Partida Rol por web

El castillo de Messen, cerca de la ciudad. Sus puertas encierran el secreto de la muerte, la destrucción y el caos.

María llega hasta las puertas del castillo. Ha averiguado un poco más de su historia, se llama el Castillo de Messen y sus amplias paredes, tan altas que se necesita más de una escalera para subir, ocultan un terrible pasado. La fortaleza había sido la casa de Eduar De Moragne, un conde avaricioso que tenía la idea de que permanecería siempre joven haciendo pactos con fuerzas sobrenaturales. Fue enjuiciado en el siglo XIV y envíado a la muerte en la hoguera pero cuando los guardias lo fueron a buscar, en la celda no había nadie.

A partir de entonces el castillo pasó de mano en mano pero nadie se quedó a vivir allí. Actualmente pertenece a la señora Martha Delly, quien reside lejos de Istar City, sin embargo lo ha dejado abandonado. Sabe bien que se conoce la fama del lugar y que todos los que han entrado por sus puertas conocieron la desgracia.

Ahora, tanto María como Moonchild están frente a la enorme fortaleza y entran despacio. El portón central no ofrece resistencia, de todos modos tratan de permanecer silenciosos. Lo primero que notan es un largo pasillo. Nadie parece haber en el lugar, más que la niebla que rodea al recinto pero no entra en él. Maria piensa que eso se parece a lo que pasa en las oficinas centrales de la Organización.

Durante un largo tiempo permanezco completamente quieto en la estancia, dejando que mis ojos se acostumbren a la iluminación del interior. Alzo mi rostro y husmeo el aire sonoramente con la nariz, a pesar de no estar transformado, hay manías que no se quitan. Escucho atentamente el silencio, esperando encontrar un ápiz de movimiento o algún tipo de bienvenida...

Debemos empezar a buscar pero... ¿Por dónde?, María ¿Has averiguado algo sobre este lugar? le pregunto susurrando a mi compañera Sólo somos dos, por lo que la idea de separarnos doblaría nuestra eficacia, pero en caso de apuros podría ser nuestro fin, no creo que sea una buena idea...

Me quedo callada, algo pensativa mientras termino de leer lo que tengo en el pequeño ordenador que me han dado.

Es el Castillo de Messen y sus amplias paredes, tan altas que se necesita más de una escalera para subir, ocultan un terrible pasado. La fortaleza había sido la casa de Eduar De Moragne, un conde avaricioso que tenía la idea de que permanecería siempre joven haciendo pactos con fuerzas sobrenaturales. Fue enjuiciado en el siglo XIV y envíado a la muerte en la hoguera pero cuando los guardias lo fueron a buscar, en la celda no había nadie.

A partir de entonces el castillo pasó de mano en mano pero nadie se quedó a vivir allí. Actualmente pertenece a la señora Martha Delly, quien reside lejos de Istar City, sin embargo lo ha dejado abandonado. Sabe bien que se conoce la fama del lugar y que todos los que han entrado por sus puertas conocieron la desgracia. susurro mientras mis tacones resuenan un segundo en el silencio del lugar, mientras miro a las paredes y de nuevo al frente.
Mejor no nos separemos, creo que ya saben que estamos aqui, asi que movamonos deprisa saco mi arma y la quito el seguro dejandola colgada a un lado.

Está sobre una mesa de mármol negro. Se yergue con bastante dolor. Se halla en una habitación de grandes proporciones, parece antigua, los techos son altos pero no ve ventanas. Hay candelabros sobre la mesa que alumbran débilmente la habitación. Alan trata de salir por la única puerta que hay pero está cerrada y ni siquiera haciendo uso de su fuerza parece lograr el más mínimo cambio. El recinto además tiene una daga y un papel que el joven lee con irritación.

"Eres demasiado inútil para que gaste mi tiempo en tu muerte. Hazlo tú mismo."

Los párpados me pesaban una barbaridad, pero poco a poco consiguo abrirlos, observando un techo que no reconozco.
Lentamente me incorporo, apoyándome sobre el lado derecho y observando alrededor. Estoy en una sala desconocida y no me encuentro solo; me acompaña una daga, además de una nota.
Sin embargo, todas mis pertenencias están conmigo.

Intentaba hacer memoria de cómo había llegado hasta aquí, pero no consiguió atravesar el intrincado camino de la memoria para llegar hasta la respuesta..

-Aquel ser..- recordé

Me puse de pie, con cuidado de no hacer demasiado ruido y paseo por la sala , buscando alguna ventana que me permita mirar al exterior y así poder ubicarme, por lo menos en la hora que puede ser.

