Partida Rol por web

Tardó casi veinte minutos en llegar al lago, en la extensión más alejada de la propiedad de Green Arrow. El lago no se había congelado salvo en las orillas y ofrecía una visión melancólica pero incontestablemente bella. Un pequeño puente de madera lo atravesaba y había un embarcadero muy desgastado. 

Dougal se sorprendió cuando vio que la niña Mary Jane estaba en una barca sin remos en medio del lago. Estaba en pijama y s cuerpo tiritaba pese a que ella parecía estar con la cabeza en otra parte. 

- ¿Qué.... QUÉ HACES AHÍ SÓLA MARY JANE? - grita Dougal al ver a la niña en el medio del lago. Rápidamente mira el embarcadero buscando otro bote. 

Mary Jane sonrío desde la barca y agitó como una muñeca viviente una mano saludando a su tío Dougal. No parecía quedar rastro de su ataque de histeria anterior

Después le señaló el fondo del lago gélido tratando de indicarle que ahí había caído el remo y que ahora se encontraba a la deriva. 

Aunque para ella la deriva pudiera ser el lugar donde más centrada estaba desde que llegó. 

Dougal pensó en la posibilidad de tirarse al agua y coger el remo pero parecía una locura con aquella temperatura. Pese a ser un escocés no era tan vigoroso. Se ve que la vitalidad en la sangre de su padre fue menguando del mayor al menor. Luego rodeó el lago y subió al puente. Tal vez desde allí, haciendo un esfuerzo pudiera coger a la niña en volandas a la que la barca lo cruzaba. Claro que, cualquier error, supondría acabar en la barca o... peor aún... en el fondo del lago. 

Espera, no te muevas MaryJane, ¡te ayudo!. - Dougal gritaba mientras se acercaba a zancadas al puente desde donde pretendía intentar alcanzarla. Notaba cómo el frío le entraba por la boca al respirar desacompasadamente por su pobre forma física. Pensaba en la temperatura que tenía que tener el agua y esa pobre niña.
¿Cómo se le ha ocurrido....?

Llegó al puente, apoyó las manos y tomó algo de aire para recuperarse a sabiendas de que había margen.

Mary Jane, cuando pases por debajo... ¡incorpórate y estira los brazos! - le gritó con tiempo suficiente para que la niña reaccionase - Voy a cogerte. 

Un minuto después, ya estaba con medio cuerpo fuera del puente intentando agarrarla esperando que sus manos se chocasen. 

Durante un momento, Dougal duda de que la niña vaya a salir de su rictus perenne. Se agacha y tiende las manos y en el último instante la niña extiende los brazos. Dougal tensa sus músculos y logran que la niña suba al puente. 

Mary Jane se abraza a su tío en un abrazo demasiado afectivo para lo que la conoce y para lo que ella suele actuar y después le dice al oído: 

- Tú ya sabes que soy especial ¿verdad? 

Después se queda asomada a la barandilla del puente de nuevo con la mirada ida contemplando el bello lago. 

- Todos somos especiales Mary Jane. ¿Por qué crees que lo eres tú? - Dougal le daba conversación para tranquilizarla, pero tampoco parecía que hiciese demasiada falta. Él estaba más alterado que ella. 

Maldita sea, se podía haber congelado. ¿Está bien de la cabeza? - pensaba mientras se quitaba la chaqueta y cubría los hombros de la niña. 

- Vamos, volvamos dentro charlando. ¿Por qué te metiste al lago sola? ¿Sabía tu padre o tu hermana que estabas aquí?

Las dos hermanas, enlutadas, de negro, contrastaban con toda la nieve que había caído de camino al lago, el enorme estanque en el otro extremo de las propiedades. 

Ahora estaba totalmente congelado. Por eso les sorprendió y les inquietó ver a esa niña pelirroja medio loca de los Alistair en medio del lago, sobre el hielo y descalza. 

