Partida Rol por web

Los exploradores habían empezado a fallar disparos, peor por fortuna estaban, en su mayoría, parapetados.

Sarvus vuelve a lanzar estocadas rápidas para al final cruzar la espada a la altura del pecho del mercenario.

Mientras el Patio de los Muertos se iba vaciando el combate se recrudecía, Sarvus se enfrentaba cuerpo a cuerpo con uno de los mercenarios, quien se veía peor preparado para ese tipo de combate. Uno de sus compañeros yacía muerto y otro huía, los que aún luchaban descargaron su potencia de fuego sobre el expuesto Bastian, quizá para vengarse por la muerte de su compañero.

     Bastian sintió nuevamente la punzada de dolor de varios impactos láser sobre su cuerpo. Ésta vez si que le dejarían marca ya que notó como el calor le hacía arder la piel. Seguramente tendría un par de feas quemaduras cuando se mirase. Cabrones...

Capitán no veo la forma en la que el Vox nos va a servir en esta situación. No parece una orden lógica. Debería de ordenar que volviéramos a la nave le indico al capitán antes de activar nuevamente mi cogitador interno y volver a disparar al soldado apostado al norte de nuestra posición.

     El tiroteo se había intensificado bastante. Tras ver caer al soldado mas cercano a su posición, Bastian había recibido varios impactos de fuego láser. Apretando los dientes, se giró sobre sus talones para apoyar la posición de Sarvus. Aunque en un primer momento le pareció una buena idea la retirada, en éstos momentos estaba bastante cabreado y quería sangre. Además parecía que la refriega se decantaba poco a poco a favor del grupo de Karl. Apretó el gatillo apuntando a la nueva amenaza, pero por desgracia los dos proyectiles de bolter salieron desviados y detonaron contra la barricada.

Muertos en el Patio de los Muertos. Un mercenario yacía, víctima de los disparos del senescal de la Umbra Tigris. Tres inocentes personas que habían acudido aquel ciclo diurno al mercado también yacían en el suelo. Víctimas del fuego cruzado entre los dos bandos, otra media docena de personas estaban heridas. Se arrastraban por el suelo o se protegían entre cajas metálicas y columnas buscando protección. Algún que otro rezagado aún corría por los extremos de la sala.

!¿Cómo?! Pregunté por encima de mi pistola bolter cuando estaba a punto de disparar otro tiro a la rodilla de que estaba corriendo. !Mierda! !Vale vale! !Ya voy! No me hacía ninguna gracia tener que exponerme al fuego de todos aquellos enemigos, sobre todo cuando pasaría justo por delante de sus miras, pero nuestro jefe necesitaba aquel aparato y estaba segura de que no me pediría que arriesgara de aquella forma mi vida sin una buena razón.

Enfundé la pistola bolter en la cartuchera derecha y me lancé corriendo hacia la posición de Sarvus. Las botas de la armadura de caparazón eran un modelo especial, más ligero y con mejor agarre que las de los guardias imperiales corrientes, así que pude emplearme a fondo en una carrera total aun cuando chapoteaba entre charcos de sangre de los muchos ciudadanos del lugar que habían muerto como escudos humanos.

En un par de segundos casi estaba junto a mi compañero, y en esos momentos me alegré del régimen de entrenamientos especialmente severos al que era casi adicta. Sarvus estaba enfrascado en una feroz lucha, así que cuando llegué hasta el, solté el enganche de su equipo de radio y agarrándolo por el asa de servicio volví a salir corriendo hacia Karl mientras los rayos laser pasaban a mi lado y rebotaban a mis pies. Mierda mierda mierda...!Joder! Sabía que era cuestión de tiempo que uno de aquellos disparos me impactara. Puta radio y la madre que la pario... Lo cierto era que los tacos eran una mala costumbre que tenía, y que intentaba suprimir, debido a que con Karl como protegido habia bastantes habientes formales en los que no eran bien vistos, pero lloviendo una granizada de fuego laser, poco me importaba.

Gracias Sokolov, buen trabajo - le dijo cogiendo el vox. Encendió el aparato y puso la frecuencia con su micro comunicador para luego subir el volumen al máximo...

