Partida Rol por web

Cuando te dejan allí atado a aquel pino soldado, los hombres se alejan de ti en dirección noroeste y vuelven a subirse a los árboles. Desde tu posición cercana al suelo no tienes una gran visión de lo que acontece a tu alrededor. Sin embargo, ves que por donde han desaparecido los bandidos aparecen tres soldados, no te ven, están más preocupados luchando contra sombras en las ramas o contra los fantasmas que de pronto aparecen a dos palmos suya, sin antes haberlos visto. Uno de los tres cae derribado por los puñales de el bandido que te ha atado. Luego, un soldado consigue ensartar con la lanza a otro de los malhechores. Pero pronto una lluvia de hombres embutidos en pieles se lanza contra los dos restantes y la trencilla se da por finalizada. 

―AUUUUUUUUH! AUUUUH!

Un cuerno de guerra. Proviene de la parte norte del campamento. Imaginas que debe de ser la señal para ellos porque se apresuran en agarrarte, coger sus caballos y salir al galope alejándose del campamento. 

La batalla se recrudecía por momentos y Lucyen poco podía hacer. Se sentía como un pez en la tierra... simplemente, en la lucha no podía ayudar en nada. Y lo que era peor, muy posiblemente su tienda ardería en breves momentos. Quedarse allí no era lo mas seguro. Claro que afuera tampoco es que la cosa fuera mejor. 

Sin muchas mas opciones, Lucyen decide mirar a ver que ocurre fuera... y en caso de extrema necesidad, saldría de allí, buscando un cobijo seguro -como si lo hubiera-

El joven Cith se había confiado ante la superioridad numérica y ante el desconocimiento del rival. Pensó que era un simple bandido, quizás un mercenario contratado para hacer el trabajo sucio. Sin embargo, aquél tuerto se movía con agilidad y gallardía, algo digno de todos los respetos. El tuerto habló, parecía saber las respuestas a muchas de las preguntas que podían surgir.. pero el olor a sangre, la quemazón en los nervios de cualquier guerrero hizo que uno de los soldados cortase la cabeza del tuerto, cortan de raíz cualquier información que pudieran sacar.

Sin tiempo para nada más.. cuando todo parecía calmarse, un cuerno de guerra sonó. Los ojos de Cith querían analizar todo a su alrededor, la reacción de los hombres de las casas a las que acababan de llegar, la procedencia de aquél cuerno...

- ¿Qué ocurre ahora? - preguntó. Pero no esperaba respuesta, era una forma de hacer que los demás también estuviesen atentos.. aunque supiese que lo estaban.

Harland no opuso resistencia alguna. En realidad le favorecía aquella situación, sobre todo si nadie le veía entre los prisioneros. Se dejó llevar, pero agachó la cabeza y la metió entre los hombros cargando la espalda para evitar que alguna mirada furtiva cayera sobre él. Cuanto menos supieran Maron, Cith o cualquiera de los soldados a quienes habían ido a ayudar sobre su paradero, tanto mejor. 

Sólo de ese modo podía dar una buena consistencia a la historia que desarrollaría. Siempre y cuando saliera vivo del encuentro con el líder de aquellos bandidos, claro. Todo podía ocurrir, para bien o para mal, pero una cosa era segura: todo empezaba a animarse maravillosamente. 

Fue el acero de uno de los soldados del bando "aliado" el que acabó por dar el golpe de gracia a Vallon. Con un movimiento seco, Maron retiró la lanza de la pierna del bandido, observándole con cierto respeto impreso en sus ojos de víbora. El mercenario había logrado esquivar la punzante embestida que dirigió contra su torso, aún aprovechando la incertidumbre que el ataque de Cith generó momentos antes de que impactase con una de sus hombreras. De no ser por el apoyo del militante, quizás la escaramuza podría haberles salido bastante cara. La pérdida de aquel hombre era significativa, según pudo deducir por las últimas palabras que pronunció antes de que su cabeza fuese separada de su cuerpo. Tendrían que poner especial cuidado en inutilizar a sus adversarios sin asestarles un golpe mortal. 

Sin embargo, por encima de la algarabía provocada por el entrechoque de metal contra metal, el rugido de un cuerno se extendió a lo largo del campamento, provocando que la mayor parte de los presentes se sintiese tentado a girar la cabeza en la dirección desde la que se propagaba.- Soldado.- sin apartar su mirada del que parecía origen del sonido generado por el artefacto, sus palabras iban dirigidas al hombre junto al que se encontraban, quien había sesgado la existencia de su oponente.- No os temáis, hemos venido en vuestra ayuda. Mas, decidnos. ¿Qué ha ocurrido aquí?

No van a escapar así como así, me monto de un salto en el caballo del tipo que acabo de matar para perseguirlos.

Viendo que Cristian me dice negativamente que no con la cabeza. Le digo.

-Quedate aquí y dispara a todo el que se acerque a la tienda de Lord Meñique- le ordeno.

Doy varias vueltas buscando por donde escapan, parece ser que hacia el bosque, espoleo mi caballo para allá.

