Partida Rol por web

El tiempo transcurria de un modo extraño dentro de ARKAM. Un dia era como el anterior, solo las estaciones os hacian ver el tiempo pasaba realmente.

Dentro de la seguridad de aquellos muros el mundo parecia un lugar pacifico y agradable. Algunos supervivientes habian rehecho sus vidas, se veian parejas, incluso habian nacido un par de niños que ahora correteaban por los pasillos de lo que en su dia fue un colegio elitista, para niños ricos.

Lo bueno es que contabais con muchas habitaciones, un amplio comedor, un salon de actos, cocinas... no era un mal sitio para vivir comparado con lo que habia fuera.

Esa mañana Jeff os habia llamado temprano. Eso significaba que los guardianes tenian una mision. No era de extrañar, hacia unos dias que oiais que algunas cosas de primera necesidad comenzaban a agotarse.

Salisteis al patio de atras para encontraros con el y visteis un par de mujeres arrancando las malas hiervas que crecian en los jardines, reconvertidos en campos de cultivo por la necesidad. Aunque daban muy poca cosa, toda ayuda era buena.

Al veros llegar Jeff os hizo un gesto para que os acercarais.

- Señores.- dijo con tono firme, saludandoos como si fuerais militares.- Gracias por acudir. Les necesito para una mision, la cocina esta a la mitad de sus reservas y dentro de unos meses comenzara a hacer frio. Como saben, en invierno hay menos luz, mas dias nublados y es mas complicado conseguir nada.

Necesito que consigan comida, mantas... ya saben, todo lo vean util. Esta vez no iran a pie. Nuestro mecanico a logrado reparar y hacer funcionar la furgoneta que encontramos el mes pasado, asi que podran cargar con mas peso del habitual. Esperamos que un solo viaje podamos llenar el almacen y olvidarnos de los infectados hasta pascua. ¿Alguna pregunta?

Bruce tenia una hija de 10 años un pasado mas oscuro que la boca del infierno donde se encontraban. Pese a todo, aquellas personas se habian convertido en una familia y una segunda oportunidad de redimirse.

Todos sabian que Bruce se habia escapado de un penal federal cuando sucedio todo aquello pero jamas habia dado muestras de ser un hombre malvado, al contrario, era un padrazo dedicado en cuerpo y alma a su hija.

Cuando Jeff le llamo Bruce se levanto, se lavo la cara con un poco de agua. Se despidio de su hija y se fue en busca del antiguo General.

- Señor, siento esto, no me gusta ser pesimista pero llevamos siete años saqueando la misma ciudad, no creo que podamos encontrar sumistros para mucho tiempo mas.- dijo siendo sincero.- Dentro de poco tendremos que plantearnos ir mas lejos.

Wendy se despertó muy temprano como de costumbre, acostumbraba a levantarse de la cama un par de horas antes del amanecer, siempre tuvo un sueño ligero y aunque dormía pocas horas, normalmente el descanso era reparador. Al levantarse de la cama, se vistió en silencio para no despertar al resto de compañeros de habitación. Encontró pese a la escasa luz natural que atravesaba su ventana su ropa tendida en una silla cercana, justo donde la había colocado la noche anterior.  

Primero se puso unos pantalones vaqueros ajustados, que aunque les había dado mucha guerra, solo estaban algo desgastados en la parte de las rodillas, después prosiguió con la parte de arriba, un top de tirantas de color gris muy bien cuidado y una chaqueta chubasquero con capucha y cremallera bastante ancho de color negro. Por último se colocó unas ligeras botas monteras de color negro con los cordones algo desgastados.

Una vez se vistió espero pacientemente al amanecer para bajar a una de las despensas de las plantas inferiores del edificio, aunque odiaba el pescado, no tuvo más remedio que abrir un par de latas en conserva. Sin mucho apetito desayunó algo de anchoas y atún en el comedor, donde charló algo con los más madrugadores que también  se disponían a desayunar lo que buenamente pudiesen.  Jeff interrumpió aquel desayuno para requerir su presencia en el patio de atrás en cuanto terminase de desayunar. Algo que no sorprendió a Wendy ya que había notado que algunas cosas de las despensas comenzaban a escasear en los últimos 2 días.

-"¿Que nos tendrá preparado Jeff tan temprano?"- Pensó mientras tiraba a la basura las latas de conservas vacías, mientras que masticaba y tragaba rápidamente su último bocado.

