Partida Rol por web

El madurito iba cargado. Mochila y una bolsa de deporte en cada mano. Lo dejó todo en el suelo del salón, mientras Lester venía por detrás con su bastón, lo más rápido que podía, que no era mucho. Venía vestido para la faena, con ropa cómoda de color oscuro. La verdad es que el tío tenía buena percha.

-Hola... -dijo, con gesto de circunstancias- Lamento que nos reunamos por éste motivo, tan poco alegre. Menos mal que había quitado el polvo a mis armas para el trabajito del que íbamos a hablar mañana.

Miró a las chicas, parpadeando un momento. A Queen la había visto, o intuido, en la faena. Pero de Mary y Sarit no sabía nada. Pero él no sería quien dijera que no fueran, claro. Si resultaban buenas, bienvenidas. Si no, pues que se quedaran en el coche. Conductores siempre eran necesarios para una huida.

Las bolsas iban llenas hasta las trancas de protecciones de kevlar y armas de gran calibre, explosivos y demás. Esos tipos eran profesionales. Si habían podido robar el banco de Paleto y escapar de la policía, los NOOSE y la guardia nacional con helicópteros y putos tanques, ésto era un paseo por el campo.

Lester cogió la mochila que había dejado Michael. Ahí estaba su ordenador y todos los aparatos que necesitaba, que fue dejando en la mesa después de sentarse. Todo muy profesional, aunque enmarañado. Anotó en una libreta.

-Aquí tenéis la dirección del primer sitio de la llamada, que sospecho que es el zulo. Lo he buscado en boobies maps y... bingo. Es una planta de procesado de carne en Panopticon, perteneciente a los chinos. Imagino que también será laboratorio de droga, quirófano de transplantes ilegales y lo habitual. Esperad resistencia fuerte, éstos sitios son usados como almacenes para guardar drogas, para procesar inmigrantes ilegales y todo eso. Es uno de sus sitios "clave".

Venía vestido con una de sus camisas a cuadros, y ya estaba sacando el portátil y colocando un dispositivo que venía con una graciosa antena desplegable de fibra de carbono.

-Michael, enchúfame ésto en la toma de la antena parabólica, si es que hay.

Obediente, se acercó a donde estaba la tele y tenían enchufada la antena de la tele por cable.

-No tengo planos, al menos actualizados. Si tengo un viejo mapa de la fábrica cuando fue adquirida en 1995. Pero seguramente se parezca a la actualidad lo que un huevo a una castaña.

Señaló un teléfono que había en la mesa, grande, de plástico y color amarillo y negro.

-Coged ese teléfono satélite, yo tengo aquí un receptor. Nos comunicaremos por él, es una frecuencia encriptada que usa el servicio secreto iraní. Así que no os quiero oír hablando de ciertas cosas por el móvil, ni llamaditas al fijo, ni cosas de esas.

Negó, despacio.

-Necesitamos al menos dos conductores para la extracción, con buenas aptitudes al volante. El plan es sencillo: ataque por la parte de atrás, mientras se crea una distracción por la entrada principal. Una GRAN distracción, que llame la atención. Cuando se intensifique mucho la resistencia, el grupo frontal se replegará. Eso os da poco tiempo al grupo de infiltración para entrar, eliminar a los guardias, buscar a nuestro hombre y sacarlo de allí. Ante la duda, matad cualquier cosa que se mueva y tenga ojos rasgados.

Miró a Queen.

-Exceptuando a los presentes, claro.

Terminó de dar el sumario del plan.

-Voy a preparar ahora mismo unas planchas dactilares con huellas de delincuentes fichados afiliados a la mafia rusa. Tengo unas armas, cargadores y cosas así, que deberéis dejar en la "escena del crimen" para que las encuentre a posteriori la policía. Echarán las culpas a la mafia rusa, que es enemiga de los chinos, pero no a nosotros. Por cierto, alguien debe llevar éste dispositivo a la espalda, o similar. Es un generador de ruido blanco. Hará que las cámaras no funcionen ahí dentro, así que no se verán vuestras caras. No afecta al teléfono satélite, pero si a sus radios. Eso les joderá la coordinación ante el ataque.

Se asomó a mirarle por encima del hombro al portátil. Normalmente, le jodería. Ya sabes, de esos cerebritos que no les gusta que les soplen en la nuca cuando están con el PC. Pero en éste caso, habiendo tetas de por medio y siendo femenina la respiración, no se quejó en absoluto.

