Partida Rol por web

El pijo no atinaba hoy. Para nada. Se giró a mirarle. Y como no iba vestido como un segurata, ni vió el pinganillo que tenía en la oreja, se creyó quera un caballero andante que iba a rescatar a una dama.

-¿Y tu quien coño eres?

Sonrió de oreja a oreja cuando le preguntó eso.

-El que te va a echar a patadas de mi local, mamahuevos.

Con la primera hostia lo hizo caer de culo a la pista de baile. Y mientras intentaba levantarse de forma un tanto patética, habló por el pinganillo, provocando que dos seguratas grandes como armarios porteros llegaran, levantándole por ambos brazos.

-Llevaos a éste "caballero" del local. Amablemente, por favor.

Los seguratas sonrieron por la referencia, mientras conducían al tipo a la puerta principal, donde lo empujaron con tanta fuerza que casi lo atropelló un taxi. Cuando eso sucedió, los parroquianos retomaron la fiesta con normalidad.

Mientras, el mulato puertorriqueño se arregló el traje con un leve tirón, sacándose de nuevo las mangas de la camisa con respecto a las de la americana, para luego ofrecerle su mano. Aquel tipo tenía ese aquel que ella misma había definido hacía un momento. Ese nosequé que qué se yo que tienen algunos latinos.

-Disculpa las molestias. Espero que no te haya molestado. Luis López, gerente del local. ¿Tomas algo? Invita la casa.

-Tienes suerte de ser una chica. Por que si no...

"¡Será soplapollas el tío!?" Estaba dispuesta a dejarle la jeta a lo Quasimodo cuando apareció el chulillo chaquetas, un tipo de personaje caracteristico de los clubs, chungos de guante blanco made in la calle que han sabido arrimar el ascua a su sardina. No estaba mal el pavo aunque los modales lo delataban. A ver por donde salía...
El pijo imbecil se había topado con el gerente o el dueño (no lo tenía muy claro) y la había cagado con la capa puesta -Tienes suerte idiota, porque te iba a dejar hecho un cuadro- dijo mientras lo despachaban. Se sacudió la ropa, a ella también le había salpicado la mierda dulzona esa que había tirado el tío, no le había manchado la ropa pero sí los brazos "Buaj... ahora estaré pegajosa".
Estaba limpiandose con una servilleta cuando se topó con la mano del chaquetas -Emmmm- miró donde podría tirar el papel arrugado -Queen... Queen Choi- lo dejó en un cenicero (o lo que creyó que era un cenicero, que todo era tan fashion en el local... que vete tu a saber) -no te preocupes, gracias...- educación ante todo -sí, un vodka solo con una rodaja de limón, si eres tan amable...- Queen se bastaba y se sobraba para poner a basurillas así en su sitio pero ya que el hombre se había tomado la molestia de hacer bien su trabajo... que menos que ser agradecida (cosas que se aprenden cuando tu familia lleva restaurantes, aprendes a valorar a un cliente amable) -te felicito por cierto, el sitio mola- sonrió un poco forzada, no sabía que más decirle y miraba al rededor pues había perdido de vista a Mary.

El gerente se acercó a la barra. Pero no pidió el combinado. Se puso detrás de ella, y se lo preparó él mismo. Mujer que bebe licores potentes, solos, era mujer con un par de cojones. Pero ya lo había demostrado partiéndole la cara al pijo. En realidad, si hubiera sido un tío estaría en éste momento de patitas en la calle. Pero vivían en la época del ginocentrismo. El mundo giraba alrededor de las mujeres, y excepto en antros retro como bares de moteros, las mujeres podían hacer prácticamente lo que les diera la gana.

Estaban en la ciudad más chic de Estados Unidos, donde todo el mundo respetaba a los gays, a los trans, a las mujeres, a los inmigrantes y, en suma, a todo el mundo menos a los hombres blancos de clase baja o media. Era como vivir en Sudáfrica después del apartheid. Si eras blanco, no te comías una mierda. Solo el dinero podía abrirte las puertas.

-Tu amiga viene mucho por aquí -dijo, alzando la voz.

Le puso su vodka, pero además de la rodaja de limón, le puso un borde de ese azúcar caramelizado, en éste caso con sabor a pomelo. Hacía un buen contraste.

Uy uy uy... el tío era de manual ¿Que cojones les pasaba a los latinos? Por suerte creció rodeada de ellos y se los conocía como la palma de su mano. Estaba susceptible con el tema a causa de Raúl y lo que en cualquier otro momento le habría parecido curioso y digno de estudio etnológico ahora la hacía poner distancia, las únicas excepciones los miembros del taller. No obstante no se mostraba arisca.