Wendy imaginaba que Jeff iba a hacerle algún encargo junto con algunos de los guardianes por lo que se apresuró de nuevo a su habitación en las plantas superiores para coger su arco corto compuesto de competición deportiva, junto con su carcaj lleno de flechas. Una vez armada, ya estaba en condiciones de presentarse ante Jeff en el patio.

Una vez en el patio Wendy, junto a algunos de sus compañeros guardianes, se dispuso a escuchar a Jeff. Por su tono parecía que nos estaba pasando revista como si se tratase de un amigable oficial del ejército que encomendaba una misión rutinaria a sus apreciados reclutas.  

Wendy escuchó atentamente y en silencio las palabras de Jeff, lejos de estar preocupada por la tarea que le requería se armó de determinación. Wendy apreciaba la comodidad de ARKAM, de no ser por aquel edificio y sus compañeros no sabía a ciencia cierta que hubiese sido de ella, y se sentía con la necesidad de contribuir con su privilegiado refugio. De alguna forma salir del refugio la ponía nerviosa, al fin y al cabo, era la miembro más novata de los guardianes, además de ser la más joven y no quería defraudar a sus compañero o a Jeff ya que sabía que habían puesto su confianza en ella.

Wendy había visto de cerca a esos infectados muchas más veces de las que ella hubiese deseado, se había movido y ocultado de ellos desde bien pequeña, conocía bien su comportamiento y comprendía lo peligroso que podía ponerse aquella tarea, sin embargo, sus progresos con el arco de la mano de Jordan le inspiraban cierta confianza en sí misma.

Wendy escuchó las palabras algo pesimistas de su compañero Bruce, no le faltaba razón, posiblemente deberían desplazarse algo más lejos de lo habitual en su incursión en busca de suministros, pero era algo con lo que ya contaba Wendy.

Wendy permaneció en silencio mientras hablaban los adultos, de alguna forma ambos le procesaban mucho respeto. Jeff siempre le pareció un hombre sensato y Bruce la parecía un buen hombre, había escuchado ciertas cosas reprobables sobre su pasado en forma de rumores, pero a los ojos de Wendy, Bruce, era un buen padre que se desvivía por el cuidado y la protección de su pequeña.

Wendy se mantuvo atenta a la conversación, de pie y en silencio, portando su arco y sus flechas mientras se cruzaba de brazos intentando encontrar una postura cómoda.

Salgo al patio hacia la reunión vespertina. Doy una par de palmadas, amortiguadas por mis gruesos guantes, para activar la sangre de mis brazos lo antes posible. Me saco un puro que encontré hace poco en una batida, sólo me quedan dos, pero guardar para una ocasión especial hace tiempo que dejó de tener sentido. Coño, un día más vivo ya es una celebración especial.

Me lo enciendo y le doy un par de caladas, suelto el humo mientras Jeff soltaba la obviedad mañanera, ir más lejos y ya puestos, cambiar de residencia a una que tenga jacuzzi. Lo termino de expulsar lentamente y miro al grupo que nos han reunido. El fiable Jeff, la Arquera Wendy y la mecánica Rachel, joder, con este grupete iría al fin del mundo.

Le doy una palmada a Jeff en la espalda.

- Venga no me jodas, ¿no has escuchado? vamos a ir en furgoneta- le guiño un ojo- siempre viendo el lado negativo de las cosas- Hablo todo el rato con el puro entre los dientes y me pongo en circulo entre Jeff y Bruce- ¿Cuanto tiempo tenemos para conseguir las provisiones?

Normalmente eso tenía tres respuestas dependiendo cual llegara antes. Se te acaba la munición, se te acaba la comida o se te acaba la gasolina. Pero igual tenía en mente un asalto rápido y volver para cenar. ¿No tendríamos tanta suerte verdad?

Me despierto al alba, como siempre, estar aquí no ha cambiado mis rutinas de entrenamiento, puesto que en vez de un partido de fútbol americano o baseball tengo el trabajo de guardián, es un trabajo peligroso y duro, pero alguien tiene que hacerlo, además así veo el exterior y no permanezco a salvo pero encerrado. Mi rutina es fácil, siempre la hago en vaqueros gastados por la cadera enseñando 3cm de calzoncillos y sin calzado ni camiseta, así si sudo con una toalla me seco y poco más y no apestan ni los calcetines ni la camiseta. Hago flexiones, abdominales, pesas y entreno parkour, para luego ponerme unas zapatillas de skater y correr diez veces por las zonas seguras.