-¿Y quien formará el grupo de la puerta principal?

Trevor había entrado también cargado con bolsas, con su chupa de cuero y una camiseta sucia de la marca de Donuts Rusty Brown's, con unos tejanos de trabajo debajo, a los que les hacía falta lavadora y plancha. Mientras el resto se preparaba, él fue a lo importante. Como Pedro por su casa, abrió la nevera y sacó unas cervezas para los presentes, sentándose en uno de los sillones, no sin antes dedicar una mirada interesada al culo de la prima y las tetas de la hermana.

-De momento, el menda -dijo, sacando cosas de las bolsas, y comenzando a pertrecharse.

Trevor llevaba armas pesadas. MUY pesadas. Lanzagranadas de tambor con gas lacrimógeno, granadas HE y de fragmentación, fusil de asalto compacto, pistola de alto calibre, explosivos y una ametralladora rotatoria, grande como un subnormal. Una puta ametralladora rotatoria, con su caja de munición a modo de mochila, para sembrar el caos y la destrucción.

-Por cierto, una casa cojonuda. Me encanta el detalle de la calavera. ¿Habéis pensado en celebrar cenas con crimen aquí? Le veo futuro.

Y llegó la caballería. La puta caballería. Dos minibuses llenos de coreanos, 15 tíos en total, que comenzaron a bajar con armas y pertrechos. El tito traía a los soldados, de hecho estaban allí casi todos, exceptuando a los que formaban su escolta personal en todo momento. Tíos enjutos de espaldas anchas, que olían a kimchi y chapurreaban inglés de aquella manera.

Tan burdos y zafios como cualquier pistolero, se mostraron sin embargo disciplinados y serios cuando entraron dentro de la casa. Ella era "la sobrina del jefe", y en cierto sentido, también su jefa. Por eso, Min la saludó al estilo coreano, como hacen los combatientes de taekwondo antes de comenzar un combate. Los chicos inclinaron la cabeza un momento en señal de duelo.

-Estamos aquí para lo que haga falta. Y si ese algo involucra una masacre de chinos, y la destrucción de los Wu, mejor que mejor.

Los chicos se miraron los unos a los otros. De repente, algunos comprendieron que aquello era un asunto serio. Que aquella era gente poderosa y chunga, y no solo tres tías que les gustaba meterse en problemas.

-Tenemos dinero para pagar a los "mercenarios". Se les entregará al final de la misión, pero no antes. 80.000 por cabeza, más un extra de 20.000 si Wu Gao muere en el asalto.

Alguien silbó. Allí se manejaban cifras importantes.

Por 100.000 dólares mataba hasta al presidente si se lo pedían. Y eso que era negro y le caía de puta madre. Se tocó el mentón, pensativo, e hizo un apunte.

-¿Tienen un helipuerto, no? O eso parece por la imagen por satélite. Eso puede darnos problemas. Pero me da una idea. La inserción la podemos hacer por dos lados, por la puerta trasera y por el techo, con un helicóptero. Por ese dinero, me merece la pena arriesgarme y coger el buzzard. Destruyo su helicóptero, destruyo hasta el sitio si hace falta, aunque los misiles son caros. Pero Yusuf me ha dicho que me lo costea. ¿Habéis pensado en Wu Zi Mu? Seguro que reacciona por todo ésto, si matamos a su hijo.

Miró a Luis. Antes de Raúl (y durante) se lo había cepillado un par de veces. No follaba mal, la verdad. Pero Hwo le ponía mucha más pasión. Le miró de reojo, abriendo los ojos como platos.

-¿¿¿Tienes un Buzzard??? Me tienes que dejar pilotar eso. Por tus muertos.

Se colocó las gafas, por que se le caían un poco.

-No, no saquemos el Buzzard. No de momento. Si ésto trae consecuencias, y hay que acabar con Wu Zi Mu, necesitaremos esa artillería entonces, pero no antes.

Estaba pensando en que éste podía ser un trabajo en dos fases. Más dinero que podían ganar, aunque fuera peligroso. Mercenarios como ellos, que vivían desde hacía tiempo de las rentas de antiguos golpes, estaban dispuestos a matar a quien fuera por el precio adecuado.

-Además, no concuerda el uso de material militar americano si queremos hacerlo pasar por un ataque de los rusos. Alguien tendrá que encargarse de destruir rápidamente su helicóptero e impedir su huida por el aire. No es difícil, está cerca de la zona A, la frontal.

Señaló a los chinos.

