Partida Rol por web

Hacia el Nuevo Mundo

Un viaje al Nuevo Mundo

Cargando editor
19/10/2020, 22:44
Director

Enero del año del Señor de 1492.

¡Vaya un día ajetreado el que llevas en la taberna! El invierno deja sentir sus esfectos en toda la región del Mediterráneo, al sur de la Península, en lo que sus primitivo habitantes denominan "Al-Andalus". Detenido un instante en el portal de la taberna contemplas el cielo rojizo del atardecer, cubierto aquí y allá de oscuros nubarrones que presagian tormenta y chubascos para las próximas horas. Has arribado a Granada hace unas semanas, ciudad hasta hace muy poco de emires y cadíes, cuando el ejército cristiano del Norte había entrado en la ciudad. Todo parecía ahora apacible en sus callejuelas y sus blancas moradas. A cierta distancia de donde te hallabas emergía el laberinto de calles empedradas y los portales que formaban el barrio musulmán del Albaicín. Algunos de sus viejos moradores han comenzado a abandonarla, siguiendo el paso del califa y de sus propios monarcas. Tras ellos queda un manto de silencio y la sobrecogedora silueta de la Alfambra, el majestuoso palacio árabe que ahora observas desde la taberna.  Se yergue allí, sobre la colina adyacente al Albaicín, y algo de su más reciente grandeza parece impregnar aún la atmósfera limpia y transparente de la ciudad.

El rumor de la batalla ha cesado ya. Por boca de don Ramón, propietario de la taberna, te has enterado de que los Reyes Católicos han estado allí, en los aposentos de la Alfambra, y que han hablado de la paz definitiva a todos los viejos y nuevos moradores de Granada.

¿Será cierto entonces que la prolongada "Guerra de Reconquista" ha llegado a su fin? Tan espléndida conclusión te llena súbitamente de alegría y tu cabeza se puebla de nuevos y reconfortantes pensamientos. Poco a poco, los hombres y mujeres retornarán al cultivo de la tierra y los viñedos. Inevitablemente cambiarán su espada por el azadón, para participar en la recolección de aceitunas y las cosechas.

Cargando editor
19/10/2020, 22:46
Ramón

¡Eh, Diego! -oíste exclamar repentinamente, detrás de tí, a don Ramón, el propietario que había accedido a pagarte por servir mesas y cuidar con él del negocio-. ¿Se puede saber qué haces ahí en el portal? Deja de soñar despierto y ayúdame aquí dentro con los soldados... ¡Esto cada día está más lleno de gente! -farfulló para luego desaparecer en el interior de la taberna, que por cierto, aún no le había bautizado con ningún nombre-.

Cargando editor
20/10/2020, 17:32
Diego Royo

En la lejanía podía verse aquel palacio rojizo símbolo del poder nazarí durante tantos años, ahora en manos del poder cristiano. A primeros de mes, la ciudad había pasado a manos de los reyes cristianos. Diego imaginaba a aquellos reyes recorriendo las estancias del palacio. Unos reyes poderosos, quizá los más poderosos de ese tiempo, al menos a ojos del joven. Vendrían buenos tiempos, tiempos de paz y prosperidad. Aún había miedo en las calles, sobre todos entre aquellos confesos de la fe pagana, pero al menos el caos y el horror de la guerra quedaban atrás.

-¡Si, claro...disculpe don Ramón! ¡ya voy!- la voz profunda del tabernero le despertó de su ensimismamiento. Echando un último vistazo a la colina. ¿Qué sería ahora de aquella ciudad?¿Qué sería del reino?¿Hacia dónde dirigiría su mirada ahora que había terminado todo aquello? Vació el contenido de la palangana y volvió al interior de la taberna.

Dejó el recipiente en tras la maltrecha madera que hacía de separador entre la sala llena de clientes y el pasillo que llevaba al despacho de don Ramón. Cogió un trapo y se acercó a la mesa más cercana que acababa de ser ocupada por la soldadesca. Limpió la misma y procedió a tomar nota de lo que querían sus nuevos ocupantes.