El exterior de la tienda sigue siendo una locura; los ruidos propios de la batalla estaban amainando, por lo que deduces que la trifulca está dando sus últimos coletazos: los atacantes o han huído o están muertos. El fuego parece que consumirá la tienda de Petyr, pero nada más. Un vistazo rápido a lo largo del camino te permite ver a un par de guerreros que nunca habías visto hablando con un soldado de la caravana. Los tres parecen cansados y alrededor de ellos hay más de media docena de cadáveres. Cerca de la casi extinta tienda de meñique un grupo de soldados y caballeros también jadean de la fatiga del combate: un soldado arryn y los dos compañeros de ser Trant. Parecen muy serios. Esa noche han visto la muerte de cerca, pero hay algo más. 

En ese momento piensas en ser Gregor y en cómo estara, si vivo o muerto. 

El galopar de varios caballos te saca de esas funestas cavilaciones. Tres jinetes huyen del campamento, uno de ellos lleva un bulto en su caballo, por sus ropajes caros y finos, sólo podía ser una persona... Lord Arryn. Ves a ser Trant y a un caballero de la casa arryn perseguirles. 

Antes de contestar vuestras preguntas, el soldado, de largas melenas y aspecto juvenil, se lanza a auxiliar a su compañero moribundo, se lo echa por los hombros para ayudarle a caminar. Se ponen en dirección a la parte norte del campamento. 

―Vamos, ese aprendiz de maestre te ayudará... ―os mira―Si queréis acompañarnos, os agradeceremos la ayuda con algo de comida y bebida. 

Miráis al fondo sur del camino. Allí aún os esperan los tres jinetes de Dorne. El tuerto no está con ellos, pero tampoco lo veis por ninguna parte. Ya han cesado todas las luchas. 

La persecución ha comenzado. Los que antes eran cazadores ahora son la presa. La presa ha enseñado sus garras. La luna es grande, pero no cualquier rama, piedra o hoyo en el camino sería casi imperceptible a tanta velocidad. 

Tres bandidos huyen en dirección norte siguiendo de lejos el curso del camino principal que lleva a Desembarco del Rey.  El más adelantado del trío lleva de paquete a Lord Arryn, los otros dos le guardan las espaldas. Uno de ellos ha sido el que ha tocado el cuerno. 

Atrás, dos caballeros de aspecto fiero cabalgan al galope con caballos robados a cadáveres enemigos. Uno lleva una máscara de hierro sobre la cara, su capa del color de la arena y el marfil ondea igual que las crines de su corcel negro. A su lado, un poco más atrás, un caballero con los colores de la casa arryn, con las facciones rudas y espesa barba marrón lucha contra la bravura de su nuevo corcel. No consigue acercarse al caballero de la máscara, en todo caso, se está alejando. 

A lo lejos aparecen de entre los árboles cinco caballos más entre el follaje y la oscuridad no se distinguen nada más que los bultos de las monturas y sus jinetes. Uno de ellos parece llevar otro paquete. 

Las dos tiendas ardiendo del campamento sólo son dos pequeñas lucecitas.

Me acerco directamente hacia los caballeros. No podía hacer nada por la persecución que se desarrollaba... si podía ayudar a los heridos. 

Vosotros- os dice- ¿estáis alguno herido?- pregunta- sino es así, quiero que me ayudéis para ayudar a los posibles heridos que haya.

Erik se movía a gran velocidad a lomos del corcel por la oscuridad. A pesar de la negrura total y la falta de luz pudo reconocer la ruta .

No le extrañaba que fuera perseguido pero no tenía ninguna intención en que lo alcanzasen

-Si se acercan demasiado no dudéis en darles muerte. Grita Erik con la intención de que los dos compañeros escuchasen la orden.

De pronto entro los arboles hicieron aparición siluetas de jinetes con sus monturas .

``Desde esta distancia y con esta oscuridad no puedo reconocer las figuras quizás sea Vallon , debo arriesgar , si cambiase el rumbo daría ventaja a los perseguidores´´

Con la imagen de la cabeza del tuerto siendo segada aún en la retina, el joven Seodoc observó la escena con detenimiento. Aquél muchacho tenía un aire juvenil que causaba cierta tranquilidad. Parecía que la jugada podría haberles salido bien y, por ahora, se mostraban gentiles. Al fin y al cabo.. les habían ayudado en la batalla y eso es algo que un soldado siempre valora.

Miró hacia la zona donde esperaban los otros compañeros. Harland no se encontraba con ellos, algo que le extrañó, no menos que no se hubiese puesto a combatir junto a ellos y hubiese esquivado la posibilidad de algo de carnaza y sangre. Sus ojos acabaron finalmente en su compañero, observó a Maron y finalmente habló:

- ¿Qué hacemos con ellos? Les avisaré que nos esperen y veré que es de Harland - dijo señalando la zona donde seguían imperturbables los hombres que los habían acompañado. Tras esto, desmontó la lanza casi en un abrir y cerrar de ojos y guardó ambas espadas en sus vainas.