-Bien, tenemos gente suficiente. Más que suficiente. Trevor y los coreanos atacarán de frente. Parecerá una guerra de bandas, y centrarán en ellos su atención. El resto iréis por detrás. Si hay puertas de seguridad, usad c4. Recordad, no seais burros. Basta un hilo en torno a la cerradura, no hace falta gastar un puto bloque, os podéis cargar la estructura y no os conviene. Llevad lacrimógenas, flashbang y máscaras antigás. Como los NOOSE, brecha, deslumbrar y despejar ante los atrincherados. Sed rápidos, revisadlo todo. Puede ser que la entrada al zulo esté oculta, o sea un subterráneo. Tenéis que ser rápidos y concienzudos. Quizá el detenido está amordazado, o inconsciente, así que no vayáis gritando su puto nombre por los pasillos como gilipollas. Estad preparados para llevaroslo en peso si hace falta, es posible que no pueda caminar.

Sacadlo de allí cagando leches, tirad granadas, detonar cargas o lo que haga falta para quitaros de encima a la marabunta. A éstos hijos de puta les sobran los matones, los tienen por hordas. Así que esperad una resistencia numerosa y dura de cojones. Si matamos al hijo, el padre nos buscará a todos y nos matará en cualquier lugar, incluso si estamos cagando, o lo que sea. Así que no os quitéis las máscaras, ni dejéis que nadie que os vea la cara sobreviva. Generadores de ruido blanco, destruir las cámaras si es posible, actuar con rapidez.

Parpadeó, mirando a Queen.

-Si tienes algo más que añadir, algún dato que no sepamos...

Ojala pudiera cerrar los ojos y al volver a abrirlos estuviera en París con Golan y todo hubiera pasado. Pero no.

Dio un beso en la mejilla a su prima y bajó al encuentro de los “invitados” a los que fue saludando uno a uno conforme iban llegando.
-Yo también lamento el trastorno… gracias por venir- dijo acercándose a Michael –Lester, estás en tu casa- le sonrió. Siguió con la vista a Trevor, el mal necesario, conocía su fama y le recordaba de la carrera, un perla… por suerte también tenía a los chinos atragantados. Rió por su comentario –estamos trabajando en ello, jeje- y silbó al ver la ametralladora –Vaaaya, impresionante- cruzó los brazos observando el cacharro, entonces llegaron los chicos de tío Gun (se quedó con ganas de preguntarle si al final se tiró a la feminazi). Se acercó a recibirles, se notaba que trabajaban para su tío por la forma de comportarse, tan precisos y formales, correspondió con igual solemnidad, era la reina le debían ese respeto pero ella no era su tío y le gustaba que quien se implicara con ella lo hiciera de corazón y no por compromiso, de modo que tras la reverencia estiró el brazo para ir estrechando una a una las manos de cada uno y preguntándole sus nombres. Si alguien la espichaba por su causa que menos que saber como se llamaba.
Finalmente se acercó a Gupta, que la abrazó paternalmente, y a Luis al que saludó con una sonrisa de reconocimiento ante el arsenal que aportaba, pero que pro que es el tío.

Ya lo decía Miss Ga-Ga en uno de sus videoclips “How can I protect something so perfect without evil?” y allí estaba ella con su rústico paraíso lleno de asesinos a sueldo, amigos, colegas, hermanos. Queen pensaba en todo aquello como en un poema épico, desde luego tenía todos los ingredientes, traición, romance, duelos, escaramuzas, alianzas, guerreros, asesinos, príncipes y princesas, venganza… el relato de su ascenso y coronación, hasta se había construido su propio palacio, un clásico.

Entró a la armería, sacó el lanzagranadas y sus cajas de munición variada dejándolo todo sobre una de las mesas del salón, sacó también la bolsa con todo lo que usaron en el golpe del restaurante chino, dentro había máscaras, más granadas variadas y algo de C4 (no normal que lleva uno en la mochila XD). Luego hizo su propia selección de armas, sonrió al ver que su cuñada se había servido con lo que tenía de armamento israelí, se encogió de hombros y echó al cinto una pistola checa y la super V. Por último tenía allí colgado un machete que se trajo de souvenir de sus vacaciones por el sureste asiático, pensó que su compra fue providencial, lo de cortarle la cabeza a Gao lo había dicho muy en serio.

Al salir se pusieron ya en serio con la estrategia, entre comillas era algo sencillo, en el sentido de que los pasos a seguir estaban más que claros pues allí eran todos perros viejos.