Eleanor sentía que avanzaban despacio, caminando entre la nieve. Creía que era por su hermana que daba la sensación de cargar con cadenas. Pero también podía ser, sencillamente, porque entre la nieve se caminaba mal y sus vestidos, con elaborados cancanes y faldas de amplios vuelos, no eran la vestimenta más adecuada.

-Quizás aún lo encuentren- le comentó a Elisabeth, pero en el corazón de Eleanor había poco margen a la duda. Tenía la sensación de que no volverían a ver a Robert. Y Elisabeth parecía tan dependiente de su marido. Bueno, quizás dependiente no era la palabra porque Eleanor estaba segura de que se repondría. Pero a Eleanor le parecía que la relación de ella con Molv y la de su hermana con Robert, no se parecían en nada.

Cuando llegaron al lago se encontraron con el espectáculo de la niña descalza sobre el lago helado 

-¡Oh, por Dios!- protestó Eleanor -¡¡Niña!! ¡¡Sal ahora mismo de ahí y vete a calzarte!! ¡¡Se lo diré a tu hermana!!- Quizás esta niña, criada por esos Alistair maleducados, había sido formada como una salvaje, sin reglas. Pero si iba a vivir en Green Arrow tendría que aprender normas de urbanidad como tenía que ser. -Estos niños Alistair campan a sus anchas por la casa adelante. Si vamos a tener que permanecer aquí un año hasta la siguiente carta, creo que debo hablar con sus padres para que contratemos un tutor para ellos- le propuso a su hemana

Mary Jane las mira con curiosidad pero les habla, como pocas veces hace: 

- Ayer vine en barca y se enredó mi remo en eso... Mirad... venid... ahora con el hielo no hace falta coger la barca. 

Elizabeth estaba tan anestesiada que se movía como una autómata dirigida por su hermana y movida por la inercia…. Una zancada tras otra, una tras otra…el avanzar era costoso entre tanta nieve y con los pesos de sus vestidos. Casi ni le sorprendió ver a la pequeña Mary Jane en medio de aquel lago congelado, pero los gritos de su hermana y ese frío helador le fueron despertando y obligando a su cuerpo a bombear la sangre de sus venas, que durante unas horas parecía haberse estancado.

Sin mediar palabra Elizabeth se quitó sus zapatos, se remangó la falda, y quizá todavía con su capacidad de juicio nublado por todo lo acontecido, se metió en el lago y comenzó a andar pausadamente sobre el lago dirigiéndose a donde se encontraba la niña.

¡Vamos Eleanor! –gritó decidida a continuar andando hacia lo que la niña señalaba

Eleanor observó con asombro como su hermana comenzaba a descalzarse

-¿Pero qué estás haciendo? le pregunto cuando Elizabeth comenzó a descalzarse y le dijo que fuesen al lago. Eleanor pensó que quizás su hermana no estaba pensando con claridad debido al trastorno mental que en estos momentos sufría.

- Elizabeth, por Dios, ¿te has vuelto loca? ¿te das cuenta que vas a coger una neumonía? ni siquiera sabemos cómo de grueso es ese hielo, se ha formado solo en esta noche... no pienso meterme ahí, si el hielo se hunde y las dos caes dentro necesitaremos a alguien que vaya a pedir socorro para sacaros. Elizabeth por favor no vayas- le dijo a su hermana mientras veía como se alejaba adentrándose sobre lago

Eleanor avanzó por la orilla tan cerca como pudo del agua congelada pero sin llegar a pisarla. Tenía miedo de que cualquier movimiento causará una grieta que hiciera que el hielo se rompiese y tanto la niña como su hermana cayeran dentro.

Las advertencias de su hermana llegaban tarde. Elizabeth ya había empezado a caminar hacia Mary Jane, que miraba expectante a ambas hermanas. ¡Eleanor, no te preocupes! El hielo es firme. Aún así Elizabeth avanzaba con prudencia.