Allí estaban los dos acompañantes de aquel caballero cuya máscara siempre le cubría el rostro acompañados por un soldado de los arryn. Éste último es el primero en dirigiros la palabra. 

―¿Heridos? ¡Ha sido una puta masacre! Vinieron desde todos lados... Y ahora... Lord Petyr... 

Los perseguidores aguantan al galope durante más de quinientos metros, sin embargo, como antes le pasó al caballero arryn, el robar una montura no la hace tuya, por lo que el caballo dejó de ceder ante la voluntad del caballero de la máscara de hierro y en uno de los taconazos para espolearle, se encabritó y rampó. 

El caballero pudo observar cómo los bandidos huían con Lord Petyr. Tal vez hubiera tenido suerte, porque poco después los cinco jinetes que antes había visto pasaron al galope cerca de él. También uno de los corceles tenía atado un hombre, un gigantón de aspecto fiero con multitud de cicatrices en la cara y pelo largo enmarañado. 

Le doy un par de palmadas al animal para tranquilizarlo. No es culpa suya. Levanto la mirada y veo a Lord Meñique alejarse secuestrado... supuestamente...

- JAJAJAJAJAJAJA- me rio debajo de mi mascara amortiguando el sonido- ¡que coño!, esto se pone divertido.

Guardo la espada en la vaina y doy la vuelta al caballo, lo espoleo de vuelta al campamento mientras silvo una canción. Es hora de buscar algún superviviente, y saber quienes son estos tíos. Hummm... ¿donde estará la chica salvaje?

Mira a su alrededor, fijándose ahora con mas detalle de la situación. Desde luego, la definición del soldado era mas que acertada: allí no se había producido un combate, sino una carnicería. Dese luego, la emboscada había estado bien preparada.

Por Lord Petyr no debéis de preocuparos- dice- no le harán daño alguno- era un miembro de una casa mayor, y era útil mas vivo que muerto. No, Lord Petyr no le preocupaba en absoluto -a decir verdad, ¿de que manera actuaría Meñique para salvar la situación en la que se encontraba?-

Ahora mismo, haya sido una masacre o no, lo cierto es que hay que preocuparse por los nuestros. Hay que buscar por si hay algún herido. ¡Vamos!

Mira hacia el otro soldado-  tu reúne a los hombres que queden en pie- pocos eran- hay que enviar un mensajero para avisar de los sucedido.

Antes de que el soldado pudiera reaccionar o responderte, ser Trant apareció a lomos de un caballo entre la tienda en llamas de Petyr y un barracón de los soldados arryn. Lo acompañaba un caballero de Lord Baelish, de aspecto rudo, fiero, con las facciones toscas y rectangulares, barba frondosa y mirada airada. El aprendiz de maestre lo había visto siempre junto al líder de la casa arryn, pero nunca había hablado con él. 

Por donde venían seguían estando los restos de una batalla encarnizada, varios caballos sangraban moribundos, otros, completamente muertos. Media docena de cadáveres ya eran pasto de los cuervos: algunos habían sido aplastados por sus monturas, a uno le faltaba la cabeza, a otro medio estómago,... La pintura era poco halagüeña para cualquier sanador. 

Allí estaban reunidos: ser Trant y aquel caballero callado, los dos montados a caballo. Los acompañantes del caballero enmascarado, los cuales fueron a ver si él había sufrido algún daño; un soldado arryn y el aprendiz de maestre. 

Este lugar era mas indicado para un septón que para él... dudaba mucho que pudiera curar a alguien. Si acaso mitigar el dolor antes de la muerte. Pero Lucyen no podía darse por vencido. A decir verdad, era la primera vez que iba a llevar sus conocimientos a la práctica. 

Haciendo esfuerzos en aguantar las arcadas, camina hacia los cuerpos, observando con mas calma a cada uno de ellos. Su mente actuaba con rapidez clasificando (sonaba horrible, pero era necesario) aquellas personas que iban a morir inminentemente y las que podría intentar hacer algo por ella. Aunque, viendo la escena, eran mas los primeros que los últimos.

- Me cuesta creer que el Tuerto no se decidiera a acompañarnos.- reconoció Maron, ladeando ligeramente el rostro para corresponder a la mirada del guardián real. Durante el conflicto con Lucius, Harland había demostrado ser un hombre tenía bien merecida su reputación. Su conducta fría, impersonal y distante cohesionaba a la perfección con su calculador ingenio, que parecía estar hilvanando ideas o planes a cada segundo. Le resultaba complicado, por no decir imposible, averiguar las intenciones que circulaban por la cabeza del mercenario, y aquello no hacía más que añadir un componente sombrío a su ya oscura actitud. Fuese lo que fuese lo que estuviese planeando, más les valía andarse con cuidado.- Son libres de venir, si quieren.- dijo, no muy convencido, escupiendo en el suelo para hacer evidente su disconformidad.- Por cierto.- añadió, señalando el arma de Cith con la cabeza.- Lo que portáis con vos es un artilugio de curiosa y manufactura. Decidme, ¿dónde lo hallásteis?