-Bueno… hay un par de cosas- dijo colgando los brazos de la super V –Lo primero es que no estoy de acuerdo con lo de colgarle el mochuelo a los rusos. Viktor Voronov hace tiempo que me brindó su apoyo en cualquier cosa que hiciera para joder al chino, de hecho pensaba pedirle colaboración cuando fueramos a por “el topo”, así que mejor no tocarles las narices- se rascó el pelo -Por otro lado contamos con cierto apoyo policial, antes del secuestro estaba trabajando con asuntos internos para echarle el guante a Hooker, mi contacto está sobre aviso, él mantendrá a raya la respuesta policial e incluso puede desviar la investigación hacia otros derroteros. Ahora te doy su teléfono para que estéis en contacto- apostilló a Lester -En todo lo demás estoy absolutamente de acuerdo- parpadeó haciendo memoria -Me gustaría encargarme personalmente de Gao, pero no dejéis de acabar con él si teneis la oportunidad, tan solo os pido que en ese caso me traigáis su cabeza, literal- palmeó el machete en su espalda, exhaló mirándoles y puso los brazos en jarras –Aparte de eso…  gracias por responder tan rápido a mi llamada, hay gestos que no se olvidan- sonrió –vamos a darle una valiosa lección a esos chinos de mierda, aquí o jugamos todos o rompemos la pelota- hizo gesto como de no tener nada más que decir de momento, se inclinó sobre el escritorio de Lester y le apuntó el número de Ladlow, al que guassupeó acto seguido

Guassup para Ladlow:

-Te mando las coordenads dl zulo
-xxxxxxxxxxxxxxxx
-una planta de procesado en Panopticon
-Lo conoces? Algun dato?
-voy con la caballería
-a saco
-Xtu bien no vayas ^^U
-Nos cubres?

Los equipos embarcaron en sus respectivos vehículos tras armarse y comprobar la munición. Se comunicarían entre ellos usando los móviles, por que iban a joder los equipos de radio adrede. Los rostros eran serios, y tuvieron la fortuna de no ser detenidos por la policía.

Afortunadamente, Panopticon estaba más cerca de Harmony que San Fierro, y no había que cruzar los puentes, por lo que dispersarse tras el pifostio sería más fácil. La respuesta policial sería, sin embargo, menor. Los cuarteles del SFPD quedaban al otro lado de los puentes, y la oficina del sheriff de Panopticon no estaba compuesta por héroes abnegados que se meterían de cabeza en un tiroteo de esa magnitud.

La cárnica era grande de cojones, con tres pisos incluyendo un primero diáfano y grande, donde un centenar de trabajadores chinos cortada, trinchaba y procesaba la carne de pollo y ternera con ayuda de máquinas en las que era mejor no caer dentro. Además, no sabían si el complejo tenía un subterráneo, lo que sería lógico. Los chinos tenían el edificio desde hacía un poco más de 20 años, así que lo habían convertido en una de sus piezas clave en la ciudad. En la tapadera perfecta para sus blanqueos de dinero.

La actividad dentro del complejo, rodeado por una valla y trozos de muro, era febril. Chinos con toros mecánicos cargando y descargando material, y guardias que les vigilaban atentamente. Fue entonces cuando unas furgonetas entraron por la puerta del patio, atropellando a uno de los guardias que les iba a dar el alto. Armas apuntando, vehículos que giraban haciendo trompos, y hombres que bajaban de ellos fuertemente armados. El primer intercambio de disparos, poco favorable para los coreanos, que fueron tomando posiciones en el patio. Los trabajadores se alarmaron, pero todavía lo harían un poco más.

Disparos de lanzagranadas, coches que explotaron, y Trevor que bajó de la furgoneta con la minigun, comenzando a repartir amor, muerte y destrucción.

En un momento, los chinos del patio fueron aniquilados, y eso incluyó a los trabajadores que no habían podido huir a tiempo. Las alarmas del complejo sonaron, y comenzaron a disparar desde las ventanas, mientras decenas de pistoleros chinos luchaban por salir al patio o asomarse para disparar a los recién llegados. Un impacto de RPG hizo estallar por los aires al helicóptero que estaba posado sobre el helipuerto.

Mientras tanto, el equipo 2 llegaba al complejo por la "puerta trasera", que estaban abriendo para que escaparan los trabajadores. Atropellaron a uno, sin querer queriendo, y bajaron luego disparando a los guardias de la zona, que eran pocos y cayeron en un santiamén. Aquello parecía la guerra.

