Estrechó manos, habló con desconocidos, rió de cosas que no tenían gracia. Quería morir.

Kwan desapareció, como solía, en un taxi. Esperaba que no llegara tarde mañana, cuando debían abordar un avión de vuelta a San Fierro. No sería la primera vez que Ladlow tenía que sacarle casi tirándole de la oreja, de la cama de una desconocida, o salvarle la vida cuando el novio o marido cornudo de turno le quería arrancar las pelotas con un cuchillo de cocina.

Miró la hora, y pensó que era un buen momento para largarse. Había terminado de comer, y allí no tenían buenos postres. Postres a su gusto, claro. Tenían muchas cosas ultraazucaradas del gusto de los japoneses, pero nada de brownie ni helado en condiciones. Iba a levantarse cuando un desconocido al que no había saludo la abordó con una sonrisa, ofreciéndole la mano.

-Es un placer conocerla finalmente, señora Choi. ¿Puedo sentarme con usted? Prometo invitarla a algo.

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01/07/2016, 02:02
Queen Choi

“Señor llévame pronto...” Estaba loca por volver a casa y pasarse una semana en camiseta, espatarrada en la piscina importandole todo tres mierdas y media. Por dentro le reconcomía el tema de las dichosas fotos y se disponía a largarse al hotel a buscarlas tranquilamente cuando apareció ese hombre.
En la vida se llega más lejos haciendote el tonto que llendo de listo, por eso ante situaciones inesperadas (no criminales ni de riesgo vital) actuaba haciendose de menos y de cara a la galería podía parecer incluso un poco despistada a causa de su caracter desenfadado y un poco hiperactivo. Puro teatro. Parpadeo repetidamente como sorprendida y enseguida dibujó un gesto divertido. Rió un poco por eso de la invitación (Invitarla a ella en su propio local, te rilas).
Con una mano respondió al apretón y con la otra pulsó el botón del movil con el que llamaba la atención de Ladlow para que estuviera discretamente alerta. Ya no se fiaba ni de su sombra y menos aún de los desconocidos tan amables y educados.
-El placer es mío señor...-
 

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01/07/2016, 02:09
Director

Él sonrió, y sin invitación explícita tomó asiento. Se le veía tranquilo, casi demasiado, a pesar de que le estaban echando el ojo encima.

-Yong. Soy un empresario como usted, dedicado a otro sector diferente pero no por ello menos prometedor: energía. He oído mucho sobre usted, y todo lo que dicen parece verdad. Sobre todo lo que se rumorea sobre su belleza.

¿Un seductor, o un hombre esperando hablar de negocios de forma casual?

-Aunque mi padre y mi hermano estaban más interesados en la especulación inmobilaria y el juego, yo pretendo mejorar el maltrecho nombre familiar. Estamos afincados en Hong Kong, aunque tenemos intereses en los Estados Unidos, donde planteamos una expansión fuerte. Diversificar, como usted ha hecho. Si algo aprendí del fracaso de mi familia es que hay que tocar muchos más palos en la baraja.

Sonrió, mientras recibía lo que había pedido antes en la barra, pero sin tocarlo. La sonrisa era algo fría, pero eso era algo habitual entre hombres de negocios.

-Yo me considero algo así como Watman. Ya sabe, el personaje de cómic. Ambos compartimos una tragedia familiar a corta edad, cuando estaba estudiando. En mi caso, en el extranjero.

Carraspeó.

-No deseo importunarla más que lo suficiente. Así que ahí viene una oferta. Deseamos adquirir su línea taiwanesa de cosméticos, o al menos hacernos con un gran paquete de acciones. Estamos hablando de una cifra con muchos ceros a la derecha, con un compromiso fuerte para que pueda incursionar en el mercado de Hong Kong, que es próspero y amplio.

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01/07/2016, 12:37
Queen Choi

