Partida Rol por web

El comportamiento de la camarera se vuelve sospechoso, creo que sospecha algo y eso deja a Cagalli en mal lugar. Trato de oir su conversación con disimulo para poder decidir que hacer a continuación.

La muchacha recibe tus caricias y besos con pausado desinterés. Casi sientes cierto nerviosismo en su piel, cuando le regalas las primeras caricias. Seguramente, debido a que tu piel está fría, algo que se puede achacar al frescor exterior de la calle de la que acabas de llegar, pero que le produce un estremecimiento. Pero eso cambia poco a poco, lentamente, a medida que la vitae se mezcla con la saliva y, gota a gota, se va deslizando por tu lengua hacia su boca, haciéndola más receptiva, más partícipe de tu disfrute, más necesitada.

Ya es tuya...

Cuando prestas atención, algunas palabras llegan a tus oídos:

¿Jefe? Tenemos aqu... ...curiosos... ...ompetencia... ¿...hago? Vale, espero.

Lo que oigo me tranquiliza un poco así que me relajo, me pregunto si ese "jefe" sera de los "nuestros". Pero por ahora solo puedo esperar ya que no pienso dejar a Cagalli tirada. Miro de reojo a mi compañero para comprobar que no hace ninguna tonteria.

Cagalli sonrie y dice:

- Bien bien, no estas nada mal, pero las cosas buenas hay que saber dosificarlas y siempre hay que ganarselo todo

Sonrie de forma bastante burlona y a continuacion dice:

- Porque no quedamos mañana en un sitio mas umm intimo y tranquilo que este, alli te dare el mayor placer que nunca has sentido, una recompensa por la informacion que me vas a dar.

Cagalli sonrie y añade:

- Cada cosa bien hecha se merece su debida recompensa y bueno, este bar no es lo que parece verdad? cuentame los secretos de este sitio y todo lo que sabes de el y tendras tu recompensa, te dare cosas que nadie mas puede darte

Se notan los nervios de Danny en su forma de apretar los puños, previendo una pelea, si han pillado a la joven Cagalli y empiezan los problemas.

Sus ojos van de la camarera a Luigi, de nuevo a la camarera, y de nuevo a Luigi. Parece que éste último se relaja. Eso es bueno, pues Danny no puede oir la conversación, pero se queda quieto a no ser que vea moverse a su compañero.

La prostituta suelta un gemido, con la respiración entrecortada, cuando separas tus labios de los suyos, cuando dejas de ofrecerle el elixir de tu inmortalidad. Te mira con ojos ansiosos, con un nuevo brillo entre expectante y desconcertado. Pero cuando le hablas de tener una cita fuera de esos muros, es miedo lo que ves en sus hermosos ojos.

No... no puedo, no me dejan salir de aquí -Dice, nerviosa. Sientes su piel sedosa ser recorrida por un escalofrío- Los jefes no me dejan ni a sol ni a sombra. Y cuando la señora Halili viene, parece saber todo lo que he hecho, dicho y hasta pensado. Seguramente sabrá de esta conversación, y yo pagaré por ello. No me importa, no me importa lo que me hagan, no me importa si puedo seguir besándote, cariño mío...

La camarera cuelga el teléfono, echándoos una mirada de reojo que decide no mantener. Mira hacia la puerta de los baños, pero os percatáis de que está más interesada en la puerta. Y tras unos minutos comprendéis el motivo. Esta se abre y por ella entran dos hombres, seguidos de una mujer. Uno de ellos es grande, de rasgos árabes, con amplias espaldas y una chupa de cuero. El otro tiene rasgos menos definidos, y viste con sudadera, en plan deportivo. La mujer que les sigue, ligera de ropa, parece más bien una prostituta.

Los tres se acercan a la barra, intercambiando unas palabras con la camarera. La puta os mira de arriba a abajo, con gesto lascivo, mientras juguetea con un caramelo en su boca. Los hombres, tras unos instantes, os lanzan miradas fugaces de soslayo, pero no dicen nada ni se dirigen a vosotros. Al contrario, el grandullón se aparta un poco y toma asiento en un taburete, mientras la puta se le cuelga del hombro, acariciándole el pecho. El otro hombre comienza a caminar hacia el fondo del bar...

Hacia la puerta por la que desapareció Cagalli.

Cagalli sonrie y se acerca de nuevo a la mujer, le pasa el dedo por todo su cuerpo de forma pausada y tranquila mientras le habla en un tono de voz bastante sensual:

- No te preocupes, dime todo lo que sepas sobre los jefes y esa Halili, es la camarera? o es otra persona?

Se acerca y la besa apasionadamente mientras piensa:

- Asi que aqui tienen a esta practicamente presa, umm a lo mejor un chivatazo y una visita diurna dela policia puede ser divertida para ellos

Aparecen unos recien llegados que parecen ir hacia donde se encuentra Cagalli, si la encuentran allí puede ser un problema así que habrá que entretenerlos un rato. Me pregunto que estará haciendo Cagalli ya que debería saber que si tarda demasiado despertará sospechas de la camarera.

Tu debes ser el jefe de todo esto... ¿que tal va el negocio? pregunto tratando de parar su avance hacia la puerta.

¿La camarera? -Dice la mortal, entre sorprendida y asustada- No, no, esa no es nadie para ellos. La señora Halili es una especie de curandera, o bruja, o algo así. Viene con los jefes a veces, y parece saber siempre lo que pensamos. Una vez descubrió que uno de los camareros les estaba sisando pasta solo con mirarle a los ojos... Y nunca más volvimos a verlo.