Michael hizo un gesto, y los equipos se prepararon para asaltar el complejo.

Había que organizarse para peinar la zona lo más rápida y concienzudamente posible. Habían formado unos grupos de 2-3 personas.

-Grupo 1 nos quedaremos en ésta planta, y guardaremos la salida. Grupo 2, registrad las plantas superiores. Grupo 4, buscad el sótano o similar, si no lo hay, sumaos al otro grupo arriba. Si alguien ve a Gao, que le mate primero y hable después. ¡Vamos!

Tiró una granada al pasillo, para abrir camino. Explotó, matando a uno de los guardias que había acudido al sonido de los disparos.

Ojalá tuviera superpoderes y pudiera comunicarse con Golan mentalmente para decirle “Cariño voy a por ti, no tengas miedo”. Aun así pensaba en ello creyendo en el dicho “si deseas algo con fuerza el universo conspira para concedertelo”. Sonrió al llegar a la conclusión de que aquello era el esperado ataque de cojones por el insoportable ridículo que Gao hacía una y otra vez desde que ella entró en juego. Hasta Golan le había endosado un par de buenas ostias fijo, lamentó perderse el festival en la puerta con Trevor haciendo picadillo de chino, no podía evitarlo la batalla le excitaba, el ansia por la resolución, la adicción a la adrenalina… una vez vio en el canal historia un docu sobre un tío que luchó en la segunda guerra mundial, le faltaba un ojo, una pierna y no se que más y cuando le preguntaron por la guerra el respondió “fue divertido”, Queen le comprendía a la perfección.
Se echó a la boca un puñado de chicles de fresa, ofreció al resto y les guiñó un ojo. Antes de separarse soltó su típico grito de guerra -¡Al turrón!- (era muy fan del General Tani de Takeshi´s Castle)

El Kriss había sido una buena compra. Nada más llegar a la zona central, donde estaban las cadenas de despiece de las reses donde solían trabajar los operarios, apuntó a unos de los chinos que se acercó corriendo, tumbándolo de una ráfaga. Por su parte, Gupta disparó contra otro sicario que pretendía rodearles, hiriéndole de gravedad en el brazo.

Había visto un acceso al sótano que parecía prometedor. No solo por que era posible que Golan estuviera allí, si no por que de esa puerta es de donde estaban saliendo las hordas orientales, que dispararon sobre ellos, obligándoles a ponerse a cubierto. Michael llegó para apoyarles, ocultándose tras una columna.

Aquello se ponía calentito, y había que echar toda la carne al asador, o su superioridad numérica y de fuego les anularía.

Se asomó un momento, lo justo para disparar con el fusil de asalto que llevaba. No una ráfaga, si no una granada HE que cayó detrás de un grupo que se había refugiado tras la sólida protección de una de las cintas transportadoras. Tres chinos cayeron, entre muertos, mutilados y heridos de gravedad. Sus voces nerviosas les indicaron que pretendían rodearles.

En la planta de arriba, sus compañeros estaban pegando tiros también, por que podían oírles cuando la balacera de la puerta principal les dejaba. Que era muy de cuando en cuando, por que Trevor se lo estaba pasando de puta madre, y los coreanos habían empujado a los chinos de modo que, no tardando demasiado, podrían ayudarles allí mismo.

La verdad es que les habían pillado a calzón quitado, y les estaban dando bien duro. Mejor así, y no terminar muerto y hecho una piltrafa dentro de una de aquellas tolvas llenas de sangre, huesos y carne de vaca. Una sangre que ahora se mezclaba con la de los humanos.

La cosa iba rápido, rápido de la ostia, claro que habían ido a saco y sin avisar y el efecto sorpresa… es el efecto sorpresa, nunca hay que desdeñarlo.
En medio del tiroteo sus ojos de elfo avistaron el que podía ser el acceso al zulo a juzgar por como lo tenían protegido, hizo una señal a Gupta de que seguirían hacia allí, luego echó mano a una de sus adoradas granadas de fósforo blanco y la lanzó en dirección a la marabunta de chinos, había que limpiar el camino.

La granada cayó en la puerta y roció parte de la escalera, matando en el acto a tres pistoleros chinos, dos de ellos estaban todavía subiendo a aquella planta. Mientras, el intercambio de disparos proseguía, en principio favorable para su bando. Gupta había abierto hueco, matando a dos tipos que se interponían entre ella y esas escaleras.