Lo supo desde el mismo instante en que dijo “Yong”, nadie se presenta con su nombre de pila, no en el mundo de los negocios. Así que ¿Que otro apellido querría ocultarle un empresario chino que no fuera Wu? “Knock, knock! Karma is calling”...
Sintió como las puertas del abismo se abrían ante ella helandole la sangre. Mantuvo el tipo, escuchó y se confirmó en sus sospechas.
Hubo un breve silencio en el que respiró hondo meditando, sopesando y escogiendo que decir. Podía seguir con la charada y hacerse la nueva, o fingir que consideraría la oferta, pero ella sabía bien que sostener una mascarada lo único que hace es posponer lo inevitable de un modo agónico y tedioso.
“Watman? Lo que hay que oir...”
Compuso un rostro sereno -Señor Wu...- suspiró -Su familia ya quiso hacer negocios con la mía y ambos sabemos que aquello no salió bien. No me gusta su estilo. Entiendo que es usted un buen hijo y hará lo que considere que tenga que hacer pero ni sueñe con que le va a ser fácil. Por eso su hermano quiso casarse conmigo, no porque fuera más o menos guapa, si no porque sabía que no podía destruirme-
Alzó el mentón como indicando a Ladlow que estaba lista para salir y que se acercara a recogerla
-Supongo que esto no acaba aquí ¿Me equivoco?- parpadeó y en un abrir y cerrar de ojos la que había sido una mirada firme se tornó en un gesto amable y compasivo, muy Quan Yin -De todos modos seré sincera con usted.- exhaló -No pasa un solo día en que no me acuerde de su padre y de Gao y creame cuando le digo que lamento enormemente todo lo que pasó. La vida pudo ser muy distinta...-
Que no se dijera que había empezado una guerra sin apelar antes a la templanza.

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01/07/2016, 16:12
Director

Escuchó sus palabras con una sonrisa. Lo había captado al vuelo. Tanto, que no era necesario que le diera la tarjeta de visita que tenía en el bolsillo interior de la chaqueta. ¿La estaba vacilando o realmente era diferente a sus familiares muertos?

-Concuerdo con usted. Las cosas pudieron hacerse de otra manera, y espero que se hagan así en lo sucesivo.

Vió como llegaba el guardaespaldas, y entre la multitud, un hombre con un marcado aspecto eslavo se adelantó un par de pasos. Wu Yong hizo un gesto y se quedó exactamente donde estaba.

-Nos veremos pronto, si. Como le he dicho, tengo intención de invertir en Estados Unidos. Le deseo... un buen viaje.

Dicho ésto, se levantó, abrochándose el botón de la americana, antes de salir del FuZion acompañado por aquel fornido y patibulario guardaespaldas.

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01/07/2016, 16:18
Tom Ladlow

Tensión en el ambiente. No podía viajar con armas, no si iban en un avión comercial, como era el caso. Una pequeña navaja en la maleta de ella, y depende del país, siempre facturada. Solo tenía sus puños y lo que pudiera conseguir, por lo que pensó que iba a tener que matar a golpes a algún cabrón. Mala prensa.

Afortunadamente, se fueron sin más. Aunque él se puso inmediatamente alerta, sabiendo que podían emboscarles en cualquier sitio.

-¿Que quiere hacer ahora, señora?, ¿Llamo a su hermano?

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01/07/2016, 19:41
Queen Choi

“¿Un buen viaje? Un viaje al infierno, cabrón”
No creía en su falsa amabilidad. Así eran los chinos, te sonreían y luego te apuñalaban.  Se despidieron diplomáticamente.
Queen permaneció un momento rígida sentada en la mesa con los ojos vidriosos a causa de contener las lágrimas. Se maldecía a si misma por no haber investigado, apretó tanto el puño conteniendo la rabia que se clavó las uñas.
-Volvamos al hotel y saquemos a mi hermano de donde quiera que esté
Ahora lo entendía todo, el universo la había estado avisando. Miró a Ladlow, se levantó y salieron de allí. Tenían que ponerse en pie de guerra.

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01/07/2016, 22:05
Director

Llamar a un taxi, que parara en la puerta y cogerlo de vuelta al hotel. Como siempre hacía, se alojaba en sitios exclusivos con buena seguridad y servicios inmejorables. A veces le daba por uno u otro capricho, y la noche anterior había hecho un super pedido de tempura y sushi a un pequeño restaurante, acompañado por sake de una marca excelente. El taxi procedió hasta la zona de la estación de tren de Shiodome, con unas obvias y excelentes comunicaciones.

El hotel Conrad era uno de los más modernos de la ciudad, bien equipado y con unas vistas acojonantes. La trataron como la reina que era, a pesar de que ella solo quería llegar a la habitación. Allí, se dejó caer en un cómodo futón, hecha un manojo de nervios y con el móvil en la mano. Ambos estaban llamando a su hermano pero éste no cogía el teléfono. Se temían lo peor.

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01/07/2016, 22:20
Móvil

Al final, descolgó. Eran las tres de la mañana, y ella ya había hablado con otros familiares, aunque sin entrar en demasiados detalles. Estaba cabreada con su hermano, y más que lo iba a estar. Sonaba un poco somnoliento y cabreado.

-¿Que pasa? Pfff... ¿No puede uno dormir después de un poco de sexo?

