Partida Rol por web

Atravesáis las pesadas puertas de las murallas accediendo a una avenida empedrada de guijarros planos o aplanados, flanqueada por edificios de piedra, con techo de paja y columnas de madera encaladas de blanco a modo de porches. Sin duda bastante diferentes a las construcciones tradicionales vikingas que habéis visto hasta ahora, mezclando distintos estilos.

La gente os mira con curiosidad, pero no menos que vosotros a ellos. Allí hay toda una civilización extemporánea. No, no estáis en el pasado porque el pasado nunca ha sido así. Veis a hombres y mujeres vestidos a la manera vikinga clásica, pero también veis algunas togas y también capas y cueros que parecen celtas, casi más familiares a los británicos que a los noruegos. Enfiláis por la avenida dejando atrás palacetes y casas similares a la principal de la aldea donde primero os acogieron hasta llegar por fin a un edificio de piedra blanca que recuerda mucho, mucho al jodido partenon de Atenas. Allí os detenéis. Os sentís enervados por la sensación de estar en un lugar superior, especial. Pero también, mareados por lo imposible de la situación.

El cabo se apoyó en lo primero que pudo, la cruz de su caballo, para poder relajarse y ahogar así su sensación de impotencia e insignificancia.
El edifio era hermoso y le hacía sentir como un pequeño insecto muy afortunado por seguir vivo y poder contemplarlo. Todo estaba fuera del tiempo, todo lo que conocía estaba mezclado, y él en medio de ello.
Si eso era un sueño, debía serlo de un consumidor de opio.

Las impresionantes edificaciones del interior de la ciudad les dan la bienvenida y les abren paso entre las grandes avenidas de aquella ciudad, Liam no deja de estar abrumado y sorprendido por la magnitud de aquel entorno. La primera vez que vio Londres había quedado impresionado, pero Londres era un pueblucho al lado de la magnificencia que aquella ciudad rezumaba.

Miró extrañado el Partenón, y luego a sus compañeros. -Yo siempre suspendía en las clases de historia, pero... ¿esto no es de otro lado?.

Peter siempre quiso algo distinto pero aquella puñalada trapera por la espalda le dejo KO durante un gran letargo. Hunt paso desapercibido todo este tiempo. Un hombre de cienca como el, quedo desmoralizado al pensar que todo en lo que se burlaba y en lo que siempre ridiculizaba se venian al traste. Cuando entro en la ciudad ante la magnificiencia de tal. Algo en su interior se removia... Pero quien es el? Al final de la luz veia una sombra que le decia una y otra vez: Peter este no es tu momento lucha contra tu dolor!!! 

Tras unos segundos de agonia Peter empezo a toser y a sacar sangre por la boca revolviendose una y otra vez, sabia que la puñalada que tenia en la espalda le dolia horrores pero... Ya era hora de asimilar las imagenes que veia, que sentia y que palpaba, era real? o era un sueño? lo que era cierto es que el dolor que sentia era real.

Entre balbuceos y sollozos un nombre dejo entre ver Alfred... Alfred Nobel... Segundos despues volvio a caer en letargo esperando que sus camaradas no le dejaran de lado en este intrepidante capitulo de su vida.

Fiske miraba todo alrededor con mucha curiosidad. Sentia que todo aquello era una mezcla que estaba fuera de lugar pero ante todo estaba la idea de volver, regresas a casa donde su gente estaba muriendo. Miro de soslayo al resto de sus compañeros y al verles con la boca abierta ante lo que les rodeaba no pudo sentirse infimo, estupido, por olvidar todo aquello que era importante y ver regodearse con su nuevo presente a aquellos que le acompañaban.

Fuera como fuese se encontraban encerrados en ese mundo, esa ciudad, con esas extrañas gentes y a Fiske nadie le ponia barreras...

