Partida Rol por web

Lucyen recordó lo que sabía de la Casa Hoare, una casa extienda de las Islas de Hierro. Su emblema es un cuarteto en souter, con dos cadenas de plata cruzadas entre un drakkar de oro sobre sable, un pino de sinople oscuro sobre un fondo de plata, un racimo de uvas de gules sobre un campo de oro y un cuervo de sable volando sobre cielo de azur. Algo de referencia ya tendría para averiguar donde debía ir. 

Tras leer la carta, el aprendiz la dobla cuidadosamente para guardarla en uno de sus bolsillos interiores de su túnica. Ya sabía lo que debía de hacer. Ahora solo debía esperar a ponerse de nuevo en marcha.

Tras leer la carta la estrangulo entre mis manos.- ¿Quién te dio esta carta? - Me quedo mirando al mensajero con cara de odio. - Mira chico, si la carta no miente, esta sería la tercera vez que estando en mitad de la nada cambiamos de rumbo. Te juro que si lo que viene aquí es mentira, te ahorcaré pero no solo a ti, si no también al resto de tu familia y conocidos si es que tienes alguno.

Le sorprende la reacción de Marcus. El mensaje de la carta no era nada halagüeño para él, eso estaba claro. Se mantuvo en una discreta segunda posición, esperando saber que podría responder el mensajero. Dudaba de que le estuviera engañando, mas en los tiempos que corrían nunca se sabía. 

El chico palidece tras las palabras de Marcus -Yo, señor, lo siento, no se, me la dio un Inmaculado, no se quien se la pudo dar a él. Yo solo quería ganar unas monedas. Mi familia está pasando hambre-tras sus palabras rompe a llorar y os percatáis de que es solo un chico, poco mas que un niño.

Tras darme cuenta de la edad del chico, me acerco a él y cojo por el hombro. - Lo siento chaval, pero las cosas están muy tensas. Has hecho bien, pero los caminos no son seguros estos días, te recomiendo que no salgas tanto. - Una vez dicho esto le tiendo la mano con unas monedas, un poco más de lo que ganaría normalmente por el viaje.

Me giro a mis compañeros y les comento. - Bueno volvemos a cambiar de rumbo, aunque esta vez parece que no nos desviaremos mucho y espero sinceramente que lleguemos antes de que algo nos haga cambiar de opinión otra vez. - En este caso me dirijo al Maestre. - Ahora no dirigiremos a Puerto Barril, esta cerca, un pequeño desvío. Te agradecería que nos acompañaras, pero la decisión es tuya, lastimosamente no te puedo ofrecer compañía en caso de que decidas continuar por tu cuenta... ya somos demasiados pocos como para poder prescindir de más hombres. ¿Qué me dices, te vienes con nosotros?. - Mis palabras son tranquilas y seguras, al fin y al cabo, reflexionando un poco, es bastante probable que lo que pone en la carta sean buenas noticias.

Os acompañaré hasta Nuevo Barril, puesto que me pilla de camino hacia mi destino. Claro que tras esto tendremos que separarnos- contesta Lucyen. Al menos no iría parte del trayecto en solitario. 

Bueno, pues  mañana por la mañana nos desviaremos rumbo norte compañeros. - Digo mientras me estiro para desperezarme. - La verdad me apena que nos abandonéis al llegar a Nuevo Barril, Lucyen. ¿Se puede saber cual vuestro destino? si no es importuno por supuesto. - Me estaba empezando a acostumbrar a la presencia del Maestre, era agradable tener a alguien culto cerca.

No tenía ningún problema en compartirlo- Harrenthal- responde- tengo asuntos que tratar allí- quien lo diría.

Tienes un buen camino hasta allí, espero que en Nuevo Barril encuentres compañeros de viaje. Los caminos no son seguros ahora mismo y mientras más al norte vayas más cerca de las garras del Kraken estarás. - Digo mientras me vuelvo a desperezar.- Bueno creo que ya es hora de acostarse, mañana pondremos rumbo a Nuevo barril, a ver que sorpresas nos aguardan allí. - Termino la frase levantándome y dirigiéndome a mi tienda. - Buenas noches señores.