-Bienvenidos a nuestra taberna. Seguramente estén sedientos. ¿puedo ofrecerles vino especiado o sidra?¿quizá prefieran darle un bocado al estofado recién hecho?-

Cargando editor
20/10/2020, 22:20
Soldados

Mientras limpiabas la mesa llena de soldados, comprobaste que aquellos hombres buscaban el refugio del vino, pero también del estómago lleno; y tal que así, que te pareció que muchos de ellos habrían servido como aguerridos combatientes en los ejércitos reales. Sus rostros ajados y todavía ojerosos, casi siempre ocultos tras una espesa barba, evidenciaban la dureza de las jornadas precedentes y el fulgor de los combate. Como cada día de los últimos que acudían hasta el lugar, el grupo de soldados del que esperabas orden y mandate les dio por cantar al unísono sus viejos himnos de batalla (antes de pedirte sus deseos), y la algarabía comenzó a cundir por todo el lugar.

¡Por Castilla y Aragón! -gritó uno de ellos, y otros le repetian al unísono, alzándose sin previo aviso en el centro de la taberna-. ¡Vino, muchacho! -dijo otro de ellos-. ¡Trae vino! ¡Siiii! -gritarón confirmando el resto de soldados-. Y poco a poco, entre esos días ajetreados, los brindis y canciones comenzaron a multiplicarse. Un murmullo alegro y constante era interrumpido aquí y allá por las vivas a los monarcas o gruesas risotadas, capaces de destemplar los oídos de cualesquiera.

Cargando editor
20/10/2020, 22:21
Ramón

¡Más vino Diego! ¡Llévales estas jarras! -gritaba desde la barra don Ramón, teniendo ya preparadas una fila de seis jarras de vino caliente o del tiempo-. Vino para todos, mozo... -dijo en bajito cuando te acercaste a por las jarras, como con picaresca y alegría por la buena marcha del negocio-, ¡que hoy los dineros nos serán propicios!

No llegaste a tomar nota de los clientes, sino que ibas sin parar de la cocina al mesón, y allí a las mesas. Todo lo cual, sin embargo, no te hubo impedir el reparar en el hombre del cabello cano que ocupaba una mesa del fondo. Algo en él lo diferenciaba de los soldados y demás clientes.

Notas de juego

Con tu intervención, haz una tirada de Descubrir (aunque en tu caso, al no tener, utilizarás su base, que es PERCEPCIÓN). Usa el d100. Tienes que sacar menos que la dificultad, que en tu caso es 12. (Sí, ya irás viendo que el PJ, al ser un niño, los valores porcentuales son más bajos que los de un adulto, y por ello bastante más difícil de superar, pero bueno).

Cargando editor
20/10/2020, 22:38
Diego Royo

-Si señor.- salió rapidamente hacia la barra para llevar las jarras prestas que don Ramón había tenido a bien preparar. Sonrió ante el grito y la algarabía que se formaba en la taberna y tuvo a bien repetir dichas palabras. -¡Por Castilla y Aragón!-

El muchacho asintió a las palabras de del dueño de la taberna. Esperaba que la alegría y el discurrir del alcohol aflojas los bolsillos de los cliente y ganar alguna buena propina. La soldadesca no escatimado a la hora de divertirse.

Diego iba y venía por la taberna atendiendo a los clientes. Un hombre al fondo de la misma se distinguía del tipo de clientela que en esos momentos discurría por el lugar. Llegó el momento de atenderle y con la misma afabilidad que había atendido a los soldados. -bienvenido a nuestra taberna, caballero. ¿desea una buena jarra de vino?-

- Tiradas (1)
Cargando editor
20/10/2020, 23:04
Sujeto

El tipo de pelo canoso, al verte llegar, te sonrió un poco, y al preguntarle si necesitaba alguna cosa negó con la cabeza, levantando un vasito de vino que tenía.

No gracias, de momento no -dijo el tipo-. ¡Esperad! -dijo entonces, cuando te diste la vuelta para atender otro rincón-. Entonces metió la mano en un bolsillo, y allí resonaron maravedíes a buen seguro. De él extrajo uno bien reluciente, y te lo lanzó con el pulgar, exhalando el chasquido metálico ante de volar al aire, y luego a tu mano. Eso por trabajar tanto, joven. Y acabó asientiendo, como agradecido, para que siguieras en tus tareas.

Por tu parte, como era normal, agradeciste el gesto, pero tenías que seguir sirviendo más jarras que "urgían" aquí y allá.