-Gracias de nuevo... quizás fuera yo quien tuviera que pedir disculpas, tengo la mano un poco suelta y soy alérgica a los pijos...- se rió sacando la lengua -¿Mary? Sí eso me ha dicho- apoyó un codo en la barra mientras bebía y se giraba para buscarla con la vista -Hmmm...- paladeó la copa, era VOX, un vodka suavito pero sabroso

Le costó encontrar a Mary, por que había muchos maromos alrededor. Pero si que le llamó algo la atención. Concretamente, alguien. Un hombre bien vestido, asiático, con gesto y expresión de tío "chungo". La estaba mirando a ella, mientras hablaba por teléfono. Hablar es un decir, por que con todo aquel ruido, posiblemente su interlocutor no se estuviera enterando de una mierda.

Pero el caso es que cuando sus miradas se cruzaron, él la apartó, como si le hubieran cogido en falta, aproximándose a una de las salidas para hablar por teléfono con mayor claridad.

Y al fin vió a Mary, que estaba actuando como la reina de la pista de baile, poniendo calientes a un corro de tíos guapetes, que parecían amigos, y se disputaban el trofeo.

-Mierda... me... disculpas un momento?- dejó la copa sin mirar la barra y echó mano del movil, guassupeó a su prima (sabía que llevaba el teléfono metido en un bolsillo así que sentiría la vibración -Chino a tu izquierda. Puerta de emergencia- Queen activó el modo alerta avanzando entre la gente en esa misma dirección

Ella salió primero. De hecho, su prima estaba demasiado concentrada bailando como para mirar el móvil. Así que ella siguió al tipo, que acababa de cruzar la puerta de salida y ahora paseaba por la acera, hablando en chino por el móvil.

Cuando se giró al escuchar unos pasos, la vió cerca. Entonces dijo unas últimas palabras, colgando el aparato. Era un tipo grandote, para ser chino. Mediría un metro ochenta y poco, ancho de espaldas y con esa expresión y maneras de fortachón oriental, un poco desmañado.

Se la quedó mirando un momento, tratando de no mostrarse impresionado, sorprendido o con miedo. Y la verdad es que lo logró. Parecía que simplemente le estaba molestando.

-¿Que quieres, fuego?

¿Encima se iban a andar con esas? ¿Juegos de espías y matones? Por favor... cutre pero le jodió mucho, no tenía ganas de que la vieran en según que sitios y con quién (pensaba en Golan) si el tío no disimulaba ella tampoco iba a hacerlo así que caminó detrás de él con la mochila bien a mano hasta que se paró y se hizo el nuevo. Queen sonrió y sin pensar le propinó una patada en la rodilla tratando de desestabilizarlo

La patada le pilló desprevenido. Cuando das una patada a una rodilla, de lado, puedes llegar a partirla. Y eso fue exactamente lo que sucedió. En realidad, era algo muy doloroso, casi asqueroso. Daba grima ver como la pierna se doblaba de forma antinatural, y sonaba el hueso partirse como si fuera la rama de un árbol. Pero era un sonido estridente, que ofendía a los oídos. Tanto o más que los gritos y maldiciones que comenzó a dar aquel tipo.

Le había hecho tanto daño que había provocado un shock en él. Se retorció en el suelo, gimiendo y llorando. El dolor fue tal que se desmayó casi al instante, de modo que el teléfono móvil cayó de su mano.

El guardia de seguridad de la puerta del club estaba sacando su propio móvil. Obviamente, para llamar a la policía. No es una cosa muy normal que una chica le reviente la pierna a un tío de una patada. Definitivamente no.

"Hostia me he pasao" le cruzó la mente al ver como se truncaba la pierna y el tío, se sorprendió de su propia fuerza. Vaya nochecita: Tirarse en paracaidas, robar un casino, matar unos cuantos esbirros, humillar a un pijo y ahora hacer llorar a un matón como una nena. En ese estado el pavo no iba a soltar prenda, bueno sí soltó algo... el móvil. Lo cogió y miró alrededor, así fue como detectó las intenciones del segurata y salió por patas a perderse en un callejón. por suerte llevaba una muda, aunque no contaba con tener que ponersela tan rápido, de momento se subió a unas escaleras de incendios oscuras porque la farola más cercana estaba rota. En un piso intermedio paró y marcó la rellamada

Descolgó una voz al otro lado, hablando en chino.