Voy a desayunar y hay latas de conservas y unos tomates de huerta algo maduros o verdes, pero con una sonrisa en el rostro hago un mix quedando una ensalada de tomates con anchoas y atún, un plato delicioso. Bromeo y charlo con mis compañeros y compañeras, siempre dándoles ánimos y motivandoles que encontraremos provisiones para el invierno y que no se preocupen.

Siempre llevo una petaca de un liquido vital para mi, agua, aparte de las cantimploras; pero es que nunca me quiero quedar con sed.

Jeff nos llama para hacer una batida, y asiento con la cabeza y una sonrisa encantadora. Bruce comenta un tema que le preocupa, y Mark trata de animarle.

-Claro, además, éste sitio aún se puede exprimir un poco más, están las afueras de la ciudad y ahora disponemos de una furgo.- Le comento a mis compañeros sin perder la sonrisa. Parecera que me lo tomo todo a guasa o soy un despreocupado, pero si yo he sobrevivido mi madre y mi hermana tienen que estar por aquí, y yo personalmente hasta que no las encuentre no me voy de ésta ciudad. Jeff pregunta si tenemos alguna duda. -Jeff, como andamos de munición? Yo con mi bate* me apaño, pero no desdeño munición para la Glock.- Pregunto a éste con una medio sonrisa amable.

Pese a que aún no ha salido el sol ya llevo un par de horas trasteando por el taller. Me gusta trabajar a solas, sin que me molesten o como mucho con la silenciosa presencia de Eddy. 

Fabricar biodiesel a base de aceite de maiz no es algo complicado. Se coge el aceite, se le hecha la medida justa de sosa caustica y metanol, se remueve a conciencia, se filtra se deja que se decanten las grasas y se separa la glicerina de la mezcla y ¡tachán!! biodiesel por un lado y glicerina por el otro, muy útil también para fabricar jabón o nitroglicerina.

Pero el metanol es la clave y no tengo. Contemplo la mezcla insegura he tenido que usar alcohol en suplencia del metanol . -Esto no va a funcionar- Pero pese a mis augurios hay que probar.

Cojo la garrafa y lleno el depósito del un pequeño motor de cortacésped a diesel y el de una motosierra a gasolina con el biodiesel de aceite de maíz.

Pruebo a arrancar primero la motosierra a gasolina. El motor no hace ni mención.

-Ni de coña- Raro habría sido que un motor a gasolina funcionara con biodiesel, pero había que intentarlo.

En el motor diesel del cortacesped sí tengo esperanzas. Me persigno antes de probar a arrancarlo, esto es importante. Le doy al arranque, el motor se queja pero arranca, aunque se ahoga casi de inmediato expulsando un humo demasisado negro.

-Mierda- Pruebo a volver a arrancarlo pero ya no responde. Le propino una patada a la garrafa de biodiesel inservíble vaciando su contenido por el suelo auqneu el ligero desnivel envia el líquido hacia una rejilla de desague.

Frustrada me apoyo contra la mesa y me doy cuenta de que a salido el sol. -Joder la reunión.

Llego al patio cuando ya están todos, apenas digo nada, solo le dedico un gesto de cabeza a Jeff y escucho lo que nos dice.

-¿Vas a enviarnos ahí fuera desarmados ?- Le pregunto a Jeff, aunque mirando al resto veo que alguno lleva un arco o un bate, pero debe de estar de coña, eso ni son armas ni son nada.

Jeff os escucho a todos y despues paso a responder las preguntas.

- Es cierto que llevamos cinco años saqueando la ciudad pero aun quedan almacenes cerrados donde confio que encontremos abastecimiento para algun tiempo mas. Detroit es una ciudad muy grande, el gobierno mando muchos contenedores de ayuda humanitaria que no se pudieron distribuir, si encontraramos alguno seria como dar con un cofre de tesoro.- dijo sacando una mapa viejo de su bolsillo trasero, no era un mapa oficial, era algo dibujado a mano

- Tal vez seria buena idea mirar en el estadio de Baseball, se convirtio en un campo de refugiados bastante decente cuando comenzo la infeccion. Fue seguro durante un tiempo, antes de que un soplapollas de sargento decidiera ocultar que le habian mordido y meter la infeccion dentro.