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02/07/2016, 00:16
Queen Choi

Parecía un tigre en cautividad, andando arriba y abajo resoplando y rezongando.
“Los Wu han vuelto y quieren venganza”  fue la “Watseñal”  que Queen soltó por guassap, el siguiente mensaje fue “había un 2º hijo”. El móvil echaba humo pese a la diferencia horaria y el puto Kwan que no le cogía las llamadas -Ya puedes estar echando el polvo de tu vida porque cuando te pille te voy a dejar calvo!!!!- gritaba Queen dejándole un mensaje más en el buzón de voz. Ladlow también lo intentaba y tampoco le hacía caso aunque, en su línea, él se mantenía en una calma alerta.
Caminó, se sentó en una silla, en el suelo, en el sofá, en la cama, lo único que hizo aparte de eso fue quitarse los zapatos, estaba aterrorizada. Se tumbó agotada sin saber que más hacer.
Entonces sonó el teléfono. Salió corriendo al saloncito donde estaba Ladlow indicando que se trataba de Kwan. Descolgó y puso el manos libres..
-Mecawensuputamadre- rezongó de forma casi ininteligible entre medias de soltar aire y una medio sonrisa nerviosa. Los dos respiraron aliviados. A Queen se le cayeron dos lagrimones como puños –Escuchame- se le notaba seria y con la voz tomada, no tenía fuerzas para gritarle –ahora mismo vas a llamar a un taxi y te vienes al hotel- Kwan farfulló no entendiendo nada y ella respiró hondo para tomar fuerzas y no cabrearse como una mona –los Wu han vuelto así que no me discutas y ven aquí ya- remarcaba las palabras como una sargenta, el chaval estaba medio sopa y seguramente medio pedo también, así que había que masticarle bien las cosas –dame tu dirección y luego me mandas el nº del taxi que cojas ¡OK?- hubo una pausa –O si lo prefieres te mando a Ladlow- sabía que eso le haría meterse un petardo en el culo. Era como mentarle el jarabe a un niño.

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02/07/2016, 00:46
Director

Al otro lado no sabían muy bien que demonios contestar. Frente a la rebeldía inicial, vino aquel nombre. Creció oyendo hablar de ese nombre, de boca de su idolatrada abuela, pero también de su hermana. Todo lo que habían conseguido había sido gracias a aquel momento, a deshacerse del problema de los Wu. Su abuela le contó que mataron a sus padres, y él recordaba que quería mucho a papá, aunque no tanto a mamá. 

Los Wu habían sido como el coco, o el demonio. A veces veía a su hermana muy jodida cuando recordaba aquellas cosas, y había hablado del tema con su cuñado, Golan. Al parecer, eran unos hijos de puta sanguinarios y poderosos de la Tríada, a los que había costado Dios y ayuda quitar de en medio. A los niños no les habían contado eso, de hecho su hermana se lo hizo prometer. Así que sabía que era un asunto jodido.

-Mmmm... Vaaaale. Cojo un taxi y voy para allá.

No sabían muy bien donde estaba, pero tardó bastante. Quizá en la otra punta de Tokyo, o quizá fuera de la ciudad. El caso es que una hora después llegó con la misma ropa que había llevado en la fiesta y cara ojerosa. Necesitaba un café, pero se puso un martini. Él era así.

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02/07/2016, 00:53
Kwan Choi

Ella le había abrazado al llegar, pero sabía que estaba a punto de darle una torta. No sabía que había hecho, aparte de comportarse como todos los días. Ella tenía miedo, por que ahora la familia era numerosa y tenía sus vicios y despreocupaciones propias de un largo periodo de bonanza. Aquello era una debilidad frente a sus adversarios. Una gran y peligrosa debilidad.

-Bueno... ¿Y ahora que hacemos, mmm? Imagino que volver a casa, a juzgar por lo nerviosa que te has puesto.

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02/07/2016, 00:56
Tom Ladlow

El guardaespaldas pensaba en lo de "buen viaje". No le había dado muy buena espina, pero no quería meter más miedo. Estaba él solo para protegerlos a los dos, y le podían faltar manos. No obstante, como buen poli sabía que el mejor método para pasar desapercibido de tus perseguidores era engañarlos, comportarte como una persona corriente (y menos pudiente).

-Si, pero creo que el señor Kwan no debería acompañarnos mañana. Quizá estén esperando que salgamos todos juntos, en convoy. Sugiero... que coja otro avión pasado mañana, o mañana. Lo que encontremos. Un puente aéreo, no la misma ruta, ni a la misma hora, quizá desde otro aeropuerto, como Kioto. Vestirá ropa formal, y no hablará con nadie. Nada de prensa, ni similar. Una gorra y unas gafas, pero nada caro.

Kwan fue a protestar por eso. Era de esos jóvenes que no querían ponerse el casco de la moto por que decía que le aplastaba el peinado, y el peinado era una herramienta imprescindible para expresarse.

-¿Que le parece, señora?