- ¡AL HABLA EL CAPITÁN KARL VON SCHWARZ A LOS HOSTILES! ¡DEPONGAN SUS ARMAS AHORA MISMO SI QUIEREN CONSERVAR SUS VIDAS! ¡YO, EN MI MAGNANIMIDAD OS DARÉ UNA OFERTA! ¡DEPONED LAS ARMAS, UNÍOS A MI TRIPULACIÓN, SERVIDME BIEN... Y NO SERÉIS EJECUTADOS! ¡A CAMBIO TENDRÉIS VUESTRO SALARIO Y LA VIDA! ¡NO OS LO VOY A VOLVER A REPETIR! ¡DEPONED LAS ARMAS Y SALDRÉIS CON VIDA! ¡DE LO CONTRARIO MORIRÉIS! ¡OS LO PROMETO POR EL HONOR DE MI FAMILIA! - y esperó... el capitán se quedó a la espera de su respuesta. Karl era un hombre de palabra, tanto para lo bueno como para lo malo

Mientras el capitán hablaba, el navegante no dudo ni un solo segundo, tomo entre sus manos el mnolito pero esta vez guardándolo en lugar seguro junto con la caja en la que había llegado, su destino era un bolsillo interior de difícil acceso. Luego miro a su alrededor y volvió a la posición a cubierto de antes.

Las palabras de Karl resonaron por todo el Patio de los Muertos, el eco les devolvió las palabras, dando testimonio de lo vacío que había quedado el mercado. Los mercenarios parecieron dudar sobre el qué hacer, pero el que luchaba con Sarvus dejó caer su rifle láser, implorando perdón en nombre de no sé qué santo que Sarvus no conocía, su compañero le apuntaba con el rifle láser, dudando.

El silencio pareció reinar durante un instante.

Sarvus se gira apuntando con la espada de energía al mercenario que no ha soltado el rifle: Esto ha terminado, hazte el puto favor de bajar ese arma para que no tenga que esparcir tus tripas por el mercado.

Aquello parecía terminado. Los enemigos perdieron el coraje que les había concedido la sorpresa y algunos de ellos huyeron agachando la cabeza.

¡Piedad! ¡No queríamos matar, sólo debíamos proteger a la mujer! ¡Somos guardaespaldas, no asesinos! ¡Piedad, mi señor!

Se quedo un poco sorprendido por la palabras del guarda espaldas -Mi capitán de que mujer hablan -busco a ver si veía alguna mujer por aquel lugar.

Algunos de los soldados demostraron ser los suficientemente inteligentes como para darse cuenta de que estaban en desventaja pero otros eran o demasiado estúpidos o demasiado cabezotas como para desobedecer las ordenes y hacer un alto el fuego. Comenzaba a notar la fatiga por el uso del cogitador interno, ya que no esperaba que el combate se alargara tanto, así que esta vez dispare una andanada al enemigo que acababa de disparar contra el capitán sin utilizarlo.

No lo se – le respondió a Kungel mientras Karl no dejaba de pensar - ¿Una mujer? ¿Qué mujer tendría una escolta armada? ¿Una noble? … no, no tendría unos escoltas tan pobres… pero, ¿y una navegante? Podría ser, suficiente poder como para reclutar a gente pero no tanto como para tener gente de élite – no dejaba de pensar… pero dejo hacer a Regulus, ese cabrón testarudo no se había rendido y merecía su muerte, como bien había avisado.

Volviendo a hablar por el improvisado megáfono volvió a indicar que hacer a los que se habían rendido - ¡LAS MANOS SOBRE LA NUCA Y DE RODILLAS!

    La orden de Karl era clara, pero aun así, Regulus había abierto fuego contra uno de los guardias rebeldes y él con gusto lo hubiera hecho también. Bastian hizo acopio de toda su voluntad para no apretar el gatillo. En vez de ello se mantuvo a la espera de la reacción final de los guardias, apuntando a uno de ellos con el bolter, preparado para disparar en cualquier momento.

Regulus fue el último en disparar, sin éxito. Los mercenarios estaban huyendo o, como el que se había rendido ante el señor del vacío, obedeciendo a Karl. Sin embargo uno de los mercenarios, parapetado por completo mientras recargaba su rifle les habló.

¡Dejad ir a mi compañero y os diré quién nos contrató! ¡Os lo juro!

¡No van a sufrir daño! ¡Solo trabajar para mi! ¡Os he dado mi palabra! - le respondió - ¡Deponed las armas! ¡De rodillas y las manos en la nuca!

-Capitán muestra preocupación por la mujer, no sea que sea una noble o algo peor, en nuestra primera acción en este lugar no me gustaría que cometiéramos un error del que nos arrepintamos -fue un leve susurro que casi solo el capitán oyó