Miro a Eric, sabia que el y su padre habian estado alli, le llevaria malos recuerdos regresar a ese lugar. Fue el ultimo sitio donde vio a su madre y su hermana antes de separarse. La evacuacion habia sido un jodido caos.

- Pienso que podriamos encontrar alguno de esos contenedores alli. Hasta ahora no habia dicho nada porque la comida se almacenaba en los subterraneos del estadio. Todos sabemos lo peligrosos que son los sitios oscuros y pudiendo encontrar comida de un modo menos arriesgado no habia necesidad, pero Leona, Jordan y Frank fueron a inspeccionar la zona hace un par de dias. Dicen que la zona esta muy tranquila. Los infectados parece que prefieran las zonas mas cercanas al agua ahora, que me ahorquen si entiendo el motivo.

- Rachel, te necesito al volante y si se estropea la furgoneta seras la unica que pueda resucitarla. Eddy a metido un juego de herramientas en la parte trasera de la furgoneta para ti, pero antes de salir pasa por la "armeria" y coge algo contundente. De municion vamos mal y no digo jodidos porque hay señoritas delante. Yo tengo un cargador y medio, asi que Eric, tendras que arreglarte con tu amigo de madera. No quiero que nadie se mueva fuera de aqui sin un arma.- dijo mirandoos a todos.

La armeria era un viejo cobertizo donde metiais todo lo que podia ser usado para abrirle la cabeza a un infectado. Las armas de fuego eran muy pocas, estaban a cargo de Jeff y Leona, ya que estaban entrenados para usarlas. Marc tambien tenia sus armas pero las balas eran escasas.

- Saldremos en media hora, tardaremos unos 40 minutos en llegar a la ciudad. Dejaremos la furgoneta en mitad de la calle, al sol. Recordad que aunque no les veamos pueden estar escondidos, evitar las sombras.- repitio aunque lo sabiais de sobra.

- La puerta del estadio esta abierta, llevaremos linternas militares. Bajaremos al almacen y nos llevaremos lo que podamos. Debemos ser rapidos, las pilas, como todo lo que tenemos, escasean.- dijo serio.

Despues saco otro pedazo de papel y comenzo a leer la lista, que era extensa.

- Esta vez vamos a llevarnos todo lo que podamos cargar, prioridad a la comida y medicamentos, mantas, toallas o sacos de dormir y ya que estamos alli veremos si queda algun arma, municion o bates que podamos usar. Si todo sale bien antes del anochecer tendremos que estar de vuelta. Debemos apurar el viaje, tampoco nos sobra la gasolina pero no consentire imprudencias. ¿Comprendido equipo?

-Bien, ire a revisar las linternas. Nos vemos en media hora junto a la puerta de salida.

Era un plan bueno pero tenia la sensacion de que seria uno de esos dias en los que las cosas pintaban muy bien y terminaba convirtiendose en una autentica mierda. No dijo nada, solo escucho y asintio oliendo el asqueroso olor a puro de su compañero.

En otro tiempo le habria gustado encontrarse algunos para el pero cuando su mujer se quedo embarazada comenzo a tener unas arcadas terribles por el olor y decidio dejar de fumar por el bien de las dos. De eso hacia algo mas de diez años. Lo que si extrañaba mucho era la maldita cerveza. Tenia que encontrar la forma de aprender a destilarla algun dia pero en ese momento lo importante era cubrir las necesidades basicas.

- Bien señor, ire a despedirme de mi hija y a coger a Mjornir.- dijo refiriendose a su martillo. Lo habia tenido durante muchos años, era solido, fuerte y tambien era una especie de amuleto para el.

Wendy asintió con la cabeza a las instrucciones de Jeff para después dirigirse al interior del edificio.

De camino a su habitación podía intuirse en el rostro de Wendy su entusiasmo por participar en la incursión a la ciudad.

-"Está todo bien planeado, llegamos, tomamos lo que podamos y estamos de vuelta antes de que añochezca" –Pensó intentando convencerse a sí misma de que todo saldría sobre ruedas mientras que subía por las escaleras en dirección a su habitación.

En su cabeza intentaba convencerse de que nada podía salir mal, tenía mucha confianza en el resto de los guardianes y se sentía cómoda siguiendo las instrucciones de Mark, sin embargo nunca encontraba la tranquilidad fuera de ARKAM. -"No debo dejar que los nervios me traicionen"- pensó al llegar a la habitación y abrir la puerta cuidadosamente.