-Nǐ xiǎng yào shénme? Shìbīngmen dàodá. Zhǐyào liúyì tā.
 

-Anyeooon!- carraspeó y adoptó un tono ligeramente más agudo del habitual, muy educado -encantador, cuantas atenciones! me siento halagada pero... la sutileza no se os da bien así que...- y aquí cambió la ironía por seriedad -si quereis algo venid de cara y no de lado-
Mientras tanto guassupoeaba a su prima con la otra mano:
-Sal cagando leches
-Estoy en el callejón de atrás
-Nos siguen

"Dejate el microondas coñiooooooooooooooo" pensaba
 

Al otro lado se rieron de esa forma tan desagradable que tienen los chinos.

-Tranquila. Ya van a por ti. Así que te aconsejo que huyas. Afortunadamente, el jefe te quiere viva. No le hagas cambiar de opinión.

Mary: Mierda, espera.
Mary: Pillo un taxi, despístalos.
Mary: Nos vemos en mi piso de soltera. Te doy la dirección*.

Colgó y allí mismo se cambió, aunque no del todo, ponerse la camiseta y la gorra del restaurante iba a ser tentar a la suerte "Putos chinos... ni celebrar le dejan a una..."
-Ok- Respondió escueta a su prima.
Vaya vaya... mucho la debían temer si iban tan a saco "Me vais a comer los huevos, te vas a quedar esperando cabrón". Cerró la chaqueta, se ajustó la mochila y dió un par de saltitos en el sitio, luego subió a la azotea del edificio sigilosa como una sombra, hizo un barrido con la vista por si detectaba algún movimiento sospechoso, procuraría moverse por tejados y terrazas mientras pudiera, la poli y los chinos de primeras la buscarían a pie de calle.

El tiempo de respuesta era envidiable. Mejor que el de la policía. Desde los tejados pudo ver como llegaban dos motos, con cuatro personas que evidentemente ocultaban armas. ¿Por que si no llevar chaquetas en verano? Eran todos asiáticos, y se bajaron en la puerta del local, acercándose al herido que ya se estaba despertando.

Afortunadamente, el herido no la había visto escapar, y la poli venía detrás, encendiendo la sirena del coche patrulla. Los matones se largaron, y ella tuvo que enfrentarse a un salto, de una azotea a otra más baja, por encima de un callejón. Así pondría cierta distancia entre ella y sus perseguidores.

En previsión, antes de nada, sacó la batería del movil del chino, vaya que la fueran a pillar por el timbre de llamada. Hecho esto buscó el edificio más cercano, que saltar así sin paracaídas ni nada daba bastante vértigo, pero como afrontaba todo en la vida, Queen, inspiró, retrocedió, tomó carrerilla y saltó. Le estaba cogiendo el gustillo a eso de saltar desde edificios, de entonces en adelante le daría caña al parkour, se sentía aún más viva que conduciendo, era una excitación diferente, como fluir con el aire, un rollo muy Duce Lee.
Rodó sobre si misma al alcanzar la otra azotea "Así se hace nena", sonrió, sí seguía así los despistaría rápido, de inmediato brincó y siguió corriendo en busca de otra azotea o una pasarela.

El conjunto de edificios del lado sur de la calle descendía hasta unos negocios de una sola planta, que eran ferreterías, badulaques y similar. Bajar por ahí no fue nada difícil. Solo había que descolgarse.

Había recorrido dos manzanas enteras, que en una ciudad como aquella equivalía a kilómetro y medio. La calle en la que estaba, pequeña y poco transitada a esas horas, solo enmarcada por la luz de algunas casas particulares y el badulaque de un pakistaní aburrido.

Había varios vehículos aparcados a lo largo de la acera, coches utilitarios en su mayoría y una moto de cross, una sánchez. Las sirenas de la policía se escuchaban lejanas. Pero no había que tentar a la suerte. Esa distancia para un coche era apenas nada.

La ocasión la pintaban calva.
Dudó entre que elegir, le tiraba la moto, obviamente, pero metería un ruido que te cagas, en eso el coche era mejor pero puentearlo era un puto follón y llamaría más la atención. Así fue como se decidió por la moto, apretaría a tope y con eso esperaba burlar a sus perseguidores.
No sonó la flauta de que se hubieran dejado las llaves, de modo que acercandose como si nada y fingiendo que hacía cosas popias de un dueño que cuida su moto... se sentó y en un plis-plas la arrancó y aceleró a tope esperando ponerse a tomar por culo en cero coma.