Cargando editor
20/10/2020, 23:05
Director

* * *

Al anochecer, gran parte de la clientela se había marchado. Por tu parte, que recibiste dos propinas: la del tipo de cabellos canosos, y la de otro soldado que estaba de buen humor y te dio un par de dineros, osea, un veinte porciento de lo que era un maravedí (la cosa no estaba para desperdiciar, claro). El caso es que cuando el tugurio quedó casi vacío y Ramón andábase limpiando jarras y vasos (habiendo recogido una buena recompensa esa tarde), que viste al misterioso tipo tranquilo del rincón allí sentado, en el mismo sitio. Lo observaste de reojo mientras llenabas el vaso de vino a alguno de los últimos rezagados bebedores.

Cargando editor
20/10/2020, 23:05
Soldados

¡Por los mil demonios! -oíste de pronto exclamar a un soldado, con inesperado furor. Al distraerte un instante habías derramado parte del líquido en sus faldas. ¿Porqué no pones atención a lo que haces, mocoso? -te espetó el soldado-. ¡Yo te enseñaré a no desperdiciar el vino de esa manera...!

Con un evidente estado de embriaguez, el soldado se levantó cno estruendo de su sitio, derramando el resto de copas y te cogió fuertemente de las solapas, levantándote un poco para arriba. Su aspecto amenazador te dejó sin habla, cual doce años que tenías, mientras finalmente te veías alzado en el aire...

Cargando editor
20/10/2020, 23:06
Sujeto

¡Suéltalo! -ordenó, entonces, una voz firme y resuelta, a espaldas de tu atacante. Al mirar viste al tipo de pelo canoso y la mirada alejada, que había acudido a ayudarte-. ¡Es sólo un muchacho y está cansado de serviros vino en el gaznate! Ha sido un accidente, ¡pardiez!

El silencio invadió la taberna. Don Ramón y los escasos clientes que quedaban en el lugar contemplaron la escena asombrados. El soldado y tu protector se miraban de manera desafiante el uno al otro. La tensión era ahora máxima.

Pero los ojos penetrantes del misterioso visitante acabaron por imponerse a la fiereza del soldado. Poco a poco sentiste que la presión de sus manos en tus solapas comenzaba a ceder y te viste devuelto al suelo de la taberna. ¡Nuevamente en la tierra, libre ya de toda amenaza! Todo el mundo, incluido Ramón, ha presenciado la escena con una mezcla de temor y respeto.

Notas de juego

17

Cargando editor
21/10/2020, 17:23
Diego Royo

-Eh...yo...disculpe señor.- intentó disculparse Diego, sin embargo pronto se vió izado por aquel hombre tan y como acto reflejo se llevó las manos a la cara para cubrirse del golpe que esperaba frente a su despiste. 

Sin embargo la intervención del hombre canoso consiguió hacer entrar en razón al soldado que detuvo  su intención y deposito de nuevo al chico sobre el suelo. Aún asustado Diego se alejó del soldado por si tuviese a mal volver a emprenderla contra él.

Se refugió detrás de la barra al lado de Don Ramón esperando que pasase la tensa situación. Una vez llegó la calma a la taberna de nuevo, el muchacho se acercó a la mesa del hombre canoso con otra jarra de vino.

-muchas gracias señor. De no ser por vos tendría a buen seguro amoratado algún ojo.- dejó sobre la mesa la jarra. -Invita la casa. Ha sido muy amable y valiente. Mi nombre es Diego- dijo al darse cuenta que acababa de entablar una conversación y no se había siquiera presentado.

 

Cargando editor
21/10/2020, 22:49
Sujeto

La situación quedó en calma, y tra soltarte aquel soldado, que fuiste a la barra, donde don Ramón te miró con no muy buenos ojos (por eso de haber invitado a alguien por tu cuenta, aunque había sido un buen gesto, y por el hecho de haber comenzado aquella confrontación, aunque hubiera sido por accidente). El ebrio soldado marchó de allí dando tumbos, y el tipo que había intercedido por tí volvió a su asiento. Mientras te acercabas a donde estaba aquel tipo, don Ramón comenzó a marchar por toda la taberna, invitando a un trago a todos los que quedaban allí (que en verdad no eran muchos), para hacer notar su buen hacer y que nadie se quedara con mal sabor de boca... El dueño volvió entonces a sus quehaceres.