-Y tú un inútil si piensas que voy hacerlo. Deberías haber gastado tu empeño en matarme.. dejo el papel donde está y con la daga en la mano trato de usarla como mecanismo para abrir la cerradura.
En su defecto trato de hallar alguna trampilla por el suelo..

María y Moonchild siguen avanzando por los pasillos hasta que sienten una especie de cántico que viene por una puerta a la derecha. A la izquierda hay otra puerta y al fondo una de enormes proporciones, es una puerta de doble hoja con símbolos grabados en sus superficie. Sin embargo, el sonido proviene de la primera puerta. Moonchild huele algo desde allí, es el aroma de uno de sus compañeros. Le dice a la chica rápidamente su descubrimiento.

-Huelo a Eva. Eva está allí donde están cantando...

Me quedo callada y quieta al escucharle, asi que me siento con calma y miro a la puerta, al final a mi compañero y me acerco a la puerta con el arma en la mano sin el seguro y con la mirada fria. Calmada y pausada, si fuera humana respiraria, pero ahora no es mi momento, no es lo que necesito es algo muy peligroso e innecesario. Giro el pomo y abro la puerta con cuidado de no hacer ruido aunque mi destino es la puerta con los simbolos grabados.

Mientras Naría comienza a abrir la puerta, me quito los guantes y los guardo cuidadosamente en un bolsillo de la chaqueta. Extiendo los dedos mientras respiro hondo. Pronto mis dedos comienzan a contraerse temblorosos, se tornan más cortos y gordos, una capa de bello comienza a cobrir mis manos mientras las uñas se vuelven más largas y curvadas. En poco tiempo dos garras sobresalen de mis mangas.

Adelante, estoy listo.... le susurro a mi compañera animándola a abrir finalmente la puerta y completamente preparado para entrar en acción siempre y cuando sea necesario.

La cabeza te duele levemente mientras despiertas. No reconoces el lugar donde te encuentras pero definitivamente no es el hospital. El recinto es una habitación grande, de paredes de piedra, con candelabros sobre una mesa negra que tiene un símbolo que no reconoces. Hay dos puertas idénticas, una a la derecha y la otra a la izquierda. Estás acostada sobre una alfombra rojo oscuro, tratas de levantarte pero compruebas con horror que estás atada de pies y manos.

Recuerdas que trataste de distraer al ser blanco que estaba por matar a Alan y éste comenzó a perseguirte. Fue tan rápido lo que tardó en llegar a tí que no llegaste a hacer nada. Sentiste una punzada en el lateral izquierdo y luego te quedaste dormida. Aún sigues con la forma física del niño. No sabes dónde te han llevado ni que ha pasado con los demás. Tu equipo no lo tienes encima.

Alan abre la puerta después de un par de intentos. Ve un pasillo que da a una puerta enrejada al fondo, la misma parece dar a un jardín. A la derecha tiene una puerta y a la izquierda dos puertas más. Todas son exactamente iguales. Velas y candelabros iluminan el lugar. No hay niebla aquí adentro. No siente ruidos de pasos ni nada, el sitio parece muerto.

Eva despierta repentinamente, efectuando un respingo algo exagerado para empezar a mirar a su alrededor alarmada y bastante confusa hasta distinguir el lugar. Lo cuál no la alivia en absoluto dado que no tiene la menor idea de qué sitio es, aunque parece una especie de fortaleza o algo similar. Sin duda el "nido" de esos seres extraños.

Vuelve a moverse percatándose entonces de que está atada. Resopla sonoramente, quedándose unos segundos tumbada y sencillamente mirando el techo recordando los últimos acontecimientos, preguntándose con preocupación qué habrá sido de Alan y el resto de compañeros. Si por los menos el engaño ha funcionado, valdrá la pena...

Después sacude la cabeza e intenta concentrar el poder en sus, ahora pequeñas, manos para romper las cuerdas con uno de sus rayos.

Tomo la daga, examino su hoja y me acerca a la puerta. Antes de forzar la cerradura miro mi piel haber si hay algún signo de heridas en mi cuerpo.
Ayudándome de la punta de la daga, intento forzar la cerradura de la puerta. Finalmente cede y me quedo sorprendido..

Sigilosamente la abro para no hacer demasiado ruido y poco a poco voy viendo lo que se ocultaba tras la puerta; Es un jardín. Lo extraño es que no hay niebla.