Las ventanas de la habitación no tenían persianas ni cortinas y la claridad de la mañana comenzaba a inundar la habitación, sin embargo las personas que compartían habitación con ella seguían durmiendo. En silencio sacó de debajo de su cama una botella de plástico con la boquilla cortada que contenía casi medio litro de agua de lluvia. Bebió de la botella para hidratarse para el camino ya que los nervios le habían dejado la garganta seca, después dejó el recipiente bajo la cama de vuelta.

Se tomó unos segundos para mirar en silencio al resto de sus compañeros de habitación mientras que dormían, hasta que se le escapo un suspiro que le hizo descargar algo de tensión. Acto seguido, rebuscó nuevamente entre las cosas que había debajo de su cama y sacó una mochila algo maltratada de color gris. Comprobó que la cremallera funcionase perfectamente y que en el interior de la mochila se encontrase un rollo de bolsas de basura de plástico. -"esto puede servirnos"- pensó la joven mientras se incorporaba y se colocaba la mochila en un hombro.

Salió de la habitación, entornó la puerta y se detuvo un momento para mirar como sus compañeros de habitación seguían durmiendo plácidamente, lo cierto es que tenía muchas ganas de despedirse de ellos con un fuerte abrazo, pero pensó que los más apropiado sería dejarlos descansar, al fin y al cabo ella ya no era una niña.

Finalmente bajó a la puerta de salida esperando a sus compañeros, para amenizar la espera se llevó a la boca el medio chicle que le quedaba. –"espero encontrar un kilo de caramelos"- Pensó mientras hacia una bolita el envoltorio de chicle y esperaba en la escalerita a sus compañeros. Lo cierto es que lo que más le interesaba a Wendy encontrar en la incursión a la ciudad eran los caramelos, después de la miel y el agua, los caramelos eran su alimento favorito, le proporcionaba un agradable subidón de azúcar, eran dulces y se conservaban bien en el tiempo. Lo guardaba en secreto, ya que no quería que nadie la tomara por una cría inmadura.

Pensando en todo tipo de dulces mientras que la boca se le hacía agua esperó pacientemente a sus amigos.

Asiento entusiasmada a lo dicho por Jeff, me gusta trabajar en el taller, pero conducir entre los escombros de la ciudad y atropellar algún infectado, es la mejor manera de liberar adrenalina.

Entusiasmada me alejo rumbo a la armería, espero no tener que llegar a usar un arma pero nunca se sabe.

-Un machete o algo así sería genial.

Procuro no sonreír, aunque es lo que más me apetece pese a que la misión será peligrosa. Tras meses de claustrofóbico encierro en Arkam salir a buscar recursos es como si me hubieran invitado al paraíso.

A veces me planteo qué sentido tiene el vivir por vivir, sin ninguna alegría, simplemente sobreviviendo. Salir de Arkam será una novedad más que bienvenida. Aprieto el paso hasta ir corriendo a la armería, cogeré lo que mejor se acople a mis necesidades y regresaré a la carrera dispuesta a partir cuanto antes.

Escucho con atención las palabras de Jeff y cuando menta el estadio y me mira no puedo evitar que mi mente vuele hasta el desalojo y huida en estampida, y como perdí de vista a mi madre y a mi hermana con la incertidumbre de no saber si las volvería a ver o si estaban bien. Agacho un poco la cabeza pero enseguida la alzo de nuevo. Creo firmemente que están vivas y las voy a encontrar, eso seguro.

Le devuelvo a Jeff una tímida sonrisa y asiento con la cabeza mientras él sigue hablando organizándonos un poco y lamentando que no haya más armas de fuego o munición. Por lo que entiendo él viene con nosotros y va a ser entrar coger lo necesario y salir, aunque vamos a ir bajo tierra, a los sótanos.... Peligroso cuanto menos.

Jeff se despide para vernos todos en media hora, así que aprovecho para ver a mi padre y a mi hermano e informarles que saldré en media hora, que iremos al estadio y que buscaré a mi madre y hermana, y que me deseen suerte.

Cojo el bate de baseball con alambre de espino y dudo si meterle unos clavos para hacerlo más letal. Bueno tras la misión de hoy veré... Pienso y me pongo con una sudadera con capucha negra que cierro con cremallera. Cojo una mochila vacía para cargarla con cosas que encontremos, ajusto los correajes para que esté lo más pegada a mi espalda que pueda, así a la hora de hacer parkour no me estorbe, y saco mis zapatillas especiales para las misiones*, con estas zapatillas tengo mejor agarre y puedo hacer gala de mis habilidades acrobáticas. Las encontré hace meses en una tienda de deportes, y desde entonces las reservo solo para misiones... 