Conque Diego, ¿eh? -dijo el sujeto sonriendo un poco, cuando estabas junto a su mesa-. Vaya coincidencia -decía con una amplia sonrisa ahora-. Tengo un hijo que también se llamaba diego, y ha de tener tu edad. Por cierto, ¿cuántos años tienes? -entonces le dijiste tu edad-. ¡Doce!... ¡Justamente como mi hijo! Hace algún tiempo que no lo veo, ¿sabes? Y pasarán todavía muchos meses hasta que vuelva a verlo -confesaba, pero sin estar apenado-.

Cargando editor
22/10/2020, 18:18
Diego Royo

El chico se dio cuenta de la mirada de don Ramón, pero estaba agradecido al hombre y debía demostrárselo. Si era necesario daría las propinas conseguidas en el día para pagar aquella invitación.

-¡Vaya casualidad! quiera el Señor habernos conocido.. ¿y cómo es eso? quiero decir... ¿dónde está su hijo ahora? ¿como es de su separación?.- habían sido tiempo difíciles sobre todo en esa zona y al igual que su destino había sido encontrarse sin padre, esperaba que el destino de aquella familia no fuese tan funesto y la simple separación fuese fruto del trabajo.

Cargando editor
22/10/2020, 23:03
Sujeto

Está en Portugal, su madre y mi señora esposa -aclaró el tipo, sin añadir mucho más sobre su vida-. Espero llevarle algo bonito de regreso de mi viaje -tú, como muchacho muy joven, preguntaste el destino último de aquel extraño y al parecer bondadoso tipo. Pareció no tener inconveniente en resolver tus dudas-. Si todo resulta como lo he planeado, estaré en alta mar para el verano. Voy a emprender un viaje peligroso en una empresa harto complicada... o tal vez no tanto -decía, contradiciendo por momentos sus palabras de un modo divertido-. ¿Conocéis el océano, Diego? -te preguntó mientras apuraba el vino de su copa-. No hablo de la costa -aclaró-; aunque seguramente, dada vuestra juventud, no habréis tenido la oportunidad..., hablo del mar profundo y salvaje. Cruzar el océano es ir hasta donde la vista no alcanza y donde ningún navegante ha llegado aún. Pienso... cruzar el mar... el Mar del Norte. Dicen que estoy loco, que nadie puede desafiar de ese modo a la naturaleza. Dicen que un abismo y grandes monstruos marinos aguardan a todo aquel lo intente.

Notas de juego

19

Durante la partida, sí tu quieres intentar alguna cosa (más allá de interpretar a Diego), puedes proponerla y quizá sea necesario lanzar dados. No te cortes.

Cargando editor
24/10/2020, 10:52
Diego Royo

-¿El océano?...- siquiera había visto el mar. -No, nunca lo vi, pero tiene que ser maravilloso. Siempre he deseado verlo. Padre hablaba de cuando era joven con abuelo había viajado por mar.

-¿entonces es marino?¿y dónde va a viajar? Tengo entendido que Portugal es bañado por el océano también. ¿Cómo es que su esposa e hijo se encuentran en Portugal y vos aquí?-

Las palabras del hombre indicaban un desafío. ¿Por qué un hombre desearía desafiar lo conocido? -¿Podría conocer su barco algún día?-

Notas de juego

no sé si tengo claro a que te refieres, ¿actitudes o actuaciones de pnjs para darlee sentido a mis posts?

Cargando editor
29/10/2020, 22:29
Sujeto

El marino sonrió ante la cantidad de preguntas que le hacías.

Sí, lo soy -respondió el tipo-. La vida de marino no se complementa con la de la familia, y ellos saben que mi sino es viajar al oeste del Globo y alcanzar las costas orientales, tarde o temprano. Y todo el mundo habrá de enterarse que el almirante Cristóbal Colón ha descubierto una nueva ruta hacia las Indias... -musitó, hablando de sí mismo-. Ahora muchacho, debo marcharme.

Te dio una palmada en la espalda y, finalmente saliró por la puerta de la taberna, despidiéndose rápidamente de tí.

Cargando editor
29/10/2020, 22:30
Ramón

¡Diego! Deja de farfullar y hacerte el loco -te gritó-, a no ser que quieras que le de el pago de tu semana al primer borracho que encuentre en los callejones, ¡muévete! ¡Hay muchos vasos que fregar! -apenas pudiste despedirte en condiciones de tu defensor-.

Cargando editor
01/11/2020, 22:45
Diego Royo

El chico escuchó con atención. No entendía nada de lo que decía pero parecía seguro de aquellas palabras. ¿globo?¿Indias?¿de que narices hablaba aquel hombre? Sin embargo la convicción con la que hablaba le daba una credibilidad insospechada.