Cagalli sonrie y dice:

- Entonces esa camarera es muchisimo mas de lo que parece  umm y los jefes quienes son, seguro que si se quienes son o algo mas de ellos puedo hacer que no te hagan daño y si, seguro que puedo hacer que estes mucho mejor que ahora pero tenog que saber quienes son esos jefes

Cagalli se acerca mas a la mujer mientras pasa su dedo por su cuerpo, para a continuacion pasar su lengua por la barriga de la mujer mientras susurra:

- No pienso dejar que nadie le haga algo a este cuerpo tan hermoso y con tan bien sabor

Termina mientras juguetea con la lengua por el cuerpo de la mujer un poco y se imagina el sabor de la humana 

Ante la reacción de Luigi, el hombre de la sudadera se muestra indiferente, siguiendo su camino hacia la puerta del fondo. El grandullón de la chamarra de cuero se levanta, sacando pecho mientras se sacude a la mujer, quien lejos de enfadarse vuelve a colgarse de su hombro mientras os mira maliciosamente.

¿Y a ti qué te importan nuestros negocios?

El otro hombre llega a la altura de la puerta, se gira para comprobar cómo sus compañeros os cortan el paso, y saca un teléfono móvil del bolsillo, marcando un par de teclas antes de abrir la puerta y desaparecer tras ella.

La prostituta se estremece al sentir tu contacto, pero puedes percibir la desesperación en su mirada. Titubea, no sabe qué decir, Sus labios desean decir que no lo sabe, es evidente, pero apenas logran pronunciar la "n"...

Y entonces, se incorpora sobresaltada. Tú también lo has oído. El sonido de la puerta al abrirse, en la planta de abajo, al final de las escaleras por las que has subido. Y luego, el mismo sonido al cerrarse. La mortal contiene la respiración, a ti no te es necesario. Oyes pasos.

Alguien sube.

Cagalli se acerca a una de las esquinas mas alejadas y sobretodo menos iluminada mientras hace un gesto de silencio con el dedo para que la prostituta guarde silencio, rapidamente señala la luz y hace un gesto para que la apague, para sonreir con malicia mientras se prepara concentrandose unos segundos para mantenerse oculta entre las sombras a la espera de que sea quien sea entre en la habitación para pillarle por sorpresa

El jefe no se detiene y sube a la habitación en la que se encuentra Cagalli, eso era un fastidio, tendría que darle un poco más de tiempo antes de ir a ver si le pasaba algo.

Pues me importan... estoy calibrando si podreis ser socios, competencia o simplemente no nos cruzaremos en nuestros caminos. Contesto Acabo de llegar a la ciudad y estoy empezando a expandir mis negocios por ella...

Luigi puede ver que Danny no está demasiado preocupado por la posibilidad de que Cagalli se deje ver. Sabe que ella es perfectamente capaz de cuidarse sola, pero aún así no baja la guardia, por si escucha algo desde arriba que no presagie nada bueno, como sonidos de pelea.

De todas formas, es más fácil que haya bronca ahí abajo que arriba, viendo lo gallito que se muestra el hombre que contesta a Luigi. Y, ¿no sería una buena forma de llamar la atención hacia ellos y no hacia la vampira? Danny se sonríe pensando en liarla. Pero no están aquí para eso... al menos en principio.

Te acercas a una de las esquinas de la habitación, un punto menos iluminado en el que puedes pegarte a la pared y ocultarte ligeramente detrás de una pequeña cómoda. No quieres ni pensar en qué guardará la prostituta dentro de sus cajones. Pero eso supone un obstáculo suficiente para que quien entre en la habitación lo tenga difícil para descubrir tu presencia.

Sobre todo cuando invocas el poder de la sangre para que te enmascare.

Unos pasos vaticinan la llegada de un hombre que aparece en la habitación con aire precavido. Lleva unos vaqueros desgastados y una sudadera deportiva, y sus rasgos son lo bastante poco definidos como para no estar segura de si es árabe, gitano, oriental o alguna otra cosa. La prostituta le mira con temor, algo que no suele ser peculiar en las relaciones puta-chulo.

¡¡Tú, zorra!! -Increpa a la chica, con un mohín de desprecio- ¿Ha subido alguien hoy?

La prostituta niega con la mirada, pero el hombre no parece convencido y mira en ambas direcciones. Te recorre un escalofrío cuando su mirada pasa justo por donde te encuentras, y te parece ver algo en sus ojos. Pero el hombre no hace nada al respecto, solo sigue buscando por la sala unos instantes más, antes de volver a mirar a la muchacha.

Entonces no has recaudado nada ¿no? -Dice, dibujando una sádica sonrisa tras humedecerse los labios con la lengua- Pues de algún modo vas a tener que pagar la cuota de hoy, creo yo...

El desconocido se baja la cremallera de la sudadera, que deja caer a un lado, mientras se acerca a la cama. La muchacha parece estremecerse, pero no delata tu presencia. Ni siquiera te mira. El hombre comienza a desabrocharse el cinturón, y para cuando oyes la cremallera del pantalón bajando, está claro cómo la piensa hacer pagar...

El desconocido os mira detenidamente, con una expresión hosca y bobalicona. Parece estar tanteando la veracidad de las palabras de Luigi, aunque no está convencido. O puede que, sencillamente, no sepa qué hacer. La mujer a su espalda os mira entre lascivas sonrisas, y en un determinado momento se acerca a susurrarle algo al oído al hombretón, quien asiente antes de volver a prestaros toda su atención.

Si podéis ser competencia, no tengo nada que deciros. Si estáis interesados en ser socios... Bueno, mis jefes no suelen recibir a nadie fácilmente. Podría hacer unas llamadas y ver si quieren conoceros. Pero me van a preguntar quién cojones sois, y no voy a darles un "ni puta idea" por respuesta ¿verdad?