Lleno la petaca con agua fresca y me despido de mi familia para ir a la puerta principal donde hemos quedado, de camino cojo un papel del suelo y me pongo a doblarlo para entretenerme, y al llegar a la puerta principal veo a Wendy. -Nerviosa?- Le pregunto con una sonrisa amable en mi cara, ella lleva poco aquí, quizás sea una de sus primeras misiones. -Toma, te dará suerte.- Le digo entregándola el papel doblado.

Camino de vuelta a mi litera en mi cuarto de la segunda planta. Tengo algunos privilegios y muchas obligaciones. El cuarto grande sigue siendo algo recurrente para premiar, sin embargo, muchos cuartos van quedando vacíos y dentro de poco habrá mucho donde elegir. Paso por delante de cuartos abiertos, algunos se están despertando, otros se están acostando.

-Agus, cuidate esa tos- le dice a uno de los guardias del tejado que se está desvistiendo para meterse en la cama y tiene un acceso de tos- Hablaré con Jeff, estarás dos semanas sólo en guardias diurnas.

Sigo caminando hacia mi cuarto, al pie de la escalera hay varias personas hablando. Aplaudo con las manos varias veces para que se pongan en movimiento, saltan como un resorte y cada una se va en una dirección distinta despidiéndose hasta más tarde. Subo las escaleras junto a Martin, uno de los residentes. Le pregunto por su familia y me alegro de saber que todo sigue bien, me pregunta sobre cuando dejarán de comer sopa de lata y yo le respondo que cuando me salga el pelo. Nos reímos y nos separamos. Puede que nunca volvamos a vernos. Es curioso las últimas conversaciones que tienes con la gente.

Entro en mi habitación, mi cama está perfectamente hecha, una manía de los marines. A un lado está mi mochila de exploración y mi bolsa grande de deportes. En la mochila siempre tengo latas de comida, vendas, una bengala, una cuerda de 20 metros, un mapa y una navaja suiza. Siempre la preparo cuando llego. Prepararla cuando vas a salir siempre es una mala idea, puede haber problemas. Tiene espacio sobrante para lo que podamos encontrar. Me la cuelgo en la espalda. Cojo la bolsa de deportes vacía, le doy un beso a una fotografía estropeada y salgo.

Paso por la armería y cojo a Romulo y Remo, mis dos machetes, como siempre se ríe de mí el encargado pero la fe es lo último que se pierde, puede que encontremos munición. Meto en la gran bolsa de deportes una M-16 por si encontramos munición 5.56, meto una escopeta por si encontramos cartuchos y, por último, dos pistolas un 36 y una 24.

Paso por la despensa cojo 5 botellas de agua y una garrafa, meto las botellas en la mochila y la garrafa la llevo en la mano contraria de la bolsa de deportes. Con todo apunto voy hacia el punto de reunión.

Jeff os esperaba junto a la furgoneta. No era ninguna maravilla pero funcionaba decentemente.

Los vehiculos solian ser objetivo de los infectados, podian no entender que eran con sus capacidades intelectuales mermadas pero sabian que la comida se les escapaba muy deprisa cuando se subia a esos trastos. Por esa razon, todos los vehiculos de las ciudades que encontrabais estaban destrozados.

Encontrar aquella furgoneta tirada en un arcen habia sido una suerte pero repararla costo mas de lo imaginabais. No era una reparacion dificil pero encontrar piezas y herramientas adecuadas era sumamente laborioso. Por suerte, Eddy, el mecanico y padre adoptivo de Rachel habia hecho un buen trabajo.

- Bien, señores, señoras. Delante hay sitio para tres personas. Rachel conduce, yo ire delante con ella y Wendy ira con nosotros.- dijo organizandoos. Supisteis que dejaba a Wendy delante porque solo habia asientos y cinturones de seguridad alli. Rachel era muy buena conduciendo y Jeff, como lider debia marcar el camino.

El resto va a tener que ir detras. Hemos puesto una colchoneta atras para sentaros. Pensar que el espacio que tenemos es limitado a la hora de cargar y volveremos apretados.- dijo abriendo la puerta lateral para que entrarais.

Rachel se subio en el asiento del piloto, las llaves estaban puestas.