Cuando llegó al lado de Mary Jane, ésta sostenía un remo y le señalaba algo en lo que había quedado enredado. No sabía que era. La niña parecía inquieta ante el contratipo, por lo que la ayudó a tirar del remo para tratar de desenredarlo de lo que fuese que lo tuviese atrapado.

Cuando Elizabeth llega a su lado, señala bajo el hielo el remo. 

- Hay que sacarlo de ahi... hay que romper el hielo con cuidado, sin caerte, y coger el remo. 

Desde dónde estaba, Eleanor no podía escuchar con claridad lo que su hermana y la niña estaban hablando. Las veía inclinarse y mirar bajo el hielo y creía haber oído algo de romperlo

-¡No se os ocurra hacer ninguna tontería!- gritó [b]-¡Venid ahora mismo las dos a la orilla! ¡Si rompeis el hielo se resquebrajará y caeros al agua! ¡Volver ahora mismo! ¡Quizás mañana o pasado el hielo se haya quitado y podáis coger lo que sea que tengáis que coger! ¡Venid ahora mismo!- les gritó Eleanor empezando a ponerse nerviosa. Ya estaba dudando sobre si ir a buscar a alguien más para que le ayudase a convencer a esas dos de que tenían que volver.

Elizabeth se dejaba tentar fácilmente por la curiosidad y a veces podía ser algo impulsiva por este motivo. Hoy especialmente, el sentido del riesgo, lo tenía algo atrofiado. Sin embargo cuando Mary Jane le enseño el remo atrapado bajo el hielo y sugirió romperlo, despertó a la realidad y tomó conciencia del riesgo que eso implicaba para ambas e hizo caso de los consejos de su hermana.

Siendo consciente de que la niña tenía una extrema sensibilidad y sabiendo que, por lo que fuera, aquel remo era sumamente importante para ella, trato de convencerla de que la acompañara a la orilla... Quizá allí podrían pensar un plan más seguro para coger el remo, pensó. Lo cierto es que ahora mismo ambas estaban desprovistas de cualquier instrumento que pudiese abrir una grieta, y la capa de hielo parecía gruesa, por lo que habría que usar algo contundente. Tampoco había que descartar la posibilidad de que al tratar de abrir un agujero, el hielo se resquebrajase... Tenían que buscar una solución para salvar ese riesgo. Tal vez una cuerda larga a la que se pudieran atar y que alguien sostuviese desde la orilla... Quizá necesitaran más gente. ¿Un hombre? pensó. Eleanor y ella sabían valerse por sí mismas, pero no podían negar que hay ocasiones, en las que la fuerza física masculina podría ser de ayuda.

Mary Jane, preciosa, dijo tomándola la mano, rescataremos tu remo, dijo firmemente, pero es importante que pensemos la mejor forma de hacerlo. Yo te puedo ayudar si tu lo deseas, pero tenemos que hacerlo de una manera segura, que no nos ponga en riesgo a ti ni a mi. Si no tenemos cuidado, el hielo podría romperse y podríamos caer en este agua helada ¿y tu no querrías eso, no es así? Además tu padre y tu hermana se preocuparían mucho porque tu eres muy importante para ellos. Vamos a conseguir sacar tu remo, pero vamos a dar una serie de pasos para ello… Primero iremos a la orilla despacio y allí empezaremos a buscar algo que pueda romper el hielo. ¿Te parece?. Sólo así lograremos romperlo. Así que es necesario que retornemos. Después intentaremos hacernos con una cuerda, para que puedan rescatarnos en caso de caer. Seguramente en la casa haya alguna y allí pediremos ayuda a alguno de los hombres de la familia. Tu y yo somos débiles físicamente y podemos tener serias dificultades y al final nos quedaríamos sin el remo. Y eso no es lo que queremos. ¡Verá Mary Jane cómo pronto tienes tu remo!

Lo primero de todo era lograr poner a la niña, y a ella misma, a salvo. Luego habría tiempo para pensar cuál era el mejor plan para sacar el remo… y también para indagar por qué era tan importante para ella.