-¿Dónde diablos estoy? ¿¿En el jardín del Edén..??..- Con ese pensamiento irónico me acerco a las puertas de la izquierda. No se escucha nada tras ellas ni en el lugar.
Abro la primera puerta dejando solo una rendija para poder divisar lo que se esconde tras ella. Mi daga descansa preparada en mi mano por si hubiera cualquier sobresalto..

María abre la puerta despacio, evitando que algún sonido interrumpa el canto que procede de la otra. Marcus, agazapado y en su forma lobuna, está dispuesto a atacar de ser necesario. No ven a nadie en la habitación, así que entran y la cierran para evitar que alguien de los que está en el otro lado note su presencia.

El cuarto es enorme, está derruído, sucio, con el aire lleno de podredumbre. Además de la humedad natural que lleva a la corrosión de las sustancias, Stone nota otro olor. El hedor de la obscuridad.

María busca algo que pueda serles útil. Lo que ve es una especie de mueble en el centro de la habitación. Se dirige hacia éste y lo abre. Encuentra papeles, notas, cosas que no parecen decir nada. En ese momento ve una carta que le llama la atención, está escrita en un idioma desconocido para ella. El papel es amarillo y frágil, tanto que teme romperla con el sólo tacto. Tiene un sello en forma de dragón al final, como si fuese una firma.

Eva comprende que por ahora le es muy díficil zafarse de las cuerdas, la forma de un niño le juega en contra con su poder. Sin embargo, antes de esperar aquí atada que llegue su verdugo hace el intento. El pequeño rayo de color blanquecino que sale del dedo de la hechicera pega de lleno en la cuerda y zafa sus manos. Luego, Eva se apura en liberar sus piernas ya sin necesidad de la magia. Ha tenido mucha suerte.

La joven ve las dos puertas, una a la derecha y otra a la izquierda. Trata de recordar quién tiene su equipo, si es que lo tenía encima como Peter y cree que sí, pero por ahora no tiene nada de eso... ni siquiera la Daga de Lady Dashow. Eso le molesta, sobre todo por la importancia del objeto, sería terrible que estuviera en manos del enemigo.

Llamo a la oficina y les cuento lo uqe he descubierto, describo la nota y hago que la vean para que puedan traducirla. Asi mismo intento buscar algo que nos sea util tambien como otra salida, que creo que la vamos a necesita

Eva suspira con alivio, sintiéndose triunfalmente satisfecha cuando consigue deshacerse de todas las ataduras, pero esa sensación apenas dura unos segundos, en cuanto vuelve a mirar alrededor se da cuenta que probablemente de poco sirva eso... excepto para despistar más a sus captores y quizá conseguir que no acaben sacrificándola en ese extraño rito. Cuánto más tiempo pasen creyendo que ella es Peter, menos posibilidades de llevarlo a cabo con éxito tendrán.

Todo esto pasa por su mente precipitadamente, llegando a marearla mientras frota sus muñecas doloridas para después empezar a palpar sus bolsillos con insistencia...
La daga, ¿cómo pudo olvidársele algo así? Debió dársela a alguno de sus compañeros, a María, sin duda hubiera sido lo más adecuado... Pero ya es tarde para lamentos, poco puede hacer a no ser que la encuentre en alguna estancia.

Sin más dilación se dirige a la puerta de la derecha e intenta abrirla lentamente para asomarse por la rendija antes de decidirse a cruzarla. De estar cerrada probaría con la izquierda, aunque es probable que lo estén las dos...

Lo primero que hace Alan es abrir la primera de las puertas de la izquierda. Se encuentra en una especie de cocina, llena de trastos viejos y cubiertos de polvo. No se ve a nadie por aquí. Descubre que hay una olla que tiene un contenido extraño, es como una especie de caldo oscuro, de un color semejante a la tierra húmeda, que está puesto sobre una mesada.

No tiene su equipo encima para contactar al resto del grupo. De todas formas está vivo y sin ninguna herida mayor, más que nada con un leve dolor de cabeza que ya está dejando de molestarle. En la cocina hay algunos utensilios pero prefiere seguir con la daga que le ha dado el ser ya que parece más filosa que todo lo demás.

Abro una pequeña rendija para divisar el interior. Al verlo, me doy cuenta de que no debe de haber peligro es una pequeña cocina con viejos utensilios. A la vista no hay nada que me llame la atención, así que decido no adentrarme si quiera. No debería de entrar ahí. Quizá alguien esté esperando esa 'apetitosa' comida.

Cierro despacio y me voy a la puerta contigua para examinarla. Repito el mismo proceso para abrira lentamente y solo una rendija. Antes de abrirla pego la oreja y escucho por si hubiera alguien en su interior.