Una niña se acerco corriendo. Era la hija de Bruce. El decia que la niña tenia diez años y medio, nadie lo dudaba hasta que la veia. Esa niña se estaba desarrollando rapido para su edad, parecia tener 12 o 13 años y su cuerpo comenzaba a formarse con las primeras lineas de lo que seria su forma de mujer.

La niña salto al cuello de Bruce para darle un beso de buena suerte. No podia dejar que se fuera sin darselo. Tanto Bruce como su hija era supersticiosos, tenian objetos que les daban suerte y pequeños rituales que les hacian sentir mas protegidos.

- ¿Me traeras algo bonito?.- pregunto la niña a su padre, os miro algo sonrojada de reojo.- Ropa de chica, porfi. Todo lo que tengo es de niña o es ropa de mujer que se les quedo pequeña o grande a otras chicas...¿Puedes traerme algo de ropa solo para mi?
 

La niña no fue la unica que se acerco al grupo. Otro muchacho, el hermano pequeño de Eric llego sonriente y estiro la mano para darle un objeto. El pequeño guardaba una caja con tesoros misteriosos, insignias de coches, cromos y un par de comic viejos. Aquello que ofrecio a su hermano habia salido de esa caja.

  Era una bengala de emergencia. Emitia una luz potente, como una antorcha y si las linternas se quedaban sin pilas podia salvaros la vida.

- Espero que no tengas que usarla, me gusta mucho y me gustaria que me la devolvieras cuando vuelvas.- dijo el chico forzando una sonrisa. Tenia miedo de que no regresaras pero no dejaria que lo notaras.

Que un grupo fuera a salir era un acontecimiento, todos querian desearos suerte. Eso podia ser algo agobiante, aveces era como si despidieran un cadaver. Unos lloraban y otros se esforzaban por sonreir. Era mejor largarse cuanto antes pero Jordan y Leona os cazaron.

Jordan abrazo a Wendy, cogeaba, se habia torcido un tobillo y por eso no iba con vosotros.- Os hemos traido una cosa.

La peliroja entrego unas flechas talladas a mano para Wendy. Eran finas, precisas, rapidas y ligeras. Mientras no hubiera demasido viento funcionarian tan bien como las compradas en una antigua tienda.

Leona era una mujer mas dura, sobraban las palabras. Estiro la mano en la direccion de Mark entregandole una caja con 6 cartuchos de escopeta.- No los malgastes, soldado.- dijo tan aspera como siempre. Era lo mas cerca que estaria de una despedida afectuosa. No espero que nadie le dira las gracias, se dio la vuelta y siguio con lo que estaba haciendo.

Bruce levanto a la niña, que ya no era tan pequeña para devolverle el abrazo. Adoraba a esa mocosa y temia con horror el dia en el que algun desgraciado la viera como una mujer. Era su niñita y sabia que la paz del lugar terminaria el dia que descubriera que algun crio pretendia jugar a los medicos con ella.

Miro de reojo al chico rubio, todas las niñas estaban atontadas con su cuerpo atletico y su sonrisa de niño bueno. Se quito el pensamiento de la cabeza y sonrio a Susan.

No era justo, a los demas les llevaban regalos y a el se los pedian. Era duro ser padre. Resoplo.

- Cariño, vamos a buscar comida...- comenzo a decir tratando de negarse pero esos ojos... no podia negarle nada cuando le ponia esa carita.- No te prometo nada... vere lo que puedo hacer pero no esperes demasiado no vamos a un centro comercial.

Penso que tal vez encontrara alguna camiseta de promocion en el estadio y se contentara con eso. Solo queria algo suyo, que estrenar. Si lo pensaba nunca habia podido darle nada asi, salvo una muñeca que saco de una jugueteria en una ocasion, todo lo que conseguian solia ser para el bien comun.

Beso a su hija en la frente y subio a la furgoneta. - Nos vemos para la cena.- dijo entrando.- Se buena.

Cuando mi hermano pequeño me entrega la Bengala le revuelvo el pelo. -Gracias Brian.- Le digo con una sonrisa enorme. -Cuida de padre en mi ausencia, te  traeré algo a cambio de ésto.- Le saco la lengua cariñoso y le guiño un ojo. Me siento en la colchoneta mirándo antes por la ventana a mi hermano hasta que nos ponemos en marcha. Tengo que hallar alguna pista de mi herma y mi madre.... Pienso aferrando el mango del bate hasta que los nudillos se ponen blancos....