Había más, por supuesto, pero para ella la prioridad era localizar a Golan. No obstante, todavía tenía que disiparse el fuego creado por la granada, y dar buena cuenta de los seis sicarios que disparaban parapetados desde varios ángulos de aquella sala.

No podía correr hacia las escaleras sin ser blanco de los pistoleros repartidos por la sala, por lo menos de momento había cortado el flujo de chinos.
Miraba de reojo en esa dirección alternamente, a la vez que localizaba la posición de los sicarios, esperaba que, si por allí se llegaba a donde estaba Golan, no le hubiera afectado la granada. Apretó los labios, estaba tan cerca y a la vez tan lejos… resopló y volvió a mirar a su alrededor para fichar a esos hijos de mala madre y cargárselos uno a uno lo más rápido posible.

Se iba abriendo camino.

Las ráfagas se sucedían, levantando trozos de hormigón y dando en la chapa metálica con un sonido parecido a "clac". Gupta vió su arma encasquillada, mientras Michael tumbaba a otro de esos cabrones. Mary, consciente de que no iba a escapar nadie por la puerta, apareció con el M-16 de hellokitten y comenzó a repartir tiros a base de bien. A dos de aquellos cabrones se cargó.

Michael, al verla al descubierta, fue a tirar de ella para que se cubriera, con la mala fortuna de que recibió un tiro en el pecho. Entonces fue la mexicana la que tiró de él hasta la parte de atrás de uno de los generadores eléctricos. El madurito se quejaba por el dolor, pero miró bajo la ropa y las balas, afortunadamente, las había parado el chaleco. Los hematomas y posibles hemorragias internas eran harina de otro costal. Pero, de momento, podía seguir peleando.

Queen vió hueco, por que los chinos se reorganizaban. Como ya atacaban por el otro lado, se ocultaron mejor. Se escuchaban pasos por las escaleras, y ella no iba a esperar a ver de quien se trataba. El fuego estaba apagándose, y ella tenía que cerciorarse. El plan no era otro que sacar de allí a Golan con la mayor rapidez posible, y ya estaban tardando.

La ocasión la pintan calva. Hizo una señal a Gupta y saltó de detrás del pilar cual pantera en dirección a las escaleras, no es que no le importaran los demás es que tenían que moverse rápido o saldrían ratas hasta de debajo de las piedras, echó un vistazo rápido a la vez que corría intentando conocer la situación de los demás.
Cogió una flashbang y la lanzó al interior de la puerta, haría una buena escabechina al entrar.

Bajó como una exhalación, tras recorrer los metros que la separaban de las escaleras. Los cadáveres calcinados, que casi la hicieron caer, provocaron que bajara abajo de un salto. Allí había un rellano, ya que efectivamente aquellos cabrones tenían un sótano.

Recorrió el pasillo, apuntando con cuidado. A un lado, un laboratorio para fabricar metanfetamina, al otro, dormitorios y armerías para los "soldados". Finalmente, donde moría el pasillo, una puerta abierta. Una sala, no muy grande, de cemento, y al fondo de ella, justo frente a la puerta, Golan en la misma postura que la foto, atado y hecho una piltrafa a causa de los golpes y la tortura.

Dentro estaba silencioso, así que ella receló. Sabía que era una trampa, así que pensó rápido. Gao esperaba que se arrojara a sus brazos al ver el camino libre. Que lo último que iba a hacer era tirar una granada ahí dentro. Pero la tiró.

Vale que no era una granada de fragmentación, pero iba a cumplir bien su propósito. Quizá lo que menos necesitaba Golan en ese momento era esa granada, pero no iba destinada a él. No.

Hay decisiones que simplifican la vida una barbaridad. Que convierten la hazaña más ardua en un paseo por el campo. Y aquella fue una de aquellas decisiones. Tiró la granada, esperó tras la pared y entró agachada y dispuesta a todo. Golan había caído al suelo, gritando por que los oídos le pitaban. A la derecha, un sicario con una escopeta, al que despachó rápidamente.

Dos tiros, dados a ciegas, que la rondaron sin darla, venían del otro lado. El puto Gao estaba allí, en el suelo, con las orejas sangrándole, deslumbrado y conmocionado, con una pistola plateada en la mano. Fue tan sencillo, acercarse y desarmarle de una patada... Sin embargo, no se resistió a pegarle un primer disparo, en la pierna. Solo por joder. Solo por la venganza.