Finalmente se fue y salió de la taberna a la par que don Ramón llamaba su atención para terminar de recoger los vasos. Diego se despidió. -que Dios esté con vos, don Cristóbal. Sería bonito conocer el mar.- y se aproximó a la mesa de al lado para recoger los vasos y proceder a limpiar. -ya voy don Ramón.- dijo apurándose para no alimentar el enfado del tabernero.

Cargando editor
02/11/2020, 22:19
Director

En los días venideros, no volviste a a saber nada de aquel tipo, ni a verlo en la taberna. El recuerdo de su imagen rondó tu mente durante las siguientes semanas. Algo de lo dicho por el misterioso visitgante se te había grabado en tu corazón. Navegar, cruzar los mares, sólo eso anhelabas desde aquella noche en que él te salvara de una paliza... Y para colmo, estábas cada día más hastiado de soportar a la ruda y numerosa clientela de don Ramón, y a don Ramón mismo...

* * *

Al llegar la primavera, una resolución inquebrantable hubo de cobrar más y más fuerza en tu interior. Decidiste abandonar Granada y marchar hacia el Sur con tus ahorros (que no eran demasiados, pero suficientes) hasta alcanzar el litoral. Decían que en el puerto de Palos había trabajo, y no tan desmedido y mal pagado como el ofertado por Ramón. Quién sabía, quizás hasta consiguieras embarcarte en algún velero.

Una semana más tarde emprendiste al fin el camino hacia la costa... El trayecto resultó insperadamente largo y el calor, agobiante. Viajaste con un grupo de buhoneros unos días, sobre un carro en otros y las mejores veces sobre una mula por el buen hacer de su dueño. Por fortuna, los aldeanos que encontraste a tu paso no vacilaban en acogerte y compartir contigo su mesa. Y uno de los campesinos con el que trabaste cierta amistad no dudó en encaminarte hacia Palos, haciendo más corta y placentera la travesía entre olivares y viñedos.

Un par de días después percibiste en la distiancia el horizonte marino y la fresca brisa del litoral, la cual rozaba tus mejillas por primera vez. ¡Allí estaba, al final de la senda que descendía hacia la costa, el puerto de Palos! Blancas edificaciones, ajetreon en los muelles e innumerables veleros anclados en la bahía, cargando y descargando toda suerte de mercancías. Con el corazón agitado, bajaste por las empedradas callejuelas del lugar hasta arriba a los muelles, donde reinaba siempre una febril actividad y los hombres comentaban los acontecimientos del puerto. Parecía un nuevo mundo de oportunidades para tí.

Notas de juego

Estás en el famoso puerto de Palos, puedes interpretar libremente.

21

Cargando editor
04/11/2020, 17:45
Diego Royo

Finalmente llegó a su destino. Quizá con un poco de suerte encontrase un trabajo bien remunerado. Por fin el mar, aquel sinfín de agua, mirase donde el mirase la vista se perdía hasta llegar a confundir mar y cielo en el horizonte. Un nuevo destino le esperaba y la fortuna pudiese sonreírle y hacerse un futuro allí. No le importaba trabajar duro. 

Fue directo al muelle, dónde el trajín del trabajo rutinario se olía a cierta distancia. Pudo ver a un hombre cargando unos fardos y rápidamente se acercó a ayudarle. Otro trabajador tenía problemas para hacerse con el control de una mula y Diego se acercó al animal para tranquilizarlo. Se sentía útil y feliz. Aquel lugar olía a aventuras. 

Se dirigió hacía la taberna del puerto. Era el mejor sitio de partida para poder encontrar algo en lo que trabajar.si había necesidad, los marineros y el alcohol aflojarían sus lenguas y seguramente la información fluyese. Así fue que entró en la taberna y pidió algo de vino caliente. Se acercó a una de las mesas centrales desde donde escuchar era más sencillo. Una vez el tabernero se acercó pidió de beber. -algo de vino si puede ser. Vengo del interior a ver el mar y quiza haya trabajo para un muchacho dispuesto como yo. ¿No conoceréis de alguna necesidad que pueda cubrir un joven fuerte como yo?- dio más explicaciones de las deseadas, pero si quería labrarse un futuro allí debía estar abierto a todas las posibilidades.