Thrud, simplemente, estaba aturdida. La fiereza con la cual había combatido hasta el último instante parecía haberse desvanecido, aplastada por la sorpresa y la incertidumbre, y haberla devuelto a la taciturna y callada mujer noruega que quedaba a la sombra de Hilda. Sus ojos se deslizaban por las murallas y luego, por el imposible crisol de arquitecturas y razas, identificando lo nórdico, intentando comprender el resto. No necesitaba ser una experta para comprender que allí confluía algo que estaba muy lejos de lo que la historia escandinava por sí misma ofrecía. Pero, por el contrario de quizás sus acompañantes, ella lo sentía... normal. Sí, era eso. No se sentía fuera de lugar, como no se había sentido estando con los vikingos. Algo en las venas le hacía sentir en casa, aunque no se lo fuera a admitir a nadie.

Cuando escuchó a Murray, giró hacia él, aunque sus palabras fueron retrasadas por las de Hunt.

- ¿Él está bien? - preguntó a Hilda, señalando al soldado en somnoliento letargo.

Y entonces sí, miró a Murray.

- Esto es... Sí, esto es de otro lado. Esto no es nórdico. Es... Bien, juraría que es griego - parecía confundida, pero porque un pensamiento extraño la había asaltado - Y es un templo. Un lugar para... adorar a los dioses.

Parecía más confundida aún. Sin embargo, dejó ir unas pocas palabras más.

- Odín, Thor y Loki son dioses... aunque aquí les consideren... humanos. Quizás aquí es donde reside el... "Odin". Como ha dicho Fay.

Os hacen pasar a través del pórtico principal de este edificio un par de hombres vestidos con togas de color crudo que ayudan en especial con Hunt, cuyo estado revisan rápidamente. Dentro, un salón construido con sillares de mármol irregulares en el que pebeteros de cobre hacen arder hierbas aromáticas. Pronto, una mujer hace su aparición, vistiendo una cota de mallas y esplendorosa melena rojiza. Aimirgin y ella hablan en voz baja brevemente. Luego vuestro guía se vuelve a vosotros.

Aquesta que en la su morada os recibe es es Siegrune, Walküre principal d'este templo. Ella e las sus compañeras cuidarán de nuestros feridos guerreros. Doncellas son cuyo poder sana cuerpos e almas en la mesma calidad.

La mujer os saluda con una inclinacion de cabeza antes de agacharse sobre Hunt y ponerle la mano en la frente. De inmediato una sensaciçon de frescor reparador recorre la piel del soldado. La mujer cierra los ojos y comienza a murmurar palabras que ninguno sois capaces de entender.

Gladstone estaba ya extrañado con la ciudad, más aun con la guerrera pelirroja (aunque con Thrud ya había visto suficiente coraje en una mujer, más que en muchos soldados). Pero las palabras de Aimirgin Fay y las letanías que soltaba la dama pelirroja lehicieron esbozar una sonrisa de incredulidad que daba a su rostro un aspecto un tanto estúpido.

-Don't fu... - cortó la frase antes de que sonase entera. Era impropio de él una reacción como aquella.

No me jodas que aquí existe la magia. Creo que era lo único que me faltaba por ver. Bueno, eso y un dragón

Hunt empezaba a oir cosas y percibir olores, sabores diferentes hasta ahora. Que es eso? que pasa vuelvo a estar consciente?

Hunt movio unos dedos, o eso penso el y espero su momento...

El irlandés guardaba silencio ante la magnificencia de todo cuanto lo rodeaba. Su guía hasta aquellas tierras les presentó a una especie de curandera que al poner la mano encima de Hunt empezó a susurrar unas extrañas palabras que parecieron hacer efecto en el soldado.

Aquello era increíble. Pero Murray no sabía que le admiraba más, aquella especie de brujería, magia o lo que fuera. O el mismo templo donde se encontraban.

Aimirgin observa vuestra reacción ante lo que estáis viendo mientras las heridas de Hunt pierden el tono rojizo de la infección y la inflamación.

-¿Acaso no es aquesta profesión de restanyadora de feridas uso e costumbre del vuestro mundo?-

A la vez, otras mujeres similares a la tal Siegrune pero con vestido menos pesado, traen cuencos con agua y lo que parece una masa de gachas y nueces calientes de aspectos poco apetitoso pero de mejor sabor, muy reconstituyente.

-Lo es, más no se parece en nada a la vuestra. Mediante productos químicos, llamados medicamentos, hilo, yeso y vendas curan la mayoría de los males que nos afligen. Pero realmente es el propiocuerpo quien los elimina mediante la ayuda de los medicamentos.- Thomas soltó la perorata casi sin respirar, asombrado por la curación de hunt y la tranquilidad con la que se lo tomaba Fay.

-¿Usais la magia para otros menesteres?- le preguntó mientras comían algo.

Decir que se había quedado sorprendida era decir poco. Pero, aún así, la noruega se había acercado y estaba viendo con sus propios ojos, y comprobando segundo a segundo, cómo se van sucediendo las cosas. Como una niña frente a algo nuevo, o una adulta frente a la comprobación de algo imposible.

- ¿Esto es en serio? - preguntó, finalmente - ¿Se entrenan para esto? En nuestro mundo, se habla de... De unas mujeres que sirven a Odín y conducen a los héroes hacia el Valhalla. Pero, esto...

La noruega miraba a la mujer pelirroja y a Hunt alternativamente, y luego miró a Fay.

- Nosotros no tenemos de esto. Nuestro mundo es mecánico. Nunca hemos visto nada semejante. Yo no lo he visto - miró a los demás, a la espera de que alguien la contradijera - ¿Les enseñan esto, entonces? Pero... ¿Todos manejan este tipo de cosas? Ah, muchas gracias - finalizó, con una inclinación, ante la mujer que le ofrecía la comida.

Hasta que vio la luz Hunt abrio los ojos he intento balbucear algo qu........que pa.... Un profundo y suave pensamiento le dijo que se estubiera callado un momento que dejara de moverse y fluiría su fuerza otra vez.

Hunt volvio ha abrir los ojos y espero a que alguién le diera la orden de poder moverse y hablar con suma claridad.

Fiske quedo anonadado mientras su cerebro trataba de entender lo que a todas luces quedaba fuera de el. Mujeres que sanaban con la voz, con la "magia". Algo tan irreal como todo lo que les rodeaba pero que a la vez era tan cierto como los dolores o el frio que podian atenazar sus cuerpos en esta tierra.

Sea como fuere el joven trato de no perder detalle alguno aunque no entendiese nada... quiza este mundo tenia mas cosas que ofrecer que unos tristes avalorios, algo que pudiese volver con ellos y servirles en el proposito que les esperaba a la vuelta.

-¿Magia? Aquesta palabra no sé qué cosa es. Ah, entiendo. Sólo han algunos que facen uso d'este poder e son pocos e por esto ocupan lugares altos en la vida. Son llamados aristoi e se nasce como tal, non son creados ni enseñados.-

Aimirgin intercambia otras palabras con la mujer, explicándole vuestra pregunta. Ella responde, sonriendo levemente. Él le responde con otra sonrisa, asiente y os mira de nuevo.

-Es Siegrune d'esta opinión: que no siendo vuesas mercedes d'este mundo e siendo proeza pasar de una parte a la otra, según cuentan los antiguos, es muy posible que sean aristoi estos que habéis venido, cuestión que otros habrán de dirimir, pues ni ella ni yo somos de la sangre oportuna.-

-¿Nosotros, mag... es decir, Aristoi? Hemos llegado aquí mediante ciencia, creo, y nunca he notado ningún poder en mí. Tan sólo se hacer las cosas que he entrenado una y otra vez...

Sin embargo, el Fürher tenía una división ocultista entre sus SS. ¿Y si fuese magia realmente lo que nos trajo aquí? Si nosotros somos Aristoi, podríamos ayudar a decantar la balanza de este mundo, librarles de los remanentes de nuestros nazis aquí y preparar nuestra vuelta al mundo que conocemos.

-Micer Aimirgin, estoy más que dispuesto a llevar acabo dicha prueba. Sería un gran honor conocer a los Aristoi.